Partida Rol por web

Caminas por la calle, en dirección a la plaza.
Ha sido una tarde tranquila, y ahora vas a conocer a dos nuevas personas que quizá os puedan ayudar a lograr ciertos objetivos y quién sabe, trabar una amistad.

Llegas a la plaza y encuentras allí a los tres ya, esperándote.

Camina alegremente, algo emocionado por aquel asunto que los reunía. Además, se sentía en cierto modo como en una historia de terror contemporánea... Ah, no. Estaba inmerso en una, con el añadido de seres sobrenaturales.
Se acerca a los tres y saluda, aunque se detiene un momento en Sarah y le dice:

- ¿Cómo te va, cielo? - y le guiña un ojo.

Te acercas y te saludan.
Sarah alza una ceja y pone cara rara.

-Gilipollas.-Responde sin más, con ese tono seco de siempre, poniendo los ojos en blanco. Sí, Sarah es un verdadero amor.

Se ríe a carcajadas, de buen humor.

- Pero soy tu gilipollas. - le responde, y deja el tema. No era cuestión de tomarle el pelo, por mucha curiosidad que tuviese. - Bien, ¿marchamos?

Asiente con cara escéptica, diciendo: "sí, si...".
Pero parece también de buen humor, aunque no lo parezca. Como ya la conoces, sabes que lo está.

-Sí. Las muchachas parecen algo más acobardadas ahora, sabiendo que vamos en serio. La chica con la que hablamos nos ha pedido que vayamos a una dirección.

Comienza a dudar él también. Parecían valientes, ahora asustadas. Era normal. Pero esa reacción solo les atraería, como insectos hacia la miel.
Frunce el ceño.

- ¿Estamos seguros? Estamos seguros de que... ¿no es una trampa? - dice, mirándolos a todos.

John niega con la cabeza.

-No lo creo. Es cierto que Emma, la muchacha que conocemos, tiene un don. Lo sé.-Te dice, sonriendo.-Y tampoco parecía mentir, aunque sí parecía algo asustada. Pero tranquila al mismo tiempo.

-Y si lo fuera, lo comprobaremos. Si es como nosotros tenemos que intentar que sea nuestra aliada.-Prosigue Sarah.

-Démosle un voto de confianza. Parecía una buena muchacha.-Concluye Lucas.

Agacha la cabeza, rascandose la nuca. Su desconfianza le había hecho sentirse avergonzado, así que intenta explicarse.

- De acuerdo... Solo quiero evitar que nos tomen por sorpresa. Estoy demasiado paranoico. - les dice, sincerandose, y sintiendose mal consigo mismo.

Lucas te pasa un brazo por encima, alegre, para que no te sientas mal.

-Esa desconfianza es buena. Lo que hay fuera puede engañarnos a los ojos.-Te dice, mientras camináis.

Tenéis que ir en coche.
Sarah tiene el suyo, un escarabajo, aparcado por ahí cerca.
Conforme conduce, ves que se dirige a unos barrios bastante más pobres.

Le devuelve el abrazo, riéndose.

- Ah... El Genio Maligno. - le responde, caminando con ellos.

A pesar de la seriedad de la situación, se siente como si hubiera quedado con unos amigos. Entra en el coche y charla alegremente, incluso cuando entran en el barrio objetivo.
No había motivos para enmudecer, o sentir miedo.

Un barrio más pobre no implica más peligros.
El peligro está en todas partes, aunque sea difícil de ver.

Sarah aparca y cuando salís, te encuentras delante de un edificio en bastante mal estado, con descolchones y pintado de beige, antiguo y sucio.
Escalera de incendios en mal estado también, algo oxidadas. Pero quizá se mantengan en pie.

-Es aquí.-Dice John, acercándose al portal, que mantiene la puerta abierta.

Sube a un segundo piso.
El edificio por dentro no está en mejor estado que por fuera.

Observa con curiosidad, atento a todo lo que estaba por venir. Esperaba no tener que utilizar el bastón, aunque tenía la seguridad de que nadie cometería esa imprudencia.
Así que camina en silencio, detrás de John, aguardando.

Estaba muerto de curiosidad.

Toca a la puerta, y escuchas pasos en su interior, además de algunas voces.
Tarda un poco en abrir, pero ves a una muchacha que se asoma detrás de la puerta, que aún mantiene cerrada con una cadena.

-Buenas tardes...-Saluda, mirando a cada uno. Cuando te mira a ti, se queda un momento mirándote, con los ojos y la boca un poco abiertos.-Un... un momento.-Dice, cerrando la puerta para, quizá, quitar la cadena.

Aunque escuchas que se aleja y de nuevo voces en su interior, con algo de ajetreo.
Al poco, regresa, abriendo la puerta.

-Disculpad. Bienvenidos, pasad.

Aguarda, apoyando una mano en el bastón, observando a su alrededor. La puerta se abre y se iergue, para mostrarse más o menos decente. Y no puede menos que sonreír cuando ve esa mirada curiosa y esa boquita abierta. Agacha la cabeza unos segundos, y vuelve a guardar la compostura.

- Buenas noches. - saluda, antes de pasar.

Todos pasáis.
La casa por dentro, bueno... no está mal. Algunos muebles de segunda, tercera o quinta mano. Algo de frío en su interior a pesar de la estación del año.
Pero es un techo.

Os hace pasar a un salón, donde hay un par de sofás más o menos cómodos.

-Sentaos, os traeré algo...-Dice, sonriendo un poco.

-No es molestia.-Responde John.

-Sois mis invitados.-Insiste ella, y se marcha un momento. Escuchas que va hacia la cocina y habla con alguien.

Declina la invitación, pero no insiste una vez ella se ha marchado. Aguarda pacientemente en un lugar de la habitación, donde cree que no puede molestar.

Todavía falta una...

Permaneces quieto en esa habitación, mientras esperáis a que lleguen.
Ella regresa con algunos vasos y se sienta con vosotros.

-Ahora viene Sophie con algo para picar...-Responde, sonriendo.

Al poco, como ella ha prometido, escuchas pasos que salen de la habitación. Parece alguien que camina con inseguridad.
Ves que una muchacha aparece cabizbaja, sujetando un par de platos.

Los deja sobre la mesa y mantiene los brazos pegados al cuerpo.
Levanta un poco la cabeza y ves a una chica con el pelo castaño, ojos verde y algo de mala cara, muchas ojeras.
Nos os mira a ninguno, solo pronuncia algunas palabras.

-Buenas tardes... bienvenidos.

Eso sí... esa chica no tiene dieciocho años ni de lejos.

Aprieta los labios, una vez que la segunda aparece. Agacha también la cabeza, tragandose algunas palabras. Ella era una niña, a todas luces. Si iba con ellos, ¿podrían protegerla? Sería exponerla como enemigo para aquellas criaturas de la noche.

Suspira, e intenta ser amable.

- Gracias, a las dos.

Sophie se sienta en una silla, bastante tensa.
Tus compañeros la miran, algo intrigados, pero viendo que parece incómoda, prefieren no fijarse demasiado en ella.
Aunque tienen una cara parecida a la tuya.

Esa chica, de vez en cuando te mira de reojo y agacha la mirada.
Se muerde las uñas de forma compulsiva, y Emma le pasa un brazo por encima de los hombros, haciendo que se relaje pronto.

-Esto... perdonad que os pregunte.-Dice Sarah, con voz pausada.-Emma... dijiste que tenías... dieciocho, ¿no?

-Sí, así es.-Responde.

-¿Y tú, Sophie?-Pregunta Lucas, haciendo que la muchacha levante la cabeza y mire hacia todas partes.

-¿Yo? Yo...-Empieza a decir, mirando a Emma de reojo, que asiente en silencio.-Tengo catorce.

-Sí, pero no os dejéis engañar... es muy fuerte.-Responde Emma, sonriendo, sacando una pequeña sonrisa muy fugaz a Sophie, que vuelve a mirarte de reojo con curiosidad.