Partida Rol por web

Nana puede ver en el cuerpo de la pequeña Dina una espada corta con la que estaba luchando, a su espalda lleva un arco corto con 20 flechas, ni siquiera le había dado tiempo a usarlo, la armadura de cuero que llevaba está manchada de su propia sangre y la de Dran, pero está en buenas condiciones, en su mochila encuentra: 50 pies de cuerda, saco de dormir, fiambrera, lata de yesca, 10 antorchas, raciones  10 días y un odre. También en el interior de la mochila ve un juego de ropa, una muñeca a medio terminar, un sello para grabar madera y herramientas de ladrón. En el cinto hay colgada una daga, también un saquito con 11 monedas de oro y 8 monedas de plata.

Shakäste por su parte encuentra en el cuerpo de Dran que va sin armadura, una gran hacha junto a su cuerpo, en la espalda lleva cuatro jabalinas. En su mochila encuentra: 50 pies de cuerda, saco de dormir, fiambrera, lata de yesca, 10 antorchas, raciones  10 días, un odre, yesca y pedernal, trampa de cazador, piel de un animal, un juego de ropa y un kit de herbolista. En el cinto hay colgada dos hachas de mano, una a cada lado de la cintura, también un pequeño saquito con 6 monedas de oro y 8 monedas de plata.

Cuando sus compañeros terminan de registrar a los caídos Evelynn abre con un hechizo la puerta del norte, el pasillo que hay delante vuestra está completamente a oscuras

Gracias a vuestra sangre, podéis ver en la oscuridad del pasillo, no veis peligro ninguno ni nada que llame vuestra atención, pero el pasillo gira a la derecha y desde donde os encontráis, a no ser que avancéis por el pasillo, no podéis ver donde acaba o que os depara más adelante

Cuando la mano que Evelynn había conjurado abre la puerta, ves como una pequeña aguja sale del tomo, desaparece en el mismo momento en que la puerta se abre

Wynonna señaló el pomo de la puerta.

-Había una aguja en el pomo cuando la magia ha abierto la puerta. Debemos extremar las precauciones al abrir las puertas que queden, amigos. 

- Tendre cuidado, descuida, pero con la mano de mago este tipo de trampas son totalmente inútiles, pero claro está que puede haber de otro tipo...

Evelynn observaba el pasillo que se adentraba en la oscuridad, no tenía problemas para ver bien, pues su ascendencia élfica le permitia moverse bien en la oscuridad, pero había un humano entre ellos que no gozaba de tal dote.

- Shak... tu no puedes ver en la oscuridad, ¿verdad? ¿prefieres que haga algo de luz? Preferiría no tener que hacerlo, pueden haber más criaturas y una fuente de luz delataría nuestra presencia mucho antes de lo deseado... 

 El clérigo retiró un par de cosas del cuerpo de Dran, y luego se unió a las mujeres. 

...mmm no,  no tengo vista privilegiada,  querida,  sin embargo,  también puedo proveer luz,  si es requerido. 

Al pasar cerca de la puerta,  miró el pomo y dijo

Diablos, jamás lo hubiera pensado, este lugar si esta lleno de trampas también... malditos ladrones, se las verán conmigo. 

Toma la gran hacha de Dran, y la lleva a dos manos,  como si de una antorcha se tratara. 

Esta esa por ti compañero. - piensa mientras hace un gesto como de bendición sobre el hacha. **

- Chicos tened - dijo la enana mientras les prestaba las antorchas que había encontrado en el saco de la pequeña Dina- y mientras que las encendéis, dejádme a mí 

La enana tomó aliento y avanzó por delante de ellos, con la mirada fija, en un intento de autoconvencerse para ser valiente. Quiso adelantarse por delante de sus amigos para protegerlos. Sabia que veía bastante bien en la oscuridad y que, junto con la paladina, era la que más fuerza tenía y más rapidez de ataque si algo o alguien aprovechaba ese momento de debilidad para atacarles de  frente.

Nana les da una antorcha, con el camino iluminado, para Shäkaste ya que es el único que no ve en la oscuridad, avanzáis por el pasillo hasta que llegáis a lo que parece ser una biblioteca colmada de pergaminos de todo tipo de saber antiguo. Lástima que el tiempo haya sido cruel con ellos y muy pocos tengan un estado aceptable para ser leídos

Entre el montón de pergaminos encuentras uno que parece que ha perdurado a lo largo de los tiempos, es un pergamino con un conjuro arcano: zancada prodigiosa. 

Después del encuentro con los esqueletos Evelynn tenía los nervios a flor de piel más de lo que le gustaría admitir. A cada paso que daba oía extraños ruidos que sólamente existían en su cabeza. El pasillo estaba oscuro y los sentidos jugaban malas pasadas, además la luz trémula de la antorcha alargaba las sombras y lo hacía todo mucho más tétrico. 

Cuando doblamos el pasillo hacia el este encontramos una sala repleta de estanterías viejas con libros y pergaminos aún más viejos y cubiertos de polvo. La antorcha de pronto se le antojó un gran peligro para esa habitación, una pequeño movimiento indebido y todo se echaría a perder.

- Nana, no entres con la antorcha o apágala, voy a invocar una luz mágica. Un movimiento en falso y todo esto empezará a arder más deprisa de lo que tardas en beberte una pinta de cerveza.

Dicho esto saco un pequeño pellizco de musgo de uno de mis bolsillos y murmuro unas palabras arcanas mientras froto la punta de mi bastón con el musgo. Éste súbitamente se ilumina creando una luz blanca y fija que ilumina toda la estancia dejando a la antorcha en segundo plano.

Evelynn se adentra en la habitación, pero el olor a humedad no presagiaba un gran hallazgo, la mayoría de tomos se deshacian práctiamente al tocarlos y otros estaban tan llenos de moho que eran inservibles. Era una lástima, pues al ver tantos libros había surgido en la hechicera la pequeña esperanza de encontrar algo interesante sobre los Peregrinos. Sin embargo un pergamino que estaba asilado dentro de un estuche bastante maltrecho, se conservó intacto. Leyendo el pergamino cayó en la cuenta que era un conjuro arcano!

- Vaya, un golpe de suerte, aqui hay un conjuro que puedo usar para que alguien vaya más rápido, espero que no tengamos que usarlo para salir corriendo...

Evelynn se guarda el pergamino en su mochila y sigue buscando, seguramente en vano, algún tomo que parezca interesante de leer.

Bueno, parece que no hay nada más interesante por aquí y no veo que haya ninguna puerta, debemos volver sobre nuestros pasos.

Shaq, a la luz de Evelynn, mira la gran cantidad de conocimiento pudriéndose en ese lugar. 

Al Evelyn encontrar algo Shaq se animó  pensando que si bien no iba a encontrar magia u objetos de valor tal vez podría encontrar algo sobre la historia de la tumba o algo sobre lo que  le habían contado sobre la famosa espada enlutada

Se desilusiono rápido y finamente,  envuelto en la frustración,  empezó a buscar libros y moverlos todos de uno a uno.  Con suerte,  los ladrones ya habían llegado acá y ésta era otra de sus trampas o guaridas.

Wynnie, siempre cómoda en las sombras, parpadeó varias veces ante la hiriente luz de la antorcha de Shäkaste. La paladín se unió al resto, buscando algun mecanismo que activara una puerta secreta.

Evelynn usa un hechizo de luz que alumbra el lugar, de repente la luz se apaga dejándoos en la más absoluta oscuridad, ni la antorcha de Nana alumbra, Shäkaste comienza a sospechar que algo va mal, que Evelynn pierda la concentración y el hechizo se disipe puede pasar, pero que la antorcha deje de iluminar a la misma vez es demasiada casualidad. Pero para los que realmente aquello les hace ponerse en guardia son para las chicas, ya que aunque quedasen a oscuras su visión en la oscuridad les dejaría ver algo, pero no es el caso.

Sientes como algo cae en tu cabeza, comienza a asfixiarte, parece un pulpo que se te ha puesto en la cabeza impidiéndote respirar

Wynnie trató de sacarse aquello de la cara pero no había manera.

-MADDITHA DSEAAA!

Nana tragó saliva y obedeció ante la advertencia de Evellynn. Además siempre le daba gusto admirar el poder que tenían los magos, les admiraba. Vió con admiración como se iluminaba a su alrededor ante las palabras solemnes de su amiga elfa cuando de pronto, todo se quedo en negro. Se alarmó y empezó a girar hacia todos lados. Estaba temblando.

-¿QUE PASA? ¿QUÉ ES ESTO? ¿PORQUÉ NO VEMOS EVELLYNN? - Exclamó entrecortada por el miedo la enana mientras trataba de mirar de un lado a otro.

Agarró la guja con todas sus fuerzas. Tenía tanto miedo que le hubiera gustado poder agitarla a su alrededor pero no quería herir a sus compañeros. "Debo protegerlos, debemos estar juntos". La adrenalina y su instinto de protección aceleró sus reflejos, disipando en parte su miedo:

-¡Juntaos ¡Juntaos! ¡Rápido, ahora que aún estamos cerca! ¡Juntémosnos espalda contra espalda!

Con la guja ya preparada en la mano derecha, la enana alargó su brazo izquierdo hacia donde segundos antes estaban sus compañeros, buscando alcanzarles mediante el tacto.