Partida Rol por web

Espera impaciente a que Astaldo abra la puerta para ver que hay tras ella... se teme una trampa... una fiesta allí sabiendo que ellos están en ese lugar es como decir que los quieren pillar con la guardia baja pensando que no serán peligrosos o algo asi...

Relaja un poco la postura, muy poco a decir verdad y se prepara para el momento en el que el tecnosacerdote abra.

La puerta se abre, la música cesa en el acto... muchas personas que visten "raro" a la moda imperial, turbantes por doquier, rostros sucios... mujeres, niños, ancianos y hombres. Las miradas se cruzan, la tensión se podría cortar hasta con un blaster de fusión... brillos brillantes se ven por algunos lados ¿Armas? Eso parece pero no las empuñan, las tienen recostadas cerca suya... pero ninguno se mueve, hay intención una mano se mueve nerviosa, intercambian miradas y quieren cogerlas... no podéis prestar más atención a la estancia, no podéis quitarles ojo de encima por miedo de un combate... pero...

 Fortuna armada con su Rifle laser apuntaba a los alli presentes, pues er ala posicion que habia adoptado anteriormente tras la puerta, antes de abrirse. 

Sus ojos claros miraban a su alrededor, intentado ue los presentes no cogieran las armas recostadas cerca de ellos. No habló. Eso era cosa del lider de grupo. Si él decia abrid fuego, estaba preaprada.

Pero quienes eran toda aquella gente?¿Por qué estaban allá abajo?

El rifle estaba listo, y el dedo estaba fijo en el gatillo, casi presionandolo para la rapidez de poder ser disparado a tiempo, en caso de ser necesario.

Fortuna se preparó... ellos se quedaron quietos, unos con miedo en sus ojos y otros con un odio casi fanático. Guilz era uno de los había reaccionado más rápido, con los nervios a flor de piel, notando como el sudor le resbalaba por el interior del casco... garganta seca, labios cortados, esta angustiosa sensación, el cuerpo picaba, costaba hasta respirar... veteranos todos ellos, curtidos en las peores batallas; pero quizás sea eso, aquella ultima batalla que aparecía en vuestras pesadillas muchas noches, la risa del demonio, los cientos de cadáveres a vuestro lado ¿Que hacer?
La mente de Guilz era un hervidero, un hervidero de sangre y vísceras, un hervidero de muerte, de sentimientos encontrados..

¿¡QUÉ ES ESO?! - le grito el subconsciente a Guilz, por el rabillo del ojo juraría haber visto un movimiento brusco, por el Trono, no había tiempo de pensar... no, no lo había...

Un haz de color rojizo salió disparado de su rifle láser, la energía fotonica impacto de lleno contra el cráneo de quien llevaba un extraño laúd y cayó hacía atrás muerto... el olor a carne quemada empezó a invadir el lugar junto con los gritos y llantos de aquel grupo de gente... unos treinta civiles empuñaron armas primitivas de pólvora, armas manufacturadas por ellos mismos. Una detonación, el humo que la precedió y el patético impacto contra vuestra armadura. El combate injusto había empezado, unos se defendieron y vosotros os defendisteis... haces de luz roja calentando el aire, separando el pesado humo de las armas arcaicas... ¡Hasta los niños os tiraban piedras! La sangre empezaba a manar, las entrañas se transformaron en extrañas, los gritos de dolor llenaron vuestros oídos, el llanto de los niños agonizando mientras sus manitas se retorcían presa de estertores antes de morir... sus ojos abiertos reflejaban los destellos que se iban produciendo... gritos de odio, maldiciones, injurias al Imperio y a vuestras madres, en menos de un minuto el lugar quedo en silencio mientras el humo se iba disipando... todo estaba lleno de cadáveres, todos habían muerto en apariencia.

Abner entró tras el comisario, el cual os aparto con furia. El medico no pudo reprimir un par de lagrimas mientras todos escuchabais algún que otro gemido antes de caer en el olvido infinito. Phassar empezó a registrar la estancia, parecía fuera de si, buscando algo como un sabueso que sabe que hay algo o que algo tiene que haber... y así fue, tiro de unas telas decorativas y dejo libre una pintada gigantesca...

Eran herejes... y encima procesaban un c... - pero se calló, hizo un gesto de silencio para todos y se quedó atento.
Los primeros segundos no se escuchaba nada pero luego un murmullo se generalizó

 - Ghyran'phak... ghyran nurgh... ghyran-ash... Ghyran'phak... ghyran nurgh... ghyran-ash... Ghyran'phak... ghyran nurgh... ghyran-ash... Ghyran'phak... ghyran nurgh... ghyran-ash... - repetía y se repetía... al principio era una única voz, ahora eran más y más voces... la pintada de la pared pareció moverse de manera asquerosa, y un instante después empezó a supurar bilis, gusanos, pus, sangre coagulada cayendo por efecto de la gravedad en pegotes rojizos... la podredumbre... el caos...

Antes ni de tener ganas de salir corriendo, los cadáveres empezaron a alzarse... rostros muertos con un brillo verdoso siniestro... a alguno le colgaban los intestinos, otros con algún hueso roto al haberse caído o ser sepultados por sus compañeros... en menos de unos minutos tenían un aspecto podrido, cadavérico, algo que se tardan hasta días en alcanzar... El que primero se levantó sonrió y con una voz pegajosa, con el sonido de un millar de moscas cada vez que abría boca... - Contemplad... contemplad el poder de Nurgle... contemplad vuestra muerte y como os unís... el falso Emperador no podrá hacer nada - una sonrisa lobuna se dibujo en su rostro rajado y los veinte cadáveres que se alzaron andaban ya como vivos... estáis rodeados, algunos en mitad de su enjambre de muerte... una pesadilla acaba de desatarse y no estáis más que en medio

- ¡POR EL IMPERIO! ¡LUCHAD! - grito el Comisario alzando su sable