Partida Rol por web

Alexander se sobresaltó, no esperaba el pellizco, pero no emitió sonido alguno que pudiera delatarlos.

No te preocupes por eso. Hace mucho que Robert W. Crawford dejo de preocuparse por lo que le pasaba a su hijo menor.- Susurró.

Sin dejar de caminar miraba a derecha, tratando de encontrar con urgencia un camino que les sacara de allí y les llevara al campamento lo antes posible.

Sam había avanzado unos metros por delante de Alexander sin , aparentemente, hacer caso de las palabras del chico. EL viento soplaba levemente levantando un polvillo fino y molesto que se metía en los ojos de la chica. Durante unos segundos, Sam mantuvo la mirada fija pero pronto, los ojos comenzaron a lagrimearla haciendo que su maquillaje, ya corrido por las lágrimas anteriores, siguiese manando. No era un buen día para mantener un estilo de chica dura y macarra, al menso con aquellos chorretones que comenzaban a darla aspecto de chica gótica, algo que Sam detestaba con todas sus fuerzas. Solo faltaba que la llamasen Samantha la que de sus ojos lágrimas negras manan para que la chica sacase el cuchillo y apuñalase al ser vivo -o no- más cercano-.

Joder, no veo nada murmuró frotandose los ojos con fuerza

María estaba deseando salir de allí, aquella excursión se estaba convirtiendo en una pesadilla de las largas, pero debía tener un poco de más paciencia y contrariamente a lo que habría echo en otra ocasión, decidió mirar bien a su alrededor, no quería más sorpresas ni que la descubrieran por su culpa, ya bastante cargo de conciencia tenía por haber dejado que el cojo de antes hubiera sido devorado por los malnacidos de los mordedores...

Delante de ellos había dos individuos al lado de una esquina. Por lo que pudieron ver sin acercarse demasiado era que se trataba de dos zombies. Estaban devorando a un perro, o lo que quedaba de él.
Tendrían que valorar con cuidado como moverse para aprovechar la situación y que ninguno de aquellos tipos los vieran o escucharan.
La calle tenía menos cobertura que de la que venían, pero por lo menos era ancha. Moverse por el otro extremo les podría dar suficiente ventaja para correr en caso de ser vistos, pero la última vez que les seguían, acabó por congregarse una multitud. Algo más cerca de aquellos dos, había una bicicleta tirada en la calle. Un coche un poco más adelante, una vez adelantados los devoradores del perro, estaba aparcado y aparentemente intacto. Cuando alzaron la vista para observar más adelante, al final de la calle, podría decirse que acababa el pueblo. Una salida de aquel lugar.

La visión del perro hizo que Sam sintiese un pinchazo en el estómago. Echaba de menos a su chucho. Aunque su ropa estuviese llena de pelo. Sin dejar entrever lo que sentía, hizo un gesto a sus compañeros de que permaneciesen quietos mientras susurraba

Será mejor ir de uno'n uno. Así si alguien la caga los otros podrán salir por patas.

Después de decir esto, Sam avanzó primero. La experiencia decía que ella era la más sigilosa del grupo y la que mejor podría aprovechar aquella situación. Pasito a pasito fue avanzado como un gato...hasta que se giró para controlar la situación y tropezó con un cubo de basura.

Mierda.

Sus ojos se posaron rapidamente en la bicicleta y corrió hacia ella como alma llevada por el diablo, o como humano perseguido por zombis. Mientras corría la joven sacó la pistola. Siempre podía subirse al coche y disparar desde allí, esperar a los otros que también tenían sus reservas y huir en aquel cacharro. 

María miró con cara de asco como aquellos malditos zombies daban buena cuenta del pobre chucho, los perros no le gustaban, cuando sus hijos trataron de ablandarla para conseguir quedarse con uno de los cachorros que había tenido la perra de su vecina, ella se negó en redondo y hasta llegó a castigarls a todos por cansinos, pero la verdad es que aquel pobre animal no merecía una cosa así... aunque bien mirado les estaba dando una buena oportunidad para salir por patas de allí si no la cagaban claro...

-Vamos, vamos...- murmuró a sus compañeros urgiendo a que se dieran prisa.

Parecía que si salían de aquella situación no sería gracias al sigilo. Sam había tropezado contra un cubo y Alexander remató la jugada chafando una latas de refresco que había tiradas por el suelo.
Una vez perdido el factor silencioso solo quedaba una solución. Correr.

Todos se movían con sumo cuidado. Los latidos del corazón se les agolpaban en los oídos como si fueran un tambor. Casi les extrañaba que aquellos dos tipos no pudieran escucharlos.
Cuando la distancia entre ellos fue la mínima, por encima del golpe de sus latidos se escuchaba el repugnante sonido que hacían al masticar. ¿Qué movería a aquellas cosas a devorar continuamente? ¿Es que no tenían límite?
La calle cada vez se les hacía más pequeña a medida que se acercaba al final de la misma.
En cuanto diesen unos pasos más, quedarían prácticamente sin cobertura.

Fue entonces cuando Sam y Alex tropezaron cuando la primera se paró un momento por un ruido que creyó escuchar un ruido proveniente de la bicicleta.

¡Solo uno! ¡Es un jodido milagro!

Haciendo gala de la imprudencia que la caracterizaba, Sam se deslizó sacando el cuchillo y avanzó hasta penetrar el cuchillo en la cabeza con una mano mientras que con la otra mantenía la pistola agarrada. El cuchillo salió empapado en la sangre negruzca y la chica agarró la bicicleta dispuesta a salir pedaleando a toda hostia... sin embargo dudo unos segundos y, sorprendéntemente se paró a esperar a sus compañeros. Mientras esperaba sin parar de mirar a los lados, la chica arrugó la nariz al ver al mascador comiendo el chucho...Su colega Kyle el yonki se había metido heroina hasta el culo y le faltaban la mitad de los dientes. La otra mitad se movían. Se había convertido en zombie, Sam lo sabía porque le había visto de refilón al comienzo de todo pero...

¿Como cojones comerá "el yonki"?

Seguro que sí aquel desgraciado pudiera pensar, estaría pensando por qué se molesto en ir a por comida si estaba llevándose el estómago con algo ya.

Peroe ataba claro que no pensaban, y con un agujero en el cráneo ni podría moverse ya. Cayo a plomo en el suelo tras sacar Sam sí cuchillo de la cabeza.

Alexander vio caer al zombi que se acercaba a Sam y continuó su carrera hasta el coche abandonado. Antes de intentar abrirlo lanzó un rápido a su interior.

No sería en primero en acabar su días como comida de zombie por entrar en un vehículo que pensaba vacío sin mirar antes.

El coche estaba vacío. Una de las ventanillas traseras estaba bajada un par de centímetros, y a pesar de que los cristales estaban muy sucios pudo ver una buena parte del interior.

- El carro está vacio... a ver si están las llaves y nos piramos de aquí de una vez...

Dijo María asomándose para inspeccionar mejor el interior. Ya estaba hasta el moño de aquel sitio, tenía ganas de volver al refugio y no ver más puñeteros zombies en al menos unas horas...

Ayúdame a busca las llaves María.- Dijo Alexander mientras entraba dentro y comenzaba a rebuscar por las zonas más típicas. La guantera, bajando el parasol, debajo de las alfombrillas, si estaban puestas...

Si no tenía suerte y las llaves no aparecían, alguna de ellas tendría que intentar hacerle un puente por que él no sabía. Arrugó la cara y decidió que esa sería una de las cosas que tendría que aprender si sobrevivía al día de hoy.

- Claro niño, tu mira dejajo del asiento del conductor yo miraré por el del copiloto y los de detrás... Sam vigila un poco, no vaya a ser que nos muerdan el culo- dijo la mami futbolista al tiempo que se ponía manos a la obra rebuscando por todos lados.

¿Es que no sabéis hacer un maldito puente? protestó en voz baja la chica, vigilante.

Las llaves no estaban en el coche, si querían moverlo tendrían que buscar otra forma de arrancarlo, en el caso de que todavía funcionara.

Alex escucho mientras buscaba las llaves como el tipo que se estaba comiendo al perro miraba en su dirección a medida que se acababa lo poco que quedaba del animal. Se incorpora. Avanza.

Haced un puto puente...

TU....majete...te gusta comer perros? ¿eh? te gusta comer chuchos...—Sam comenzó a bailar delante del zombie llamando su atención. Como aquellos imbéciles no hiciesen un puto puente rápido...

Ven zombito bonito...ven puto cabrón

¡¡ZAS!! EL cuchillo voló hacia la cabeza del devoraperros. 

María.- Dice Alexander antes de salir del coche.- Lo del puente es cosa tuya. Yo intentaré conseguir que no maten a Sam.

Mientras María se queda sola en el coche, Alex sale a la calle, sin dejar de mirar a un lado y otro por si hay más zombies por los que preocuparse espera a que el comeperros se acerque sujetando fuertemente su hacha. -Un paso más y estará a distancia.- piensa el chico, sin dejar que el zombie de ese paso, Sam ya le ha acuchillado así que él no puede hacer otra cosa más que atacar después de ella.