Partida Rol por web

Tan pronto la puerta se abre y entra Jathor, está claro que esto es una emboscada tanto para ellos como para vosotros. A pesar de estar encerrados en una sala sin aparente salida, el grupo de grantrasgos que hay al otro lado han sabido organizarse. La primera fila de ellos está armado con jabalinas (también con espadas, que mantienen enfundadas) que se disponen a lanzar y la segunda se prepara, espada en mano, para cargar. Sólo el que permanece más a la derecha de todos parece menos dispuesto al combate directo. No en vano, a pesar de llevar una jabalina, no lleva más armas que una bolsa pequeña en la que parece estar rebuscando en busca de algo. Tras de él, en una esquina, se van varios objetos diversos y brillantes, sin duda robados en la tumba.

Antes de que nada más ocurra, Hitmol, que ya estaba preparado, dispara su dardo contra uno de ellos (ALMF), rozándole en el cuello. La herida sangra mucho, pero no parece grave. En respuesta, los grantrasgos adelantados con jabalinas las lanzan contra quienes acaban de entrar... ¡Una de ellas se clava en el cuerpo de Jathor, en un muslo! La jabalina dirigida a Ellidian se estrella en el ataud de piedra que habían colocado en la puerta para cerrar el paso.

Urik observa durante un instante la situación y se decide a entrar buscando algún rincón mas oscuro donde ocultarse y no dificultar la entrada de sus compañeros ...

Hitmol adelanta a Ellidian, pasa junto al sarcófago apartado por la brutalidad de Jathor, y avanza hasta quedarse frente a uno de los gran trasgos (ROLF). Allí, tras una frase en el lenguaje mágico extiende su mano de la que sale un cono de fuego que afecta a tres de ellos (ROLF, ATARF, ALMF).

Aunque el ataque de los grantrasgos debería sorprenderle, durante los golpes al portón ya se había hecho a la idea de lo que les sobrevenía. Medio escudriñada en su escudo, intenta acercarse al recién herido Jathor, buscando esconderse de los objetos arrojadizos tras el escudo y dejando la puerta libre para que entren el resto.

¡Cuidado Jathor! ¡Acerca tu arma a mi! - intentando colocarse a las espaldas del bárbaro, pronuncia unas palabras profundas, como acostumbra cuando acude a su Dios.

Nada mas entrar en la sala, Jathor recibe un jabalinazo en la pierna, lo que no hace más que acrecentar su estado de furia. Ignorando el dolor de la pierna se lanza rápidamente al combate, sin percatarse casi del conjuro que lanza Ellidian sobre su arma. Al llegar a la altura de uno de los grantrasgos, Jathor golpea con rabia.

Al oir sonidos de combate, Tancred desenvaina presto su espada y se dispone a entrar en la sala

¡Nyll, si aún te quedan, prepara un cilindro de esos de los tuyos! grita Reshark al mediano mientras corre sacando sus aceros a gran velocidad, colocándose junto a Hitmol para protegerle. Lanza los dos estoques en un giro rápido aunque ineficaz pues ambos parecen surcar el aire alrededor de su enemigo.

Urik observa durante un instante la situación y se decide a entrar buscando algún rincón mas oscuro donde ocultarse y no dificultar la entrada de sus compañeros. El grantrasgo que tiene justo frente a él, en la esquina, parece manipular el aire y señala a Urik con un dedo. De él surje un rayo que el mediano no puede esquivar. Saltan chispas y Urik siente un gran dolor en su costado.

Al escuchar la sugerencia de Reshark, Nyll se hace a un lado y empieza a sacar de su mochila el tubo explosivo. -¡Pero entonces no avancéis mucho! ¡Lo tiraré a una esquina!- grita. Mientras, Hitmol adelanta a Ellidian, pasa junto al sarcófago apartado por la brutalidad de Jathor, y avanza hasta quedarse frente a uno de los gran trasgos. Allí, tras una frase en el lenguaje mágico extiende su mano de la que sale un cono de fuego que afecta a tres de ellos. Los tres chillan de dolor y uno de ellos, el que está situado más a la izquierda, cae, quizá para no volver a levantarse nunca. El de la derecha sufre de terribles quemaduras.

Thelonius se mueve hacia la entrada y apunta con su arco a uno de los enemigos que tiene Hitmol cerca. Como el anterior disparo de Hitmol, sólo consigue rozar a su enemigo y causarle una leve herida. Al oir sonidos de combate, Tancred desenvaina presto su espada y se dispone a entrar en la sala, colocándose junto a su compañero bárbaro. Sin embargo, nota que Jathor no parece ser él mismo, parece furioso, descontrolado, con una mirada asesina en sus ojos.

Aunque el ataque de los grantrasgos debería sorprenderle, durante los golpes al portón ya se había hecho a la idea de lo que les sobrevenía. Medio escudriñada en su escudo, intenta acercarse al recién herido Jathor, buscando esconderse de los objetos arrojadizos tras el escudo y dejando la puerta libre para que entren el resto.

¡Cuidado Jathor! ¡Acerca tu arma a mi! - intentando colocarse a las espaldas del bárbaro, pronuncia unas palabras profundas, como acostumbra cuando acude a su Dios.

Reshark corre sacando sus aceros a gran velocidad, colocándose junto a Hitmol para protegerle. Lanza los dos estoques en un giro rápido aunque ineficaz pues ambos parecen surcar el aire alrededor de su enemigo.

Jathor, ignorando el dolor de la pierna se lanza rápidamente al combate, sin percatarse casi del conjuro que lanza Ellidian sobre su arma. Al llegar a la altura de uno de los grantrasgos, Jathor golpea con rabia. Como habitual resultado de su método directo, la cabeza del grantrasgo cae separada del cuerpo.

El enemigo al que ha atacado Reshark devuelve el golpe, fallando por muy, muy poco. El explorador siente pasar la espada a la distancia de una pestaña. A la vez, el grantrasgo herido por fuego y flecha, ciego de rabia, se lanza directamente contra la que cree fuente de su mal, Hitmol. Por suerte para el mago, sólo consigue una herida superficial que deja marcada la mejilla del semielfo.

¡Aún queda otro enemigo más! Este se mueve con calma para situarse a la espalda de Reshark e intentar cogerle entre dos armas. Pero el hábil Reshark se gira en el último momento y detiene el ataque con su segunda arma.

Tayyip, atrás del todo, se limita a avanzar hasta la puerta y observar, a la espera de ver si puede ser necesario un hechizo oportuno.

Parece que la actitud de Jathor se ha contagiado en Ellidian, preparada para el concepto de guerra que Heroineous enseña e incluso algo excitada al avanzar espada en mano.

Adelantándose hacia uno de los grantrasgos, situado tras de reshark, arremete hacia su costado en una estocada horizontal, pero el ahínco y el desenfreno son tan grandes que se equivoca. A veces es mejor tomarse las cosas con más cabeza fría y menos instinto.

La sangre salpica la cara del bárbaro cuando cercena la cabeza del grantrasgo de un fuerte golpe. Decidido a seguir con su matanza, Jathor aprovecha la inercia que lleva su hacha, para haciéndola girar, dirigirla al nuevo grantrasgo que se encuentra frente a Hitmol. El ataque es de nuevo demoledor, y el bárbaro deja otro cuerpo tras de si, casi partido por la mitad.

Retrociendo un paso para no quedar rodeado por los enemigos, Reshark continúa moviéndose sin parar, girando los brazos frente a él y lanzándo varias estocadas hacia su principal enemigo ahora... fallando con la espada corta pero clavando fuertemente en el pecho el acero bastardo.

Urik grita al recibir su primera herida en esta piramide ... y maldice al grantrasgo :seras malnacido , hijo de siete padres y una mofeta ... pero primero acabare con tus compañeros y luego acabare contigo ... , nunca sus compañeros habian visto al pequeñajo tan cabreado y con esa mirada de odio ...

Pero enseguida se da cuenta de cual es el verdadero peligro y aprovechando su ventaja , sa acerca al que flanquea a su amigo Reshark y .... el odio ciega sus ojos impidiendole acertar en tan malvado ser .

Cabreado por haber sido herido por el gran trasgo, Hitmol coge una de las dagas que lleva al cinto y la clava en el trasgo que tiene delante. Muere, estúpido.-le dice en su propia lengua. En ese instante, se da cuenta como la daga que ha clavado no es la que él trajo al desierto, sino que es la que sacó de los cuerpos de los zargonitas...

Urik se da cuenta de cual es el verdadero peligro en este momento y aprovechando su ventaja, se acerca al que flanquea a su amigo Reshark y .... el odio ciega sus ojos impidiendole acertar en tan malvado ser.

El hechicero de los grantrasgos también parece darse cuenta de lo peligroso que puede ser Urik flanqueando allí, así que lanza un hechizo, mirando fijamente al mediano... pero no ocurre nada, aparentemente.

Tayyip, desde la puerta observa la situación y tiene clara cual es su labor. Sin embargo, su magia en este momento está casi agotada. Prefiriendo reservarla, saca una tosca daga de su túnica y avanza unos pasos por detrás de Urik, hacia el hechicero, mientras masculla un hechizo, haciendo gestos que parecen exactamente los mismos que acaba de usar el grantrasgo.

Hitmol coge una de las dagas que lleva al cinto y la clava en el trasgo que tiene delante. Muere, estúpido.-le dice en su propia lengua. El grantrasgo gime y pone los ojos en blanco al sentir el acero en las tripas. En un gesto desesperado, el humanoide lleva las manos a la daga y la arranca de las de Hitmol, mientras cae al suelo con ella aún clavada. Sorprendentemente, en el instante en que el grantrasgo caído toca el suelo, la daga se desclava ella sola del cuerpo y por arte de magia vuela directamente a la mano del mago.

Nyll invierte unos segundos en usar yesca y pedernal para encender uno de los "palos de trueno". Rápidamente, la mecha empieza a soltar chispas y el gnomo avanza un poco hacia la entrada con él, gritando. -¡Apartáos! ¡Apartáos! ¡Que lo lanzo!-

Thelonius apunta con cuidado con otra flecha, dirigiendo esta contra el enemigo más cercano a Reshark. La flecha atraviesa de parte a parte el hombro de la criatura. Sigue en pie, pero la herida es grave.

vamos - piensa para si justo en el momento que se lanza a la carrera contra el enemigo mas cercano. Lleva el escudo adelantado y la espada preparada para lanzar una estocada. Extiende su brazo con fuerza y clava su espada nueva en el torso del cariatura que tiene ante el clavandola en el...

Reshark, que ya tenía los brazos listo para lanzar su golpes, sale corriendo del tumulto tan pronto oye el grito de su compañero.