Partida Rol por web

Te envenenaron, el hombre que te recogió ha dicho que has sobrevivido porque eres fuerte volvió a sonreír pero le puso la mano en el pecho para que no se moviera no te muevas o tendré que ponerme seria ¿vale? Sólo faltaba que por no estarse quietecito la cosa empeorara.

Puso cara de extrañeza cuando repitió la pregunta sobre el lugar donde se encontraban, esperaba que fuera sólo fruto de la confusión y el veneno no hubiera tenido secuelas.

En una cueva, a mediodía más o menos del monasterio al que me recomendaste ir sin decidía encaminar mis pasos a Alwin, o sea que supongo que en algún lugar del camino entre Tonfalia y Alwin.

Intentó ser un poco más concreta, a ver si era simplemente que no la había escuchado, o estaba demasiado alterado para no prestarle atención.

La semielfa no le dijo nada sobre su repetición de la pregunta ¿tienes sed? Le preguntó ¿hambre? ¿frío? se levantó de donde estaba sentada, y cogió su capa ven, deja que te ponga esto debajo, estarás más cómodo no era mucho, pero ella tampoco tenía su saco de dormir, ni nada para acampar, pues lo había dejado todo en el monasterio.

Dame un poco de agua, por favor - llegó a decir, luego de que le hubieras dado de beber se acomodó en el suelo de la cueva y cerró los ojos de nuevo. 

El resto de la noche fue monótona, cuando estuviste segura que que Ríev no necesitaba más tus cuidados, te apoyaste contra la pared para dormir lo que pudieras. Te despertó un pájaro que pasó por la boca de la cueva piando al amanecer. Escuchaste los pasos del monje al otro lado, que sin descanso vigilaba los alrededores de la cueva. Ríev volvió a despertarse, esta vez con algo más de fuerza, y consiguió sentarse antes de que tu le dieras una orden en sentido contrario.

Creo que me quedaré un tiempo en el monasterio para entrenar con los monjes y potenciar mis habilidades...  este encuentro con los mercenarios me ha echo darme cuenta que soy demasiado vulnerable - Su diálogo era más conexo que el de la noche anterior, al parecer estaba recuperando poco a poco sus capacidades.

Gracias por cuidarme, creo que pronto estaré listo para caminar ¿Tienes algo de comer? Creo que en mi mochila hay algunas raciones de viaje.

Desde luego que aquella no fue la mejor noche para la semielfa. Tuvo un sueño intranquilo, ya que le preocupaba que Riev tuviera algún problema, y además le cambió el emplasto a mitad de la misma, ya que Leonardo le había dicho que lo hiciera frecuentemente.

Cuando se despertó y lo vio sentado, frunció el ceño, y le lanzó una mirada de me voy a enfadar, pero por lo menos parecía encontrarse mejor.

No te preocupes, guarda tus raciones Ammaranza sacó el medallón que siempre llevaba colgado del cuello, y lo acarició suavemente, con lo que al instante apareció agua fresca y unas cuantos frutos de apariencia jugosa y sabor equivalente. La joven sonrió un regalo de mi Casa cogió un fruto y se le tendió, lo mismo que el agua.

Lo mejor sería esperar a que viniera Leonardo, y que él decida si estas listo para poder viajar ya estaba preparando otro emplasto, no le quedaban muchas hierbas, tal vez para pasar el día de hoy, calculó y si tú eres vulnerable no quiero ni pensar lo que somos el resto lo dijo un poco en tono de chanza, pues le parecía bien que quisiera mejorar, eso siempre era una buena actitud.

Pasó el tiempo mientras Ríev comía y tu descansabas ahora que estabas segura de que el estado del muchacho era bueno, hacía ya horas que no habías oído nada acerca del monje que custodiaba la zona, pero lo cierto es que no te preocupaba demasiado tu seguridad. 

El primer ruido que escuchaste desde fuera fue una piedra que corría por el pasaje, avisando que alguien bajaba hacia la caverna. Los pasos de Leonardo le condujeron hasta la caverna donde estabais Ríev y tú. De un fajín sacó un vial que puso a Ríev al alcance del brazo.

Tómate esto, hará más rápida tu recuperación. - Luego se levantó y miró hacia ti - Hola de nuevo Ammaranza... no está listo para caminar, pero con ayuda de ese caballo tuyo lo podremos llevar al monasterio, donde estará en mejores condiciones.

A Ammaranza le costaba tener la boca cerrada durante mucho tiempo, y se pasó gran parte del tiempo contando historias de corte cómico sobre los barrios bajos de Mytacias, y luego otras sobre la nobleza de Theonygor, así cómo algún dato histórico sobre su lugar de origen.

La semielfa, si estaba de humor, era una buena compañia, y bueno, con lo callado que era Ríev, y más con lo de su herida, si no era ella la que hablaba, se hubieran aburrido de lo lindo.

Se incorporó cuando oyó el ruido, por si acaso, pero se relajó cuando vio que se trataba de Leonardo, al que recibió con una sonrisa alegre, pues el muchacho se encontraba bastante mejor.

De acuerdo dijo cuando propuso lo del traslado, y recogió sus cosas aunque le siguió dejando la capa a Ríev, que era quien estaba más débil, podría soportar pasar un poco de frío, pero la verdad es que deseaba salir de aquella cueva.

Cargó a Ríev en uno de sus hombros y comenzó a caminar hacia fuera de la pequeña caverna, ante de desaparecer en la luz de fuera de la caverna miró hacia ti - Recoge sus cosas por favor. -Continuó caminando hacia el caballo que el monje ya había preparado para marchar. Entre los dos subieron a Ríev al caballo.

Ve tú con él y mantenle sobre el caballo, solo le faltaba que ahora se cayera del caballo - dijo con una sonrisa.

Cuando fui a Tonfalia me encontré con que un gran número de gnolls acampaban en la arboleda cerca de la ciudad, avisé a sus gentes pero no tienen intención de dejar la ciudad... si tienes a alguien en la villa quizá esté en peligro. - dijo mientras caminaba hacia el monasterio.

Volvió a seguir las instrucciones de Leonardo, recogiendo las cosas de Ríev que acomodó en el caballo, por suerte viajaba ligero, y ella también, puesto que habían dejado gran parte de su equipaje en el monasterio.

Se subió detrás de Riev, así le sería más fácil tenerlo vigilado para que no se desplomara si el cansancio lo vencía.

Puso cara de preocupación cuando mencionó los gnolls y Tonfalia.

Dejé un conocido allí le sorprendió la tranquilidad con la que aquel hombre hablaba del tema ¿Tenían lo gnolls intención de atacar el pueblo? Recordó las murallas y los “guardias” de la misma, si atacaban aquello iba a ser una verdadera carnicería ¿Se puede uno acercar al mismo sin peligro de ser atacado antes de llegar por esos gnolls? La joven semielfa no tenía demasiada buena experiencia en su trato con estos seres.

Los gnolls son criaturas despiadadas, si bien no se gran cosa de ellos, por experiencia te diré que sus intenciones nunca son buenas, viven por y para matar... son inteligentes pero no saben de agricultura, no la necesitan, todo lo que necesitan lo consiguen saqueando y matando. -El tono amigable que tenía de costumbre se tornó serio, grave. - El peligro estará presente si vas, pero si quieres acercarte a la villa, me gustaría acompañarte, quiero investigar el por qué los gnolls se adentran tanto en las tierras de los humanos.

Si, bueno, era evidente que siempre había peligro, pero una cosa era eso y otra que le hubiera dicho, "los gnolls rodean la ciudad, es imposible acercarse sin atravesar un cerco”, no es que fuera cobardía, sino prudencia.

Una amiga se unió a un grupo que iba también a investigar incursiones gnolls en Valleprofundo, quizás estén de alguna manera relacionados

Explicó mientras continuaba pendiente de que Ríev fuera cómodo.

Y si, me gustaría ir, no estaría de mal las intenciones de los gnolls, ya que también me atacaron al llegar a Nightshade hace tres o cuatro días, prácticamente en las propias murallas.

No sentía especial preocupación por la gente de la villa, o por lo menos eso es lo que se decía a sí misma, y tampoco es que ella fuera lo que se dice una gran guerrera, pero después de todo en aquel lugar había niños, y gente que no sabía pelear.

En cuanto dejamos a Ríev en el monasterio, podemos partir

Si podía echar una mano, lo haría, seguramente sería beneficioso para ella también, y además, se demostraría que podía luchar contra aquellas criaturas, y superar el miedo de que hubieran estado a punto de matarla.

El camino hacia el monasterio se te hizo corto mientras cuidabas de Ríev. Tuviste ocasión de reflexionar de muchas cosas sobre la vida y lo frágil que es, y que en un momento nos puede ser arrebatada; pensaste en la muerte, en el alma y los dioses, hasta que te encontraste con el monasterio de nuevo.

Leonardo cogió a tu caballo de las riendas y le guió hacia el monasterio, para dejar a Ríev en una de las habitaciones. Los monjes salieron rápidamente, con un órden y una disciplina impecables bajaron al guerrero del caballo y lo transportaron entre cuatro hacia una habitación.

Acompañó a Ríev hasta su habitación, para vigilar si su estado cambiaba y cuando por fin le tumbaron observó el emplasto, se lo quitó y evaluó la herida. Ya no hará falta que le pongan hojas de Ombligo de Sëlune, traedme tela para vendar la herida. Uno de los monjes apareció con la tela ya hecha tiras, en el monasterio eran común las lesiones en los entrenamientos y el uso de vendas es generalizado.

Tras vendar de costado a costado y rodeando el hombro derecho aseguró el vendaje y dejó descansar a Ríev.

Cuando quieras partimos, te dejo que te despidas de él. - Salió de la habitación, y tras él los monjes que le habían auxiliado en la cura de Ríev.

Ammaranza había permanecido atenta a los cuidados de Leonardo y a la evolución de Ríev, por suerte el viaje había transcurrido sin incidentes, y ahora estaría seguro en el monasterio, lo cual ya era algo viendo como la situación se estaba desarrollando últimamente en el reino.

Asintió al espadachín y se acercó a la cabecera de la cama del joven, al que miro con una media sonrisa, se alegraba de que estuviera bien, y quizás pudiera sacar algo positivo de lo sucedido después de todo.

Voy a ir a Tonfalia con Leonardo, por el asunto de los gnolls que comentamos durante el camino seguramente se preguntaría que porque iba, ella también, y no tenía una respuesta demasiado clara, pero sentía que de alguna manera aquello podría afectarle en el futuro, y no sólo en el de ella.

Tú tienes que descansar, y recuperarte para cuando regrese, a lo mejor si que teníamos que haber viajado juntos amplió su sonrisa, mientras le acarició un poco el suduroso pelo ¿necesitas alguna cosa antes de que me marche? Le preguntó.

No te preocupes por mí, vuelve sana y salva y habiendo encontrado aquello que buscas. Su tono suena un tanto seco, pero refleja la preocupación que siente por Ammaranza. No te separes de Leonardo, él cuidara de ti, aunque no lo necesites. 

La semielfa se agachó y le dio un beso en la mejilla antes de marcharse.

Volveré lo más sana y salva que pueda

Bromeó para que no sonara a una despedida dramática, aunque la verdad es que nunca se sabía.

A lo mejor tengo yo que terminar cuidando de todos

Le dijo cuando estaba ya en la puerta, y tras recoger sus cosas, se dirigió al lugar donde le esperaba Leonardo para partir, esperando que los monjes le hubiera dejado un caballo a él, porque sino les tocaría viajar a pie, haciendo el camino más largo y pesado.

Cuando saliste de la habitación y fuiste hacia afuera del monasterio, no vista más a los monjes, pues fuera te esperaba Leonardo con tu caballo y un fuerte caballo rojo que habría tomado prestado a los monjes, ambos caballos, listos para partir. El espadachín se había mostrado conocedor de técnicas de sanación no mágicas, pero no sabías casi nada de él, sin embargo, había cuidado de forma altruista a Ríev, por lo que confiabas en él.

Hay algo extraño en el comportamiento de los gnolls, son despiadados, si, pero nunca tan osados, parece que tienen una estrategia, que están organizados. -Hablaba mientras las piernas del caballo rojo bajaban de la colina.

No soy lo que se dice una experta en el comportamiento de los gnolls le dijo Ammaranza cuando Leonardo hizo aquella observación, lo cual parecía evidente por otra parte, sobre todo después de que hubiera recogido sus cosas en el monasterio el estuche con la lira era lo más llamativo de todo el equipaje de la semielfa.

Empezaba a notar su cuerpo cansado, pues no estaba acostumbrada a tanto viaje, en tan poco tiempo, y con la prisa con la que se había desplazado estos últimos días, pero no le quedaba más remedio que aguantarse, si él la viera quizás aún concibiera alguna esperanza de que algún día se convertería en una avezada viajera.

Evitó su pensamiento, pues necesitaba centrarse en lo que tenía delante.

¿De dónde eres? ¿Dónde has aprendido sobre los gnolls?

La pregunta era un tanto retórica, realmente era obvio que no era un recién salido de ninguna ciudad o casa noble, por sus conocimientos y sus comportamiento quedaba claro que no era esta su primera “misión de reconocimiento”, simplemente quería saber un poco más de la persona que lo acompañaba.

Mi conocimiento sobre los gnolls surge de la experiencia, me he enfrentado en otras ocasiones con los gnolls, en Aan la presencia de éstos es cuanto menos notable. Nací en Cuatrocaminos, hijo de un ingeniero de carros y de una curandera... desde pequeño siempre me apasionó la esgrima, así como el trabajo de mi madre, con la que aprendí a hacer curas, neutralizar enfermedades y venenos... nunca podré curar a alguien como hacen los clérigos, pero, al menos yo, no cobro por mis cuidados más que la comida y los materiales empleados. - Salió al camino principal en canto hubo un desvío, porque ya estaban próximos a la villa y el camino principal permitiría llegar antes de la media noche.

Aprendí esgrima con un trotamundos al que vi deshacerse de un grupo de capas doradas con un simple palo y viajé con el por el reino. Cuando dejé a mi maestro para vivir por mi cuenta, me gané la vida con la caza de los gnolls en el norte de Aan, sobre todo cerca de Alwin, donde el Conde de Vintal pagaba bien las cabezas de los gnolls. Cuando el negocio entró en crisis tenía dinero suficiente para vivir bien un tiempo, me compré buenas ropas y un sable de calidad.

¿Cuál es tu procedencia? No se suelen ver muchos músicos en el norte.

La semielfa gozaba de una memoria bastante buena, por eso no le resultaba díficil quedarse con los nombres y las historia de las personas que se las contaban, y esta vez tampoco fue una excepción.

Siempre escuchaba con atención, puntalizaba algunos detalles y en definitiva parecía interesada en lo que le hablaban.

Una vida interesante, sin tiempo para aburrirse le dijo con una sonrisa y no sólo los clérigos pueden curar bueno, él decía que la había visto curar al mercenario, y ella no pertenecía a ningún clero y creo que no todos los clérigos cobran por ello ella desde luego no se había planteado cobrar a nadie por sus capacidades curativas pero desde luego siempre es positivo que haya gente dispuesta a ayudar a los demás no quería que pensara que no valoraba eso.

Yo soy del reino de Theonygor contestó nací en Ganariel, y pertenezco a la Casa Farania, una escuela para niños con talento artístico dijo con cierta melancolía, ya que también era un lugar para que muchas familias nobles dejaran allí a sus hijos cuando representaban una carga actualmente viajo por otros reinos, para recopilar historias, canciones y vivencias que enriquezcan a la casa dicho así quedaba hasta bien.