Partida Rol por web

Una figura se separa enseguida de la reunión. Es un hombre más bien alto y corpulento que va vestido con fluido caftán de color índigo, decorado con piel negra. Su bigote y barba están veteados de canas, igual que su melena de pelo negro, pero se mueve con la energía de un hombre mucho más joven. Lleva un pañuelo rojo atado a la cabeza y sujeto con un medallón vistoso de un gran oso de oro con rubíes en los ojos. Sus ojos oscuros brillan con fuerza mientras os ofrece una franca sonrisa de bienvenida.

Saludos, amigos, dice en común con acento fuerte.

¡Bienvenidos a nuestra fiesta! ¡Soy Alakar el Silencioso, jefe de esta alegre tribu!, ruge después con una prfounda risotada debido a la ironía de su nombre.

¡Por favor, uníos a nosotros! Comed, bebed, ¡sed felices, ya que por la mañana podríamos morir!

A pesar de sus palabras un poco macabras, la imponente figura parece sincera ya que, cuando da una fuerte palmada, unas bailarinas sonrientes y con poca ropa se adelantan para invitaros a la celebración.

Saludos, Alakar. - contesta Touran con una reverencia.

Siempre es un placer encontrarse con alguien en el desierto.

Aún con poco confianza, avanzo unos pasos, mirando a ambos lados

es extraño que en un sitio como este se dediquen a montar fiestas a pesar de mis pensamientos, decido seguir a mis compañeros

¡Bienvenidos, forasteros! Uníos a este pequeño remanso de paz en estas áridas tierras. ¡Seguro que os hará bien!, exclama Alakar alborozado al tiempo que os hace un gesto para que os acerquéis.

-¡Saludos, Alakar!--sonríe Amílcar complacido por el cordial recibimiento que les ha dispensado la tribu del desierto--Es un honor poder asistir a vuestra celebración.

Adelantándose a sus compañeros, el arquero se aproxima al beduino para estrecharle el antebrazo con fuerza en señal de agradecimiento.

-Mi nombre es Amílcar y tampién pertenezco a los pueblos nómadas de Krynn, concretamente a la valerosa tribu de los Qué-Teh en Abanasinia--se presenta con orgullo el humano--Estos son mis compañeros de viaje: Touran, Quivalen, Hank y Kolthar. Gente de buen corazón y mejores intenciones.

-Estamos cruzando el árido desierto de Khur para alcanzar las ruinas de Hurim en una misión para la que hemos sido elegidos por los ancestros. Sin embargo, también se ha decidido no revelarnos todavía ni el más mínimo detalle al respecto. De hecho, sólo sabemos que nuestros pasos deben dirigirse hacia allí sin mayor demora para salvar al mundo de un mal ancestral.

-Os agradezco en nombre de todos y cada uno de mis amigos vuestra hospitalidad, pues durante varios días de viaje hemos sido atacados por toda suerte de criaturas y engendros de las arenas--concluye el nómada de las llanuras dando un respiro a su interlocutor.

Alakar responde con igual efusividad al abrazo de Amílcar:

Oh, Amílcar de los Qué-Teh. Es un honor recibirte a ti y tus amigos. Hasta aquí llegan las historias del valor y el coraje de los líderes de tu tribu y sus antepasados, cuyas hazañas han marcado este mundo durante el último siglo,responde el khurita sonriendo y con una sincera admiración.

Dices que vais hacia Hurim por orden de tus ancestros. Si os encamináis hacia el Templo Destrozado, que el Padre Celestial y el Cazador Incansable os ayuden, pues todavía estáis a un par de días del mismo, y se dice que es un lugar que ha regresado de las Arenas del Tiempo, solo los dioses saben por qué, dice Alakar.

¿Decís que no sabéis nada de esa misión? Mmmm. Tal vez Asmara os pueda ayudar. Desde pequeña ha tenido dones proféticos: es capaz de hablar de las historias que aún están por pasar, explica.

Yo, en cambio, prefiero las que ya acontecieron. Aprendiendo relatos sobre el pasado de mi tierra, mi pueblo y nuestros dioses, hay ciertas cosas acerca del Templo Destrozado que sé. Durante la cena, si así lo queréis, puedo hablaros de cualquiera de estas cosas.

El hombre levanta sus brazos y os enseña el lugar de la fiesta:

¡Pero ya está bien de cháchara! ¡Que no se diga que los Mikku no sabemos tratar a nuestros huéspedes como se merecen! ¡Venid, venid!, exclama con su tronante voz mientras regresa con los suyos.

Será un honor para nosotros compartir tu cena y escuchar tus relatos. - comenta Touran ciertamente relajado.

El Cazador Incansable bendecirá hoy tu mesa. - comento mientras hago visible mi símbolo sagrado. - Es lo menos que puedo hacer por ti y los tuyos.

Por momentos, la sensación de dudas se van disipando al ver a mis compañeros hablar amigablemente con el lider de los nómadas, tal vez el cansancio acumulado este haciendo mella en férrea voluntad y esté comenzando a ceder el cansancio. Sea cual fuera la causa, me dispongo a comer y beber algo, calentarme en el fuego de la hoguera y descansar.

Muchas gracias Alakar, la verdad es que hemos hecho un largo viaje y nos vendrá bien recuperar fuerzas y distraernos. Por cierto, hemos visto desde lo lejos a unas hermosas mujeres bailando con pañuelos. Es una danza muy bonita, ¿podrían deleitarnos con otra danza?

Veo que eliges bien a quién servir, amigo, exclama complacido Alakar cuando ve el medallón de Touran.

El nómada echa a andar mientras os hace señas de que le sigáis.

¿Así que te has fijado en las bailarinas, eh?, ruge riendo mientras se dirige a Hank y le pasa el brazo por encima del hombro.

¿Alguna en especial? Todas esas muchachas buscan marido y algunas son familia mía. Podríamos hablarlo durante la cena, dice guiñando un ojo.

Un brazo fuerte siempre puede sernos de utilidad.

Finalmente, llegáis a un hueco alrededor de la comida. Ahí tenéis sitio para sentaros y una cena que tardaríais horas en devorar por completo. Os llama la atención que, a diferencia de los demás asistentes, junto a vuestra comida tenéis cada uno un puñado de sal.

Kolthar no mira a las bailarinas, está tan concentrado en catar cada uno de los diferentes y exóticos platos que unas humanas bailando no son suficiente reclamo para el minotauro. Su aspecto sentado entre los nómadas no es en absoluto intimidatorio pese a llevar puesta su armadura llena de pinchos y a ser una cuarta más alto que el resto de los comensales. En realidad se puede decir que Kolthar esta alcanzando la felicidad en estado puro pues posiblemente sea la primera vez que disfruta de un banquete como este en muchos años y sus muestras de corialidad son pocas pero efusivas. Entre plato y plato le dice a Alakar.

Realmente que este es un gran regalo. Allí donde vaya hablaré de la hospitalidad de tu tribu y os honrraré como se merece. Si en algo pueden servirte estos brazos, pídelo y trataré de ayudar en todo lo posible. 

Touran conversa animosamente con su anfitrión y sus compañeros durante la cena. Observa con curiosidad la sal y presta atención a Alakar para saber qué hacer con ella.

Tras la cena, comenta a su benefactor.

Creo que ahora sería un gran momento para esas historias que nos has prometido.

Apenas si habéis comenzado a cenar, cuando Alakar ya comienza a asediaros con sus preguntas:

¿Y qué os trae a este lugar en mitad de la inmensidad del árido Khur? ¡A un grupo tan dispar! Nunca pensé en ver nómadas y solámnicos tan cercanos, pero ¡una elfa y un minotauro viajando juntos! Bien poderosas deben de ser las razones que fuercen semejante alianza...

-¡Ja, ja, ja! Es una larga historia, amigo--responde Amílcar mientras engulle ávidamente la primera comida de verdad en muchos días--Como ya te he dicho, nos dirigimos a las ruinas de Hurim.

-Oye, por cierto, ¿para qué es la sal? Pregunto porque veo que sólo los invitados hemos sido agraciados con ella--inquiere el arquero sonriendo a su anfitrión, pero sin dejar de probar todas y cada una de las delicias de aquel magnífico banquete.

Me encantan las historias: son mi especialidad, responde Alakar afablemente.

En cuanto a la sal, representa el lazo de sal: significa que estáis bajo nuestra protección hasta que abandonéis el campamento.

La verdad es que nuestro viaje está siendo accidentado, desde que nos internamos en el desierto hemos sido asaltados por draconianos, ankheg, escorpiones y muertos vivientes...- comenta Touran mientras coge un poquito de sal y deja que se escurra de vuelta a la mesa entre sus dedos.

Bueno, pues parece que esos "inconvenientes" que habéis encontrado no os han afectado demasiado, ¿verdad?, exclama alborozado Alakar.

¿Y desde dónde viajáis? ¿En verdad que vais a Hurim? ¿Para qué?

Nuestro punto de partida es la ciudad de Pashin, una ciudad ciertamente inquietante. ¿Qué opináis los nómadas de ese sitio?