Partida Rol por web

Paso a la habitación cerrando tras de si, observó la belleza de la reina unos instantes antes de comenzar a hablar. Se acerco, para sentarse en un lateral de la cama.

-Marian, volvemos a palacio y yo tendré que rendir cuentas frente a mi padre por vuestro secuestro pero... ¿Que ocurrió durante el mismo exactamente? Que nombrarais a uno de vuestros captores como guardia me parece como poco extraño, no dudo de sus capacidades pero... Es extraño.

Repitió.

Sonreí al ver entrar a Gurne y sentarse a mi lado, no pude evitar sorprenderme con sus palabras pues siendo el esperaba otras antes que aquello....

Tenían un noble causa, ya te dije que las locuras de amor me parecen loables, me trataron muy bien y... Hubo uno que se revelo, que intento dañarme, Mac le quito la vida sin dudar, así que es mi pago para con el, además me recuerda a vosotros es una mezcla de ti y de Rowan dije riendo un poco ante lo ultimo. Siempre os habéis fiado de mi criterio, no dudéis ahora. Si quisiera hacerme daño ya lo habría echo.

Al salir viste a Grifith subir por la escalera trasera, de forma furtiva, siguiendo a una de las camareras hasta el interior. Por sus susurros imaginabas que tu supuesto "hermano" estaria ocupado un rato.

Gurne rió también, la inocencia de la reina era encantadora.

-No dudo de vos, y veo buenas intenciones cuando miro a los ojos de Mac, pero el camino que escogieron para llevar a cabo sus objetivos no fue el correcto y es mi deber preguntar. Ademas... Bien sabéis que el rey no lo aceptara como vuestro guardia personal, es muy exigente con la selección de quien os vigila...

Y mas si lo que dijo aquel mago es cierto y es un hijo no reconocido. Se tomo unos segundos.

-...pero se que lo queréis a vuestro lado, y hablare con mi padre, solo os preguntaba para saber que estoy defendiendo.

Mientras voy al establo veo a Grifith subir con una camarera de forma cariñosa, Genial, ahora esperar a que desahoge su frustración amorosa...

-No tardes o nos vamos sin ti.- Le digo de forma seca asegurandome que me oiga.

Ni miro si se gira o me oye, pues pateo una bola de paja con furia. Mierda! Maldita gente temerosa y resignada, son putas obejas.... Pienso quedandome junto a uno de los caballos que traimos y me pongo a cepillarlo...

Pues estáis defendiendo a un buen hombre que ha cuidado de vuestra reina y que puede que sea vuestro hermano le dije suspirando y recordando o palabras del viejo No se si serán ciertas o no, pero si lo son seré muy feliz pues significa que algún día seré madre dije sabiendo que ahora era imposible... Pero solo de pensar en mi barriga creciendo y el notar un pequeño en mi interior.. Se me saltaban las lagrimas.

Y ahora contadme... ¿Que le sucede a Grifith? pregunte con curiosidad.

- Señor...yo... yo vi algo.-dijo con voz queda un niño saliendo detras de ti.- Mucha gente lo vio... por eso tienen miedo.-Aseguro.

- Vi a un hombre tirando el contenido de un saco junto al rio, iba a caballo y llevaba una armadura negra con una enseña en el pecho. Yo estaba pescando, salgo siempre mucho antes del alba... se que no esta permitido pescar en esta zona asi que cuando escuche los cascos me escondi rapido en la maleza.

Un niño me sorprende en pleno catarseo y frustración, enseguida me giro y me agacho a su altura. -Cómo era él? Parecía del reino? Que enseña era? Como era?- Le pregunto dejando espacio entre pregunta y pregunta, de forma serena y tranquila, al fin tenía una pista y no quería atosigarle.

-Responde con tranquilidad, de una en una, sin presiones. Podemos evitar más muertes. No tengas miedo, todo saldrá bien.- Le digo al muchacho poniendo una mano en su hombro de forma afable.

El tema de las palabras del anciano incomodo a Gurne, que chasqueo la lengua con fastidio. El príncipe tenia sentimientos encontrados cuando recordaba esas palabras.
Agradeció que la reina preguntara otra cosa, quería dejar ese tema a un lado, al menos por el momento.

-Entiendo el dolor de Grifith, pues esta enamorado de una mujer a la que no puede tener. Estaba enamorado de Shura, de hecho cuando los encontré compartían habitación así que ya habían pasado una noche juntos. Tener que entregarla a cambio de vos, a tenido que ser un golpe pero por desgracia para que unos sean felices otros deben dejar de serlos mi señora.

- Señor, temo que se enfade conmigo si se lo digo...- dijo el chico.-Por eso nadie lo hace... Señor, ese cabello era... bueno, era del castillo seguro. Algunos creen que los asesinatos los hace alguien del castillo...por eso todos tienen miedo a hablar. Piensan que seran condenados por traicion a la corona, no se les puede acusar sin pruebas pero solo un noble puede matar tan impunemente.-dijo el chico procurando tener tacto.

Agache la mirada apretando las sabanas con sus palabras Siento que Grifith haya tenido que dejar ir a su amada... pero por lo que tenía entendió aquella mujer amaba a Barem ¿Y vos como os encontráis tras todo esto? pregunte pues era el único que aun no había dicho anda y solo mostraba su fachada dura.

-Acaso no me has visto hablar a un príncipe sin temor alguno? Dime quien osa matar a la gente pacífica del pueblo, yo le detendré, sea quien sea, confia en mi. Soy Mac Mardiggan, hijo de Cormar y Annyet, de la granja Mardiggan, soy como vosotros y no temo a la corona, yo secuestré a la Reina y no van a matarme, puedes hablar tranquilo, nadie osará tocarte por la cuenta que les traé.-

Afirmo con sinceridad en mis palabras y mis ojos.

Señor... la gente dice que es Albert... dicen que hay algo maligno en el. Que los animales meten el rabo entre las piernas y le huyen como al diablo... yo pensaba que eran habladurias solo.-dijo el chico y trago saliba.- Pero ese hombre dijo al tirar a la chica " De todas las zorritas que Albert deshecha tu has sido la que mas me a gustado, que pena que no aguantaras ni una noche"

Como primogénito del rey, y mariscal de los ejércitos, a Gurne se le había exigido mucho a lo largo de su vida, pero eso había hecho que aprendiese a soportar la presión, y de hay que pareciese que las cosas no le afectaban tanto, pero no estaba de mas que de vez en cuando alguien le preguntaba como se sentía el, y cuando la reina lo hizo suspiro, aliviado de poder quitarse un peso de encima.

-No os voy a mentir, toda esta situación me escama... ¿Sabéis? Cuando estoy en batalla, a veces siento como un escalofrío en la nuca, y cuando lo siento no me preguntéis por que, se que alguien me esta apuntando con su arco o al menos en mi dirección, es una sensación horrible saber que tu vida depende que otro hombre acierte o falle con su mano. Pues bien, llevo un buen rato sintiendo esa sensación y de continuo, es como si alguien apuntase a mi nuca con una flecha.

Miro al techo unos instantes, ordenando sus pensamientos.

-Todo esto... Vuestro secuestro, las palabras del anciano, la repentina tormenta... Es demasiado raro. Sin contar con Lucc y... -Acaricio el rostro de la reina- lo nuestro. No se que va a pasar, sinceramente.

-Tranquilo chico, tu secreto esta a salvo conmigo, ahora vamos a palacio, y te aseguro que no habrá más muertes, yo me encargaré de él o de que diga la verdad, nadie sabrá que tu me lo has dicho.- Le informo con una sonrisa apacible. Nobles, príncipes, putos mierdas arrogantes, coqueteando con el poder se creen inmunes, y nada menos que uno de los heredos, se veía venir....

Le revuelvo el pelo con cariño al chico, y le dedico una sonrisa.

-Mil gracias señor.- susurro el chico con una sonrisa.- pero tenga cuidado, Albert posee muchos apoyos entre la nobleza y los nobles, es la mano derecha del viejo rey... lo manupula a su antojo con buenas palabras y gestos de aparente amabilidad.

Escuche cada una de sus palabras con atención y cuando termino de hablar acaricie su rostro con cariño.

No debéis preocuparos por mi o por Lucc, si no en llegar a casa y ordenar todo en vuestro día a día, el anciano tenga razón o no yo jamás dejare que hagan daño al pequeño y lo sabéis, antes caería la orca por el peso de tanto ejecutado dije con una frialdad impresionante para ser yo, pero cuando había niños de por medio... Era como si algo me poseyera.

Ahora mismo llevamos la mejor escolta existente, de echo solo falta uno d elos príncipes, podéis descansar unas horas la cabeza Gurne, mas ojos me vigilan, a mi y al resto pues mucha preocupación finalmente le haría enfermar.

-No te preocupes, yo sacaré su verdadero Albert y confensará.- Le aseguro con una sonrisa traviesa, pues era capaz de hacerlo con mis palabras revolucionarias....

-Ve adentro y dile a la Reina que venga al establo, Mac se lo pide, hazme el favor.- Le digo dandole una moneda de cobre, pues poco más llevo encima.

Un niño entro en la posada y fue directamente donde estaba la reina.- Mi señora, el señor Mac dice que desea veros en el establo... ahora.