Partida Rol por web

5 de aelmont (invierno), 422 DC

Tras una noche de merecido descanso en las confortables habitaciones de Los Cinco Dragones, os levantáis con aires renovaods. Mientras desayunáis, no podéis evitar en que la información que tenéis sobre esta "llave de Quinari" brilla por su ausencia.

-Visto que la misión que nos ha sido encomendada reviste de grandes peligros, esta mañana tengo pensado visitar el bazar para ver si puedo conseguir un arco largo potente--afirma Amílcar durante el desayuno--Si alguno quiere acompañarme...

Creo que te acompañaré. Quiero vender la ballesta de los forajidos y ver si puedo comprarme una armadura mejor, esta que tengo es ligera pero visto lo visto quizá me compenga algo que dé más protección.

En la parte sur de la villa, justo al exterior de la Puerta Sur, se encuentra el bazar de Pashin. Aunque no es comparable con el legendario Gran Bazar de Khurin Khan, contiene igualmente una sorprendente cantidad y variedad de artículos de todo Ansalon.

El bazar está más o menos dividido en dos grandes áreas, partiendo en dos mitades el gran campamento en el exterior de la villa. La parte oriental del campamento es el propio bazar, mientras que la parte oriental está dedicada al mercado de caballos de Pashin.

Tiendas de toda forma, tamaño y descripción forman un conjunto casi cegador de colores que brilla con fuerza bajo la luz del sol del desierto. El bazar está lleno de gente, creando una confusa mezcla de gentes y vistas. Los minotauros, ogros y enanos regatean con los humanos. Nómadas de Khur pasan por el lado de nobles procedentes del otro lado de Ansalon. Los kénders se pasean alegre o furtivamente entre la gente, que de una u otra manera procura mantenerles a distancia.

Se dice que en el bazar de Pashin se puede obtener casi cualquier cosa, sea legal o no. Todo depende de a quién preguntes y de si puedes permitirte el precio.

El minotauro parece recelar en el bazar al contemplar la multitud de personas y el algarabío. Aunque su cabeza está se destaca sobre la gente no puede evitar la sensación de agobio, no solo por las personas que fluyen, sino por la multitud de colores en los tenderetes, de olores a exóticas especias y a humanidad.

Esto parece una batalla campal. Será difícil encontrar algo en concreto.

Murmura  hacia sus compañeros.

¿Por dónde empezamos?

Hank acude al Gran Bazar, despues de recuperarse de sus heridas y comer algo. Nada más llegar se da cuenta de la gran diversidad  de gente y objetos que se pueden encontrar.

Se da cuenta del agobio de su compañero minotauro:Tranquilo compañero.

Yo necesito alguna poción y vender mi espada ya que prefiero usar la que encontramos en el campamento.

Deberíamos buscar algún mercader de armas. Si tú quieres vender tu espada, yo esta ballesta y Amilcar comprar un arco será lo mejor...

-Sí--asiente Amílcar--Aunque antes de comprar nada hay que vender lo que hemos encontrado. ¿Qué os parece si empezamos por aquel puesto de allí mismo?--propone el arquero señalando hacia uno de los tenderetes.

De entre todos los puestos que tienen más o menos las mismas armas y armaduras, os llama poderosamente la atención uno con armas y armaduras de factura enana, muchas de ellas de una calidad excepcional. Cuando os acercáis, veis que lo regenta un musculoso enano de las colinas que continúa trabajando cuando nadie le pregunta por su mercancía. Un Brrmmm es su particular saludo.

Kolthar mira con aprensión su maltrecha arma y luego se queda obnubilado con las armas que hay en el tenderete.

Son fabulosas, maestro armero. Sois un gran artesano.

Ni si quiera mira al enano, contempla las armaduras tan de cerca que el vaho de su respiración nubla el metal bruñido.

Mmmm.

El enano mira suspicaz al minotauro. Tras examinarlo de arriba a abajo, su expresión se muestra más animada, con el brillo del que puede hacer una operación interesante.

Los de tu raza sois de los pocos que sabéis apreciar un buen trabajo. ¿Buscas algo en concreto? Es más, aparte de lo que ves aquí (que he hecho yo y es lo mejor que verás en Pashin), también guardo algunas cosas que me han ido vendiendo por aquí y por allá: minotauros, nómadas, elfos. Todos tienen necesidad de acero alguna vez.