Partida Rol por web

Bien, no habían atacado de buenas a primeras, eso al menos era una buena señal. Schwick pulsó el botón para abrir el canal de comunicaciones por su lado y dijo:

 -Aviso recibido, abandonando al área de inmediato.

Que se iría, pero no demasiado lejos. Lo bastante cerca como para poder responder a la llamada de Sgrog en cuanto éste le diera el aviso. El shirren giró los mandos y se dispuso a ir hacia el campo de asteroides. Si no le seguían, esperaría allí. Y si tenía la mala suerte de que le seguían, seguiría avanzando hasta que les perdiera de vista. Y mientras avanzaba, Schwick cerró la comunicación con los clavos ardientes y mandó otro mensaje a su capitán.

 -Capitán, me han descubierto y obligado a abandonar el área. No estoy en peligro, pero tendré que esperar a su señal más lejos de lo que inicialmente me habría gustado. Asegurese de avisarme con unos minutos de antelación a la extracción. Cambio.

Schwick gira la nave y se dirige al campo de asteroides, un poco apartado de la estación espacial. En él, sería casi imposible detectar la nave, ya sea visualmente o a través de sensores. Los clavos ardientes no parecen seguirle, y continúan su patrulla sin variar su rumbo. 

No es hasta que está ya escondido entre los asteroides que recibe la respuesta.

-Aquí Sgrog, copiado Scwick, realiza maniobra evasiva, aún no estamos listos por lo que no corras riesgos innecesarios, volveremos a llamar cuando estemos en posición y buscaremos una vía de escape alternativa en caso de ser necesaria. Cambio y cierro.-

El guardia ha plantado más batalla que todos los anteriores, pero finalmente Sgrog demuestra que la fama de los vesk está bien fundada y sus poderosos músculos se tensan cuando la espada atraviesa armadura, piel y músculo. La herida entra por le hombro y llega hasta el pecho, cortando dos costillas. El guardia se desploma, muerto antes de tocar el suelo. 

En su cuerpo encuentran más barras de chocolate y una botella de agua, además del equipo habitual. Walter coge el comunicador y se dirige hacia las cajas fuertes, pero justo cuando lo está cogiendo suena la voz del shirren en él. 

 -Capitán, me han descubierto y obligado a abandonar el área. No estoy en peligro, pero tendré que esperar a su señal más lejos de lo que inicialmente me habría gustado. Asegúrese de avisarme con unos minutos de antelación a la extracción. Cambio.

Walter deja que Sgrog responda y comienza a trastear con las cerraduras de combinación de las cajas fuertes. 

    Al oír el sonido del comunicador mientras se lo tendía a Walter, me apresuro a recogerlo para responder ignorando el dolor de las heridas, esos malditos le han encontrado, si no nos damos prisa tal vez no tengamos modo alguno de escapar de allí. Pulso al instante para pasar a ocupar el canal.

    Omito el resto de detalles mientras un aguijoneo en el abdomen me hace retorcer el rostro en una mueca de dolor, le devuelvo el comunicador a Walter sin repetirle las instrucciones que confío que siga al pie de la letra, en verdad no tenemos otra opción, retirándome a meditar.

Mientras Sgrog medita, Walter comienza a trastear con la puerta de las cajas fuertes. No tiene herramientas adecuadas, por lo que ha de hacerlo con las puntas de las bayonetas y similar, lo que hace que sea muy complicado. Sin embargo, Walter no se rinde, y para cuando Sgrog sale de su meditación, pasados diez minutos, por fin Walter consigue desarmar el mecanismo de cierre y abrir las cajas. 

Tras las gruesas puertas de acero encuentran, en dos bolsas, todo su equipo, en perfectas condiciones. En la otra caja fuerte encuentran un terminal de datos instalado en la pared, que Walter se pone a examinar rápidamente. 

-Por desgracia todo esto está encriptado, demasiado como para que lo descifre en el momento.

El mecánico pasa unas cuantas páginas y da con algo. Se aparta para que Sgrog pueda mirar dentro de la caja fuerte a la pantalla del terminal, donde puede ver lo que el kasatha ha encontrado: 

-Mira, esto es lo único que no está encriptado, pero es útil. Es un plano de la estación, esto es este piso-pasa la página-Esto es el piso de arriba. Es un mapa actualizado, y parece que...-Walter consulta los datos-El guardia decía la verdad, las dos naves que hay están fuera de patrulla. Voy a mirar si... ¡ajá!

Walter se gira y le señala arriba a la izquierda, donde pueden verse dos círculos en el plano. 

-Eso era lo que el guardia no nos ha dicho. ¡Sí hay una forma de salir de la estación sin las naves! Eso son cápsulas de emergencia. Cada círculo contiene cuatro, al parecer. Con eso podremos salir de la estación y tu amigo podría recogernos, aunque... habrá que sincronizarlo muy bien. Si nos quedamos en las cápsulas de emergencia ahí fuera sin que nadie nos recoja, seremos un objetivo claro para las armas de la estación. Nos barrerán del espacio como si hicieran tiro al plato en la feria. Esas cápsulas no son muy resistentes, no están blindadas. 

Dicho eso, descarga el plano a su unidad de comunicaciones y a la de Sgrog, y se pone de nuevo su equipo. Deja el rifle que ha robado y se pone su armadura ligera, cogiendo por fin sus herramientas de mecánico en el cinto, su cuchillo militar y su pistola sónica, con la que Sgrog sabe que es mucho más hábil que con el rifle. 

-Qué bien sienta volver a tener mis cosas -la verdad es que con ellas tiene otro aspecto, mucho más profesional y peligroso- Sobre todo mis herramientas. Y bueno, mi pistola también, claro. ¿Vamos?

    Al regresar de la meditación me encuentro más centrado y, para mi sorpresa, Walter ha logrado abrir las cajas fuertes en cuyo interior se encuentran nuestros equipos. Una sonrisa feroz aparece en mi cara cuando vuelvo a sentir el tacto de mi armadura con mi mano y se que la sensación será más confortable aún cuando la vista, pues para los vesk esta es nuestra segunda piel. También me encuentro con mi armadura y todo lo demás que ya casi había dado por perdido.

    -Gracias Walter, sin ti esto no habría sido posible, disculpa que no te haya atendido del todo pero dices que en la otra caja has dado con un plano de la estación ¿Cierto?- Ante su gesto de asentimiento me aproximo para examinarlo junto a él. -Perfecto, ahora el salir de aquí será mucho más fácil, se me ocurre que podríamos optar por sabotear sus defensas para asegurarnos el plan que propones, no dudo de la capacidad de Schwick, pero tampoco lo hago de las capacidades de nuestros enemigos cuando se den cuenta de que sucede algo que no hayan ordenado en su estación.- 

    Levanto mi martillo y me aseguro de cargarlo con una de las baterías cogidas, lo que también ayuda a que invada un sentimiento que daba por olvidado, no obstante no dejaré olvidado aquí la bayoneta que tan bien me ha servido, debe ser respetada como corresponde y presentada ante la sala de trofeos.

    -Bien, todo listo por aquí también, vayamos a por esas cápsulas.- Y con mi equipo de vuelta, me decidí a dar los siguientes pasos.

Walter parece otro con su equipo recuperado, y de su bolsa saca un suero de curación que se toma para curar la herida que uno de los láseres le había hecho. Ahora sano y equipado, se le ve con mucha mayor confianza y seguridad, y comprueba con profesionalidad el cargador de su pistola sónica antes de guardarla en su funda. 

-Sabotear toda la matriz de defensa sería bastante complicado. Son sistemas diseñados para que no puedan apagarse del todo, con varios generadores redundantes de reserva. La opción más segura sería ir directos a por las cápsulas, pero también podemos intentar primero desconectar los cañones principales durante unos minutos. No tardarán en reconectarlos, pero podría darnos la ventana de tiempo que necesitamos para escapar. Además, creo que deberíamos lanzar todas las cápsulas, para que el resto hagan de señuelo. Con un poco de suerte derribarán las cápsulas vacías y no en las que estamos nosotros.  

¿Vamos al ascensor? Debería quedar un guardia aún vigilándolo. 

    Se me escapa una carcajada por el comentario de Walter, pues justo dice lo mismo que tenía en mente para usar el resto de cápsulas a modo de señuelo, supongo que el tiempo compartido nos ha hecho sincronizarnos mejor, lo que provoca mi buen humor.

    -Disculpa, me has quitado las palabras de la boca y conforme con lo que propones con respecto a los cañones, dirijámonos pues al ascensor y preparémonos para salir de esta maldita estación, adelante.- Dicho eso, asiento e inicio la marcha para salir de la habitación directos hacia la salida que nos lleve a las cubiertas superiores.

Antes de salir de la sala, Walter emplea sus recién recuperadas herramientas de mecánico para medir el nivel de carga de todas las baterías que han conseguido, diciéndoselo a Sgrog. 

-Bien entonces. Ya me he cansado un poco de los Caballeros Infernales. No sé cómo pudiste aguantar a estos pesados. 

Junto con Sgrog, van junto a la puerta que da al ascensor. Tras ella saben que espera el último guardia del piso (descontando al que sigue encerrado en la celda).

Antes de llegar, reciben la respuesta de Schwick:

--Recibido. Quedo a la espera, cambio y cierro.

Al escuchar aquel mensaje el shirren suspiró aliviado. Ni le habían hackeado el canal de comunicaciones ni habían capturado al capitán, ambas cosas buenas. Con el ánimo renovado, Schwick empezó a buscar un buen sitio para esconderse por la zona de asteroides, lo más oculta que pudiera sin exponerse al peligro de ser violentamente golpeado.

 -Recibido. Quedo a la espera, cambio y cierro.

Esperar no era su cosa favorita, pero al menos merecería la pena si podía sacar a Sgrog de allí con toda seguridad. Ojalá Desna les sonriera especialmente ese día...
 

    Casi involuntariamente, mi mirada se desvía hacia el comunicador en cuanto recibo restpuesta. Aunque en esta ocasión no respondo, confío en Schwick sabrá desenvolverse perfectamente, no en vano es uno de los mejores pilotos que he conocido. Tras ello regresó mi atención hacia Walter enseñando una fila curvada de afilados dientes.

    -No te falta razón, pero que se le va a hacer, soy un vesk que repudió a los suyos y me habían dado buenas referencias sobre ellos, además tenían buena bebida, una lástima que ni eso hayan logrado conservar.- Le señalo con la cabeza el panel de control de apertura mientras alzo el martillo preparado para atacar acompañado por un chisporroteo causado por la estática de la electricidad concentrada en la cabeza del arma que resulta de lo más reconfortante. -Estoy listo cuando tú lo estés, amigo.- 

    No será sencillo y ni tan solo he perdido de vista que tal vez no logremos salir de esta, pero al menos no se podrá decir que no hicimos lo que estuvo en nuestra mano para conseguirlo si ese aciago destino nos alcanza.

A su orden, Walter pasa la tarjeta por la puerta y esta se abre con un sonido hidráulico, revelando al otro lado a un guardia que parece demasiado sorprendido al ver a un vesk y un kasatha con armaduras al otro lado como para reaccionar con la suficiente rapidez. Walter y Sgrog entran en la pequeña sala del ascensor. 

    No doy tregua, estamos demasiado cerca y detenerme ahora podría resultar fatal "Sin descanso, sin temor, siempre adelante" el mantra repetido por nuestro instructor durante nuestra preparación como soldados del veskarium resuena en mi cabeza mientras tomo impulso en mi carrera para hacer oscilar la cabeza del martillo en un poderoso giro que alcanza de lleno al guardia, se que no será suficiente para acabar con él pero espero que le sirva como primera advertencia.

    -¡Rinde tus armas ahora y seré clemente!- Esa es mi sentencia, pues sigo manteniendo un ancla que me impida repetir lo sucedido en algunos de los combates anteriores, esta ya no es una lucha tan desesperada pero no por ello ha perdido importancia.

El espacio frente al ascensor es tan pequeño que realmente solo beneficia a Sgrog, que se alza con su gran tamaño blandiendo su martillo. No hay forma de esquivar su ataque en un espacio tan reducido, por lo que impacta en el costado del guardia. El sorprendido Caballero trata de usar la bayoneta, pero no tiene casi espacio de maniobra. Lo mismo le ocurre a Walter, que, a pesar de estar más cómodo con su pistola que con el rifle, no acaba de encontrar un buen ángulo de tiro. 

    La diplomacia vesk no había surtido efecto por lo que debía reaccionar con una respuesta contundente, conocedor de la falta de espacio, avance la diestra por el mango del martillo aprovechandome de la inercia del retroceso hasta casi alcanzar la cabeza para lueso usar el martillo como un potente ariete que lancé contra el peto protector de mi rival.

    -Rindete. - Rugí con ferocidad acompañando al estruendo del impacto, sin embargo nuestro rival parecía dejarse llevar por una resolución incomprensible. 

Walter falla estrepitosamente su ataque, sobresaltado por el grito de guerra de Sgrog, y el disparo de su pistola hace una abolladura en el metal de la pared, muy lejos de su objetivo. Parece que el espacio tan pequeño no ayuda a su puntería, y tampoco el tener un vesk enorme entre su objetivo y él. 

Por su parte, el Caballero, ya repuesto de su sorpresa, logra encontrar con su bayoneta uno de los huecos en la armadura de Sgrog. El filo roza la carne del vesk, abriendo una herida superficial pero dolorosa. Enaltecido por su triunfo, el Caballero no da muestras de ir a rendirse. 

    -Resistir es inútil. - Amenazo por tercera vez tras lanzar un tercer golpe solo que ests vez el arma se desvía levantando trozos de las placas que forman el suelo a golpear contra el suelo. Tal vez lat herida de bayoneta fue más grave de lo que había creido inicialmente. 

Sgrog falla su ataque, con el martillo rebotando en las placas del hombre. El arma, pesada e incómoda, hace que su brazo se gire hacia atrás, y se aparte ligeramente del Caballero. En ese momento, Walter por fin encuentra un hueco, y su pistola sónica atruena el reducido espacio antes de golpear directamente a la cabeza del guardia. Su cuello se parte con un crujido, mientras la vibración de la onda generada por el arma le genera una conmoción cerebral, e inmediatamente cae al suelo, muerto. 

-No parecía querer rendirse-dice Walter, guardando el arma-Vamos, no quiero estar aquí cuando alguien baje y vea este estropicio.

    El caballero había caído aunque esta vez no había sido por mi mano. Volví la mirada a Walter asintiendo en silencio mientras me dirigía al montacargas.

    -Finalmente logramos llegar, supongo que esto no pondrá las cosas más sencillas pero al menos nos aproxima a nuestra salida, bien hecho. - Era todo lo que tenía que decir, con confianza, tras coger aquello que pudiera ser de ayuda del caido, activé el pulsador para activar la maquinaria que nos permitiera ascender. -Confío en tu criterio Walter, si piensas que el sabotaje de sus defensas es demasiado arriesgado para el beneficio que pueda aportarnos aceptaré ir directamente hacia las cápsulas para utilizarlas de señuelo mientras escapamos en una de ellas, Schwick dará con nosotros tan pronto activemos la baliza. -

    Estaba seguro de ello, el shirren era un buen piloto y aunque evadiera los combates no dudaba de que estaría dispuesto a hacer lo que fuese por rescatarnos una vez lográsemos escapar, mi mayor preocupación en aquel momento era el tipo de represalia que pudieran llegar a tramar los caballeros una vez conociesen nuestra treta, su obstinación no era algo para tomarse a la ligera.