Partida Rol por web

Os encamináis hacia La Casa de los Crosswell. Descubrís que está lejos del pueblo, mientras conducís por un camino sinuoso y estrecho, repleto de curvas, bajo los arcos de los árboles que parecen envolveros como si de un túnel se tratara, robando la poca luz que queda en el cielo, y que poco a poco, con la llegada del atardecer se va disipando cada vez más. A vuestros lados, la nieve parece hacer las veces de verjas, evitando que os salgáis de la carretera. 

La nieve cubre casi todo el camino, por lo que vuestro viaje es lento, mientras escucháis como suenan las ruedas contra los bloques de nieve. El coche parece derrapar un par de veces, aunque conseguís tenerlo bajo control... La noche va llegando a Davenham, y con ella la oscuridad. El camino queda iluminado solo por las luces del coche, que iluminan de manera bastante pobre, unos pocos metros de la carretera. 

Sentís cierto sentimiento de desazón, pues no estáis seguros de estar en el camino correcto, y ya lleváis mucho tiempo conduciendo... No sabéis con exactitud cuando habéis avanzado, pero tampoco os atrevéis a volver. Sabéis que si el coche quedara bloqueado en la nieve, moriríais de frío durante la noche. Os parece ver ligeros movimientos entre la oscuridad exterior, quizá algún pájaro que sea capaz de sobrevivir a tales condiciones atmosféricas, o simplemente, el viento que mueve los árboles dejando caer más bloques de nieve. Ni una sola persona habéis encontrado en vuestro viaje, el lugar está desierto. 

Cuando empezáis a desesperaros, aún con el corazón acelerado, veis una luz a lo lejos. A medida que os acercáis vais viendo el lugar. 

La iluminación exterior no es especialmente buena, pero aún con esto, se puede vislumbrar parte de la casa. Hay una verja de acerco oxidado, relativamente alta, que permite el paso hacia el jardín. Éste parece grande, aunque increíblemente descuidado, y se intuye un sucio camino, corto y desatendido que lleva hasta la casa, de dos plantas. El edificio es grande, y podría ser una casa increíble, pero lo cierto es que no resulta nada espectacular, es más bien espeluznante, y con un gran aspecto de abandono. Muchas ventanas se encuentran rotas, tejados a los que les faltan tejas, paredes erosionadas, verjas a las que les faltan tablas...

Hay alguna escalera, restos de argamasa y varias pilas de herramientas y tejas que dan fe de que allí se están realizando reparaciones. 

El Ranger bajó rapidamente del coche, deseoso de estirar las piernas. En ningun momento dejo de mirar la casa, la cual ejercia cierta fascinacion. El camino habia sido largo y tedioso, con el constante temor a quedar atrapado en cualquier momento. Por suerte llegaron sin contratiempos.

-Puff- dijo con cierto gesto de asco-. Si la estan reparando parece que empezaron hace cinco minutos- se volvio hacia Jeff con una mirada abatida-. Olvidate de hablar con vecinos, no debe haber nadie a varios kilometros a la redonda.

Camino decidido por el jardin, el cual amenazaba con convertirse en una selva de un momento a otro. Todo esta especialmente gris, como si el color hubiera sido borrado en los alrededores. Un ambiente triste y lobrego, como un cementerio.

Al llegar a las escaleras golpea sus palmas, esperando que alguien apareciera.

Salgo de mi coche, y voy hacia el coche de Sarah.-Mucho me temo que, como acaba de decirme Roman, aquí hay pocos vecinos, al menos hoy no podremos hablar con ellos, ya queda poca luz y hace mucho frio. Supongo que no nos queda más remedio que dormir aquí esta noche. ¿Estarán aún los obreros dentro, aquí parece que no hay nadie?.-Les digo a Sarah y Gordon, ya que Roman se ha adelantado.

El viaje había sido largo, pesado y bastante tétrico, o por lo menos eso me había parecido. Llegamos por fin a la famosa casa cuyo deterioro la hacía parecer más una casa abandonada que habitada. No pude evitar un escalofrío al verla.

- Creo que yo también tendría visiones horrendas si viviera aquí... se me pone la piel de gallina sólo con mirar esa casa -le dije a Gordon mientras me subía el cuello del abrigo.

Jeff y Roman habían llegado antes que nosotros y parecía que el ranger ya se encontraba llamando a la puerta.

- Tienes razón Jeff, no parece que esta zona esté muy habitada. -Salimos del coche y los tres nos dirigimos a la entrada de la casa.- Sinceramente, ahora que veo la mansión no me parece tan atractiva la idea de quedarnos a dormir. -No dejaba de temblar de frío mientras esperábamos a que alguien abriera la puerta.

Escuchando la conversación sin decir nada, acompañando los comentarios con el castañear de dientes que no sabía si era exclusivamente producto del frío o la sensación de desamparo que le producía el lugar tenía algo que ver, caminaba a su lado, dejando huellas en la nieve fresca.

-Ahora entiendo por qué no tenían trato con los vecinos ¡¡Lo difícil es que lo hubieran tenido!! ... Hay que tener pocas ganas de hablar con gente para venir a vivir a un sitio así ¿Llamamos a la puerta? Tengo ganas de entrar en calor, aunque en esa casa será difícil, no tiene ni ventanas.

Siguió al lado de sus compañeros, cómo si la sola idea de separarse unos metros le encogiera el corazón. Poco a poco se acercaban al porche y temía lo que pudieran encontrarse dentro. Tocó el bulto que el pequeño revolver formaba en su bolsillo y eso pareció serenarlo un poco.

-Si, vamos para allá.- Le digo a Gordon. Me dirijo hacia la casa fijándome en todo lo que hay alrededor, el jardín, las ventanas, el deterioro de la casa. Busco por el jardín si hay rastros de algún perro que ronde la casa para guardarla, no tengo ganas de encontrarmelo de repente y tener que subirme a un arbol.

El ojo critico de Roman iba de un lado a otro. La apreciacion de Gordon era acertada: en esa casa debia hacer un frio de mil demonios. La vision fugaz de si mismo abrazado a Sarah Mitchell invadio su mente, no pudo evitar volver sus ojos a la misma, la cual hacia el camino algo lodoso hasta el porche. Volvio su concentracion a la casa, diciendose que primero estaba el deber, tenia que estar concentrado y no lo lograria dejando volar a su imaginacion.

-Las herramientas de los trabajadores estan aqui- dijo echando de vez en cuando su aliento a los ateridos dedos de su mano-. ¡HOLAAAA! - gritó usando sus manos para amplificar el sonido. Era tetrico notar como es voz se repetia en un eco muerto, como si fueran los unicos habitantes de la tierra. Un escalosfrio involuntario recorrio su espina, sin duda esa casa despertaba los mas irracionales temores.

- Espero que no se hayan decidio todos a irse el mismo día que nosotros llegamos -intenté poner una nota de humor en aquel ambiente tan lúgubre, pero mis palabras no sonaron demasiado animadas.- Espero que vengan pronto a abrirnos porque me estoy congelando.

Me daba pequeños golpecitos en los brazos intentando entrar en calor a la vez que intentaba escuchar algún ruido procedente del interior que nos diera una pista de que la casa estaba habitada.

- Decididamente ese joven necesita llevar otro tipo de vida más divertido.

Pasáis por el jardín hasta llegar al porche. El jardín está completamente cubierto de nieve, entre aquellas plantas mal cuidadas, y hierbajos desprendidos por doquier. No parece haber huellas de ningún animal, aunque si que encontráis varias de diferentes personas. Camináis por una zona en la que se ha quitado la nieve, con la intención de realizar un camino más seguro hacia la casa. Aunque el frío ha producido que el suelo esté un poco helado asi que debéis caminar con precaución. 

Llegáis hasta el sencillo porche de madera, que pese a lo que pudierais haber pensado en un principio, no resguarda demasiado del frío. Una vez habéis llamado a la puerta principal, tardáis en oír ruidos de dentro, mientras algunos os congeláis, otros intentáis echar un vistazo. Finalmente, aquella gran puerta se abre con delicadeza, soltando cierto chirrido que os poner los pelo de punta. 

Iluminado por una luz bastante tenue, veis a un chico jóven, alto y delgado. Sorprende que en su cabello rubio hay ya algunas canas. Está vestido con ropas limpias, y nada convencionales. Su rostro es atractivo, y caballeroso. Os mira con una mirada intranquila, y luego comienza a hablar, mostrando una voz dulce y suave. 

- Buenas noches. - Dice con educación. Os mira a todos, al principio sin darse cuenta de quienes sois, luego cae en la cuente. Está quizá un poco sorprendido porque Ulrich decidiera contratar a tanta gente, aunque eso también le da tranquilidad. Uno puede equivocarse, pero tantas personas es difícil que den un veredicto erróneo. - Supongo que vienen a inspeccionar la casa. Deberían entrar, fuera hace un frío horrible.

Se aparta un poco, dejando sitio para que entréis. 

El comentario de Sarah lo hace sonreir, la mira de reojo diciendo:

-Nadie dejaria a una hermosa dama helandose en...- justo el sonido de la puerta abriendose acalla su halago.

Cuando al fin el irritante sonido de la puerta se detiene, se encuentran con un joven de aspecto normal, mas alla de cierto nerviosismo en los ojos. Roman esperaba a alguien barbudo, de ojos enloquecidos, los pelos revueltos y luchando por no decir incoherencias. Sin embargo, este joven era lo mas norma que habia visto hasta el momento.

-Muchisimas gracias Señor Crosswell- dijo el Ranger estudiando al joven. Buscaba alguna marca, corte, moreton, cualquier pequeña peculiaridad que se viera a simple vista. De todos modos procuro que no se notara su examen, no queria incomodarlo nada mas conocerse, ya habria tiempo para eso...-. Por cierto, soy Roman Praice, Ranger de Texas. Un gusto- se presentó dandole la mano.

Peter parece sorprendido o quizá un poco intimidado por que estar frente a un ranger. Te tiene la mano, 

- No se merecen. - Dice en relación a tu agradecimiento. - Un placer, yo soy Peter, Peter Crosswell. 

No parece haber nada raro en su rostro o sus manos, quizá parece un poco nervioso, aunque no es sorprendente dada la situación. Hace un gesto con la mano, invitando a los demás a pasar, para no inundarse en el frío de la calle. 

Cuando se presenta Roman, se da cuenta que deben mostrar educación. Estira la mano hacia peter y se presenta.

-Buenas tardes, soy Gordon Summer y no soy Ranger... Ni tengo ninguna  otra ocupación que tenga que ver con la seguridad, pero soy hombre curioso y me gusta investigar aquello que no es corriente.

El frío era desagradable así que se metió dentro y dejó libre la puerta para sus otros compañeros.

-Mi nombre es Jeff Hammond, espero que no hayamos llegado demasiado tarde. Por cierto, nos dijeron que habría obreros en la casa, pero al entrar lo hemos visto todo demasiado desierto, ¿se han ido ya?.- Le digo a Crosswell, mientras le doy la mano.

El intento de Roman por halagarme fue interrumpido por el sonido de la puerta. Todos nos quedamos mirando al joven que, contrariamente a lo que nos habíamos imaginado, parecía alguien completamente cuerdo, educado y bastante normal. Venciendo un pequeño instante de incertidumbre y puede que de miedo nos saludó presentándose.

- Hola, soy Sara Mitchell. -Le dije tendiéndole la mano y pasando al interior rápidamente.- Es un placer conocerle por fin.

Cuando todos nos encontramos en el interior, la puerta se cerró impidiendo pasar el frío del exterior.

En cuanto entráis en la casa, podéis ver un pasillo con recias puertas a los lados que conduce al corazón de la planta baja. Este pasillo es relativamente oscuro y sombrío, con abundantes telarañas y crujidos al pisar el viejo suelo. Tras toda esa oscuridad, os llega, desde la cocina, cierto olor agradable a algún tipo de guiso. Las paredes están repletas de tablones de madera que comienzan casi desde el suelo, fruto de las reparaciones. No hay luz eléctrica, sino que un antiguo candelabro puesto en el suelo es la única iluminación que hay. Veis interruptores en las paredes, pero no parecen funcionar. Este es un lugar terriblemente triste. 

Peter Crosswell os saluda con la mayor educación y modales, en especial a la señorita Mitchel. Seguidamente contesta a vuestras preguntas con una voz suave y dulce:

- Los obreros se marcharon hará una hora, debido al temporal. Temían quedar atrapados aquí, por la nieve. - Os mira unos instantes, y luego continúa. - Lamento que no haya más luz por aquí. Tengo algunos candelabros más en el salón. El electricista ha dicho que la instalación eléctrica no es segura, por lo que tenemos que apañarnos con esto. Puedes investigar la casa cuanto gusten, yo... les esperaré en el salón, para que puedan trabajar cómodamente. 

Dijo con la intención de dirigirse al final del pasillo. 

Desde luego, si no se tenían visiones extrañas en ese sitio, no se tendrían en ninguno.

la casa había excedido con mucho todas las expectativas que tenía puestas, y si había algo realmente sombrío en este mundo, esta casa debería ocupar el segundo o tercer lugar. Siguió a su anfitrión, dejando pasar a Sarah delante. Prefería quedarse un poco atrás y observar todo: El estado de las paredes y techo, la decoración, la distribución de la casa... Cualquier cosa que pudiera llamar la atención... pero ese olorcito la verdad es que era bastante atractivo... "Y sabe cocinar".

Este pensamiento le llevó a otros y no pudo contenerse.

-¿Vive completamente solo en la casa?... He visto ventanas rotas en los pisos superiores. La verdad es que esperaba una casa en mejor estado, pues estuvo habitada hasta hace poco y con el frio que hace aquí en invierno no parece muy habitable, señor Crosswell... Bueno, ahora, en cuanto nos sentemos cerca de un fuego, todo se verá de mejor manera y podremos charlar tranquilamente de la cuestión que nos ha traído hasta aquí...

Una vez todos adentro, Roman dirige su vista hacia cada rincon, parece cualquier cosa menos una casa habitada. De no ser por la tenue luz del candelabro, hubiera creido que estaba si desde hace muchos años. Nota una cierta seriedad en Sarah, al principio lo asocia con el ambiente de la casa, hasta que recuerda que ella entro ultima.

-El frio- penso con una mueca-. Roman, Roman, si tu padre te viera te daria en la cabeza con algo duro.

Volvio su atencion a su alrededor, aunque mas alla del deterioro de la casa, todo era normal. Triste hasta el hartazgo, pero normal. No entendia como ese joven podria vivir asi. Tanto Jeff como Gordon comienzan a hacer preguntas, pero Roman se quedo con una en particular...

-¿Los trabajadores usaron un camino alternativo? No recuerdo haberlos cruzado- a pesar de que se habian ido hace mas de una hora, el camino era muy largo, asi que era posible haberlos visto.

Peter, que va el primero, se dirige hacia la puerta del salón, avanzais un poco por el pasillo, hasta que a escasos metros de la puerta principal, sin llegar al final del pasillo, vuestro anfitrión se para frente a una puerta en el lado izquierdo, que tampoco está en un estado muy bueno, y cuyo pomo no gira demasiado bien. Peter la empuja con suavidad, y entráis en una habitación bastante bien iluminada, hay varios candelabros en el suelo, y uno está situado sobre una vieja mesa de café, bastante deteriorada, con muchas cartas encima, que se encuentra enfrente de un viejo sofá desvencijado. Peter se dirige hacia allí. 

Hay seis grandes ventanas en esta habitación, que parecen estar recién reparadas, junto a una de ellas, hay un gran montón de basura, producto de las obras. De las paredes cuelga papel descolchado, y hecho jirones, y caminais sobre una alfombra deshilachada, con agujeros y falta de color. 

Al llegar junto al sofá, Peter suspira: 

- Sí, vivo solo en esta casa. Lleva ya bastante tiempo deshabitada, y soy consciente de que requiere muchas reparaciones, pero es la casa donde me crié, creo que tiene arreglo. Acabo de mudarme, pero ya he ido arreglando algunas cosas, y confío en que los obreros trabajen deprisa. - Muestra una sonrisa algo lánguida, pero entonces se da cuenta de que no ha contestado a todo. - Ah, sobre los obreros... Pues, desconozco por qué camino se han marchado. 

Se queda de pié, pensando si debe traer alguna silla o algo parecido, o que puede llevar. Se gira hacia la mujer: 

- Mmm... No estoy acosumbrado a recibir visitas, espero que lo comprendan, acabo de llegar, y la casa no está nada presentable. Lo máximo que podría ofrecerles es que cojan lo que deseen de la cocina, tampoco tengo ningún sitio donde podamos sentarnos a charlar más cómodamente. - Mira el sofá, dubitativo. - Pero si quieren, pueden tomar asiento, yo... - Mira al resto de la habitación, buscando algún lugar donde sentarse. - Yo puedo sentarme en el suelo. - Hace un gesto para que os sentéis en e sofá. - Pueden taparse con la manta, si tienen frío... 

Luego medita un segundo, pensando que a lo mejor quieren investigar la casa ya... y contesta apresuradamente...

- Oh, no lo había considerado, pero si lo prefieren pueden investigar la casa primero, yo puedo esperarles aquí. 

Se sienta junto a la mesilla de café, y recoge las cartas realizando un único montón, que coloca frente a él. Luego pone las manos sobre el candelabro, buscando un poco de calor.

Los candelabros iluminan la habitación, y la casa pese a ser antigua, y estar tan deteriorada, parece que estuvo muy bien aislada en su tiempo, no os llega demasiado frío para la temperatura que hay en el exterior. 

-Antes de mirar nada tengo algunas cuestiones que hacerle señor Crosswell, ¿podría decirme porque estamos aquí?. El señor Ulrich nos contó algo pero me gustaría escucharle a usted.- Le digo a Crosswell.