Partida Rol por web

La Corte

La Corte de los Canales

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08/04/2010, 11:46
Director

La ópera siempre fue famosa en Viena, y los mejores acudían allí a aprender. Cantar en Viena era el sueño de todo cantante, pero para Donna Griselda ya era un milagro poder cantar en el teatro de Venecia. Y era un milagro que había recibido con los brazos abiertos.

Entre bastidores se encontraba la pooka aquella noche, vociferando para que arreglaran un roto que había aparecido en el traje que iba a estrenar por su centésima actuación. Y cien eran ya unos cuantos años cantando y mejorando de la mano de su mecenas, Bernnate Tresvor. Silveria, fascinada por la voz de la pooka la había puesto en contacto con él para que la patrocinara, y el negocio iba viento en popa y a toda vela. Cuando Griselda cantaba el teatro se llenaba hasta rebosar, y la sluagh, cuya voz apenas era un susurro, se sentía maravillada y reconfortada por aquella magnífica sonata.

Silveria era una chica pálida de escasa carne en el cuerpo y con el pelo castaño largo y descuidado. Había nacido en las entrañas de la pobreza de la ciudad, pero gracias a Griselda, que ahora era su pupila, había conseguido progresar en la escala social. E incluso mejorar su aspecto. La sluagh había acudido al teatro aquella noche (como todas las noches que actuaba su amiga) en compañía de Benoni, el boggan pretendiente de la cantante, y Venace, un troll oscuro enorme y con cara de pocos amigos que era el líder del feudo y tenía cierta fama de buen cantante. Aunque quizás solo fuera por los gritos que daba, que hacían temblar las paredes de los canales. Los tres habían pasado a saludar a la pooka, pero a falta de menos de media hora para comenzar habían ido a ocupar sus asientos, instados por Bernnate.

 

Griselda amaba la música casi tanto como ser un hada. Desde que había Despertado su vida había mejorado notablemente a un ritmo vertiginoso. Y su naturaleza Oscura había ido a caer en el lugar idóneo, El Séptimo Canal. Era el único feudo Oscuro de los alrededores, a pesar de los tiempos que corrían. Había tres luminosos en él, entre ellos Benoni, y sabían de sobra que la pooka serpiente y él habían estaban allí por cercanía y porque el resto de feudos no querían que El Séptimo Canal fuera dominado completamente por los oscuros. Pero a excepción de aquello era un lugar apacible y un tanto lúgubre situado bajo tierra, más abajo de los canales surcados de góndolas. Y allí Griselda se sentía como en casa.

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08/04/2010, 14:36
Griselda

Griselda se encontraba con el ceño fruncido, frente al tocador, esperando a que Hilda, una de sus Soñadores, terminara de retocarle el maquillaje. Hoy, por ser un día especial, la había imbuido de Glamour, algo con lo que Hilda disfrutaba. La había conocido en el teatro, y pronto se hicieron buenas amigas. Era una muchacha de 17 años, amante de la ópera por encima de todo, pero como no tenía voz, se había dedicado a lo mejor que sabía hacer, que era convertir a una mujer ya de por sí bella, en una diosa. Cuando terminó de empolvarla, sonrió.

- Estás guapísima, Griselda. - le dijo ilusionada.

La Pooka sonrió y le acarició la cara.

- Gracias a tí, bella.

Se levantó y comenzó a pasearse por el camerino, haciendo ejercicios de vocalización. Paolo, su Quimera, el jilguero con peluca dieciochesca y pañuelo de chorreras, suspiró desde su asiento.

- Nerviosa no debes estar,
Muy bien tú vas a actuar.

Pero Griselda casi no le escuchó. Sólo le miró y asintió. Estaba realmente preocupada. Cien actuaciones ya en el teatro de Venecia... Eso era demasiado. Miraba una y otra vez la puerta del camerino esperando a que Bernnate apareciera para empezar a cantar...

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08/04/2010, 16:35
Director

Hilda guardó todo el maquillaje en una caja con sumo cuidado mientras miraba de reojo a Griselda hacer sus ejercicios, con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando terminó lo guardó en un armario que había cerrado con llave y se acercó a la cantante.

- Voy a buscar al Señor Tresvor. – le anunció antes de salir por la puerta.

Minutos más tarde Griselda puso escuchar por los pasillos la voz grave del hombre ultimando los preparativos para que comenzara la función. Dio tres toques a la puerta antes de entrar en el camerino y contemplar a su espléndida estrella. La miró satisfecho y asintió para dar su aprobación.

Bernnate era un hombre que rondaba los cuarenta, con el pelo canoso y los ojos azules muy grandes. Tenía una cantidad de dinero desorbitada y siempre vestía de punta en blanco con las últimas tendencias de la época. Y por supuesto hacía que la pooka pudiera disfrutar también de todo aquel lujo. Se movía en los ambientes más selectos de Venecia y le encantaba la ópera. Había intentado ser tenor, pero no lo había logrado y por ello había buscado la voz perfecta a la que representar. Y esa había sido ella.

- Estás espléndida, querida. Perfecta. - Le tendió el brazo caballerosamente para acompañarla al escenario, como hacía siempre.

 

El bullicio de la gente resonaba en las paredes del teatro por encima de la música que la filarmónica tocaba para entretenerlos. Todos esperaban ansiosos la aparición de Griselda con el maravilloso espectáculo que habían preparado. Cuando ella echó un vistazo a través del telón pudo comprobar que lo de “patio a rebosar” iba completamente en serio. No cabía ni un alma allí dentro.

- Muy buena suerte. – dijo Bernnate dándole un beso en la mejilla, dejándola frente a las escaleras para subir al escenario. – Cuando quieras.

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11/04/2010, 21:19
Griselda

Casi media hora después, el grupo de actores se encontraba en plena representación de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart. Y llegaba la interpretación triunfal de Griselda, que interpretaba a Donna Anna, con su preciosa aria Non Mi Dir.

Respiró unas cuantas veces, mientras terminaba la pieza anterior, y cuando era su turno, salió al escenario.

La Pooka interpretaba con dulzura el aria, mientras que inconscientemente desplegaba su cola magistralmente para las notas más agudas... Todo el torrente vocal que corría en su interior manó a través de su boca, envolviendo toda la Ópera de Venecia de Glamour. Ese era el efecto real de Griselda... Conmovía.

Durante unos minutos que fueron segundos, para ella, terminó su interpretación y salió del escenario satisfecha, preparada para su siguiente salida. Todo estaba saliendo a las mil maravillas. Justo como una diva como ella se merecía.

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11/04/2010, 22:31
Director

La obra fue acogida calurosamente por el público, que estalló en una oleada de fervientes aplausos tras finalizar cada acto. Los actores y bailarines estaban muy contentos con el trabajo, y por supuesto la estrella de la noche, Griselda, estuvo más que deslumbrante, y Bernnate se lo hizo saber entre bastidores mientras esperaba a su siguiente salida.

La pooka pudo sentir el Glamour cuando llegó el clímax de la obra, aquel aroma dulzón emanando de la gente que había sentada frente a ella, inspirada por su propia voz. Y al finalizar la gente comenzó a aplaudir con fuerza, incluso se escucharon varios silbidos de congratulación por tan maravillosa actuación. Griselda trató de localizar a sus amigos, pero no los vio entre la marea de gente. Estuvo retenida en el escenario durante casi diez minutos hasta que todo el mundo hubo saludado y las flores cubrieron el tablado. Cuando abandonó el escenario bajando por las escaleras, el murmullo de gente felicitándose era igual o casi mayor que el de afuera. Todo era un mar de gente yendo y viniendo, buscando a sus conocidos para darle la enhorabuena. Unos brazos rodearon el cuerpo de la pooka estrechándola antes de que se diera cuenta. Era Bernnate.

- ¡Fantástica! ¡Brillante! ¡Sensacional, querida! ¡Un auténtico éxito!- dijo dándole un beso en la frente.

Después tiró de ella hacia el camerino, y de camino la pararon no menos de trece veces para felicitarla. Era casi más estresante terminar que comenzar la actuación. Pero los halagos hacían que el rubor y la exaltación de la pooka aumentaran. Y por fin, tras muchos minutos de constante trajín, Griselda pudo alcanzar su camerino donde Hilda la felicitó y donde Silveria, Venace, y Beroni la esperaban ansiosos. El boggan llevaba un enorme ramo de rosas blancas.

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11/04/2010, 23:12
Griselda

Griselda sonrió y abrió los brazos para recoger el ramo.

- Vaya, Beroni, qué gentil por tu parte... Eres un cielo.

Le dio un beso en la mejilla y se giró hacia Hilda.

- ¿Las pones en agua, cariño? Gracias. - dijo dándoselas. Luego, volvió a los demás. - ¿Qué tal, cómo lo habéis visto?

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12/04/2010, 09:51
Silveria

El boggan sonrió, ruborizándose ligeramente. La chica, de mientras, cogió el ramo de flores y salió por la puerta en busca de un jarrón y agua donde mantenerlas bonitas.

Cuando Hilda se fue Silveria se acercó a Griselda con los ojos brillantes de emoción y le cogió de las manos.

- Tienes una voz prodigiosa, cielo. Ha sido maravilloso.

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12/04/2010, 10:00
Venace

El enorme troll, cuyos cuernos casi rozaban el techo de madera, se rascó la barbilla con una sonrisa torcida.

- No me gustan mucho estas cosas. Pero he de reconocer que ha sido entretenido. Tienes una buena voz. - dijo secamente. Pero viniendo de él era todo un halago.

Venace se sentó en una silla cercana, haciendo que crujiera bajo su peso peligrosamente.

- En el feudo hay celebración, por ser el cumpleños de Dévona. Debería volver ya. ¿Te esperamos allí?

Dévona era una troll infantil que casi era tan alta como ella. Parecía casi una adulta y tan solo tenía once años, y su manejo con la espada era sorprendente. Era orgullosa y marimandona, y era la pupila de Venace.

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12/04/2010, 15:09
Griselda

Griselda negó con la cabeza.

- No, no. Me cambio en un segundo, que estoy horriblísima, y voy con vosotros. Además, tengo que apretarme un poco más el corsé, que seguro que habrá comida maravillosa, y no puedo permitirme una mala reputación... Silveria, querida, ¿me ayudas? Vosotros esperad fuera, sin tenéis la amabilidad... - dijo a Venace y Beroni.

Una vez se quedaron sola, comenzó a desvestirse.

- Silveria, ha sido maravillosísimo... La gente se desvivió, y me llovió flores, y no quedó una entrada libre. ¡Has visto lo que ha pasado! Viendo cómo se ha llenado el teatro, creo que estamos preparadas... ¿Cómo le va a... Emh... ya sabes, esta niñita impertinente, la Nocker, con nuestras quimeras? ¡Pronto podremos lograrlo, pronto! - dijo emocionada mientras terminaba de ajustarse un vestido azul celeste con cola, en honor a la troll cumpleañera. - ¡El Éxtasis, Silveria! ¡Por fin!

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12/04/2010, 17:35
Silveria

Notas de juego

La sluagh sonrió complacida mientras ayudaba a vestir a la cantante.

- Tuerca hace lo que puede. Es solo una infantil, necesita un maestro que le enseñe a mejorar. ¡Pero está haciendo grandes progresos! Cuando lo logremos será la victoria definitiva de nuestro feudo. Ya está, ¿cómo te ves? - dijo señalándole un espejo.

Griselda estaba guapísima, como siempre. Y aunque no lo estuviera Silvera, con la devoción que tenía hacia ella, no le diría lo contrario.

- Hay un carro afuera esperándo. ¿Nos vamos?

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12/04/2010, 20:20
Griselda

Griselda asintió.

- Claro, encanto. Nos esperan cientos de Changelings. Es mejor no hacerlos esperar...

Salió del camerino después de Silveria, y se despidió de Hilda por el camino. Salieron por la puerta de actores del teatro, se subieron al carro, donde ya estaban Venace y Beroni, y pusieron rumbo al Feudo, al cumpleaños de la pequeña Dévona.

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13/04/2010, 10:10
Director

Un carruaje tirado por dos caballos les esperaba en la puerta, y llevó a los changelings hasta el Canal principal, donde cogieron una góndola alumbrada por un farol largo. El gondolero les condujo hasta el centro de la ciudad, donde se bajaron debajo de un lujoso puente de piedra. Venace pagó por el servicio y caminó delante de los otros tres hasta llevarles junto al edificio semi en ruinas, bajo el cual se ocultaba el Séptimo Canal. Descendieron unas amplias escaleras de caracol, murmurando por lo bajo, y recorrieron un intrincado laberinto de puertas y conductos hasta que a lo lejos comenzaron a escuchar el bullicio que causaba el cumpleaños.

El Séptimo Canal era una amplia estancia subterránea, hecha de piedra e iluminada con numerosos candiles, en cuya parte superior había cuantiosas habitaciones que sus habitantes había ocupado. La humedad y el frío eran daños colaterales con los que habían aprendido a convivir por la posesión del mayor feudo de Venecia. La decoración variaba según la tendencia, pero ahora todo se encontraba adornado con tules de colores y las velas desprendían destellos azulados.

Al entrar pudieron ver una gran mesa con comida entorno a la que estaban sentados la mayoría de los changelings. Los tres infantiles correteaban por la estancia mientras Fígaro, el sátiro rebelde, tocaba un violín animando la velada. Leona, vestida con un elegante traje de color canela bailaba con Oliver, mientras que Cassia parecía estar contado algo muy divertido, porque los que estaban a su alrededor no paraban de soltar sonoras carcajadas.

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13/04/2010, 10:11
Devona

Cuando el portón se abrió y los tres entraron en el salón, Devona salió corriendo hacia ellos con una sonrisa de oreja a oreja. Abrazó a Venace y después se acercó a Griselda dando saltos.

- ¡Griselda! ¡Lo estamos pasando muy bien, pero se te echaba de menos! ¿Me cantas el cumpleaños feliz? ¡Por favor! – dijo cogiéndola de las manos y tirando de ella hacia la mesa. - ¡No me han dejado encender las velas hasta que no estuvieras tu!

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13/04/2010, 10:25
Cassia

Cassia levantó la cabeza limpiándose las lágrimas de los ojos y se levantó para recibir a la cantante con una amplia sonrisa.

- ¡Griselda! ¡El alma de la fiesta! Que bien que hayas llegado a tiempo para empezar con el café. ¿Qué tal la obra? Espero que una auténtica maravilla. Ya sabes que adoro tus dotes de bailarina casi tanto como Silveria. Si no fuera rica y mi voz tan penosa como la tuya me dedicaría sin dudarlo a la ópera. Seguro que Venace estaría encantado de acompañarme. – la pooka sonrió de nuevo y cogió una copa con vino entre sus manos. - ¿Qué tal si brindamos por la nueva Rebelde?

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13/04/2010, 12:07
Griselda

Griselda sonrió al caluroso recibimiento de Dévona y se dejó llevar.

- ¡Tranquila, pequeña, que me dejas agotadísima! ¡No puedo más con mi alma para que tires así de mí! - rió un poco pánfila, y fue entonces cuando escuchó a Cassia empezar a hablar.

Griselda se concentró en Dévona, y en un mechón suelto de su cabello, y lo arregló, mientras la Pooka seguía hablando. Cuando acabó, se giró con una sonrisa de autosuficiencia.

- ¿Perdona, cariño? No te prestaba atención. Estaba con la cumpleañera más guapa de Venecia, que es la que merece el protagonismo hoy. Sé que podrás entenderlo porque eres amablísima, ¿verdad? - Le acarició la cara a Cassia, pérfida, y luego se giró a los demás. - ¡Brindemos por Dévona!

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13/04/2010, 15:10
Director

Cassia no pareció ofenderse por el comentario. Realmente ellas dos solían discutir tanto que todas su conversaciones parecían una continua broma, y los demás ya solo les reían la gracia sin inmutarse por las borderías.

Todos cogieron las copas, incluidos Tuerca, Dévona, y Hermes, y brindaron junto a los mayores por el cumpleaños de la troll. Después varios aplausos y felicitaciones Oliver trajo de la cocina un enorme pastel que desapareció enseguida en los platos de la gente.

La velada transcurría con normalidad. Fígaro y Hermes tocaron un dueto de piano y violín que Griselda acompañó con la voz. Silveria hizo un par de trucos de magia para los infantiles, y Bocanegra se comió una botella de champán antes de que pudieran abrirla, alegando que sino se comería a la cumpleañera. Antes de las once Venace y Cassia ya se había peleado, esta vez por la idea de alcanzar el Éxtasis de Griselda y Silveria. La pooka se negaba a no compartir tamaña acción con los demás changelings. La discusión zanjó cuando Venace aporreó la mesa y esta sonó como si se fuera a partir por la mitad. Entonces Cassia se marchó con Oliver a la cocina. Los demás permanecieron en silencio unos segundos hasta que Paolo empezó a canturrear y Tuerca intentó cogerlo de nuevo, seguida de Hermenes y Dévona, que ya se habían olvidado de la discusión y enarvolaban sus espadas jugando como si fueran caballeros del medievo. Leona había pensado que quizás pudieran hacer duelos y retos de ingenio para divertirse.

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13/04/2010, 15:19
Griselda

Griselda se marchó discretamente a la cocina, tras Oliver y Cassia. Puso cara de culpa fingida y se acercó a su compañera de Linaje, cogiéndole el brazo escamoso con gesto sentido.

- Cassia, cariño... Siento de veras que hayas tenido que discutir con Venace por nuestra idea... Pobrecilla. Comprendo perfectamente que no te guste la idea, pero estoy segura de que comprenderás que tenemos nuestras razones, ¿verdad, querida?

Miró a Oliver y sonrió, compasiva.

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13/04/2010, 15:58
Cassia

Cassia sonrió y la miró fijamente con sus ojos negros.

- No. Me falta un hervor, como a ti. Pero me puede la codicia, como a todos. – cogió el brazo de Griselda y lo apartó con cierto repelús. - ¿Quieres tomar algo, o solo has venido a incordiar con tu chirriante voz?

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13/04/2010, 15:59
Oliver

Oliver avanzó unos pasos hasta ponerse frente a las dos mujeres. Solía tener mal carácter, pero no gritaba mucho a no ser que algo le irritara en exceso. Las peleas solían hacerlo, pero gritarle a Venace nunca era buena idea.

- Vamos a dejarlo ¿eh? Antes de que esto acabe mal.

El nocker cogió la muñeca de Cassia y tiró de ella.

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13/04/2010, 17:20
Griselda

Griselda rió, maléfica.

- Desde luego, Cassia, qué mal llevas ser la segundona, querida... Te esfuerzas porque alguien se fije en tí cuando todos sabemos de qué pasta estás hecha. Deberías abandonar, cariño. Considéralo un consejo de amiga. Para que te des cuenta de que alguien realmente se preocupa por tí... - Miró a Oliver con desdén. - Y de manera sincera. - Luego volvió a Cassia y sonrió. - Sigue inténtandolo. El único trozo de pastel que te llevarás será el que te has comido de Dévona. El Séptimo Canal es nuestro, bonita. Pero no pierdas la fe. Estoy seguro que si sigues adulando al Conde, te dará algunas sobras.

Le acarició la cara con la mano, y girándose, desplegó toda su cola, para pavonearse mientras volvía al salón para festejar.

Y nunca mejor dicho.