Partida Rol por web

Pronto llegó dentro de la ciudad y lo único que se lo ocurrio por el momento fue buscar cobijo, algun lugar para pasar y dormir en toda la noche, fuese donde fuese necesitaba descansar por lo menos una vez, pues habia tenido un dia muy completo y en dos veces temia por su muerte instantanea. O no, pero siempre dudaba de sus capacidades como maga y que no le serviria tan exitosamente como quisiera. Pero necesitaba un descanso despues de tantos momentos de tensión.

Entró en una taberna, la primera que encontró. Los griteríos de la gente le confirmaban el ser una taberna que servía como posada. El dueño la miró de arriba a abajo, con expresión de extrañado.

-No eres de aqui..¿Verdad? ¿En qué puedo servirte?

A decir verdad, aquel hombre daba algo de miedo. llevaba un parche en un ojo y un pañuelo bastante mal cuidado recogiendo sus largas cabelleras blancas. Estaba algo arrugado, y poseía diversas cicatrices. De resto parecía vestir con ropas normales y comunes de un tabernero..

-En efecto- añadió sonriente como pudo sentandose en un taburete cercano a ella. Seguido de ello dio un bostezo pero giro su cara hacia abajo para que no se notase - Deme una bebida...emh, normal, y ¿cuanto cuesta una habitación? - La maga parecia caerse de sueño. Pues no estaba acostumbrada a dormir tan tarde en lugares que desconocia.

Despues de ello miró a su alrededor para mirar a las gentes que alli estaban, obviamente , no habia nadie conocido asique volvio la vista al tabernero - ¿Como? - dijo, pues no se enteró bien.

El hombre la miró amigablemente. Colocó sobre la barra una jarra con un liquido anaranjado, con espuma, sonriendo.

-Si aguantas el efecto del alcohol sobre tu cuerpo, tienes la habitación libre sin pagar.

Comentó riéndose sonoramente.

-De lo contrario, sale una moneda de oro la noche. Esta jarra corre de mi cuenta.

- Bueno...acepto - dijo cojiendo la jarra y mirandola de arriba a abajo. Despues de ello se la acercó a los labios e intentó beber de ella. Al hacerlo le pareció de una textura demasiado poco conocida dejandola en la barra. Seguido de ello degusto en su paladar las pocas gotas que en ella quedaban.

"Supongo que aguantare" pensó, puesto que a su debido trabajo con el su mentor no obtubo mucho dinero que digamos. Lo cual le hacia vivir de lo que veia y encontraba. Miró al tabernero y dijo - ¿Hay algun puesto aqui que se necesite? - murmuró, para así obtener algo en su vida de una vez. Cojio la jarra ahora de nuevo entre sus manos y le dio un trago largo para volver a degustarlo con mayor cantidad.

-No, la verdad..

Comentó, observándola algo sorprendido por como la muchacha bebía de aquel líquido...

-Veamos si realmente aguantas...

Comentó, son una sonrisa..

No pudo beber más lo cual dejo la jarra apartada de su boca y de nuevo volvio a beberla tranquilamente hasta terminarsela entera. La dejo en la barra y sin poder evitarlo una sonrisa se esbozó en su rostro indudablemente, intento volver a la normalidad pero de poco le sirvio lo cual decidio esperar unos momentos para que se le pasase el efecto.

Escuchó la voz del camarero, quien sonrió. Se sentía embotada, algo mareada...y muy, muy feliz.

-Bien bien, entonces toma.

Le tendió una llave y le señaló a unas escaleras que llevaban a un pasillo con distintas puertas.

-La 02.

Comentó, sonriendose, aguardando a que ella se levantara para ver si podía mantenerse en pié.

Sonriente, cojio las llaves y pensó que deberia de irse lo más rapidamente a la habitación. Despues de mucho pensarlo se levantó de la silla y se sostuvo como pudo, despues de mucho andar se estabilizó como pudo y llego casualmente a las escaleras y pronto las subio tambaleadose de un lado a otor.

Tanmbaleándose llegó a abrir la puerta y sin quererlo su cuerpo directamente se echó a la cama, quedando profúndamente dormida... El cansancio había hecho mella en la muchacha, que ahora cerraba los ojos descansando...

No tuvo sueños. Cuando despertó, sintió la cabeza algo dolorida. Resquicios de luz pasaban por el cristal algo tapado con unas cortinas blancas iluminaron su rostro y le hicieron algo de daño en los ojos. Poco a poco la habitación se fue diseñando a su alrededor, mientras que recuperaba la consciencia.

Era una habitación sencilla, como de hotel de una estrella. Había alguna que otra rata por allí, pero nada mas. Su mochila se había quedado en un lado de la puerta.

Se echo en la cama y sin poder evitarlo durmio como un tronco, hacia mucho tiempo que no probaba una cama acolchada lo cual le reconfortaba y le hacia tener una buena noche.

Cuando desperto su mente parecia que daba vueltas, se puso sentada en la cama y miro la habitación, toda ella un poco desordenada. Se echo boca arriba en la cama y se puso a descansar tranquilamente. Debia estabilizarse un poco antes de que pudiese levantarse y empezar su rutina.

La habitación no estaba mal diseñada a su gusto, era espaciosa mas o menos y muy bien hecha. Cama, armarios, cajones, y puede que alguna cosa más puesto que no estaba muy atenta.

Se despertó, y tras aquello, pudo escuchar voces abajo. Parecía estar produciéndose una reyerta, el sonido de golpes y el crujir de la madera así lo señalaban.

*Se armó como pudo y se arreglo, se miro su cuerpo y su armadura y se coloco las piezas que incoscientemente se habia quitado para acostarse, si le viesen asi seria vergonzoso tanto como para el como para todos. Realmente portaba unos atuendos muy extraños cosa que levantaba las miradas de mucha gente.

Despues de preparase cojio su bastón y su espada y se los colocó para bajar y mirar que estaba ocurriendo allí en la taberna o posada, o donde quisiera que se encontrase.

Al bajar, efectivamente se encontró con dos personas enzarzadas en una pelea. Habían varias personas vitoreando a cada uno, y luego, en una mesa lejana, un hombre con capucha que parecía mirarlo, aunque su rostro no pudiera verse, oculto bajo aquellas prendas.

Al ver que era una pelea mas bien individual se sienta en las escaleras y mira a los contendientes, los cuales obviamente no conocia ni por asomo.

Parecia que a pelea duraria para rato, asique pronto se iria a su habitación y se arreglaria como hacen todas las mozas...

No encontró nada relevante en aquella pelea, pero, sin embargo, podía sentir la mirada del encapuchado del fondo, que se había sentado en una silla y habia colocado sus manos enguantadas sobre la mesa..

Sintió la mirada en ultima estancia del encapuchado, aunque no le prestó mucha atención, asique para no enzarzarse se levantó tranquilamente y pronto se encaminó a su habitación por la cual entró y pronto cerró la  puerta que allí habia.

Despues de cerrar la habitacion, de nuevo ruidos ahogados, una rutina. La habitación seguía igual, tal y como la había dejado. No encontraría nada mas allí. La ventana a un lado, la cama, los estantes, el armario... no había nada allí que no fuera típico de una habitación de posada.

Se encogió de hombros y se echo en la cama un rato mirando al techo, al mismo techo que antes no se habia dado cuenta de ello. Seguido de ello se puso sentada sobre la cama. Se levantó y cerro la puerta. Para luego volver a sentarse más aliviada y dirjir una vista general a toda la habitación de la posada, la cual era tan monotona como cualquier otra que pudiese encontrarse.

Seguido de ello, cerró la ventana, y lentamente, se fue desnudando, sin prestar atención a la gente que abajo se peleaba. Principalmente fue la armadura de textura cristalina, la cual a un golpe fuerte podria resistir o no, puesto que no estaba hecha para ello.

Dejó toda la armadura ligera a un lado, y pudo sentir como su cuerpo si a su cuerpo le faltase algo. Ahora , solo quedaba vestida con ropajes de mallas de diferentes texturas y colores, las cuales se limitó a observar y tambien a quitarse de nuevo, queria comprobar como andaba su cuerpo de heridas y como se encontraba su estado, y si tenia suerte, dedicaria cierto tiempo, a decorarse tanto como pudiese, aunque sin poder exagerar, obviamente.

Pasó el tiempo, y sin problemas se arregló e hizo todo lo que la muchacha hacía, en cuanto a arreglarse se refería. Por lo demás, alguien tocó a la puerta, tres toques pacientes. Luego, silencio.