Partida Rol por web

Tenías unos días libres y no dudaste en visitar a tus padres. La enfermedad de tu padre iba progresando de forma irremediable y aquello de la silla de ruedas sabías que no le iba a agradar, fue el motivo principal para la visita de esta ocasión.

A tu madre Elisabeth le alegró mucho tenerte unos días allí y una vez más aprovechó para hacerte esas comidas que tanto te gustaban, insistir en que comieras más y que a ver cuando les dabas la alegría de presentarles a un novio.

Por supuesto no le hablaste de Frank, Frank era… una posibilidad, pero por el momento nada más. Ni siquiera había habido una cita formal. ¿Demasiadas ilusiones? Quien sabe… A tu edad tampoco había que desaprovechar las oportunidades. El lado malo era que Frank te veía más como una colega, que como algo más. Joana Miller quizá tenía demasiados pájaros en la cabeza.

Hoy iba a ser tu último día con tus padres, harías la maleta esta tarde y mañana marcharías temprano. Pero no había prisa, aún podías relajarte un poco en esta tranquila ciudad.

Dormías en tu piso de soltera, tampoco tenías motivos para no hacerlo allí y así también estarías más en contacto con tus padres. Te despertó el sol y el trino de los pájaros. Aunque sentías que te faltaba algo en la vida, en estos momentos te sentías relativamente bien. Hasta ti llegó el olor a café recién hecho y de huevos revueltos con bacon, tu madre debía de estar haciendo ya de las suyas en la cocina.

Me desperecé con ganas. Qué bien se estaba en casa de vacaciones. Aunque ya se acababan, hoy todavía duraban y había que aprovechar el día. Tras levantarme y abrir la ventana, fui a lavarme la cara y, todavía en pijama, bajé a dar los buenos días a mis padres...y por qué no admitirlo, a desayunar esos huevos con bacon que olían tan bien que sentía que me estaban llamando a gritos: "Joanaaaaaaaaa, ven a comernosssssss" ^^

-¡ Buenos días Mamá!- saludé plantándole en un beso mientras me sentaba y me servía de la fuente sobre la mesa. -¿qué tal habéis dormido? ¿Ya se ha levantado Papá?

Estando de vacaciones era un gustado quedarse en pijama durante un buen rato. No había las prisas por cambiarse y sumirse en el estress cotidiano, además en este pueblo el tiempo parecía marchar a otro ritmo, como más lento.

Todo el desayuno tenía una pinta estupenda y tu madre siempre hacía comida de más, posiblemente hubieses ganado un kilo de peso en tu estancia aquí - Buenos días – Te dijo sonriente – Aiss hija, deberías de lavarte la cara antes de desayunar, sabes que no me gusta que te descuides... - No era una reprimenda, pero una madre siempre se preocupaba de ese tipo de cosas.

- No, ahora cuando acabemos lo despierto y si quieres me ayudas a sentarlo en la silla – Acababa de decir esto cuando se escuchó como un trueno seco y la luz se fue de inmediato – Cielos, juraría que había amanecido despejado

- Pero si me la acabo de lavar!- protesté ante la pseudo-regañina maternal, mientras daba comienzo al opíparo desayuno. - Ok, te ayud...

El trueno y la oscuridad repentina cortaron mi respuesta. - Vaya, menudo día! Tiene pinta de que se acerca una buena tormenta. Me he dejado el móvil arriba, subiré a mirar el pronóstico en la aplicación del tiempo.

- Pues espero que mañana salga buen tiempo... - Se refería sin duda a que como tenías que viajar esperaba que no hubiesen complicaciones. Madres que se preocupan por todo.

- Está bien, te voy sirviendo el zumo, pero no tardes que se enfría todo... - No tenías intención seguramente de quedarte arriba y además mirar la previsión con las nuevas aplicaciones para móvil no te iba a demorar nada.

Subiste en nada y... No tenías datos, es más no tenías cobertura, un poco extraño, pero los simbolitos de tu móvil no dejaban margen de duda. Quizá había ocurrido alguna avería.

- ¡Vaya hombre! No sé por qué, pero no tengo cobertura. Así que nos quedamos igual.- Entré de nuevo en la cocina refunfuñando. Me gustaba estar conectada al mundo, ¿y si Frank me escribía un wasap..?- En fin, esperemos que arreglen pronto lo de la luz y lo que sea que pase con la cobertura.

Me zampé en un momento los huevos con bacon y el café, mientras mi madre me miraba y comentaba que seguro que en la ciudad no me alimentaba lo suficiente. Madres, hay que ver cuánto se preocupan.

Al acabar, me peleé como siempre con ella para que me dejase fregar a mí. Me ganó esta vez, porque me dijo que así yo iba a despertar a papá.

- Anda, ve y despiértalo - me dijo-. Se alegrará de que lo hagas tú. Yo subo enseguida y te ayudo.

Y en menos que canta un gallo estaba ya en el cuarto de mis padres. Descorrí las cortinas y me subí a la cama como cuando era pequeña, en pijama todavía, y le di un beso.

- Buenos días, Mr. Miller- dije poniendo la voz grave y solemne- Es usted un dormilón.

Quizá tuviese algún tipo de relación el apagón con la ausencia de cobertura, aunque ahora mismo no se te ocurría que podía ser.

Tu madre como no podía ser de otra forma insistió en hacer las labores de la casa. Así quedaste libre momentáneamente para ir a despertar a tu padre.

Fue un momento agradable, allí te podías sentir como una niña y para tus padres seguro que lo seguías siendo. Le costó un poco despejarse pero cuando lo hizo te sonrió – Buenos días... - Levantó una mano intentando darle al interruptor de la luz. Parecía no atinar a darle, pero tú sabias que aunque lo hiciese no iba a funcionar – Deja que intente levantarme... - No le gustaba ser una carga y solía insistir en intentar hacer las cosas sólo, aunque pareciese un imposible.

Mi alegría matutina se apagó un poco al ver cómo estaba papá, aunque disimulé para que no se diese cuenta. Dejé que intentase levantarse solo durante unos instantes, y luego me acerqué un poco para darle apoyo, pero sin hacer yo toda la fuerza. Quería ayudar pero no imponerme. Me dolía tanto verle así, él que había sido tan vital...Tenía que ser muy duro que la familia que había dependido de él durante tantos años, ahora tuviese que cuidarlo como a un niño. Lo veía en sus ojos cada vez que le ayudaba a sentarse en la silla de ruedas, o a pasar de ella al sofá o a la cama.

- No va la luz papá, se ha ido hace un rato - comenté mientras él por fin incorporarse y bajar los pies hasta el suelo.- ¿Quieres vestirte ya o desayunar primero? Mamá ha hecho un desayuno de muerte. Y yo, como ves, no he podido esperar a cambiarme.

Me acerqué a la ventana para abrir un poco el cristal y ver si se acercaba alguna tormenta.

- Antes se ha oído un buen trueno, lo que no sé es cómo no te despertó, dormilón- le recriminé en broma de nuevo.

Era inevitable sentir fuertes sentimientos con respecto a lo que le ocurría a tu padre. Es dolor no era desdeñable, además, tener que ocultar ese dolor aún lo hacía peor. Pero demostrarlo no haría más que preocupar a tu padre y empeorar la situación. Era en esos momentos cuando también echabas de menos tener a alguien cerca a quien poder abrir tus sentimientos, y al fin y al cabo, desahogarte.

Tu padre acabó aceptando tu ayuda - ¡Anda! Pues no dejemos que se enfríe el desayuno de tu madre je, je, je – Era bonito verle sonreír. Aunque trabajabas lejos era una suerte que tuviese a tu madre, que se quisiera y que lo cuidara.

- Ah pues no oí nada – Dijo mientras “pescaba” sus zapatillas con los pies.

Te asomaste a la ventana y sorprendentemente el cielo estaba totalmente azul. En la lejanía se veía como si hubiese una pequeña columna de humo, pero nada más.

Qué raro...nada de tormenta, ¿y ese trueno que oímos antes? ¿Habrá pasado algo?- pensé al ver el humo que se veía a lo lejos. Acerqué la silla de ruedas a la cama y ayudé a papá a pasar a ella

-Ea pues, a desayunar se ha dicho- le planté otro beso en la cara- Pero antes pasamos por el baño y te lavas la cara o mamá nos reñirá.

Por el camino seguía pensando en el humo, ¿a quién conocíamos por esa zona? Podríamos llamar y preguntar...Por lo pronto, le pediría a mamá su pequeño transistor a pilas y pondríamos la radio local a ver si decían algo.

En los siguientes minutos ayudaste a que tu padre estuviese a punto. Era quizá lo que menos le agradaba a él que quería valerse por sí sólo, pero una vez en silla de ruedas y las cosas del aseo hechas, la cosa cambiaba. Y la sonrisa volvía a su rostro. Durante las semanas anteriores se habían hecho pequeñas obras en la casa para adaptarlo todo a la silla de ruedas, lo que le permitía tener una buena movilidad.

Con respecto a lo de llamar, aunque no tenías muy claro a quien podías llamar, pudiste ver que ninguno de los teléfonos daba línea, ni el fijo de la casa ni los móviles. Tras unas indicaciones de tu madre encontraste una vieja radio a pilas, trataste de sintonizar algo Y… tan sólo encontraste una emisora

- Aquí la LKL de Chester’s Mill, retomamos la emisión tras el apagón, lamentamos la interrupción momentánea. Demos gracias al generador de luz…

- ¿Gracias a un generador? ¿Y quién nos da las gracias a nosotros Mike? – Dijo de forma chistosa el otro presentador

Generador, generador... Recordaste que tus padres tenían uno, al menos cuando era niña lo tenían, lo usaban cuando tenían una casita en el campo para tener algo de luz o encender algunas herramientas.

En ese momento llegó tu madre con una petición – Cielo, tú que tienes coche, ¿Podrías ir al súper y comprar las cosas de la lista? He apuntado bastantes cosas – Tenía la hoja con la lista en la mano

Qué raro...algo debía haber pasado, no era normal que nada funcionase, teléfonos, móviles, a luz, y prácticamente ni la radio. Sólo había logrado sintonizar la radio local...¿y el resto de emisoras? No quería alarmar a mis padres, pero tenía que averiguar qué demonios había pasado, así que la petición de mamá de ir a hacer la compra me vino de perlas. En el pueblo me enteraría de todo, más aun si iba a la tienda, donde ninguna noticia quedaba sin comentar.

-Por supuesto, mamá, iré enseguida. Voy a cambiarme, y ...papá, ¿todavía tenemos aquél generador de la casita del campo? No estaría de más buscarlo, por si esto se alarga.

Subí a mi cuarto, me puse unos vaqueros y una camiseta, las botas y cogí el bolso. Al bajar, besé a mis padres, cogí la lista de la compra y salí a por mi coche, no sin antes preguntar si habían dicho algo interesante en la radio.

Tu madre te confirmó que aún debía de estar aquel generador en el cuarto trastero, luego, mientras ibas de compras, iría tu madre a mirar, aunque para ponerlo en posición haría falta la fuerza de alguien más joven como tú. También habría que comprobar si había combustible, que posiblemente no.

Luego cuando volviste a bajar ya cambiada, te dijeron que en la radio habían dicho lo que ya sabías, que las comunicaciones parecían estar fallando, aunque no se conocía el motivo.

Con esta información ya saliste de casa, todo este tema te hacía estar con la mosca detrás de la oreja, algo estaba pasando, pero aún no se vislumbraba el qué. Saliste con el coche sin problemas, el pueblo parecía estar en calma. Ahora podías ir directamente al super a realizar aquellas compras o bueno, a donde quisieras.

Conduje con tranquilidad hacia el pueblo. Todo parecía igual que siempre, salvo porque los semáforos estaban apagados. Pero Chesterfield no tenía muchos, ni tampoco mucho tráfico, por lo que con las señales fijas bastaba. No quería ni pensar el caos de coches que se originaría en Boston o cualquier otra gran ciudad si los semáforos fallaran. Boston...pronto volvería y esperaba dejar a mis padres con el apagón solucionado.

Me dirigí directamente al super. A la lista de la compra de mamá, añadiría combustible para el generador, por si acaso. Busqué aparcamiento cerca, y entré en la tienda.

Llegaste al super y pudiste comprobar que aquí tampoco había corriente eléctrica, aunque ya supusiste que era general cuando comentaron que los de la radio estaban usando un generador. Primero te dedicaste a realizar las compras, las obligaciones primero. Cargaste las cosas en uno de los carros y te pusiste a hacer cola en la caja.

Allí te enteraste de un par de cosas, ya que la cajera, mientras pasaba los productos, conversaba con la clienta de delante tuyo. Primero que el propietario estaba buscando un generador de los grandes para poder mantener las cosas de las neveras y los congeladores. Y segundo que habían todo tipo de rumores sobre lo sucedido. Entre ellos, comentaban que se había estrellado una avioneta a las afueras de la ciudad.

Escuchaba atenta los comentarios de la tienda. ¿Una avioneta estrellada? Quizás fuese eso lo que causó el humo que ví por la mañana...y tal vez se hubiese llevado por delante cables o alguna torre con un repetidor...Hasta el momento es lo que parecía tener más sentido.

- ¿De quién era la avioneta? ¿Sabe si hubo supervivientes?- intenté indagar algún otro detalle, un accidente de ese tipo seguramente habría sido mortal. Decidí que daría un rodeo antes de volver a casa en la dirección en la que ví el humo. Sería mejor que atender a rumores sin una buena base.

La cajera no tuvo reparos en responderte – La policía y los bomberos ya han ido para allá, pero no se sabe mucho más – Dijo la mujer mientras anotaba tus compras a boli ya que seguía sin habar luz eléctrica – Pues no hay muchas avionetas en el pueblo. O es del fumigador del ayuntamiento o es la de la señora Mayers.

Justo cuando salías por la puerta la luz se encendió en la tienda, al tiempo que escuchaste como se ponía en marcha el motor de un grupo electrógeno.

Cargaste las compras mientras pensabas en que sería interesante echar una ojeada a aquel supuesto accidente. Pero justo cuando salías del parking… escuchaste una frenada y… PLASH. Un coche que salía marcha atrás chocó su parte trasera, contra la delantera del tuyo. No te hiciste daño, pero escuchaste cosas que se habían roto en alguno de los dos vehículos.

El choque me pilló de sorpresa, y aunque no me hice daño (menos mal que iba despacio), me dolió en el alma. Lo que me faltaba. Maldita sea! Solía tener paciencia, pero en lo tocante a la conducción no tenía mucha...Salí del coche mosqueada, esperando que lo que se había roto no fuese mío. No tenía ganas ni tiempo de dejar el coche en un taller al volver a Boston. Porque, obviamente, no lo iba a reparar hoy en el pueblo sin luz y en una tarde.

- ¿Se puede saber dónde aprendió a conducir?- Dije en tono bastante enfadado mientras examinaba los desperfectos. -¿Es que no sabe mirar por el retrovisor?

Lo primero que hiciste fue mirar los desperfectos y... sin duda fuiste la peor parada. Tenías un agujero en la parte delantera, probablemente causado por el enganche para remolques que tenía el otro vehículo. Además pudiste apreciar como un chorrito de líquido refrigerante salía del radiador y comenzaba a formar charco en el suelo.

- Dios mío... lo siento... - Dijo el conductor del otro vehículo que no tardó en salir, al menos sus disculpas parecían sinceras – ¿Estás bien? Tengo el seguro al día, no hay problema por eso... - Metió la cabeza por la ventanilla de su coche para abrir la guantera y sacar la carpetita con sus papeles

-Oh, mierda, mierda, mierda!- Mascullaba mientras veía el agujero. Adiós volver a casa en ese coche. ¿Cómo iba a estar arreglado a tiempo? Además, los seguros no eran rápidos precisamente...

-Maldita sea! Tenía que volver a Boston, mierda!- Por fin intenté serenarme un poco y encararme al apenado conductor y a sus papeles. Saqué los míos de la guantera.

-Ea pues, rellenemos los papeles. Pero sepa que me acaba de fastidiar el fin de mis vacaciones, y que tendrá que ayudarme a llevar la compra a casa de mis padres cuando la grúa se lleve el coche al taller. Porque sin el líquido refrigerante...mejor no lo muevo. Y veremos cómo regreso a Boston esta noche...- Tendría que ir después a la estación de autobuses a comprarme un billete para la noche -¿Se puede saber dónde estaba mirando o en qué demonios iba pensando?