Partida Rol por web

Rembrandt volvió a paso tranquilo desde la capilla para encontrarse a Ayan y a Radovick fuera de la cantina con caras bastante largas.

Estoy en estos momentos con un ánimo gris y plomizo, como resultado de la información que se le ha podido sonsacar al cantinero. Cuando he salido de la cantina apenas he caminado una veintena de pasos hasta que me he quedado apoyado en una esquina, triste y meditabundo, intentando dilucidar un plan con la sacar a mi hermana de los calabozos... sin embargo dos cuestiones me impiden llevar a buen puerto esta idea. Primero, no sabemos a ciencia cierta si está encerrada, y dos, tendríamos que ir a echar un vistazo a las mazmorras para ver de que seguridad disponen... cosa difícil si tenemos en cuenta que si Aldelheird nos llama por nuestros nombres al vernos nos descubrirían.

En esas estoy cuando oigo como Ayan me pregunta

Cita:

Saliendo de mi 'trance', la miro largamente y niego con brevedad diciendo en baja voz No, no lo estoy. Por lo oído de ese miserable, se nos acaba el tiempo y ni siquiera sabemos donde la tienen encerrada. Esto parece un maldita situación sin salida... Hay rabia e impotencia en la voz, que llegado su momento no puedo ahogar y manifiesto al golpear una vez la pared de forma incontrolable.

Ni siquiera me percato de la aparición de mi hermano debido a mi estado emocional actual.

Sin duda mi pregunta no es que hubiera resultado ser la más acertada, ya que como bien había dicho, era imposible que estuviera bien cuando aún no habíamos conseguido adivinar dónde tenían escondida a su hermana. Me quedé un poco en silencio, como sin saber si pedirle perdón o como si yo también empezara a pensar que quizás era demasiado tarde ya, cuando por el camino vi aparecer a Rembrant.

Esperé en silencio y aún con no demasiada buena cara a que llegase junto a nosotros y tras hacerle un leve gesto con la cabeza esperé a que hablase, ya que por nuestras caras no tenía que complicarse demasiado para adivinar que no teníamos ni idea de dónde podía estar la muchacha.

Cuando Rembrandt llegó hasta la altura de su hermano y Ayan les saludó con un gesto pero frunció el ceño al ver el rostro de su hermano.

- ¿Qué te pasa, hermanito? ¿Has intentado darle un beso a Ayan y se ha apartado? No me extraña, desde hace unos días vas hecho unos zorros. - dijo Rembrandt con una sonrisa divertida, pero se quedó mirando durante un par de segundos más al guerrero acróbata y su sonrisa se esfumó.  - Vale, ahora en serio. ¿Ocurre algo? ¿Alguna novedad? -

A ver cómo le explicábamos que la única información que teníamos era una relacionada con un sacrificio al supuesto marido de la loca de la pirata esta..

- Hemos estado tomando un trago en la taberna.. y estamos entusiasmados con eso de que va a haber un sacrificio para Egir.. - Respondí sin añadir nada más, aunque esperaba que él solito pillara el resto. - ¿ Cómo te ha ido a ti?

Quizás el muchacho había tenido mejor suerte y sabía por donde comenzar a tirar, porque por lo que era por nosotros me parecía que tarde dábamos con su hermana.

Estando en mi sombrío momento de recapacitación, oigo como regresa Rembrandt de su 'expedición' por la isla. No oigo sus pasos, si no su acostumbrada y afilada lengua al preguntarnos de su inigualable y sarcástica forma. Sin embargo, debido al reciente malestar tras salir de la taberna(cabreo gordo, para más señas), no tengo el cuerpo para aguantar las chanzas y bromas de mi hermano, irguiéndome para responderle en un tono bastante feo.

Por suerte Ayan se me adelanta y le informa de manera ambigua sobre las pocas, aunque peligrosas, pistas que hemos conseguido en la cantina. Tras que la muchacha le pregunte sobre como le ha ido, agrego con voz ténue y como coletilla, estando ya más calmado Ya sabes lo peor, hermanito. Estos cerdos no se contentan con robar y matar a bordo de sus barquitos, que además se tienen que poner a hacer rituales sangrientos a dioses extraños...

El novel abrió mucho los ojos, interceptando el mensaje que ellos dos le intentaban enviar. Entonces, contra todo pronóstico, Rembrandt De Graff sonrió.

- ¡Genial! - la cara de Ayan y de Radovick debería ser de puro horror, por lo que se apresuró a añadir. - ¿No lo veis? ¡Es una situación casi perfecta! -

El joven se llevó la mano al mentón, bajando un poco la cabeza. - Hasta ahora, ella era inaccesible para nosotros, ¿verdad? Acabamos de llegar, no nos iban a dejar llegar hasta ella siendo unos desconocidos como somos. Si la sacan, aunque sea para sacrificarla, estará fuera y podremos llevarla con nosotros. Vale, no va a ser fácil. Es más, va a ser muy difícil. Pero es nuestra única posibilidad. -

La cabeza de Rembrandt ya funcionaba a plena potencia. Aquello era lo suyo, su labor, no podía fallarla.

- Bien. Tengo una idea, ¿vale? - miró a ambos lados para asegurar que nadie le oyera. - Tenemos que conseguir principalmente una cosa. Sabotear los cañones. Eso es lo primordial, porque si conseguimos nuestro objetivo y no podemos salir de aquí habremos perdido el tiempo. Oye cielo, ¿crees que podrás hacer algo con eso? Seguro que con tus capacidades puedes ser mucho más sutil que nosotros para la labor. -

- Yo creo que he hecho una amiga en la capilla, así que con suerte podría pedirle un hueco en la ceremonia, como iniciado o algo así. Eso quizás me permitiría estar cerca de ella cuando el momento llegue. - comentó Rembrandt, con su habitual media sonrisa. - Lo cual nos deja tu labor, hermanito, que como obviarás es de ir quitando de en medio a todo aquel que no disfrute con nuestra propia versión de la ceremonia. -

Con mirada pétrea mientras oigo el plan elaborado por Rembrandt, me rasco la barbilla de manera pensativa. Cuando éste acaba de contarnos su idea, en voz baja y amenazante Así que, de forma escueta, tu idea es arrebatarles a nuestra hermana en su momento de mayor gloria, o sea, en mitad del ritual de marras, abrirnos paso en mitad del avispero que se desencadenará aquí y huir a todo trapo en un bajel veloz, ¿no? Me parece bien, mientras esa 'gatita' tuya no nos delate a esa zorra de Ran.

- ¿Gatita? - Rembrandt sufre un visible escalofrío. - Por favor, podría ser nuestra madre. Nuestra abuela si me apuras. Además, ella no sabe nada de quienes somos, para él solo soy un chico que quiere acercarse más a Egir para mantenerse virtuoso... y así seguirá pensando que soy hasta que nos llevemos a Adelheid. -

Escuchar el plan de Rembrant me hizo quedarme en silencio y pensando, sin escuchar nada más de lo que estaban diciendo, pero no se me ocurría la forma de hacer nada con aquellos cañones, al menos utilizando la magia. Estuve dando vueltas a todos los conjuros que conocía y era prácticamente imposible que nadie se diera cuenta de que los utilizaba, ya que el aire, que era lo que mejor se me daba, solía tener la mala costumbre de ser perceptible.

Tras un rato en el que estuve más en otro mundo existencial que en el de los hermanos, como si acabara de despertar hablé..

- No se me ocurre nada que poder hacer con esos cañones, al menos, en cuanto a magia se refiere.. pero si hace falta que vaya con la mujer esa.. quizás pueda intentar sabotearlos de alguna forma, aunque no sé si contar mucho con mis habilidades " manuales "...

Unos instantes tras mis últimas palabras, en los que todos nos quedamos en silencio como queriendo saber cual podría ser nuestro siguiente paso, me sirvieron para saber que así no es que fuéramos a adelantar demasiado y teníamos que darnos prisa y no dormirnos en los laureles si queríamos salvar a la muchacha antes de que esparcieran sus pedazos por el mar, aunque claro, esto último no lo comenté así, ya que decírselo tan crudamente a sus hermanos me parecía una falta de respeto, aunque quién sabía, igual algo así les hubiera servido para azuzarles.

- Entonces la cosa es entrar en el templo. Creo que alguno de vosotros debería venir conmigo y puesto que Rembrant ya ha estado " pululando " por ahí..

Mi vista se posó en el muchacho, esperando a que me dijera si vendría conmigo o no.

Nervioso (cosa bastante visible a simple vista) por la inactividad, deseando hacer algo para aliviar la frustración que me reconcome por dentro, cuando oigo lo dicho por Ayan, asiento con levedad

Bien pensado. Si vais a esa capilla, quizás la 'gatita' de mi hermano de más detalle y sea más fácil de convencer... quien sabe. Sonrío con un gesto sarcástico a Rembrandt y continúo Y en otro orden de cosas, me daré un paseo por las almenas de la muralla. Quizás pueda hacerme amiguete de los tipos que estén ahora de patrulla por allí... ... aunque quizás desaparezca alguno que otro.

La última parte es dicha en sottovocce, más para mí que para ellos, con clara intención de que no se den cuenta, demasiada.

Hombre la idea de que desaparecieran hombres, siendo nosotros los últimos en llegar, me hacía creer que las miradas recaerían sobre nosotros, más que nada porque siempre se desconfía del que no se conoce y seguro, que una mujer tan tarada como aquella, no se fiaba ni de su mismísima madre.

- Creo que es mejor que por el momento no desaparezca nadie.. no debemos llamar la atención, que aunque no se sepa quién ha sido, somos los nuevos y eso nunca es bueno en los " chachullos ". ¿ Es que nunca os han enseñado a hacer negocios poco legales? Esto es lo mismo.. el último tiene que callar hasta que pueda llenarse los bolsillos, que en nuestro caso es encontrarla..

Con un gesto extraño, de una manera sarcástica salpicada por leves retazos de mordacidad, comento como quien no quiere la cosa La verdad, princesa, es que nunca hemos necesitado llevar nuestros negocios más alla del margen que marcan los que dirigen el cotarro. Si no fuera por el asunto que nos atañe, sabe Dios que estaría en cualquier otro sitio que no fuera este inmundo lugar...

Tras esto, y recapacitando un poco, es innegable que la muchacha tiene razón y que mis justificadas ansias de sangre tendrán que esperar si deseamos que nuestro plan llegue a buen puerto. Por lo tanto, y tras hacer una media reverencia irónica De todas maneras, he de admitir que tenéis toda la razón con lo que acabáis de decir, así que no temáis que esos soldaditos salvarán su pescuezo, por el momento. No pondré el plan en peligro, 'hermana'.

No entendía demasiado bien a qué venía el tono de la respuesta de Radovick, ya que mi comentario en ningún momento había ido a malas, tan sólo pretendía que su hermana no corriera la suerte que parecía que iba a correr y siendo nosotros su única alternativa, que nos mataran no la iba a servir de nada.

- Me alegra que estemos de acuerdo en algo.. - Mi respuesta fue totalmente sarcástica, aunque mis ojos mostraban que no me había hecho ninguna gracia que me hablara como si fuera cualquiera que se hubiera encontrado en una taberna de esa maldita isla.

Si mudar de expresión al oir la respuesta de Ayan y observar con detalle la intensidad de la mirada de la misma, quedo algo pensativo intentando cavilar alguna forma factible de dinamitar la reserva de pólvora de los cañones del fuerte... en vano. Sin haber visto el posible polvorín ni saber a ciencia cierta la cantidad de cañones existentes, esta tarea es algo infructuoso.

Pasando a otro asunto, a Ayan, ya con un tono más neutro y calmado Una cosa, hermana. Este tipejo, Zarek creo recordar... dijo que Ran tenía brujería a su disposición, un místico a más seguro ¿Has sentido o visto algo que te llamase la atención? Por la forma de mirar, puede entreverse que no estoy familiarizado a tratar con magos muy a menudo.

Los segundos que volvimos a estar en silencio, me sirvieron para llenar mis pulmones de aire y hacer que mi genio remitiera, sabiendo que aquello tampoco nos llevaría a ninguna parte. Al fin y al cabo, ellos estarían más susceptibles de lo habitual debido a la situación y tenía que intentar ser comprensiva y ponerme en su situación.

Negué con la cabeza y volví a responder con mi tono habitual, ese que parece que esté pensando contínuamente cada palabra que sale de mi boca aunque no sea así.

- Todos los que usamos la magia tenemos el don de percibir si alguien la está usando, aunque a los ojos de las personas que no la manejen sea imperceptible.. - Expliqué sabiendo que Radovick era un buen guerrero, pero no estaba acostumbrado a tratar con la magia. - Por el momento no he percibido nada, pero también tengo que decir que los que pueden canalizar así las energías no lo hacen a cada momento, ya que recuperarse después es muy pero que muy lento.. Así que es normal que si hay algún hechicero aún no lo haya detectado.

Apenas se ausentó un momento para intentar pensar un plan y cuando quiso darse cuenta Ayan y su hermano parecían estar lanzándose hachas voladoras mientras a su hermana la iban a meter un puñal entre pecho y espalda. ¿Acaso el mundo se había vuelto loco?

- ¿Pero qué os pasa? - dijo Rembrandt, frunciendo el ceño. - Radovick, dejo en tus manos lo de los cañones, seguro que se te ocurre algo. Ayan, vámonos a la capilla. A ver si os da el aire a los dos, el olor a pirata mugriento se os debe haber subido a la cabeza. -

Y cogió el brazo de Ayan y la llevó consigo en dirección a la capilla.

Quizás fuera verdad y el estar en aquel lugar nos hiciera a todos más susceptibles, o quizás, lo que hablaba por nosotros era la frustración de estar tardando más de lo esperado en conseguir alguna clase de información acerca de su hermana, pero también era verdad que no era momento para peleas y discusiones, así que lo mejor era calmar los ánimos.

- Perdona, no quería parecer demasiado borde.. - Dije a Radovick antes de dejarme arrastras por su hermano hacia aquella capilla. - Y tú, trátame con cariño hombre, que tengo que durar al menos hasta que acabe la fiesta.. - Dije a Rembrant mientras conseguía mantener su ritmo ahora sin que tirara ya de mí.

Haciendo un gesto indeterminado con una mano a Ayan No pasa nada... tampoco yo estoy demasiado tranquilo con lo que sabemos de esto. Mejor olvidar el tropezón...

Tras obsdervar como ambos se marchan, prefiero poner tierra de por medio y me encamino en dirección a la zona de los cañones y la patrulla. Aunque ciértamente la prisa me azuza, mantengo la apariencia de alguien que vaga por la fortaleza sin ninguna ocupación en mente y que se dedica a vagar por el lugar.