Partida Rol por web

- Yo estoy casi completamente repuesto.

Creo que no hay palabras para agradecer lo que has hecho por mí, amigo.

Dice Soker sintiéndose repuesto del todo.

Tekdur se coloca detrás de Soker, cubriéndole de posibles ataques.

(entonado cual canción de guerra) - Kobolds, kobolds, morirán en el norte, sus cadaveres al norte los encontrarán.

Soker examina con cuidado la puerta y la abre. Iluminais la sala con las antorchas, dos grandes bloques de piedra descansan en el centro de la sala, a cada lado cuelgan ganchos herrumbrosos sobre pequeños canales en el suelo de piedra que van a desagues que se atascaron hace tiempo por la suciedad.
Un kobold yace en uno de los bloques, su pecho ha sido abierto y sus entrañas cuelgan obscenamente por los bordes.
Cuatro criaturas descarnadas de piel violeta y dientes afilados están comiéndose el cadáver del kobold.

Al ver a los extraños engendros, Geon mira con cierto asco, aunque no puede dejar de sentir cierta pena por ir a matarlos, cuando le estaban haciendo aquello a un apestoso kobold. Avanzó a través de la puerta mientras preguntaba al semiorco:

-Rumuk, ¿qué son estas cosas? Huelen fatal.- declaró mientras hundía su hacha en el hombro del primero de ellos.

Viendo la escena, Soker se dirige a una de las criaturas antes de que le dé tiempo a reaccionar y le clava la espada en el pecho. Aunque el golpe hiere a la criatura, el pícaro se extraña de su poca eficacia...

Dos de los trasgos se encaraman sobre la mesa pisoteando el cadáver del kobold.
Los que están en el suelo tratan de morder y arañar a Geon y Soker sin mucho éxito.
Sin embargo los de arriba consiguen morder a ambos.
Tanto el enano como el varisio sienten como sus músculos comienzan a ponerse rígidos, pero al final consiguen sobreponerse.

Rumuk, que ya desde lejos ha olido el putrefacto hedor de los no muertos, entra raudo en la sala e invoca a Iomedae: Oh, mi diosa. Sé justa y haz que se restituya a la muerte a quienes han sido privados de ese derecho. Una poderosa aura recorre toda la sala, atenazando a los monstruos.

Tres de los seres se llevan las manos a la cabeza asustados por el poder de Iomedae.
Edgrin espera con los niños mientras avanzáis.

¿Que sucede arriba? ¿Por qué corren hacia allí? ¿Hay algún peligro?

Finn avanza y trata de disparar a una de las criaturas sin mucho éxito.

Tekdur se dirige en auxilio de su compañero Soker, pero de camino no puede evitar mirar hacia el cuerpo a medio devorar del kobold, lo que provoca una arcada que a duras penas consigue reprimir.

Desgraciadamente eso ha sido suficiente para que el golpe subsiguiente trace un poderoso arco en medio de la nada por encima de la cabeza del monstruo.