Partida Rol por web

La hábil maniobra de Schwick deja uno de los clavos sin posibilidad de atacar al estar de costado. El otro apunta con su cañón automático de partículas y un rayo azul sale hacia la nave, pero el shirren gira el timón un segundo antes del impacto y el rayo de partículas solo les roza, sin daños ni al escudo ni a la nave. 

    Los servos se activaron una vez más para apuntar al clavo ardiente, el vesk no lo perdía de vista y espero a asegurarse que los sistemas de apuntado fijasen el blanco justo antes de pulsar el disparador, sentía como el pulso se le aceleraba justo cuando un calambre repentino en la mano, tal vez motivado por los nervios, lo hizo adelantarse al accionar el pulsador errando nuevamente el tiro llevando a la resptiliana criatura a chasquear la lengua con frustración incapaz de dar crédito a la escena.

Por desgracia para los fugitivos, parece que, aunque el piloto está haciendo un gran papel, el artillero está teniendo mala suerte. El disparo de la red láser se pierde en el vacío del espacio, y los dos Clavos Ardientes se disponen a atacar de nuevo. 

Por la nave resuena el zumbido de los escudos realimentándose, pero por desgracia se detiene a los pocos segundos. 

-¡No hay suficiente energía auxiliar! ¡Trataré de redirigirla!-dice Walter por los comunicadores. 

Los clavos ardientes estaban confiados, ya que no habían recibido ni un solo impacto aún, y eso les volvía lentos. Se situaron en posición para acribillar a su enemigo, pero el shirren fue más rápido y logró ponerse en posición para darle un buen ángulo a su artillero. 

El combate se estaba haciendo eterno y eso empezaba a agobiar al Shirren. Se quedaban sin energía, la moral caía y encima sus enemigos se estaban empezando a mover más despacio, como burlándose de ellos.

 -Capitán, si me permite la sugerencia, quizás debería cambiar de arma a una de mayor área de dispersión.

Porque de seguir así, acabarían convertidos en polvo espacial. En un intento de facilitarle las cosas a Sgrog, el piloto shirren giró para evadir los cañones y colocarse detrás de una de las naves enemigas, intentando darle una buena oportunidad de disparo a su capitán.

El movimiento del shirren le deja perfecto para que uno de los clavos no pueda usar sus armas... pero directamente en frente del cañón de correa del otro. Están tan cerca que el piloto puede ver perfectamente el cañón girando en su acoplamiento mientras apunta a su nave y cientos de fragmentos de acero superacelerados se dirigen hacia ellos. Por suerte, en ese momento Walter dice desde la sala de máquinas: 

-¡Escudos de proa casi restaurados!

En la consola, la energía de los escudos sube como la espuma de una buena cerveza castrovelina, y justo a tiempo, ya que los disparos impactan de lleno, castigando el escudo y reduciéndolo a menos de la mitad de su potencia. 

    La hábil maniobra del piloto permitió a Sgrog tener una linea de tiro clara contra la popa del caza, ahora era acuciante no errar el tiro por lo que esperó a tener fijado el blanco hasta el último momento antes de... "Por los remaches de Ux'raj" la nave enemiga logró anticiparse a la salva, haciendo que los disparos se perdieran en el éter del espacio sin suponer mayor amenaza que cualquiera de las ocasiones anteriores    

Por desgracia, el disparo de Sgrog falla de nuevo. Está claro que los señores demoníacos bendicen hoy a los Caballeros Infernales, y sus láseres se pierden en el infinito del espacio. Walter dice desde la bodega: 

-Bueno, por lo menos no nos han dado aún. Casi he restaurado los escudos de proa, seguid disparando. 

Sin duda los pilotos están impresionados por la habilidad del shirren, pero se puede ver en sus movimientos que cada vez se toman menos en serio la amenaza. Por bueno que sea un piloto, de poco sirve si sus armas no son capaces de alcanzarlos, así que se sitúan, confiadamente, justo frente a la Righteous Indignation. 

El piloto estaba empezando a sudar. Aquellos clavos ardientes se lo estaban poniendo más que difícil.

 -Walter, ¿crees que habría alguna manera de incrementar nuestra velocidad para escapar de las naves enemigas? Lo que sea, cualquier idea me vale.

Porque de seguir la situación así, la cosa iba a terminar muy mal para ellos. Tenían que escapar como fuera. Así que como medida desesperada, Schwick aceleró la nave y salió disparado en línea recta. Si Walter podía encontrar la manera de hacerles dejar a los clavos ardientes atrás, seguiría yendo en esa dirección. Si no, a tiempo estaba de cambiar la ruta para no convertirse en una maldita diana volante.

Por el comunicador se oyeron los golpes y los sonidos de los engranajes girando en la sala de máquinas cuando Walter respondió. 

-Sí, creo que puedo. Puedo desviar la potencia al motor en vez de al escudo. Si desvío esto aquí y conecto esto aquí... y esto otro...

Frente a Schwick, la consola de control se vuelve loca: la potencia comienza a desaparecer de unas zonas y a aparecer en otras, sistemas enteros se desconectan, y la alerta de sobrecarga aparece en los motores. La energía vibra y recorre la nave entera, y el shirren ve cómo las luces auxiliares de la sala se apagan al ahorrar energía para desviarla al motor. 

En cuanto presiona la palanca, la nave salta como un caballo desbocado, alzando el morro, y sale despedida como una bala de rifle hacia delante, dejando atrás a los sorprendidos clavos ardientes, que no pueden reaccionar lo suficientemente rápido. La nave devora los clicks como si fueran caramelos, y en un abrir y cerrar de ojos se han alejado tanto que ni la estación ni sus perseguidores son visibles ya. El escáner confirma que les han perdido: no hay nada en miles de clicks a la redonda, solo la vacía extensión del espacio. 

Finalmente, la nave se detiene: los motores deben enfriarse y moverse más pondría en riesgo la estabilidad de los sistemas. La potencia vuelve a su sitio y las luces se encienden de nuevo. 

 -¡Agarrense todos, por favor!

Porque en cuanto Walter le dio la señal, el shirren aceleró hasta llegar a una velocidad absurda para una nave como la Righteous Indignation. Tuvo que concentrarse para evitar chocar contra cualquier cosa que hubiera en su camino, ya que cualquier impacto a esa velocidad podría desintegrar la nave. Afortunadamente a su pericia se unió un golpe de suerte increíble, lo que logró que finalmente pudieran escapar de aquel lugar, sanos y salvos.

Cuando por fin estuvieron fuera de peligro, la nave frenó, dejando que los motores se enfriaran y que todo volviera a su cauce. Schwick se reclinó hacia atrás en su asiento y suspiró hondamente. ¡Había sido un horror! ¡No había vivido una situación tan tensa en toda su vida! Gracias a Desna habían podido salir airosos de aquella, sin bajas ni daños notables en la nave. Aún así, preguntar no estaba de más.

 -Capitán, Walter, ¿qué tal se encuentran? ¿Hay heridas que tratar o reparaciones urgentes que atender?

    Las manos aún temblaban por la tensión y las encías dolían al haber apretado los dientes por la tensión, no pude evitar soltar un suspiro de alivio al lograr haber completado aquella temeraria maniobra de escape sin acabar desintegrados en el intento. Bajé de un salto del asiento y las heridas del combate anterior no tardaron en hacerme recordar lo estúpido e innecesario de aquello.

    Forzándome en ocultar el rictus de dolor tras una sonrisa me acerqué al piloto. -Me temo que tendremos que hacer revisar los estabilizadores de la torreta en el próximo puerto espacial en el que atraquemos, pero sigo de una pieza, has vuelto a demostrar tu sobrada pericia Schwick, Walter y tú habéis salvado el día.- Posé mi mano gentilmente sobre el hombro del shirren en señal de hermandad. -Por mi parte esperaré al informe de Walter y una vez podamos dejar la máquina desatendida y activar el piloto automático me retiraré a descansar a mi camarote, aunque me vendría bien algo de atención médica cuando podamos resolver los puntos anteriores.- 

¡Las heridas del capitán! Con todo el lío de la batalla, se había olvidado del estado de salud de Sgrog.

 -¡Por supuesto! Le acompañaré hasta la enfermería para aplicarle las curas, Capitán. Y después vaya a descansar. Pondré rumbo al puerto espacial más cercano y seguro en cuanto los motores se hayan enfriado.

Dicho esto, el shirren fue junto a Sgrog hacia la zona de enfermería. Y quizás después se fuera a buscar algo de comer. Las emociones fuertes bajaban su nivel de nutrientes en sangre.

Por suerte para todos, el descanso transcurre esta vez sin incidentes. 

Walter informa de que todo está correcto en la nave, a pesar de la gran carga que supone para los sistemas lo que acaban de hacer, parece que no ha habido daños. Los motores se enfrían y vuelven a su estado normal sin dificultad con las expertas atenciones de Walter. 

Una vez restaurada la energía, pueden ir a la cocina y comer por fin. Mucho mejor, sin duda, que la comida de la cárcel, los LPCs son nutritivos y sabrosos. Tras un descanso de cuatro horas en los que Sgrog duerme a pierna suelta y Schwick puede comer lo que necesitaba, el silencio del espacio profundo se rompe con el pitido de la consola. 

El shirren salta del asiento pensando que puedan ser los Caballeros, pero no es la alarma. Es la señal de transmisión entrante. 

Cuando va al puente, ve que efectivamente, el piloto de la transmisión parpadea, y un holograma ha aparecido preguntando si quiere aceptar la transmisión. 

Después de dejar al capitán descansando y con sus heridas atendidas, Schwick se permitió darse un descanso también, aprovechando para comer algo y recargar energía. Ahora sólo les quedaba esperar a encontrar un buen puerto espacial en el que descansar, reparar la nave en condiciones y olvidar todo lo que habían pasado.

Sin embargo, el aviso de comunicación entrante hizo que el shirren volviera a la realidad de sopetón. ¿Un mensaje? Oh no, ¿no se habrían metido en zona restringida de nuevo, verdad? Schwick se acercó a la consola de control y aceptó el mensaje.

 -Buschwick, piloto de la Righteous Indignation hablando. Adelante, comunicación abierta.

En cuanto Schwick habla, una voz entrecortada le responde por el comunicador. Está claro que la calidad de la señal no es la mejor, probablemente por un pobre aparato de comunicaciones al otro lado de la línea. 

-¿Hola? Aquí la unidad de colonización 37, necesitamos ayuda urgente. Transmitimos desde Castrovel, en las coordenadas 47-207-48A. Nuestros aparatos de comunicaciones han quedado dañados. ¿Me recibe alguien? ¡Necesitamos ayuda!

Un vistazo a la señal, que no está encriptada, revela que efectivamente proviene de un punto del planeta Castrovel, que sale señalado inmediatamente en el holograma del planeta en cuanto la nave efectúa el rastreo de la señal.