Partida Rol por web

Ya todos fuera, Talasek incluido, y detenidos un momento en los jardines del Templo, tocaba decidir hacia dónde dar el siguiente paso. Por Eritai sabían que La Casa del Gremio podía ser el mejor punto de partida, pero no era el único lugar en el que podían investigar; La Ciudad Libre era una ciudad grande y llena de conocimientos, donde Mizaab seguramente había dejado un rastro.

—Creo que deberíamos separarnos —sentenció tras un momento de pausa, pensativa—. Existen dos edificios relacionados con la magia y, sin duda, otro edificio al que un hombre como el que buscamos iría: la Gran Biblioteca. Sería buena idea visitar los tres en primer lugar, y no tenemos tiempo para ir investigar a fondo cada uno de ellos entre los cinco. —Daba por sentado que ninguno iba a poner problemas; al fin y al cabo, seguramente más de uno habría llegado también a la misma conclusión. Con ese en mente, dio por sentado la aceptación tácita de su idea y lanzó la pregunta obvia—. ¿Quién quiere ir a cada sitio? —Miró a Talasek—. Sir, vos, por supuesto, debéis acompañar a uno de nosotros a la Casa del Gremio. Es nuestra pista más fiable y debemos aprovechar vuestra buena posición... —Y la amistad que une a tu padre y abuelo con Mizaab, se guardó de decir.

Hodrum estaba teniendo un gran problema de decisión. Deseaba ir a los 3 sitios que debían visitar, pero compartía la opinión de Élise. Se debían repartir para poder buscar pistas que los ayudasen, y conociéndose descartó la biblioteca. Se conocía lo bastate para saber que podría pasarse horas y horas enfrascado en lecturas que seguramente lo fuese alejando de su objetivo por dejarse llevar.

- Élise, quizás deberías ir tu a la biblioteca y aparte de buscar a Mizaab, podrías intentar localizar si hay algo referente a Mizaab, el Halcón o algo que haga referencia a serpientes por si escondió el mapa con la localización en alguno de los libros. - Hodrum solo intentaba agilizar las decisiones del resto, y pensaba que Élise era la adecuada en buscar por la biblioteca, ya que estaba más familiarizada con los posibles códigos secretos que usasen en el templo para marcar cosas que escondiesen otras a los ojos de simples lectores.

- Yo puedo ir a la Universidad de las Artes Mágicas buscado formas de volver a encerrar al Halcón o escritos que nos revelen pistas. En pocas palabras, realizar las mismas funciones que va a hacer Élise en la biblioteca pero en un entorno que conozco mejor – Por último miró a Raff, Barakanar y Talasek dirigiendo la palabra a este último. - Vos debería ir con Raff y Barakanar a la Casa del Gremio en busca de Mizaab, aparte ambos junto con Findar pueden ser de gran ayuda en caso de un nuevo ataque contra su presencia. San Cuthbert no lo quiera por supuesto. - Para Hodrum le parecía una planificación perfecta aunque miró al resto por si apoyaban o rechazaban su opción. - Tan solo es una propuesta, así que decidid vosotros. -

Se encogió de hombros y asintió, dando su conformidad con ese plan.

—Me parece bien. Iré a la biblioteca y buscaré allí alguna pista. —Dio por hecho que ni Raff ni Barak iban a poner objeciones tampoco, pues al fin y al cabo era una buena forma de dividirse, así que pasó a la siguiente cuestión—. Nos reuniremos en el Pez Silbador para la hora de comer*, si os parece bien. Allí pondremos sobre la mesa lo que hayamos descubierto.

—Muy bien, me parece adecuado— dijo el pícaro con tono burlón, asintiendo con la cabeza. Por un lado, sabía que lo mejor es que el druida siempre estuviera acompañado no fuera a ser que Florcitas se metiera en problemas por no conocer alguna costumbre. Por otro lado, aunque es cierto que se había pasado ese impasse en la aventura recorriendo la ciudad, nunca había dejado de acerlo mirando por encima de su hombro y viajar acompañado lo hacía sentirse más seguro. Tras aquella primera y sorpresiva emboscada el pícaro desconfiaba de los callejones vacíos. A veces todavía sentía un remanente de la puntada de aquel puñal, justo debajo del pulmón izquierdo.
—Espero que el almuerzo de hoy sea como el cerdo a la miel que comimos la semana pasada...— dijo un tanto para sus adentros. Como salieron apurados hacia el templo, él no había tenido tiempo de desayunar como debía.

—¡Bien!—aplaudió para dar énfasis a su palabra—La casa del gremio queda hacia allá ¿No?— dijo señalando en la dirección correcta. Raff no sabía qué era el edificio, pero destacaba mucho al pasarle por en frente, por eso recordaba dónde estaba —¿Algo más? ¿O ya vamos saliendo?

Barakanar se encogió de hombros, realmente le daba igual a cual de los tres sitios ir, - De acuerdo, acompañaremos a Ser Talasek, aunque no creo que sean tan idiotas como para atacarnos otra vez a la luz del dia. La expresión se le endureció, la otra vez no estabamos preparados, cosa que ahora si.

- Adelante, y nos vemos a la hora de comer

—Nos vemos luego —dijo a modo de despedida y dándose la vuelta. Antes de dar un paso, sin embargo, miró hacia sus compañeros con el ceño fruncido; la mención a posibles ataques era la causa de aquél gesto—. Tened cuidado.

Luego, sin perder más tiempo, se encaminó a la Gran Biblioteca de Greyhawk.

Talasek quedó reflexivo por un momento. Barakanar y Raff quizá no eran los acompañantes más preparados para una visita diplomática. El druida era muy excéntrico y además tenía a Findar, no muchas personas se sentían seguras en su presencia. Raff también era controvertido, muy poco ducho en el protocolo. Pero por otra parte, el paladín se sentía seguro acompañado de ellos y no puso ninguna pega al plan trazado por ellos.

De acuerdo, así se hará - sentenció serio -. No os demoréis demasiado o perderemos cualquier inicio o rastro reciente.

El paladín se dirigió camino a la Casa del Gremio junto a sus compañeros.

El camino hacia la Gran Biblioteca ha sido bastante tranquilo, sin nada que reseñar. Las gentes de Greyhawk siguen con sus vidas, ajenas a cualquier suceso relacionado con el Halcón. Accedes a un majestuoso edificio cuya entrada le hace perfectamente justicia. Al entrar, te encuentras con un hombre viejo, extremadamente viejo sentado en un escritorio. Parece ser el bibliotecario que, al verte, alza ligeramente su profunda y triste mirada.

Detrás del escritorio del viejo hay una puerta de hierro imponente.

Llegas al edificio en forma de pirámide que debe ser la Universidad de las Artes Mágicas. Varias cosas llaman poderosamente tu atención una vez estás de pie frente al curioso edificio. No se escucha nada alrededor y nadie parece pasear cerca de él. Además, no ves ninguna puerta o ventana por la que acceder al interior.

Este edificio piramidal de cuatro lados parece inaccesible. Tan sólo podéis observar una puerta de entrada, vigilada por varios soldados enanos que entran y salen de una garita cercana.

Uno de ellos parece tener una lista y controlar el acceso de todos los viandantes. 

Había pasado varias veces por allí durante sus pesquisas por la ciudad, por lo que no había sido difícil dar con el majestuoso edificio que destacaba sobre el resto y todo lo que había alrededor. Nada por allí hacía sombra a semejante obra, y el nombre que le habían dado apenas mostraba su esplendor. Una vez más, como tantas otras, se dejó sorprender durante un momento, y después, esa si que por primera, entró a su interior.

—Buenos días —saludó con una suave inclinación de cabeza al anciano que la miraba desde que había entrado—. Mi nombre es Élise de Sable, a su servicio. Disculpe si mi pregunta es indiscreta pero, ¿le ocurre algo, mi señor? No he podido evitar ver la pena en sus ojos, tal vez pueda ayudarle. Si no, quizá pueda hacerlo usted por mi.

- Bueno, Ser Talasek, vosotros sois el hombre conocido en la ciudad, dijo Barakanar mientras esbozaba una media sonrisa, Es mejor que intentemos una aproximación con buenas intenciones, antes de tener que recurrir a otros modos, la sonrisa era completa.

- Si os parece bien Raff, Findar y yo somos tus guardaespaldas a todos los efectos ante los guardias, dijo buscando la aprobacion de sus compañeros
 

Hodrum se quedó observando unos minutos el imponente y misterioso edificio. Intentaba averiguar donde estaría la entrada o como se podría acceder a dicho edificio.

Empezó a caminar al rededor del edificio hasta volver al punto por donde había empezado a buscar. - Ante todo, curioso - se mesuraba la barba mientras pensaba en posibilidades. - Sería absurdo lanzar un hechizo para detectar mágia, ya que seguramente detectaría todo el perímetro como mágico. El simple hecho de que no se oiga nada ya implica la presencia de un conjuro - razonaba para él en voz alta.

- Kirara - Dijo llamando a su familiar, que asomó la cabecita de entre las túnicas. - ¿Tu has visto algo mientras buscabamos alguna entrada? - Kirara negó con la cabeza, y al ver que Hodrum volvía a perderse en sus pensamientos decidió volver al interior de la túnica donde tenía una especie de bolsillo para ella.

Tras mucho pensar en posibles cosas que se pudiesen detectar a la vista, sus pensamientos lo llevaron a lo visualmente imposible. - ¿Y si realmente tan solo es una ilusión? Quizás tan solo sea una fachada mágica que camufla el verdadero edificio. - Más que afirmarlo, se intentaba auto convencer a sí mismo de lo que tenía intención de hacer. - Todo es probarlo ¿no? - Y decidido se encaminó hacia el edificio, cerrando los ojos los últimos 5 metros ya que no había sido capaz de creerse realmente lo que estaba intentando.

—Creo que es mejor presentarnos como amistades porque ninguno de los dos parecemos los guardaespaldas de un paladín, pero hay mentiras menos creibles— dijo Raff, dispuesto a seguir cualquiera fuera la charada que Talasek decidiera armar.

- Estoy de acuerdo, es mejor que mi idea, asintió Barakanar, adelante, vayamos a la puerta

Oh... oh... - dice tembloroso el anciano - Por favor señora hable en voz baja - dice con un susurro enclenque.

¿Qué... qué... en qué... puedo ayudarle? Es usted muy hermosa - sigue susurrando de forma temblorosa.

El anciano ha obviado la propuesta de ayuda de Élise, está claro que su aspecto y su mirada triste son frutos de la edad y no de ninguna enfermedad o preocupación concreta.

Sir Talasek se atusó la barba pensativo. Había merodeado este peculiar edificio en el pasado pero nunca había sido de su interés visitarlo por dentro. Tras unos instantes, contestó a vuestra propuesta echandoos una ojeada.

Creo que será mejor que esperéis aquí - sentencia -. Intentaré hablar con los guardias y ver si soy lo suficientemente persuasivo.

Sin esperar vuestra aprobación, el paladín se dirige hacia la única entrada, poniendo distancia entre vosotros.

Desde lejos, podéis ver como el paladín se presenta formalmente y comienza a parlamentar con los enanos. Ambos parecen reticentes en principio pero las palabras de Talasek parecen ablandar su dura determinación. Aún así, el paladín retorna algo apesadumbrado.

Nada, es imposible que nos admitan sin una cita previa - dice claramente decepcionado - Ni yo ni Eritai tenemos tanta influencia como para superar ese escollo. Lo único que se me ocurre es buscar a algún miembro de la Casa y pedirle audiencia pero la membresía es secreta por lo que estamos un poco en tierra de nadie - concluye con un suspiro.

El edificio era real. Nada podría hacer pensar lo contrario pues estaba allí imponente y se podían tocar sus muros de piedra pulida.

Pero no había entrada, al menos ninguna evidente. Lo lógico sería pensar que los miembros y estudiantes de la Universidad penetrasen por medios mágicos que escapaban a tu conocimiento.

La única forma de saber cómo entrar en el edificio sería interrogando a uno de sus miembros, o al menos eso pensabas.

—Disculpe mi tono —pidió bajando la voz hasta convertirla en un susurro parecida al del bibliotecario. No dio más vueltas a que la hubiera lanzado un piropo totalmente fuera de lugar en aquél sitio y situación, y tampoco dio importancia a que no hubiera respondido a su oferta de ayuda; sin duda, no la necesitaba, y fijándose mejor parecía claro que era la edad, y no un problema, lo que achacaba a aquél señor. Siendo así, compuso una amable y radiante sonrisa y se centró en su cometido.

—Estoy buscando a alguien, un hombre. Cualquier libro o información que pueda hacerle mención me valdría, que haya buscado él o que pueda estar relacionado. —Con tranquilidad, se puso junto al mostrador y dio unas pautas, a ver si el anciano era capaz de arrojar luz sobre tan misterioso personaje—. Se llama Mizaab, es un erudito, un mago. Suele vestir ropas grises y fuma de una gran pipa de espuma de mar tallada en forma de dragón. Le interesaba todo lo que pudiera hacer referencia al Halcón, lo relacionado con la selva cercana a Greyhawk y es posible que buscara también signos de la presencia del culto de Iuz en ella. ¿Se le ocurre algo algo, recuerda a alguien así?