Partida Rol por web

Suspiró irritada y se adelantó cortandole el paso.

-Espera ahí, ¿y ahora que? No soy adivina y acabo de llegar aqui. No se donde vayas tu, pero creo que debería estar yendo a algun lado a colaborar.

Se encogió de hombros. No iba a dejar que le dejaran ahí parada perdiendo el tiempo.

El muchacho ni se inmutó en el gesto. La acción siguiente fue inesperada para ella: El reverso de la mano de él de golpean en la mejilla de la muchacha fuertemente, mientras que la observaba de manera fria y distante, aunque realmente en sus iris se mostraba algo de lástima por haber tenido que hacer aquello.

-No me rindas cuentas ni preguntes a mi. Es despreciable.

Comentó, tratando de avanzar aún. Sus iris ya no eran rojos: No era aifolu, pero sus ojos volvían a cambiar de color tenuemente. Era un color carmín mas apagado, oculto tras un manto de sombra, como si algo hubiera ocupado su parte mas sanguinaria, y ahora estuviera realmente preocupado..

Escupió el suelo por respuesta y levantó la vista altivamente, mirandole a través de un color purpureo por momentos.

-Como gustes

Frotandose la mejilla, avanzó a paso rápido diriguiendose nuevamente a los aposentos de Barok.

Tonta, deberías haber ido directamente ahí en lugar de esperar respuestas del principito, pensó mientras se alejaba.

Tocó la puerta, esperando aprobación.

No aguardó mucho, apenas unos segundos en la puerta. Esta se abrió sola permitiéndola presenciar al muchacho mirando por el hueco en tal torre, a modo de ventana, con las manos a la espalda y las alas plegadas. Aun así lucía aquel porte tan mágico, tan legendario....

Sin siquiera girarse, el muchacho le habó tranquilamente.

-Ha llegado la hora de defender el legado de nuestro señor.

Tras aquello lo hizo, mirando a la muchacha y observando el lugar enrojecido por el golpe de Tir, en la mejilla de ella. Sonrió algo, aunque de algún modo también se apenó. La rozó levemente ahi. De modo casi instanteneo, dejó de mostrarse rojo para volver a la normalidad.

-Discúlpalo. Tiene una gran responsabilidad y, a decir verdad, aun tiene mentalidad algo infantil en algunos sentidos, asi que tiene que hacerse a la idea de hacerse de una vez mayor.

Comentó, sonriéndole amablemente a la muchacha.

-Parecía molesto cuando volvió de la mision, y me comentó mucho sobre ti.... sé lo que sucedió, sin que el me lo haya dicho, pero quiero que me lo digas tu... creo que me puede interesar toda esa información. Puedes llegar a ser un gran estímulo...

-Básicamente...

...le falta una castración a la antigua, unos buenos golpes y un par de meretrices aunque no precisamente en ese orden.

-...creo que necesita una novia o algo. Pasó el viaje intentando toquetearme y solo volvió a su sitio a base de golpes. Lo de la mejilla no importa.

Seguro se quedó resentido y con ganas de devolver el golpe, valiente.

Soltó una leve carcajada, sentándose en la mesa que había allí y mirándola profundamente.

-Pero no has venido aquí por eso ¿Verdad?

Comentó, antes de añadir.

-Sobre lo de Tir, bueno, está sometido a mucha presión por parte mia. Siempre ha tratado de conseguir a alguien que lo controle en los momentos difíciles, puesto que es uno de los únicos defectos que tiene, su facilidad para entrar en un estado parecido a la locura.... a veces puede ser provechoso. Otra veces, una molestia. Deberías considerar algo bueno que te considere como alguien que podría contenerlo, significa que en cierto modo cree en tu fuerza.

-Pero... bueno, ahora hay cosas mas importantes en las que pensar. Cuando estés preparada irás a Rition Norte, donde te reunirás despues de unos dias con Tir. Irás sola, y tendrás que vigilar tu espalda. Todo lo que hagas no será un juego. Debes de encontrar a alguien que mandé allí y no ha reportado jamás.... esa es tu primera misión. Tir te hablará de la verdadera misión principal. Es mejor para ambos, llevarse bien...

Observó la reacción de ella, bastante cautivado.

-No, por supuesto que no venía expresamente a quejarme. Conce mi historia, se cuidarme. Aunque no es la peor, hay miles mucho mas jodidas, y tampoco es la idea ir dando lastima por ella. Eso no te salva del filo de una espada.

Fue memorizando en lo posible cada palabra, o al menos lo principal de las ordenes.

-Entiendo. Sobre la persona a encontrar, ¿hay algo mas que necesite saber?

A lo largo de los años había aprendido a mantener el porte cuando era necesario, aunque ante esa presencia, cosa rara en ella, el trato salía de forma natural en lugar de fingida.

-Ah si, gracias por lo de la mejilla...¿tengo que hablarle ahora o cuando lo encuentre en Rition Norte?

-El nombre de la persona a la que buscas es Yreth. No es un nombre común, nisiquiera es un humano convencional... asi que sabrás que es él en cuanto lo veas...

Comenzó a avanzar por la habitación, calmadamente...

-Hablarás con Tir cuando te encuentres en Rition Norte. De momento, deja que su mentalidad infantil asimile su trabajo...

Tras aquello, volvió a sonreirle misteriosamente. Luego la volvió a mirar a los ojos..

-Que el trabajo le sea leve, señorita.

Comentó, antes de girarse, colocandose de espaldas a ella y dando por finalizada la conversación.

Salió del recinto tras una leve inclinaciónde cabeza.

Aunque aún no conocía las instalaciones del todo, se dedicó a dar un recorrido  mas o menos superficial por el castillo identificando lugares de potencial interés. No sabía si ahí podía conseguir montura o viveres aunque era probable que si. De todas formas en el caso de que fuera lo contrario, en algún lugar de la ciudad debería haber tiendas.

Efectivamente, la muchacha encontró un establo y una tienda de viveres, gratuita para todo aquel al servicio de Tubilok. Además, encontró una armería donde disponian toda clase de armas: Quizás en algun futuro sucediera algo con alguna de las suyas, y tendria que cambiarlas o algo parecido. En cualquier caso , la decisión sobre qué hacer primero recaía sobre ella.

Sacó de un bolsillo un demasiado plegado mapa con pinta de estar a pesar de todo en buenas condiciones. Ya tenía una pálida idea de donde estaba Rition, pero echo un vistazo para confirmarlo.

Montañas, eso me jode el viaje a caballo.

Pensaba mientras ingresaba al establo. Tenía que haber alguna montura con alas por ahí.

No encontró, sin embargo, ningun tipo de montura alada, muy a su pesar. Todo lo que había eran caballos mas o menos idénticos. Debía de escoger uno de aquellos o ir caminando hasta su destino...

Encontró sin embargo a un hombre cepillando las crines de uno de aquellos animales. Cuando se percató de su presencia, la saludó sonriente.

-¡Hola! ¿Qué tipo de caballo necesitas?

Se cruzó de brazos.

-Voy a atravesar una cordillera montañosa de camino a mi destino. ¿Tienes alguno que sea mas o menos resistente? Acepto recomendaciones, oye

Colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.

Terminó de cepillar a aquel caballo y se dirigió hacia otro, color castaño oscuro aunque con un crin blanca, bastante extraño.

-Este caballo es el caballo de las estepas nevadas. Se le denomina así porque logró salvarse aun muriendo su jinete, y volvió aqui con vida. Es posible que te interese este tipo de caballo, puesto que se adapta muy bien a los territorios como ese. Eso si, no le pidas velocidad, ni que salte demasiado.

-Con que vaya a una velocidad normal me basta

El caballo prometía no darle problemas ni dejarle a pie, excelente, pensó.

-¿Me lo puedo llevar entonces?

Acarició el hocico del animal, como analizandolo.

Asintió con la cabeza el cuidador de caballos a la pregunta de ella.

-Estuvo mucho tiempo apenado por la muerte de su jinete, pero ya está recuperado.

El caballo, por su parte, relinchó levemente cuando ella lo acarició, dejándose hacer..

-Además, parece que le gustas.

Sonrió.

-Genial, mientras busco las provisiones para el viaje. Puedes ir ensillandolo y eso.

Se retiró caminando de la estancia con rapidez, necesitaba surtirse para unos 2 o 3 dias de viaje y el almacén no estaba lejos. Por alguna razón bullía de entusiasmo, todo aquel ambiente realmente le daba una sensación curiosa. Como en casa podría haber dicho, si hubiese conocido un sitio al que realmente pudiera llamarle así. Su primer día no había estado mal quitando la mano floja del guerrero carmín y había sido recibida por el mismo Barok. Y de momento estaba mostrando ser competente, la idea de escalar pocisiones a base de demostrar su habilidad le motivaba de sobremanera, siempre había sido algo competitiva despues de todo.

Asintió con la cabeza amablemente.

Tras aquello, la muchacha se alejó del establo. En el almacén existía un revuelo importante, como si se prepararan para algo...quizás algunos on llevaran tan bien que los inicios de la guerra comenzarían de manera inminente..

Existían cantidades ingentes de víveres de toda clase en aquel lugar, y algunos que otros sacos donde llevarlos, de todos los tamaños. Debía de elegir un saco que se adecuase al tamaño del caballo, y una cantidad de bienes que pudiera soportarlo el peso del mismo para mantener una marcha constante. Aquello no iba a ser tan facil, despues de todo. No había nadie vigilando el almacen, por lo que se veia. Ya bastaba con la seguridad que se encuentra para entrar en aquel lugar...

Tomo un saco mediano primeramente y echo un odre de cuero corriente para dejar solventado el asunto del agua. Empezó a revisar en la sección de alimentos, ella personalmente para sus viajes solía llevar cereales y arroz, que eran ligeros y bastante energéticos, por lo cual si encontraba de eso, mejor.

Por mientras echó una mirada alrededor, iba a necesitar alguna manta. En eso no iba a escatimar, si había una de lana gruesa o acolchada la tomaría, ya que había bastante posibilidad de que durmiera en el suelo, al menos que no estuviera tan incómoda.

Todo lo que pidió pudo conseguirlo sin problemas. Cuando ya lo lleva todo en algunos sacos, supo que ya estaba preparada para emprender su camino...

Algo en el cielo, sin embargo, cambió.

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Pareció volverse de color carmin. Puntos amarillos dentro de aquel atardecer parecían estrellas que surcaban los cielos, adquiriendo altura...

Sin embargo, poco a poco tales puntos se convirtieron en teas de fuego, en flechas impregnadas de aquel elemento y en pequeños meteoros, que amenazaban con caer en el lugar....

Algunos de los que estaban por allí quedaron completamente congelados, observando la escena. No sabían como actuar. Buscaron con la mirada entonces la torre de su lider, Togul barok, quien en aquel preciso instante se  disponía en el cielo, frente a aquellos meteoros. Impresivamente, de sus manos se extraía un poder extraño, cual si de un contrahechizo se tratase. Las teas que amenazaban al lugar fueron desintegrándose, literalmente, bajo una magia que devoraba aquellos proyectiles....

Pronto se escucharon lejanas trompetas, lejanos gritos de guerra que atenazaban los corazones de aquellos fieles al Séptimo dios...

Nadie le dijo nada, nadie hizo nada, mas que apostarse con armas aguardando el momento para combatir. Sin embargo, ella tenía una mision que cumplir...