Partida Rol por web

-Malditos energúmenos... Darán la alarma.- dice Geon mientras enfunda el hacha y saca su arco, liberando una rápida flecha, que no consigue apuntar con tiento, dada la pérdida de sangre.

Mientras ve a los kobolds escabullirse, Soker echa un vistazo al cadáver del capataz.

Mejor echo un vistazo rápido...

Soker examina el cadaver y solo ve que su armadura de cuero tachonado y su pico pesado son de gran calidad.

Olvidándose de los kóbolds que huyen, Rumuk se acerca a los túneles del extremo de la caverna y mira en busca de posibles refuerzos que vengan a ayudar al capataz ya abatido.

Geon clava la flecha en la espalda de uno de los esclavos que cae muerto en el suelo.
El otro parece que va a dar la alarma. Sin embargo algo sucede. Un largo brazo con puas en el dorso agarra al desafortunado kobold superviviente y lo ahoga delanta de vuestros ojos. La criatura que encontrasteis en el almacén os mira con sus ojos alienígenas para perderse de nuevo en la oscuridad.

Rumuk mira apesumbrado a su alrededor.

Seguro que esta matanza pudo evitarse y, además, no ha sido algo valeroso.

Se arrodilla y comienza a musitar una plegaria a Iomedae.

Después, se levanta y pregunta: Bueno, supongo que esos túneles de ahí es a dónde vamos, ¿no?

Tras terminar de coger las posesiones del jefe kobold, Soker mira al semiorco.

¿Qué has visto?

Nada todavía, amigo. Simplemente es que creo que deberíamos inspeccionarlos.

-¡Repámpanos subterráneos!- dice el enano al ver cómo el ser pinchudo se lleva a su última presa -Al final hasta me va a acabar gustando el bicho de pinchos ese al que has curado, Rumuk. Ey, semiorco... ¿tal vez sea amor a primera garra?- dice Geon antes de esbozar unas soeces carcajadas, cubriéndose la boca con la barba.

La broma acaba en un descontrolado ataque de tos, evidentemente provocado por la punzada que luce cerca del pecho y que sangra generosamente. Su barba, habitualmente oscura, luce un aspecto rojizo grasiento por la empapadura sanguinolenta. Obviamente el agujero habrá rozado algún pulmón y al enano le cuesta respirar.

Sin responder al comentario -inapropiado- del enano, Rumuk se acerca y tocando a Geon, dice: Debes recuperar fuerzas, pues presiento que aún faltan algunas batallas que librar aquí abajo.

Musita una plegaria a su diosa y parte de las heridas del enano desaparecen.

Algo más restañada ya su herida, Geon dejó de sangrar copiosamente, aunque estaba evidentemente debilitado. Sin embargo, animado ante la idea de hacer caer algunos kobolds más, volvió a guardar su arco, sacando ambas hachas, listo para no dar tregua en su próximo enfrentamiento:

-Avancemos. Hay que sacar de aquí a esos niños cuanto antes.- exclamó recurriendo a la excusa más manida de la expedición.

Luego, adelantándose hacia el lado este de la mina, volvió a su postura acechante, dispuesto a ver lo que les esperaba.

Espera, tal vez sea mejor que te dé más fuerza de la Justicia.

Rumuk vuelve a repetir las mismas palabras y cierra otras heridas del enano.

-Vamos, vamos, si me curas más esto ni siquiera será un desafío... jo,jo,jo.- dijo el enano, repentinamente recuperado el color, en lo más parecido a un "gracias" que posiblemente podía salir de él -Guarda tu magia para los que la necesiten más. Este enano es fuerte, pero a uno de esos elfos le sueltas un hachazo y se desmontan; te lo digo yo.- explica señalando con el pulgar por encima del hombro a Finnduin, antes de desaparecer pasillo adelante -Bueno, voy a vr qué tenemos por delante... sin luces.

Rumuk y Geon comienzan a avanzar, uno haciendo un ruido espantoso y otro sigiloso como un gato. Deciden no alejarse mucho, pero lo poco que se mueven les permite ver a lo lejos dos nuevas salas. Al norte se puede ver a lo lejos una sala que parece estar cubierta por un moco viscoso, algo parece moverse por ella, no os cuesta ver la silueta de algún que otro Slurk, los sapos montura de los kobolds.
Al sur, en cambio parece haber una sala más tranquila, desde vuestra posición solo veis estalactitas de considerable tamaño.

Tras el combate, se hace el silencio. No sabeis si los kobolds de percatarán de la falta de actividad de la mina por el ruido.
Mientras tanto, veis como Rumuk y Geon se alejan un poco a investigar.

Creo que mejor que vayamos antes a la sala de las estalactitas. No estaría bien que nos sorprendiesen por la espalda, ¿verdad? Por el otro lado, con todos esos sapos, seguro que habrá más kóbolds. Avisemos a los demás.

-Umh, de acuerdo, pero deja que avance solo hacia aquel lugar. Los kobolds son cabrones escurridizos y podrían estar preparando una emboscada allá. Quédate en el primer recdo y trataré de ver si es el caso. Si no, podremos avanzar. ¿De acuerdo?- dice tratando a Rumuk extrañamente como un igual, ahora que están solos.