Partida Rol por web

Walter aceptó las barras de chocolate y se metió una bajo el embozo que le cubría la boca, con nerviosismo. Sgrog le explicó su plan de dar la alarma.

Es un suicidio, un plan suicida.-dijo con tono de resignación, mientras descolgaba la armadura del guardia muerto del gancho de la pared y comenzaba a hurgar en ella con sus hábiles cuatro manos. Finalmente sacó el comunicador y escuchó a Sgrog sobre lo que tenía que decir.

Vaya, tenía que haberme hecho actor-Dijo con sarcasmo. A continuación se escondió en la sala de descanso, al lado del cadáver, que aún sangraba profusamente, y cuando Sgrog se escondió a su vez, dijo por el comunicador:

--Aquí ... TEN emos prob emas, ayuda... LOS prisioneros... que ac..UDA Daren... repito solicito refUERZOS en calabozo.-

Su interpretación no era digna de una estrella de la infosfera, pero cumple su cometido.

Inmediatamente se oyen las voces de los guardias por el comunicador: 

-¿Daren? ¿Qué está pasando ahí? ¿Daren, nos recibes? ¡Daren, contesta! ¡Situación! Ve a comprobarlo, yo mantengo la posición. Uno por cada lado, armas listas. Preparados. 

Tras eso, resuenan pasos al otro lado de las puertas y parece que dos guardias están a punto de entrar en la estancia.

Ambos guardias cruzan las puertas mecánicas, que se cierran tras ellos, y barren la sala con las miras de sus rifles láser atentos a cualquier movimiento. Como de entrada no ven a nadie, comienzan a avanzar, mientras llaman a Daren con voz autoritaria. 

Es en ese momento cuando Sgrog decide hacer su movimiento y colarse tras el primero de los guardias, y comienza a moverse en silencio, con tan mala suerte que su pie tropieza contra una pieza suelta del suelo que emite un sonoro chasquido metálico. Inmediatamente, el guardia se da la vuelta y le ve, por lo que grita:

-¡Aquí! ¡Los prisioneros han escapado! 

    "¡Por Damoritosh y todas las escamas del veskarium! ¿En serio?" Maldije parar mis adentros, aquel maldito me había encontrado y fue más rápido que yo, iba a tener que acabar con los dos y no iba a ser sencillo si no quería dejar vendido a Walter u optar por una estrategia aún más temeraria de lo que me gustaba admitir.

Antes de que ni Sgrog ni nadie puedan actuar, el guardia que te le ha detectado suelta una maldición. Por toda la estancia suena el chasquido del rifle láser al activarse, y líneas rojas recorren su cargador indicando que está preparado para disparar. Moviéndose un paso para tener mejor ángulo, el Caballero dispara inmediatamente, sabiendo que un vesk no es una amenaza que tomar a la ligera. 

La descarga láser da el hombro de Sgrog, una lanza roja de energía concentrada, y el vesk siente su quemadura de inmediato bajo las escamas. 

El shirren casi se está quedando dormido allí, en mitad de la negrura del espacio, sin nada a la vista, pues la estación Fireguard no es más que otro punto de luz casi indistinguible de una de las miles de estrellas del firmamento. Con solo apretar un poco el acelerador, llegaría en cuestión de minutos, pero en su consola se indica claro el alcance de sus sensores. Está justo al borde. 

Schwick suspira y se reclina en el asiento. Sgrog no da muestras de querer contactar de nuevo, y el shirren no puede hacer otra cosa que esperar. Casi cierra los ojos cuando de pronto, una alarma hace que salte en su asiento: la alarma de proximidad. Las pantallas se llenan de alertas cuando el sistema detecta dos objetos moviéndose a gran velocidad, recorriendo el borde de la línea invisible del alcance de los sensores de la estación. 

Una patrulla. Para evitar que alguien haga lo que Schwick está haciendo, es decir, esperar fuera del alcance de los sensores, las estaciones suelen tener patrullas que rodean la estación para confirmar visualmente que no haya nadie... y ahí están. La pantalla reproduce el modelo 3D holográfico de los cazas que se dirigen hacia Schwick: dos clavos ardientes infernex, de los Caballeros infernales. Se dirigen hacia Schwick con rapidez, aunque es imposible saber si le han detectado o no. En todo caso, no tardarán en llegar hasta él. 

    Recibo el disparo, logro contener el latigazo del dolor mientras me preparo para evitar que el segundo tiro logre alcanzarme, el guardia más próximo ha sido más rápido que yo así que debo de ir a por su compañero antes de que logre atacar. Tomo aire y mis ojos brillan conforme le abalanzo como una exhalación contra él ignorando el riesgo de mi acción.

    El golpe falla, me debo preparar para lo peor, si la cosa empeora solo me quedará tratar de dar la orden a Schwick de abrir fuego o que se bata en retirada pues cada vez parecía más complicado el lograr escapar de allí conforme a lo que tenía en mente.

Tras la fallida carga del vesk, Walter sale de la sala de descanso y dispara su rifle con más bien poco acierto, demostrando lo poco que sabe usar ese tipo de armas. El disparo levanta chispas al chocar contra una columna lejos de su objetivo.

El guardia que Sgrog tiene delante, sin dejarse amedrentar por la armadura brillante que ha aparecido sobre el vesk, ataca con la bayoneta de su rifle y logra hacer un corte en el hombro del solariano. 

El otro Caballero, viendo que su compañero tiene, por ahora, controlado al vesk, se da la vuelta y dispara sobre Walter. Al contrario que el kasatha, él sí sabe usar bien el arma y su ráfaga láser golpea en el pecho del mecánico dejando una fea quemadura. 

    "Maldita sea ¿Por qué demonios tenías  que salir, Walter?" El kasatha no logra más que exponerse al peligro de manera temeraria y no tarda en pagar duramente el revés de tal decisión, si no me doy prisa es posible que lo maten, así que debo apresurarme. Ignorando el dolor de las heridas sufridas y me vuelvo contra mi adversario un rugido acompañado por un poderoso corte descendiente lo hace retroceder mientras fragmentos de su armadura salen disparados, debo acabar con él sin miramientos, no puedo permitirme perder al mecánico.

Los acontecimientos se precipitan al alrededor de Sgrog. Su poderoso golpe descendente con la espada atraviesa armadura, piel y músculo con facilidad, abriendo una tremenda herida que demuestra al guardia por qué los vesk son temidos en toda la galaxia como guerreros sin par. El suelo se llena de sangre humana mientras el herido Caballero trata de lanzar una estocada con su bayoneta, pero está tan saturado por el dolor que esta vez solo roza al vesk con el filo, haciendo mucho menos daño. 

Por su parte, Walter, más por pura suerte que por habilidad, logra alcanzar al guardia con su rifle. Es un disparo muy malo que tan solo roza uno de los hombros del caballero, pero está claro que el guardia no esperaba en absoluto que le diera siquiera, y el impacto le sorprende tanto que su disparo se desvía y salta un trozo del marco de la puerta en la que está Walter, sin darle. 

    No me puedo permitir el contenerme, lo que esta en juego me lo impide. Algunos creen que entre los vesks se encuentran los guerreros más temibles de la galaxia, el caballero infernal pronto comprueba la parte de verdad que pueda haber en semejante afirmacion cuando mi segundo arco va dirigido directamente contra su peto destrozando el protector y abriendo su carne hasta llegar añ hueso. Lo observo por un momento inmisericorde viéndolo expirar su último aliento antes de girarme hacia el restante. 

    Me desagrada haberme dejado arrastrar por la primotiva sed de sangre de mi pueblo pero no hay lugar para andarse con miramientos. -!¡Ya vale, se acabó! ¡Baja tus armas, no lo volveré a repetir! - En esta ocasión mi mensaje, lejos de buscar ser conciliador es una sentencia, puede ser que en el pasado colaborase con ellos pero ahora estoy lejos de sentir algo por esos recuerdos. 

La espada entra esta vez todo el camino hasta el esternón y lo fractura con un horrible chasquido. El otro guardia se gira a tiempo de ver y oír cómo el vesk arranca la espada de los huesos de su compañero, casi partido en dos, que cae al suelo en un enorme charco de sangre. Al mismo tiempo, Walter avanza hasta ponerse más cerca del guardia, con su rifle alzado. El guardia ya no sabe a quién apuntar de los dos, porque el kasatha ha demostrado no ser tan inútil como parecía en un principio. 

-¡¡Ya vale, se acabó!! ¡Baja tus armas, no lo volveré a repetir! -

El guardia los mira a ambos, y a la espada que aún tiene pegados fragmentos de hueso de su compañero, y decide que no está en una buena posición en ese momento. Hay otros dos guardias en el piso, pero les ha ordenado que no dejen sus puestos. Así que, finalmente y a regañadientes, alza las manos y deja el rifle en el suelo con un sonido sordo. 

    -Walter, no lo pierdas de vista.- Mantengo el tono autoritario mientras avanzo con grandes zancadas sacudiendo la sangre de la hoja utilizada para acabar con el compañero de nuestro prisionero. En cuanto me encuentro a su altura, aparto el arma de una patada para alejarla de su alcance e insto al caballero a retirarse el yelmo si no quiere que se lo arranque de cuajo y se lo paso a Walter para que extraiga el comunicador. -Vamos, camina.-

    El honor me impide acabar con un prisionero a sangre fría por lo que confío en que el guardia sea consciente de que seguir mis instrucciones es su mejor carta a jugar mientras lo llevo hasta la celda donde nos habían encerrado. Una vez allí abro la puerta y lo introduzco en el interior, desarmado y sin comunicador cuento con que bloquear la puerta desde fuera rápidamente lo deje incapaz en el combate en el caso de que otros de sus compañeros se decidan a unirse a la lucha. Acto seguido le tiendo el aparato de comunicaciones proyectando con mi otra mano la hoja de la espada hacia su gaznate.

    -Diles que tenéis la situación controlada, que ha habido un intento de escape pero que ya habéis logrado recuperar a los prisioneros pero que tardaréis un rato en regresar a vuestra posición, si preguntan di que se trata de ayudar a restaurar el punto vulnerable que usaron para intentar salir. Sigue mis instrucciones y no te pasara nada a ti ni al resto de tus compañeros.- Siento la necesidad de pedir disculpas por no haber podido hacer lo mismo con el resto de sus compañeros pero admitir algo así sería ensuciar el recuerdo de los guerreros que lucharon en el servicio de su deber por mucho que estuviéramos en bandos contrarios. Una vez termine prosigo.^*

    -Dime ¿Dónde nos encontramos y cómo puedo llegar a las cubiertas de atraque? Y no te olvides de mencionar los mecanismos de seguridad y bloqueo que podamos encontrarnos de camino hacia ellas ni del número de guardias apostados.- Centro mi mirada en él, mi pulso y respiración se han normalizado pero no quiero bajar el tono, nunca fui un buen interrogador pero se que cualquier vacilación podría volverse en nuestra contra y eso pasando por alto el que pudiese tratar de mentirnos. Una vez terminase de responder también le preguntaría sobre el lugar donde se encontrasen nuestros equipos.

El guardia camina a regañadientes hasta la celda y se quita el casco. Su rostro es el de un hombre de mediana edad, con el pelo rapado al cero y ojos llenos de odio e irritación por la humillación de tener que rendirse. Su expresión de ira se incrementa al ver el cadáver del guardia en la celda, con la garganta rajada.

-¡Malnacidos, habéis matado a Daren!-grita furioso-¡Moriréis por esto!

Walter coge el casco y extrae hábilmente el comunicador, como ya ha hecho antes. Tras eso, se lo tiende al guardia, que no parece querer hablar. Es necesario que Sgrog apriete la espada contra su cuello hasta hacerle una gota de sangre para que diga:

-Todo controlado por aquí. Los presos han intentado huir, pero están contenidos. Nos quedamos a reparar el fallo. No abandonen sus puestos-dice, lo que es seguido por dos confirmaciones de los otros dos guardias. 

Ante la pregunta de Sgrog, el guardia responde: 

-Nunca saldréis de aquí, escoria. Estáis en el sótano, la única salida es el ascensor. Una vez arriba, os encontraréis con un piso lleno de guardias, y ninguna forma de salir, a no ser que podáis respirar en el vacío. Solo hay dos naves, y están fuera de patrulla. No hay manera de salir de aquí. Solo habéis conseguido acelerar vuestra muerte, estúpidos carniceros-responde con rabia. 

Aunque Sgrog no es especialmente perceptivo, es bastante evidente que el guardia les odia ya a muerte, y le parece percibir en sus palabras que, aunque no haya mentido, no les está contando todo, que oculta algo. 

    Con un revés de muñeca le arrebaté el comunicador destrozándolo ante él, luego y con la primera, y posiblemente única, etapa del interrogatorio superada, me permití el respirar hondo de una vez, no nos decía todo pero por mucho que no le faltasen motivos para llamarme carnicero, definitivamente no era un torturador, gire ligeramente la cabeza hacia Walter.

    -¿Cuántas ganas tienes de hacerlo pagar por ese disparo?- En verdad me cansaba un poco tener que continuar aquel juego, los dioses sabían que estaría siendo de schwick y carecía del tiempo y las ganas para dedicarme al juego del vesk salvaje y malo y el kasatha frío pero no tan bueno. -Creo que nos oculta algo, pero creo que será más fácil que lo averigüemos por nuestra cuenta mientras le dejamos aquí recuperando el tiempo perdido con lo que queda de sus amigos ¿Te he comentado que también estuve un tiempo con los caballeros? Seguro que a este es de los que les gusta el olor de la sangre fresca y las vísceras esparramadas.- 

    Si aquello lo ablandaba o no me importaba lo justo así que me preparé para dejarlo encerrado dentro y meter con él los cadáveres de los que habían sido sus compañeros de orden ahora que carecían de comunicadores con los que informar al resto una vez nos olvidásemos de él. Era hora de usar los sueros y prepararse para ir por la puerta por la que habían entrado.