Partida Rol por web

Los tentáculos de la criatura rodean al tejón y comienzan a constreñirle causando un terrible dolor.

El combate se estaba alargando, y cada segundo que pasaban allí era una nueva oportunidad para aquellos tiradores ocultos. Eso, y aquellas enormes criaturas de aspecto amenazantes. Tenían que acabar rápido, salir de esa cueva y reagruparse donde pudieran estar a salvo y reponerse.

Decidida a poner punto y final, lanzó un nuevo ataque, empleándose a fondo. La hoja de la espada atravesó la blanda carne de la aberración, causando un feo y pronfundo corte en su cuerpo.

Élise acaba con la maltrecha criatura, ahora solo faltaba ver el desenlace con el tejón y escapar de una caverna que parecía una trampa en sí misma.

Con el ser muerto a sus pies, Élise se atrevió a echar un vistazo a su alrededor. Otra de aquellas aberraciones seguían con vida, y sus compañeros empezaban a sufrir el desgaste. Era hora de ir poniendo punto y final a todo aquello.

Con decisión, fue acercándose hacia su último oponente, aunque sin perder de vista a los demás, sobre todo a quienes parecían necesitar su ayuda con urgencia.

—Raff, acércate ahora a mi. Te curaré.

La aberración murió tras la estocada que Élise le asestó, haciendo que la criatura se desplomase contra el fango. Y se dirigió a por la otra aberración.

Eso hizo que Hodrum tuviese que modificar su plan inicial. Una vez recuperado de las heridas gracias a la poción se arremangó un poco la túnica dejando ver sus canijas piernas y empezó a correr para llegar hasta una posición idónea. Ni muy cerca de la criatura pero sí disponiendo de alcance suficiente para sus conjuros.

- ¿Todo bien Barakanar? - Dijo al druida colocandose a su lado.

Los dardos volvieron a salir disparados desde sendos agujeros. Uno de ellos se clava en el brazo de Raff provocando un terrible dolor. Hodrum también sería alcanzado por otro dardo.

Talasek se apresuró a atender a un malherido Raff.

¡Élise, ayuda al tejón!

Apremió el paladín mientras se acercaba al saqueador. 

Mientras extraía los diversos dardos que habían herido a Raff, lanzó una plegaria a San Cuthbert que canalizó energía curativa en sus manos. Las heridas del saqueador comienzan a cerrarse y a sanar con un halo azul de bondad.

Raff notó la tibia sensación que dejaba tras de si la curación mágica. No solo los tardos se cerraron, sino que sintió como el hombro maltrecho en la noche anterior hacía un pequeño sonido de crujidos suaves mientras la carne volvía a crecer con velocidad sobrenatural. El dolor se disipaba, el cansancio se iba.

Raff solía encomendarse a Olidammara, pero no iba a negar que las caricias de Saint Cubhert eran realmente agradables.

Era mejor no desperdiciar ese regalo.

—¡Bendito seas!— agradeció al paladín, antes de tomar carrera en dirección al monstruo todavía en pie.

El tejon intenta soltarse de la presa de la criatura, mientras el druida y su amigo esquivaban los dardos

El tejón gigantesco se logra soltar de los pseudópodos de la criatura, aunque ésta insiste en agarrarle.

Ahora que Raff estaba a salvo —las capacidades de Talasek seguían manteniéndoles con vida en cada momento difícil—, era hora de poner punto y final a la aberración. Aunque no estaba lo suficientemente cerca como para alcanzarla, se movió hacia ella y, desde una distancia prudencial, invocó los poderes de Heironeus para conjurar un arma sagrada.

La brillante espada apareció sobre su enemigo, desafiante, y se lanzó sobre él. Sin embargo, el extraño ser era más duro de lo que parecía, y la hoja sacra no logró atravesar sus defensas.

Otro dardo se volvió a clavar en su carne produciendo una nueva herida. Pero esta vez no tenía tiempo para quitarlo. Cuanto antes pudiesen vencer a la aberración antes podrían largarse de allí para buscar refugio e intentar descansar un poco.

Hodrum empezó a pronunciar unas palabras mientras mantiene la mano con los dedos apuntando a la criatura. La punta de sus dedos se empieza a iluminar con un pequeño brillo amarillo y de tres de ellos salen unas pequeñas esferas de energía que impactan directamente contra la aberración.

Bajó su mano directamente al dardo y lo arrancó con otra muesca de dolor. - Intentemos darle una muerte rápida para acabar con esto y desaparecer de aquí -.

El ataque mágico de Hodrum hiere a la criatura que, a pesar de ello, sigue en pie.

Los dardos vuelven a volar y esta vez es Findar quien recibe una dolorosa punzada, haciéndole retorcerse a pesar de tratar de esquivarlo.

Talasek avanza entre el fango hacia la herida criatura, pensando que no hará falta su intervención pero alzando su reluciente espada por si se diera el caso.

El tejon ahora entro en un estado de furia irreflenable y empezo a liarse a garrazos con la criatura impactando una vez en su cuerpo.

Mientras tanto Findar y Barakanar seguian esquivando dardos