venga, que solo faltais los de siempre ¬¬
Tirada: 1d100
Motivo: perspicacia
Resultado: 64
Ejem... xD
Tenia 36 asi que fallo xD
Crees darte cuenta de que falta uno de los miembros del sequito del inquisidor... habías contado seis y ahora solo hay cinco
¿podría ser capaz de saber quién es el que falta? es decir, saber si es un adepto o un clérigo...
De todos modos, da igual.
no, todos iban con uniformes ceñidos y mascaras, no seria posible
Shmuel se acercó a Astaldo y guardando las distancias, respetando el hermetismo de los adeptus mechanichus le preguntó - ¿Pasa algo camarada? - siempre le trató con respeto ya que Abner sentía un profunda admiración por las dotes medicas de Astaldo a las que el aspiraba
Astaldo mira directamente a Shmuel, y como perplejo.
--"Nada, nada importante creo... pero... ¿no había séis seguidores en el séquito del Inquisidor Venris? Yo he contado 5..." Se vuelve a quedar pensativo. --"Imagino que no tiene importancia."
Y vuelve a sentarse a terminar su comida. Toma una cuchara y justo antes de metérsela a la boca mira a Sturnn --"Perdone, Teniente, pero... ¿qué es eso de tener el mando de una escuadra? Perdone la pregunta pero es un dato que se me ha quedado e intentaba consultarle antes de que el Inquisidor Venris nos interrumpiera."
Sturnn escucha el primer comentario del Tecnomante y se queda pensando "¿Como se me ha podido pasar que uno desaparecía mientras encendía el cigarro?" Al escuchar la segunda pregunta, esboza una media sonrisa: "Ah, si. Nasda importante, en realidad. El Munitorum se ha puesto al día con el papeleo después de dos años. Heh. Kolhja, Venris, Stabross, Krugbarg, McStreen, y usted ya son mi escuadra de manera oficial. Además, se nos une el doctor Abner."
Al escuchar las palabras de Sturnn, Abner, sonriente y con un pitillo en los labios se cuadro de manera socarrona - A sus ordenes mi teniente - y se puso a reír de manera cómplice... como un amigo.
-Será un honor servir bajo sus ordenes, Señor! Al menos, oficialmente... - dice antes de volver a sentarse en su sitio.
Después de la interrupción de su comida debido a la presencia del Inquisidor Venris, retorna a su actividad anterior que es la de seguir comiendo. Al poco termina de comer y mira a los demás.
-Y cuales son las órdenes, señor?
-Estoy con Stabross.- Dice, sin ningún tipo de alegría, o molestia en su voz, mientras toma otro trago de alcohol. -Odio quedarme quieto.- Sigue con la mirada al inquisidor. Astaldo menciona que falta un miembro del séquito... Quizás se haya quedado atrás para resolver unos asuntos, quizás sea un asesino en busca de alguna víctima que no tendría contento a Venris, o quizás fuera un hereje del Caos y se preparaba para una operación que presidiría un asalto total. En cualquier caso, estaba claro que Venris no era trigo límpio.
--"Como ya sabe, no hay duda de mi lealtad, Teniente." Dice simplemente.
Sturnn miró a Stabross y Kolhja. Se reclinó sobre su asiento, giró el cigarrillo dos veces en sus manos, dio una calada larga y exhaló una voluta de humo.- Pues de momento, nuestras órdenes son friccionarnos los genitales, más comúnmente llamado tocarnos los cojones, hasta mañana. Entonces recibiremos instrucciones. - Se puso derecho de nuevo en su asiento. - Así que ya sabéis, mañana por la mañana os quiero frescos y con el equipo listo. - No pudo evitar una sonrisa. - Pero es bueno saber que tenéis tantas ganas de movimiento como yo. Casi temía que os fueseis a acostumbrar a - cogió teatralmente una botella de vino vacía -"la buena vida". Heh.
Esta bien señor... lo que usted diga... dice Krugbarg extrañado. ¿Eran seis y ahora son cinco? No me gustan las complicaciones.... ¿donde estara ese uno que nos falta?
Fortuna escucha en silencio cada palabra de su teniente y sus compañeros, Callada y reservada, no queria armar otro escandalo, ella no era asi, pero le habian pillado la guardia baja.
-Bien señor.
Fue lo unico que dijo, ya que sabia que tendria una conversacion privada con él, en cuanto él la llamara. Las palabras ahora sobraban hasta llegado el momento.
Pero ver a su hermano la habia tocado, y mas rodeado de aquel sequito que a cada cual era mas extraño. LA mira del Inquisidor se habia posado sobre ella como un baño de agua helada. Sus palabras eran secas y cortas....siempr estaba asi tras recibir noticias o una visita del Inquisidor Venris.
Y el tiempo fue pasando, lentamente para unos veloz para otros. La comida se fue agotando, pero no tan rápido como la bebida la cual se esfumo en un abrir y cerrar de ojos. Aquel momento de asueto tocaba a su fin, y el corneta de la compañía hizo sonar la triste melodía de que aquello se había terminado.
Con paso lento y desganado se fueron yendo de allí directos a sus camastros o a lo que les apeteciera hacer... ¿Y vosotros?
casi que paso de la de perspicacia, sorry por el retraso
Tras una comida tratando de parecer muuy gris, el comisario por ahi paseando, si ya e dan mal rollo los oficiales, uno de estos, mejor parecer invisible, no beber mucho, y en resumen no llamar la atencion, el hecho de que algunos de los compañeros consigan justo lo contrario
Pero despues que la gente se comience a mover la gente tampoco es plan de retirarse tan pronto, quiza sea el momento de tratar de encontrar gente con quien jugar unas manitas de cartas o de dados...
Sturnn observó como la sala se iba vaciando poco a poco, saboreando un cigarro y saboreando el extraño momento de calma auténtica. Observó a su alrededor, y observó que una de las salidas de la sala no estaba siendo transitada. En fin, el deber llama.
Venris, acompáñeme un momento – dijo, dirigiéndose a la soldado. Luego se levantó y se encaminó hacia la salida vacía.
Sturnn miró alrededor, como intentando cerciorarse de que no había nadie que les escuchase. Dio una calada a su cigarillo, sacudió dos veces la ceniza del extremo, y se giró hacia Fortuna. - No me gusta un pelo esto, Venris. Soy un soldado y pienso como un soldado. Me gusta tener claras los cosas. En un campo de batalla, sabes donde está el enemigo, y lo más importante, sabes quién y qué es.
Sin embargo, aquí – señaló a las columnas y arcos que los rodeaban– no lo sabemos. No sabemos quién o qué es, ni donde está; sólo sabemos que existe. Llámalo una corazonada, pero me huelo que en esta Colmena se está cociendo algo siniestro. No me gusta. Por eso os necesito a todos al máximo de vuestro potencial. No sabemos qué nos espera ahí fuera, así que yo me espero lo peor. No va a ser nada parecido a lo que estamos preparados. Hoy no ha sido un día fácil para ninguno y me parece que las cosas van a ir a peor.
Así que necesito saber una cosa, Fortuna – la miró directamente a los ojos, con una apenas perceptible pero sincera preocupación - ¿Estarás bien?