Partida Rol por web

Antes de que nadie pueda reaccionar, ni siquiera los piratas que han entrado en la cantina, Suzie, que ha resistido el impulso de caerse de la descompresión, corre, se echa al suelo y se cubre tras la barra, cubriéndose la cabeza con las manos. 

Casi al mismo tiempo, Joe, agarrándose a la barra para no caer, suelta una maldición contundente y saca de alguna parte (si de un bolsillo o de la barra, Muffin no llega a verlo) una pistola vieja y muy usada, con la que inmediatamente dispara al primero de los piratas antes siquiera de que haya terminado de saltar por el agujero. Ya sea porque su movimiento es demasiado rápido y sorprendente o porque el pirata aún no ha acabado de aterrizar sobre el suelo y no está en condiciones de esquivar ni bloquear, le alcanza en pleno pecho, y el forajido emite un grito de dolor, mientras la sangre comienza a empapar sus ropas bajo la armadura. No es un disparo mortal pero sí bastante grave. 

El ysoki reacciono al ataque con rapidez. Saltó de su silla y corriendo se acercó a donde estaba Suzie mientras disparaba al pirata más cercano. Cuando llegó a la barra salto y se refugió al otro lado. 

Tras las primeras reacciones, el caos cunde en la cantina por todas partes. Los clientes gritan y tratan de cubrirse tras las mesas, levantándose solo a medias tras haber sido tumbados por la descompresión. Los dos que estaban en la barra la saltan como pueden mientras los vasos y los platos explotan a su alrededor por las ondas sónicas de las armas de los piratas, uno de ellos aterrizando justo al lado de Muffin, solo que bajo la barra, y mirándole con cara de pánico. Los de las mesas se esconden tras las sillas, tratando de usarlas como cobertura. Muffin, haciendo gala de la agilidad increíble de los ysoki, corre por entre las explosiones de cristal y las balas que zumban sobre su cabeza hasta situarse a tiro del pirata ya herido, y empleando la pequeña distracción de uno de los vasos al saltar por los aires ataca con su pistola eléctrica. El disparo hace blanco, y el pirata parece dolido, con breves convulsiones en los brazos. Sin embargo, se repone, e inmediatamente se yergue y dispara al pequeño ysoki sin que este pueda evitarlo. La vibración sónica le alcanza de lleno y le hace castañear los dientes, pero no parece haber roto ningún hueso. Ágilmente evita el disparo de otro de los piratas dirigido a su cabeza. 

Los guardias parecen reaccionar por fin y el chasquido de los seguros de sus rifles resuena por toda la estancia mientras avanzan protegidos por sus armaduras Desafiante. Las placas de aleovanadio reflejan y dispersan de forma inofensiva las descargas sónicas de los piratas, y ellos responden con profesionalidad y contundencia, hiriendo de gravedad a los dos piratas que avanzan desde el otro agujero. 

Joe trata de volver a disparar, pero no es ningún profesional y el disparo sale tan desviado que revienta un fluorescente del techo. Suzie mira a Muffin, subido sobre la barra mientras los disparos vuelan a su alrededor, y una determinación brilla en sus ojos de repente. Se sube la falda y saca una pequeña pistola láser acimut de la liga, para luego levantarse y disparar al pirata herido. Por desgracia la potencia de su arma no es muy grande y la armadura del pirata dispersa su ataque. 

El caos lo lleno todo, gente agachada, gritos de pánico y en medio de todo eso, comicamente, el ysoki estaba subido en la barra como un loco que no tuviese miedo. Un impacto le hizo vibrar los huesos y le devolvió la cordura. Disparó de nuevo contra el mismo objetivo con la esperanza de mandarlo a dormir antes de saltar dentro de la barra escondiendose así de los asaltantes. Se llevó una mano al comunicador con la esperanza de ponerse en contacto con el capitán.

- Capitán, tenemos problemas en la cantina. 5 asaltantes. Permanezcan alerta. - notificó el ysoki para alertar a la tripulación. Lo más probable es que ya hubiesen oído las explosiones pero... 

Los estruendos de los disparos y las armas sónicas hacen temblar la cubertería y arrancan fragmentos de chapa de la barra y terciopelo de las sillas. El disparo de Muffin es certero, pero casi extinguido por las protecciones de la armadura de su enemigo, que se mantiene en pie. La desaparición del ysoki tras la barra deja a los dos piratas con un único objetivo: Suzie, a quien ambos disparan con sus armas ahora que ha demostrado ser una amenaza. Sin embargo, el primer disparo sólo hace explotar una botella de whisky tras ella, que baña a Muffin con una lluvia de alcohol y cristalitos. El segundo disparo, certero, impacta sobre el hombro y el cuello de la camarera, pero, para sorpresa de Muffin, las vibraciones hacen brillar una serie de circuitos en su piel y son absorbidas de inmediato. Parece que Suzie llevaba una armadura de segunda piel, al igual que Muffin, que no se le notaba bajo la ropa. 

Joe acierta a agacharse justo antes de que un disparo abra un agujero del tamaño de un puño donde había estado su cabeza momentos antes, y al otro lado de la cantina los guardias se cubren como pueden, uno saltando la barra y el otro en el muro de la puerta. Sus disparos no hacen más que reventar dos sillas que salen volando por los aires con un estruendo de metal quebrado. 

En medio de la confusión, los gritos, los disparos y las explosiones de cristal de las botellas y vasos que saltan por los aires, Muffin activa su comunicador. La respuesta se hace esperar un segundo, y cuando el canal de voz se abre, Muffin puede oír sonidos similares al otro lado de la línea: disparos sónicos y el inconfundible sonido de al menos un rifle láser siendo disparado. La voz del capitán Osdar suena agitada y acompañada del estruendo de su enorme revólver. 

-¡Por aquí no estamos mejor! ¡Hay por lo menos cinco capullos que...-un estruendo de arma sónica seguido por el del revólver-¡nos tienen bloqueados! ¡Hay que pirarse pero ya! ¡No nos vendría mal tu ayuda por aquí!

Suzie, aprovechando que ha salido ilesa y viendo que los dos piratas se han centrado en ella, hace de tripas corazón y apunta de nuevo con su arma. Esta vez, el disparo es certero y preciso, y el arma láser emite un ligero zumbido al ser disparada. El rayo rojo atraviesa limpiamente el hombro del pirata herido, que se agarra el brazo y se derrumba en el suelo, inconsciente o muerto, resulta difícil decirlo. 

Joe ha corregido su puntería esta vez y logra alcanzar en un costado al forajido que le dispara, haciendo saltar una nube de sangre tras él. A pesar de ello, las protecciones de la armadura le mantienen en pie. 

Aquí también tenemos cinco. ¡Cuatro! ¡Buen disparo Suzie! - el ysoki comunicaba mientras se asomaba a ver como iban las cosas. - Voy a intentar llegar, puede que me entretenga un poco, estos amables caballeros no creo que me dejen ir sin disparar me. - dijo Muffin. - Suzie, cubreme voy a ver si llego de una pieza a la carretilla. - dijo el ysoki mientras salia corriendo y disparando hacia los piratas por encima del hombro.

Muffin apenas puede oír las comunicaciones por todo el caos que reina en la cantina. Sobre él, un espejo explota en mil pedazos cuando una descarga sónica lo alcanza, justo al lado de la cabeza de Suzie. Los disparos barren la barra con mil pequeñas explosiones de cristal y trozos metálicos, y una de las descargas alcanza de refilón a uno de los guardias, que se mantiene en pie. Joe y Suzie se libran milagrosamente de ser alcanzados, y Muffin aprovecha para correr, saltando la barra, hasta donde la carretilla aguarda pacientemente, con el zumbido de sus motores ahogado por todo el resto de estruendos. Una descarga sónica ha destrozado uno de los paquetes de costillas de electróvoro y medio LPC, pero por lo demás la comida sigue ahí. 

Es en ese momento, cuando, al ver caer al pirata, uno de los clientes, el que estaba a cubierto al lado de Suzie tras la barra, se levanta y echa a correr. Con agilidad salta la barra y corre hacia el pirata caído, con intención de coger sus armas y ayudar en la lucha. Ya tiene en la mano la pistola sónica cuando otra figura sale de la nave de desembarco, una muy diferente. Es sin duda un kasatha, como delata su cráneo alargado y sus cuatro brazos, y lleva una armadura pesada impresionante que le cubre por entero con la brillante runa kasatha de la conquista grabada en rojo brillante en el pecho. En dos manos blande pesadas espadas sierra que zumban mientras sus terriblemente afilados dientes giran a tal velocidad que parecen un filo continuo. Aterriza tras un enorme salto, y una de sus espadas desciende con terrible y mortal precisión, entrando por el hombro del cliente que aún ni siquiera se había levantado del todo. Los dientes de la espada emiten un macabro sonido de desgarramiento mientras perforan la carne, rompen el hueso y desgarran los ligamentos, y la enorme fuerza del kasatha sigue empujando el arma, que hace saltar sangre y fragmentos de hueso en todas direcciones mientras desgarra desde el hombro hasta la ingle contraria, dejando al hombre con una terrible herida que casi le parte en dos, un surco irregular allí donde la espada sierra se ha atascado brevemente en los huesos. 

-¡Traedme al ysoki!-brama con su fuerte acento kasatha-¡Y todo lo que sea de valor!

Los piratas vitorean, envalentonados por la aparición del que es sin duda su líder. Los dos soldados se vuelven inmediatamente, reconociéndole como la mayor amenaza, y disparan sus rifles con certera precisión, al cuello y a la cabeza, allí donde la armadura es más vulnerable... y se quedan helados cuando su pesada armadura absorbe y desvía los disparos sin ni un rasguño. Los piratas ríen tras sus macabras máscaras, mientras el kasatha tira del arma y la arranca de los restos del desdichado cliente, haciendo saltar trozos de carne y hueso manchados de rojo. 

Suzie decide con buen criterio que no le merece la pena acabar partida en dos con medio cuerpo desgarrado por un trabajo de camarera en el Culo de Joe, y se esconde de nuevo tras la barra, cubriéndose y sin disparar este asalto, aunque aún con su pistola en la mano. El propio Joe decide que las mesas, los vasos y hasta las paredes se reparan con mayor facilidad que un esternón abierto por una espada sierra (y con menos dolor), así que se esconde tras la barra igualmente. Los clientes se cubren la cabeza con las manos y uno de ellos comienza a tener un oscuro charco en sus pantalones. Los guardias se mantienen firmes, aunque algo dubitativos ante la protección con la que cuenta el pirata. 

El ysoki se agacho tras la carretilla cuando vio aparecer al kasatha. Aquella no era una pelea justa que fuese a poder ganar. Su mente barajó rápidamente las opciones. Podía rendirse y evitar cualquier daño a Joe, Suzie y los guardias. Podía intentar luchar pero no iba a poder ganar. Su única opción real de salir con vida era intentar coger toda la comida que pudiese y llegar a la nave. Si intentaba llevarse toda la comida en la carretilla mientras se ocultaba tras ella, pronto el resto de la comida estaría agujereada. Era mejor tener poco que comer que no tener nada. 

Comenzó a coger los LPC, todos los que le cabían en las manos. -  Capitán esto está muy feo, el capitán pirata cuatro manos acaba de hacer su aparición. Enciende motores, voy para allá. - comunicó antes de  guardarse los que pudo en el abazón.

Luego miró al guardia que veía desde su posición y negó con la cabeza como avisando de que no merecía la pena morir por él. 

Al ver que Suzie se ha escondido, los dos piratas avanzan por la sala, acercándose a los guardias y a Muffin, mientras el ysoki se mete todos los paquetes de comida en la boca como si le fuera la vida en ello. Con las mejillas cómicamente hinchadas como uno de sus antepasados roedores, guarda su arma y coge otros dos LPC con cada mano. Con aquel aspecto, su advertencia a los guardias de que no mueran por él no queda muy seria. En todo caso, resulta difícil decir lo que piensan tras los cascos cerrados de sus armaduras Desafiante. Ambos guardias continúan luchando, probablemente porque los piratas les matarían de todas formas aunque se rindieran o entregaran a Muffin.

-Tenemos un problema por aquí!-le grita Osdar por el comunicador-¡No podemos despegar! ¡Te necesitamos ya!

Uno de los piratas, centrado en disparar hacia el guardia, que acierta a esquivarle, acaba justo al lado de un cliente que se oculta bajo la mesa. El hombre coge una de las botellas, que se ha mantenido milagrosamente intacta, y saliendo de su cobertura golpea con ella al pirata en la cabeza. La botella no es de vidrio, sino de acero, y el hombre logra golpear al pirata en la coronilla con un sonido que evidencia que ha logrado herirle. El pirata se queda aturdido un instante, pero este ataque demuestra haber sido una mala decisión del cliente. Inmediatamente, el capitán se abalanza sobre él, y sus hojas giran y chirrían en el aire destrozando una silla y la mitad de la cabeza del desdichado hombre. Sus sesos se esparcen por la mesa y el suelo, y fragmentos de su cráneo vuelan en todas direcciones al ser lanzados por los aires por los dientes de sus espadas sierra. 

Los otros dos piratas disparan al guardia que hay junto a la puerta, que recibe un impacto en el hombro que hace saltar una placa de la armadura. Ambos soldados siguen intentando herir al capitán, conscientes de que un impacto podría hacer que los piratas se retiraran, pero no lo consiguen. 

El ysoki salió corriendo en dirección al hangar. No sabía que estaba pasando allí pero cuanto antes se alejasen del maldito pirata cuatro manos, mejor. Había visto caer a dos de los clientes bajo la espada, convirtiéndose en pulpa y huesos serrado, no quería ser el siguiente. 

Muffin corre como puede con sus LPCs en las manos y en los abazones. Dejando atrás su carretilla, que pronto se llena de agujeros, sale al pasillo que conecta el hangar con la cantina a toda velocidad. Si no tuviera las manos ocupadas, sin duda correría a cuatro patas. El capitán Osdar le informa antes de que llegue, entre los ruidos de los disparos y el láser. 

-El hangar está cerrado por una compuerta de energía, no podemos salir mientras esté activada. Pero hay un capullo, un lugarteniente de los piratas controlando la consola que lo abre. Nos tienen bloqueados y no podemos llegar hasta él. Necesitamos que le quites de ahí y desactives la puerta para poder largarnos. 

En cuanto Muffin llega al Hangar, puede ver la situación. Cuatro piratas disparan contra la Vadomo: sus pistolas sónicas atruenan la sala. Los tres viajeros que ha visto antes Muffin yacen en el suelo, muertos, con los pechos destrozados por estallidos sónicos y sus costillas reventadas. Torm, a cubierto tras unas cajas, dispara sin cesar su rifle láser, y Osdar dispara su revólver desde la puerta de la nave. Sin embargo, los piratas les tienen bloqueados: no solo por ser cuatro, sino porque uno de ellos ha cogido una ametralladora fija que hay montada frente al hangar y dispara con ella sin cesar, haciendo imposible que se muevan. Todos parecen heridos. 

Desde su posición no ve al kasatha, pero Osdar le indica dónde está.