Partida Rol por web

Despacio, sigo al resto del grupo al interior del túnel, caminando despacio y preparada para cualquier cosa. Al llegar al final, no puedo evitar sentir un escalofrío al ver la cantidad de túneles que salen de al gran caverna. Si salieran enemigos de todos esos túneles, tendríamos grandes problemas, por lo que habrá que extremar las precauciones.

La sacerdotisa observa el lugar rapidamente y al asegurarse que no parece haber peligro, busca un trozo de tiza para marcar el tunel por el que han llegado.

Luego, una vez que ha identificado la que será la salida se dedica a observar el lugar con más cuidado

Si vuestros ojos no os engañan, la obsidiana irregular que forma el suelo, las escaleras e incluso los puentes está formada por completo de hormigas vivas del tamaño de perros grandes.

Por encima de los pasajes formados por estas hormigas caminan otras de tamaño ligeramente mayor, ocupadas con varias tareas desconocidas, mientras que hormigas del tamaño de pequeños ponis parecen llevar comida a varias partes del suelo. Veis que bajan la comida hacia abajo, donde desaparece, aparentemente para ser distribuida entre las pequeñas hormigas que forman la arquitectura de la colonia.

De repente, oís el ruido de pasos rápidos tras vosotros y, cuando os giráis, veis cuatro hormigas bajando por las paredes del túnel, cada una transportando una carga grotesca en las mandíbulas.

Agarrando el bastón con ambas manos, me giro hacia las hormigas que vienen hacia nosotros, con todos los músculos en tensión, consciente de que si llegan a dar la alarma, no saldríamos de aquí.

-¡Diantres! ¡No hemos metido en el mismo nido de las termitas!--exclaman los desorbitados ojos del arquero abanasinio.

Incluso Kolthar puedo darse cuenta de la magnitud del problema. Con determinación empuña el espadón y espera un combate inminente.

- Kiri Jolith nos ampare - musitó la cleriga al darse cuenta de la cantidad de hormigas que hay en el nido- Son cientos - se lamenta antes de ver las que tienen a sus espaldas

Gnart no dice nada pero observa con atención las nuevas hormigas...

De repente, escucháis una voz aguda y castañeante que se eleva tras vosotros.

Bienvenidos... La reina desea hablar con vosotros.

Al giraros veis una hormiga bastante pequeña, de tamaño un poco menor al de un kénder, que os mira directamente con sus extraños ojos compuestos. Su par de antenas se mueven independientemente la una de la otra. La hormiga tuerce la cabeza ligeramente hacia la derecha.

Vendréis con nosotras, dice hablando de nuevo con esa voz que causa escalofríos, antes de dar la vuelta y empezar a bajar por la escalera que lleva desde el túnel hasta el suelo de la caverna.

El minotauro se queda sorprendido y sus bovinos ojos están a punto de salirse de las cuencas.

¿Las hormigas hablan..? las hormigas hablan...

Kolthar se encoge de hombros y mira al resto. Hasta él sabe que no tiene muchas posibilidades de salir con vida del hormiguero a golpe de espada. Hay tantas de esas cosas que casi cualquier opción es mejor que la lucha, así que da por hecho que irán a ver a la reina.

No voy bien vestido para ver a una reina, huelo mal, ¡a choto! diría yo.

- Supongo que no tenemos demasiadas opciones - contesta la sacerdotisa mirando a sus compañeros y encogiéndose también de hombros

Tras respirar profundamente se dirige a la hormiga antes de que esta empiece a descender - Y... desde hace cuanto saben que estamos aquí? - pregunta con curiosidad

Hank asiente a las palabras de sus compañeros. ¿Que decis compañeros vamos sin más o ponemos algo de resistencia? Nos superan en número en un gran porcentaje.

Al oir a Hank, le empujo levemente con el bastón para hacer que vaya tras la hormiga

No creo que merezca la pena, a no ser que quieras que nos cuerpos se pudran o sirvan de alimento a estas hormiguitas gigantes.

Mientras caminamos Kolthar, creo que sería más apropiado decir mofeta que choto.

Amílcar da un respingo cuando la voz de la hormiga los sorprende de improviso.

-Pero, ¿qué demonios...?

El nómada de las llanuras observa al gigantesco insecto alejarse con cara de disgusto y luego comenta más que inquiere a sus compañeros.

-¿Ha dicho que la reina quiere hablar con nosotros?

- Si... y esperemos que despues de hablar nos quiera dejar salir - contesta la sacerdotisa que sigue esperando la respuesta de la hormiga que se ha convertido en su guia

Bajáis cautelosamente por la escalera de hormigas que conecta el túnel con el suelo. Las hormigas se balancean ligeramente bajo vuestro peso y podéis ver que mueven las antenas y las mandíbulas, pero sus delicadas patas parecen soportarlo con facilidad.

La hormiga que os ha hablado os conduce a través del suelo de hormigas vivas que, aunque cede un poco bajo vosotros, parece ser capaz de soportaros. Tras subir por otra escalera, ésta en una dirección a una repisa a cincuenta pies por encima del "suelo" de la caverna, salís a un pequeño rellano donde la hormiga os espera pacientemente.

Ella os espera en su guarida.

Un breve gesto con la cabeza de la hormiga os señala la cueva que tenéis delante.

Durante el viaje, me dejo llevar por las patitas de las hormigas gigantes, las cuales hacen como cosquillas en sus múltiples roces hasta la caverna.

No se qué pasará, pero si tenemos que salir de aquí luchando, mucho me temo que serán demasiadas para nosotros. pienso mientras el bamboleo sigue y voy mirando las cientos o miles de criaturas que podría haber allí.

Cuando nos dejan en tierra, hago un gesto al resto para entrar Ya que estamos aquí, habrá que hacer los honores ¿no creeis?