Partida Rol por web

Argh... -pensé-. ¿¡Qué diantres se estará fraguando ahí dentro!?

Sin ir más lejos, intenté buscar a mis compañeros, en especial a Roberto. Quería ponerme al día de las pesquisas...

Uloxio bajó las escaleras hasta la planta baja, donde se encontró con Crispín y Alfonso que aguardaban junto a la puerta de la cocina, dentro se encontraba Roberto preparando algún yantar. El tiempo se acababa, pronto les reclamaría el conde, y sin una respuesta convincente, podrían acabar con sus huesos en el calabozo.

Estando de nuevo el grupo reunido creí conveniente exponer mi pequeño hallazgo.  Encontré este papel en la habitación de aquellos omnes que marcharon. Según expone eran Fraternitas Vera Lucis. Así dice el texto :

 "Acolitos caballeros fraternitas de la Vera Lucis, en el solsticio de invierno el demonio tiene más poder que nunca, en lugares malditos se materializa en persona o animal y corrompe a los vivos. Hallad su guarida cerca de la ermita de la Virgen de la Cueva, santiguaros con agua bendita, mojad con ella el filo de vuestras espadas, perseguid al Demonio, y devolverlo al infierno. Prior Alonso."

 Terminado de leer el texto expongo lo hablado con los guardias et mis divagaciones.

 Los omnes de armas hablan de un omne a las afueras del castillo que les advirtió de que aquesta era la noche del diablo et cerraba puertas et ventanas a cal y canto. Non se si podríamos intentar salir e interrogarle. Todo aquesto me parecen cuentos de hadas, et mas que el diablo penso que es la mano del omne la que está detrás de todo esto. Pero estos cuentos siempre llevan algo de verdad,  mas non se si toda aquesta fábula puede sernos de utilidad.

¿Habedes vos averiguado algo más? Digo intrigado ante los posibles descubrimientos de los mios compañeros.

Yo no vi ni oí durante la noche otra cosa que los ronquidos del can, que conmigo estuvo.

Me reuní con mis compañeros, et escuché atentamente las palabras de Alfonso. Si aquesto era obra del demonio, había que tener cuidado.

Jamás oí hablar de esa Fraternitas que decís -comenté-, empero que buscan el mal para matarlo, et que cosa mala no es esa tampoco. Non sé si podremos interrogar a nadie, Alonso; si salimos todos en tromba, raro será para don Jaime, et no nos dejará. Yo salí afuera, et intenté escuchar lo que se decía en la ventan del marqués de Tolosa. Éste hablaba con alguien, quizá el suyo hijo, acerca de un "chaleco". Un chaleco, fue lo que oí repetidas veces. Quizá sea alguna pista o clave... ¿Dónde... dónde está Roberto?

Podríamos investigar los aposentos del tal Txomin en busca del  chaleco de marras et ver si tiene algo inusual, mas como nos pillen despidámonos del favor del conde. Digo a mis compañeros.

De salir al exterior casi que lo doy por imposible, al menos mientras non solucionemos este entuerto, ¿cómo hicíste para salir? digo refiriendome a Uloxio .  Tal vez todos non, mas puede que uno pueda salir et intentar averiguar algo del viejo, non se como pero el sabía que algo malo ocurriría en el pueblo si non se tomaban las medidas oportunas. Digo hablando al grupo

Me pregunto si hay quien de entre los habitantes de aqueste palacio que pueda bendecir agua

Si del demonio se trata como si no, a bien tengo esa agua bendita que decís. En la capilla hayla. Siñor Roberto, dadme algunas redomas que las llenaré bien del agua bendita. Me entro en las cocinas

Caballeros, no me andaré con rodeos y seré escueto...

Me gustaría dormir a los sospechosos, quitarles las armas y hacer que "corran a las letrinas" para tenderlos una trampa. Para ello, si es necesior decirle al conde dónde está el arma y ponerle en antecedentes, será mejor facerlo  antes que después. Si consigo que al verse desarmado  el asesino coja el cuchillo...

Sé que es un órdago, pero no se me ocurre otra cosa. Para ello he preparado este "laxante" y una redoma con un brebaje adormecedor.

Sospecho de los hombres del marqués.
 

¿Agua bendita? non veo que mal puede fazernos. También podríamos rezar en la capilla antes de tomar decisión alguna et encomendar nuestras vidas al creador et pedirle ayuda para resolver esto. Digo en tono serio respondiendo a Crispín.

Me paresce una canallada aquesto que propones Roberto.Abusar de la confianza del conde et buscarnos problemas con la soldadesca una vez se enteren, que de seguro se enteraran.

Mas lo de acorralar al presunto culpable et fazerle coger el arma homicida paresceme buena idea, non tengo claro aún que debamos decirle al conde de eso pues puede poner sobreaviso al asesino. Mas aún non tenemos mas sospechoso que a Txomin. Me gustaría conseguir mas pruebas antes de tenderle la trampa. Creo deberíamos investigar lo del chaleco que dice Uloxio, puede que esté manchado de sangre et arroje un poco de luz sobre este caso. Preguntar al servicio sobre las prendas que llevaba Txomin durante la cena et que hizo con ellas et buscarlas. Si fué el que cometió aqueste acto atroz es posible que se manchase de sangre. Digo respondiendo a Roberto.

Dos cosas mas quería comentar¿aqueste el tuyo can non podría olfatear el rastro del asesino oliendo el arma homicida et el cuerpo del muerto?Pregunto a Roberto Et la segunda es mas una superstición absurda, pero me gustaría ver el cuerpo del muerto de nuevo, todo esto de mencionar al maligno me hace creer cosas absurdas.

Estoy de acuerdo en todo lo que propones, Alfonso.-

Vayamos entonces, por partes.
 

Salí al exterior con la excusa de indagar acerca del asunto. Los guardias de la entrada debían de tenerme en buena estima -comenté-, porque me dejaron salir unos instantes. Será mejor ver qué ocurre con ese chaleco. El plan de las letrinas no parece sino harto complicado, et sería muy indiscreto... Si queréis, puedo ir a hablar yo con las sirvientas: quizá el hijo del marqués mandó limpiar alguna de sus prendas...

A mi se me parece buena la idea del siñor Alfonso del olfateo. Y mientras el perro face sus cosas, que la agua faga las suyas. Voy por el can.

Voy por el perro, que no se agora donde anda

Asiento a Uloxio et Crispín. Yo voy a revisar el cuerpo et agora voy contigo  Crispín para ver si el can nos lleva a algún lado.

Chira (el can) descansa tumbada en el suelo del pasillo, al ver acercarse a Crispín, se levanta, y mueve la cola, tal vez esperando que Crispín le de un poco del queso que guarda en el bolsillo del pantalón. Frente a ellos se encuentra el cuarto de la letrina, el arma del crimen sigue oculta en la biga de madera. Alfonso da unos pasos más allá hasta la capilla, donde todavía yace el cadáver del recaudador esperando cristiana sepultura.

Me cubro la nariz por si ya ha empezado a pudrirse el cadáver. Hago un reconocimiento rápido para cerciorarme de que todo siga de manera normal, echo un vistazo al lugar de la herida. Si todo es normal, vuelvo con mis compañeros, miro a Roberto et digo refiriéndome al can ¿Será capaz de seguir el rastro?

Alfonso -> Parece que nadie entró en la capilla a velar al cadáver. Todo parece en su mismo lugar. observas la herida mortal, es de un tono granate. Retornas con tus amigos.

El can está presto a olisquear lo que se tercie. En el campo es capaz de seguir los rastros de los conejos, buen olfato si tiene.