Partida Rol por web

-Hermano Teniente, he conectado con la calavera, pero en sus datos actuales no encuentro nada relevante, puede que tenga algo de información, en cuanto tengamos tiempo buscaré en lo más profundo de su banco de memoria.-
Tras guardar la calavera saca un aparato y empieza a escanear la puerta. -Mmmh, algunas interferencias, mmmh, ya está, parece seguro, no detecto nada peligroso al otro lado.-

Sturnn asintió. Aún así, uno no llega a veterano en la Guardia sin tomar precauciones. Ordenó a la escuadra que tomase cobertura. - Caña al agujero, Kolhja.

Reimius que tampoco deseaba ver su vida acabar por un error de cálculo, se dispuso a disparar desde una distancia prudencial.

Sacó el rifle de fusión y disparó contra la puerta...

La puerta se abrió cayendo sobre sus goznes abriendo paso al grupo de guardias imperiales. Se trataba de una zona bastante amplía donde se debía almacenar algo podrido y muerto… como si mil cadáveres en descomposición eterna estuvieran al fondo del todo.
Aquel nauseabundo olor evocaba todas las asquerosidades que se pudiera imaginar, y más de uno sintió como la bilis le ascendía por el esófago como una serpiente ardiente.

Todos os agolpasteis en la puerta tratando de ver, ya sea por curiosidad como por necesidad de salir de ahí, y todo a pesar del olor, pero entonces pudisteis observar, con cierto temor o asco, como un sinfín de zombies se acercaba corriendo por la amplia pasarela de metal. La distancia se acortaba, pero de pronto el zumbido de un millón de moscas inundo todo… ni os oíais pensar ni a vosotros mismos… un sonido desagradable, molesto… pero la cosa no quedó ahí , seguido del zumbido vino una aumento de la temperatura… un aumento brutal y muy veloz; unas llamaradas verdes ascendieron con fuerza mientras una risa cruel, que a cada carcajada parecía que devolviera se reía como si fuera el ardid de un macabro teatro…

Estupefactos, asustados asististeis a una de las visiones que provocaría la pérdida total y absoluta de cordura de cualquier ser humano medio… un brazo enorme, del tamaño del chasis de un chimera surgió de las llamas y derrumbo toda la estructura metálica que suponía el camino de vuelta a casa.

Los zombies cayeron al fuego, todos y cada uno de ellos alzando los brazos - ¡Oh Gran Padre! – gritaron al unisonó mientras eran consumidos por las llamas al caer…

Ju juju ju… esto solo ha empezado… - dijo aquella voz que hablaba a borbotones… una voz que no pudisteis imaginar como una gran boca dentada de la que salían espumarajos sanguinolentos y llenos de mucosidades; y tan pronto como todo aquello paso, todo desapareció… solo quedó el hedor y una pasarela que ya no estaba…

Ni la mascarilla podía paliar los efenctos de la podredumbre ni mis ojos ocultar lo que estaba sucediendo delante de mi. ¡¡¡Vamos a morir todos!!!  Cojo mi pistola láser y vacío un cargador contra la nada como si eso fuese a servir de algo... aún después de agotar la batería sigo apretando el gatillo compulsivamente.

Astaldo se sobresalto ante aquella visión, aquello era algo que volvería loco a cualquiera. Pero gracias a su entrenamiento y su férrea voluntad, respiró profundamente y mantuvo la compostura ante tal horror.

McStreen se quedó boquiabierto sin reaccionar durante bastante tiempo incluso después de que todo pasase seguía totalmente ido.

Reimius miró con gran odio y asco la escena, a la vez que observó que algunos de sus compañeros sucumbían al miedo.

- Débiles... - Se decía en pensamientos

- No dejéis que estas herejías os amedranten, debemos seguir adelante.

Esa situación ya comienza a parecer una misión suicida por las entrañas de la Colmena y han puesto a un Comisario con ellos para que les intimide y prefieran antes la muerte que el fracaso... bueno, a ella no le hace falta ese incentivo, ya cree por ella misma que es preferible la muerte a la vergüenza de fracasar en una misión.

Y es entonces cuando comienza la pesadilla... un olor que podría hacer sucumbir a una persona sin sentido del olfato y una visión dantesca. Se asusta... más que nada porque esa situación le recuerda a algo ya vivido anteriormente... algo a lo que sobrevivió... sobrevivirá esta vez igual que la anterior? Quizá no, pero dará su vida para concluir la misión.

Guilz apreto con mas fuerza la empuñadura de la espada que habia sacado para que la mano dejara de temblarle. En un acto reflejo aspiro con fuerza para intentar tranquilizarse pero solo sirvio para ahogarse aun mas en la asquerosa vision que tenia delante.

Sturnn, a duras penas, consiguió mantener la calma y reunir la suficiente presencia de ánimo como para intentar sacar a sus soldados del grotesco espectáculo que acababan de atestiguar. Me parece que por ahí no vamos a salir. -Venga, dejad de mirar al vacío, limpiaos las babas, y centraos. Ahí no hay nada que ver, y ahora mismo tenemos una jodida misión que cumplir. Seguidme. - Dijo, encabezando la marcha hacia el siguiente nivel de la subcolmena.

Viendo el silencio que se había hecho en el grupo, el comisario se vio forzado a intervenir - ¡Que mierda pasa! ¿¡Os habla vuestro oficial y nadie responde!? - su voz estaba cargada de ira y lo hizo mas patente que acariciara la empuñadura de la pistola con los dedos de la mano libre - Venga, ¡moveos!

McStreen, que hasta ese momento se había quedado embobado en su sitio, sintió un cosquilleo de pavor recorrer su espalda, las palabras de un comisario eran capaces de sacar a cualquiera de su estado de trance.

De manera apresurada y aún con un visible temblor en las manos, se quitó la carta del casco, la rompió en varios trozos y los dejó caer al suelo. Acto seguido recogió otra carta de la baraja y se la puso en el casco.
Maldita carta gafada - Masculló entre dientes durante el proceso.

Después agarró con fuerza el rifle de plasma que llevaba colgado al hombro por la correa. Y se aseguró de tener las pistolas en su sitio.
Seguía blanco por el miedo, y no parecía tener ganas de bromas.

Fortuna sintió un cosquilleo por la nuca tras las palabras del comisario, sabía de lo que eran capaces de hacer ante la desobediencia.

- Señor, sí señor. Lo siento, estaba absorta ante esta espeluznante visión.

Reimius comenzó a investigar un poco el lugar tras haber sucedido esa serie de visiones, quería asegurarse de que n quedaba ningún resto herético en la sala e incinerarlo; y de paso averiguar por donde continuar la marcha.