Partida Rol por web

Sin duda respondería ante la prepotencia mostrada por las palabras, pero preferiría a que la ironía llamara antes mi puerta, co el derecho de ser hombres de pro, nobles algunos, y castellanos posiblemente, pero sobre todo... bueno... cristianos.

Alzando los brazos en forma de cruz ¡POR CRISTO NUESTRO SEÑOR, BASTA YA! grito mientras miro a todos a mi alrededor. En un momento, me enjuto cuerpo parece crecer hasta convertirme en un gigante.

Estamos aquí para cosas más importantes, no para juzgar a nadie. Una vez que hablemos con Don Pedro, ya veremos lo que hacemos con Ángel, y esos coqueteos que hace con los amgos del demonio. Mientras tanto, ¡callaos!.

Arrodillandome y cogiendo de los codos a la mujer Levanta de una vez y deja de llorar. Iremos a ver a tu padre y es seguro que le traeremos de vuelta. digo mientras hago que se levante y me lleve donde su padre.

Mira a su pretendiente con gesto de reproche , mientras dice con voz sorprendentemente firme - Tenéis razón páter, seguidnos por aquí- os hace un gesto para que la sigáis no sin antes lanzar una miradita de rabia a Aitor.

Ángel sigue a su querida y os deja a vosotros ir detrás de él.

La mujer os conduce por un largo pasillo un tanto descuidado en el que al fondo una gran puerta de madera desgastada precede a una habitación oscurecida mediante unas cortinas grises antaño blancas, y una gran cama en el centro de la estancia (bastante más grande de lo normal) y un mobiliario bueno pero un tanto descuidado.

Allí en la cama véis a un hombre flacucho acurrucado, apestando a miedo y orines, un hombre que ha perdido su templanza...

Haciendo un gesto al resto para que se quedara atrás, me acerco despacio a la cama. De pie, a un lado, le miro detenidamente antes de sentarme junto a él

Hijo mío, soy el Padre Beltrán, Sacerdote ungido en la catedral de salamanca. Ya no tienes nada que temer, pues el señor está con nosotros y yo soy el catalizador con el que castiga al malévolo. digo agarrándole una mano y susurrándole al oído.

Por nuestro señor padre misercodioso, yo te imploro que protejas a este fiel creyente tuyo de las ilusiones del diablo. Libera su mente del sufrimiento y permite que vuelva con nosotros. esta vez mantengo una mano en el crucifijo mientras con la otra sigo apoyándola sobre la suya.

Entro tras el páter en la alcoba y el hedor se agarra a mi nariz y mi garganta como un mal vino picado. Es insultante y molesto, tanto que alguien como yo no muy aficionado al aseo llega a desear un trapo con vinagre para ahuyentarlo. En ausencia de tan simple remedio empiezo por correr las cortinas y abrir las ventanas para que se ventile la habitación.

Há-ágase la luz, d-dijo nuestro s-s-señor.

Mateo de puntillas trata de ver algo por encima de las cabezas de sus compañeros. Con poca convicción se santigua al escuchar las palabras de Beltrán y para los que andan cerca comenta:

Aquí es menester ventilar con aire fresco, que el aire está más corrompido que el alma de Herodes...

Haciendo una mueca con la nariz se retira un par de pasos tratando de saber que pasa por la cabeza de la joven pareja.

Con una mano apoyada en su hacha Aitor vigila a Angel, que no ha de ser a estas alturas que el pamplonica se deje sorprender, pues igual mata el hierro de guerrero veterano que el de cualquier fantoche pisaverde.

Padre, a lo mejor al viejo le interesa saber qué clase de fantasma es el que se encontró la otra noche dice en voz baja y mirando con cuidado las reacciones del enamorado.  

Opino igual que Aitor -dije mientras me colocaba el la manga en mi nariz antes de hablar-. Creo que si este enfermo sabe la verdad acerca del tema se atenúe su dolor y ya luego con la oración puede que se recupere del todo. Pero la verdad es la verdad.

De nuevo vuelvo a fulminar con la mirada a los que han hablado antes de responder Si la palabra de nuestro señor no es suficiente alivio, entonces podreís hacer lo que os venga en gana, pero hasta ese momento, pediría un poco de silencio digo volviendo mi atención a Pedro, con la esperanza de ver algún atisbo de recuperación

Con expresión contrita por la reprimenda recibida me quedo quieto junto a la ventana, donde además se respira algo mejor. Aprovecho para echar un detenido vistazo a la estancia, por si viera algo extraño.

Tras toda la parafernalia del Padre Beltrán, observáis un cambio de actitud en el hombre que mira fijamente al padre y al crucifijo, como volviendo un poco en sí, dejando de estar ausente, centrando la mirada. Pero a pesar de ello, sin pronunciar palabra y sin terminar de centrarse.

Inés y Ángel se miran mutuamente, como sorprendidos por la intervención divina, quizás el páter sea un iluminado después  de todo, o quizás el hombre necesitaba creer en algo, el caso es que aunque el Páter ha aliviado el sufrimiento del hombre, aún no le ha traído de vuelta.

Nada fuera de lo normal, aparte de lo ya mencionado.

Callé de inmediato cuando nos gritó el Padre. Y aún mas cuando centró la vista, ya no perdida, tras escuchar todo lo referente a Dios y a su venida a través de Beltrán. Sin embargo, aún seguía convencido de que sería preciso contar la verdad para intentar "reanimar" a aquel hombre desorientado.

Aitor espera en silencio a que Beltrán lo haga a su manera, divertido por el genio que se gasta el devoto cheposo, al ver como el enfermo se tranquiliza mira a los enamorados y les suelta en voz baja -creo que es mejor que le confeseis vuestra travesura, será mejor que lo oiga de vosotros que no de un extraño por muy respetable y digno de confianza que sea  añade sonriendo en un intento lastimoso de ser amable.

Angel ha demostrado cierto valor al encararse conmigo, a ver si le echa bemoles y le canta al viejo la inocentada.

Viendo que el hombre parece que, al menos algo, reacciona, me acerco un poco a su cara

Hijo mío, el señor nos ha traído hasta aquí para que hagamos justicia y erradiquemos cualquier posible mal que habite esa torre, pero necesitamos tú ayuda.

Si, así es, estamos aquí para ayudarte, pero tú también debes de querer ayudarte a tí mismo. Vence tus miedos y enfréntate a ellos. El Señor todopoderoso está aquí para ayudarte en tamaña hazaña y juntos lograremos que la Santa Iglesia prevalezca frente al maligno.

Cierra y abre los ojos, ahora notáis brillo en su mirada, brillo de inteligencia - ¿ PERO QUÉ DEMONIOS...?

El hombre da un salto en la cama mientras grita, todos, absolutamente todos, se sobresaltan ante la inesperada reacción de Pedro Ramales, que mira a su hija y a Ángel reconociéndoles para luego mirar a los presentes uno a uno, y véis como su cara muta de la extrañeza al agradecimiento al reconocer a un Páter.

- ¿ Qué ocurre ? ¿ Quiénes sois ? ¿ Qué ha pasado ? ¿ Dónde he estado? , he soñado con diablos y maldad...