Partida Rol por web

Consumida por un miedo inspuerable, la paladin entró en aquella estancia siguiendo al pícaro Ali que sufría de similar locura temporal. 

Un pasillo de baldosas rodeaba un parche cuadrado de tierra y arena en aquel gran atrio. Un balcón en el segundo piso con vistas al patio, y un agujero cuadrado en el techo se abría al cielo. Cuatro columnas en las esquinas del atrio soportaban la azotea de arriba, y las paredes estaban decoradas con símbolos y jeroglíficos que representaban animales, criaturas celestiales y el sol y la luna.

En el arco que se abría al este una bella mujer osiriani observaba como Ali pasaba corriendo como alma que lleva al diablo, y después fijaba su mirada en la paladín enana, que apenas había cruzado el umbral del sur....

Sed bienvenidos, visitantes, a la casa de Pentheru. Soy el espíritu protector de la casa y llevo tanto tiempo sin recibir visitas que apenas recuerdo como es la vida mortal.... Explicadme que es de Wati y su pueblo. Acercaos y contadle a este anciano espíritu, os lo suplico.

El esqueleto que había sufrido el ardiente toque de Nylwa se revolvió con la kopesh e intentó golpear a la joven sin éxito. Mientras los otros dos se abalanzaron sobre Awib con la espada en alto y aporreando el armadura de la phadmed con furiosa determinación. Uno de los ataques sobrepasó la guarda de la enana causándole una fea herida...

Los gritos aún resonaban en el interior de su cabeza. Fuera, la presencia que trataba de franquear la entrada, seguía causando en el joven mago un temor indescriptible.
Para acrecentar este horror, vio que Nylwa estaba presentando batalla contra los cuerpos de los muertos, que habían acudido para darles el cálido y cruel abrazo.
- ¡Estamos perdidos! ¡Vamos a morir todos!

Miró a su espalda, en su mente, las puertas ya estaban cediendo.
- No me van a coger... no me van a coger... no me van a coger...

Ibrahïm empezó a correr en una demencial carrera hacia adelante.
- No me van a coger...

El espanto de los muertos que habían regresado era preferible al pavor desconocido que aguardaba fuera.

Abbas estaba más confundido que nunca en su vida. Acudían a su mente una miríada de sentimientos difusos y caóticos por parte de Ibrahïm. En un momento, lo vio correr con el juicio perdido y él, sin saber muy bien cómo actuar, decidió apartarse del foco del pavor que sentía el joven mago, por si acaso.

Como si no hubiera un mañana, varios miembros de los Leones de Wati huyeron despavoridos de un peligro inminente y que al parecer solo ellos eran capaces de ver...

Las puertas principales de la casa se cerraron de manera súbita dejando a Ravic aislado en el patio, y la misma voz que ya habían escuchado en la entrada volvió a oirse:

¡Están dentro! ¡Proteged a la familia! 

Otras voces le respondieron:

Es demasiado tarde, poneros a salvo....

Sonidos de lucha inundaron la sala, gritos de agonía que ponían los pelos de punta....

Las voces seguían oyéndose y la chiquilla era incapaz de saber de dónde procedían. A pesar de eso, continuaba en la refriega contra aquellos esqueléticos adversarios. Nuevamente su mano se cubrió de una lengua de fuego y la lanzó contra el oponente a que previamente dañara...

El esqueleto que estaba cerca de Nylwa sucumbió al fuego y los huesos se amontonaron en el suelo. La joven no entendía nada de lo que pasaba y se puso a la defensiva.

Abbas se sobresaltó cuando las puertas se cerraron. En ese mismo momento, unas extrañas voces comenzaron a escucharse en el interior del edificio...
El chivo sólo quería reunirse con Ibrahïm, que había salido corriendo despavorido.

Tanto Ali como Awib continuaron su frenética carrera por la casa. Lo que les llevó a una sala en la que una gran mesa de piedra descansaba en su centro. El joven pícaro era más rápido que la enana, y pronto se acurrucó contra la pared bajo la mesa.

Por su parte Awib corría todo lo que sus cortas piernas le permitían, y haciendo caso omiso a lo que pudiera ocurrir en el patio, se lanzó en pos de Alí....

Los esqueletos se dirigieron hacia Nylwa con aviesas intenciones, el primero que se aproximó recibió un potente ataque del arma de asta que portaba la joven... y se convirtió en un montoncito de huesos... El otro no se detuvo y cuando estuvo cerca lanzó la espada khopesh contra el cuerpo de Nylwa pero sin llegar a alcanzarle.

La confusión que había embotado los sentidos del mago desapareció de pronto: el miedo irracional se esfumó del mismo modo que había venido.
Se vio a sí mismo frente a una puerta que daba acceso a otra sala. Allí, tras una estructura de piedra, Alí se escondía en ese momento. Ibrahïm creyó intuir que él también se dirigía hacia allí para ocultarse, ¿pero de qué?
El ruido del metal chocando hizo que se girase sobre sus talones, viendo a Nylwa que luchaba en solitario contra un esqueleto animado sin duda con una perniciosa magia.
Sintiendo vergüenza por haber dejado atrás a la muchacha ante tan horrible criatura, no lo pensó dos veces: se lanzó al combate enarbolando el bastón sobre su cabeza.

De pronto, toda la neblina que cubría la mente de su maestro, se difuminó dejando sus sentidos libres de nuevo.
Abbas pudo sentir como propia esta sensación, pero había algo más, algo parecido a la humillación y a la rabia. En ese instante, vio como el joven Ibrahïm se abalanzaba como un loco contra el solitario enemigo.
El rumiante prácticamente temblaba por la excitación que compartía con él y sus patas traseras le impulsaron como un resorte contra la masa de huesos que no debía estar allí.

El corpulento explorador de quedó atónito cuando la puerta se cerró ante sus narices. Pero el miedo irracional había desaparecido​, y no iba a dejar a sus compañeros a merced del peligro.

Ravic dejó caer la espada corta y el escudo mágico. Extrajo con un malabarismo su imponente guisarme, y tensando los músculos descargó su fuerza contra la puerta; la haría añicos si era necesario.

El último de los esqueletos cayó ante el topetazo del bastón de Ibrahim, en la sala continuaban escuchándose los gritos que rememoraban los últimos momentos de la casa de Pentheru. Un sonoro golpe se escuchó en las cerradas puertas al sur, seguramente sería Ravic intentando entrar... o no?

Más dentro, en el patio, la figura femenina que se había dirigido a Ali y a Awib pero sin obtener respuesta les siguió a través de la arena amontonada...

Sed bienvenidos, visitantes, a la casa de Pentheru. Soy el espíritu protector de la casa y llevo tanto tiempo sin recibir visitas que apenas recuerdo como es la vida mortal.... Explicadme que es de Wati y su pueblo. Acercaos y contadle a este anciano espíritu, os lo suplico.

La puerta era dura. Tras el primer golpe, parecía haber resistido bien, sin apenas desperfectos. Pero Ravic era obstinado, y no cejaría en su empeño de tumbar aquella maldita puerta. Sus compañeros podrían estar en serio peligro.

Volviendo en sí, la paladin enana observó con gran desconfianza al espiritu que se había alzado ante ellos, aferrando con mucha fuerza su martillo. Debía concentrar sus energías divinas para revelar la verdadera naturaleza de aquel espiritu que les hablaba. 

La muchacha, una vez cayó el último de los custodios no-muertos, se adentró en la sala por la que Awib y Alí habían marchado presas del horror. Estaba claro que existía algún efecto pernicioso que les impelía a huir. 

- Yawiiiii..., Paliiii... ¡¿Dónde estáis?!

El esqueleto no aguantó el impacto y se desmoronó en el polvoriento suelo.
Escuchó voces que provenían del lugar en el que había dejado a sus compañeros y vio cómo Nylwa se dirigía hacia ellos.
Mientras, detrás de ellos, las puertas seguían retumbando. No encontrando por ningún lado a Ravic, quiso creer que este estaba intentando entrar.
Ibrahïm se dirigió hacia las puertas: - ¡Ravic! ¿Estás ahí? Espera, probemos juntos.