Partida Rol por web

    El ataque le había cogido desprevenido, este enemigo no era un participante si no otro tipo de amenaza. No obstante, Villtur no perdió tiempo en consideraciones, encarando de frente a la bestia se abalanzo sobre ella sin pensar lanzando una dentellada aprovechando la apertura que había conseguido crear la elfa.

Villtur gracias a la cobertura que le estaba dando Anazareth con su lanza consigue morder al ciempiés monstruoso casi partiendo a la criatura por la mitad, la ha dejado gravemente herida, el ciempiés intenta morder nuevamente a Villtur pero en su ataque deja el flanco desprotegido

- ¡A por él! ¡Sin piedad! -vociferó extasiada de poder llevar a cabo una brutal demostración de violencia- ¡Jiyaaaaah!

Atravesar el caparazón quitinoso del cienpiés gigante hizo feliz a la drow, quien sonrió mostrando colmillos.

    Aquella alimaña erró su segundo golpe quedando al descubierto nuevamente, Anazareth había tomado la iniciativa en el ataque pero él no se quedaría atrás, sin esperar al resultado, saltó una vez más al frente valiéndose de las fauces de su bestia para despedazar a su presa.

Entre Anazareth y Villtur acaban con el ciempies, pudiendo retomar la drow su labor en ponerse la armadura. Una vez la armadura está bien colocada camináis por el largo pasillo, escucháis un clic y una jabalina sale volando atravesando a Villtur, el joven ahora convertido en lobo siente un fuerte dolor al verse atravesado. Una nota cae volando del techo

Vale para un mecánico

¿Sería una broma macabra de algún patrocinador? 

De nuevo Viltur volvía a sufrir una terrible herida, verle sangrar como lobo no le inspiraba la misma dicha que si fuese en su forma humana. Había algo en cómo manaba la sangre de su herida y en el gemido de susto* que le provocaba otros sentimientos, algo parecido a que le rompiesen un jarrón.

- Maldición- reconoció para sí misma al comprender lo que estaba ocurriendo para luego mirar a la fiera a los ojos-, es una invitación, Viltur, una dedicada a mi distrito donde gargantuescas arañas mecánicas dentro de fábricas e hileras de esclavos en inabarcables cadenas de montaje producen sin cesar vehículos y armas.

Se relamió los labios, consciente de la tensión que aquellas palabras deberían estar provocando en la mente de su compañero; casi deseaba el desenlace sanguinario, el gusto de sufrir por destruir algo que comienzas a apreciar.

- Pero te quiero de mascota, peluche, te quiero a mi vera de día y a mis pies por la noche; devorando a quien me resulte molesto y lamiendo la sangre de mis manos cuando me haya divertido demasiado ¿Comprendes? -señaló con el índice de su mano con escudo hacia el techo- Sólo puede quedar un tributo pero puedes entregarte a mí, morir como persona y renacer como mi bestia... O puedes enfrentarte a mí, Viltur, morir como los demás y alzarte como no muerto para servirme de todas maneras.

Los nudillos se le blanqueaban aferrando la lanza, su cuerpo a punto de saltar para abalanzarse sobre el lobo y darle muerte pero Anazareth dominaba a su bestia interior y la conminaba a esperar.

- Aulla por nosotros, mis amadas fauces de muerte y garras de destrucción, así sabré que abrazas mi ofrecimiento, pondré fin a tus heridas y daremos comienzo a nuestra cacería- al borde del éxtasis Anazareth aguardaba la respuesta de Viltur.

Si hace cualquier otra cosa que no sea aullar usaré Destrucción, o lo que sea más conveniente, sobre él para matarlo.

    El cazador se había tornado presa y ahora su cadáver yacía despedazado e inerte en el suelo. El lobo se apartó de lo que quedaba de la monstruosidad quitinosa y siguió su avance sin embargo, un chasquido lo alertó demasiado tarde de la nueva amenaza que nuevamente lo cogió de improviso.

    La punta de la lanza lamió su carne enterrándose profundamente bajo su piel, incapaz de reaccionar a tiempo, un lamento ahogado escapó entre sus dientes mientras trataba, en vano de asir el asta con su boca para extraerla. Por suerte la elfa tuvo el gesto de retirarla por él aunque no tardó en demostrar que aquella no era más que otra muestra de su perversa gentileza tan propia de su ralea.

    El lobo gruñó sin apartar la vista de los ojos de su compañera erizando el pelo de su espinazo como señal de advertencia. No obstante, era consciente del goteo que manaba de forma ininterrumpida de su herida y de que si seguía así seguramente no duraría mucho más por lo que necesitaba recurrir nuevamente a otro de los dones que le habían sido entregados.

    Retrocediendo unos pasos el brillo en los ojos de la bestia se acentúo cuando de imprevisto empezó a aullar y una aureola de luz verdosa lo envolvió por unos momentos aumentando gradualmente de intensidad hasta causar una explosión de color. Momentos después el lobo seguía en el mismo sitio, pero el sangrado de su herida se había detenido.*

Los ojos se le clarearon por la emoción y el deleite que trajeron consigo el convencimiento de haber doblegado la voluntad humana para forjar un vínculo eterno con la bestia, una lágrima apareció para recorrer su mejilla y perlarla brillante. Cuando aquella gota de gozo concentrado cayó al suelo así tambíen lo hicieron sus rodillas, escudo y lanza.

- Ven a mí, Viltur, mi compañero animal, -abrió los brazos para recibirle contra su cuerpo y estrecharle contra ella, no con amor pues los drows no conocían tal sentimiento, sino con la dicha de haber obtenido lo que se deseaba-; mi Alpha.

Por un momento la tensión de estar encerrado os puede, os ponéis en alerta, enfrentándoos unos a otros, Villtur sin cambiar su forma animal hace que sus heridas se cierren haciendo que Anazareth se relaje y deje de estar en tensión. Ambos sufris un fuerte dolor, gracias a vuestra voluntad no os dejáis sucumbir a ella y no es tan malo como parece, pero ponerse a discutir en un pasillo plagado de trampas quizás no sea lo más sensato.

Anazarth estaba segura de que los patrocinadores le habían hablado, de que esperaban algo de ella, lo que no esperaba es que allí, en ese pasillo hubiese otra drow, la del distrito 6, una drow que había descubierto la salida antes que ellos y que la custodiaba, al veros saca su ballesta dispuesta a dispararos

La plaga parece haberte visto y comienza a ir detrás tuya, le llevas ventaja, pero en esa habitación con la puerta cerrada estás a la merced de la plaga de arañas.

Un pequeño paracaidas cae delante de ti, es un regalo de los patrocinadores, tiene un vendaje sagrado

    El lobo escuchó la llamada de Anazareth sin prestarla mayor atención pues una nueva amenaza se había presentado ante ellos. El lobo mostró los dientes gruñendo en dirección a la elfa que acababa que aparecer en la distancia, sabía que no estaba dentro de su alcance pero si no recortaba distancias con ella la darían más tiempo para prepararse y además parecía tener un arma a distancia, así que se preparó para salir a su encuentro y recortar distancias para golpearla antes de que acabase con ellos.

Pues creo que se acabaron las sutilezas - pienso mientras recojo los vendajes y me les guardo. Esperando dejar atrás a la plaga, cargó directamente con el hombro contra la puerta a ver si mi fuerza la hace caer

Golpeas la puerta pero sin fuerza ninguna, la puerta no se mueve ni un ápide, ves como la plaga llega hasta la puerta de entrada de ese lugar, aún podrías intentar una vez más echar la puerta abajo antes de que la plaga llegue a ti