Partida Rol por web

La tormenta primaveral ha dejado una carretera húmeda y un terreno lleno de charcos. El cielo nublado se resiste a que salga el sol, aunque tampoco importa mucho pues la tarde llega a su fin.

Camináis hacia el cartel, muy cercano al principio del pueblo, cargando tan sólo lo imprescindible y en el se puede leer: Bienvenidos a Bonm.

Bonm es un pueblo situado junto a la falda de una montaña, cerca de un río que ahora ruge debido al caudal crecido por la lluvias.

A simple vista parece un lugar ideal para pasar unas vacaciones lejos del estrés de la vida moderna.

Isaac caminaba en silencio con las manos metidas en los bolsillos laterales de su chaqueta, algo malhumorado. Aún a pesar de sus mejores esfuerzos sus habilidades de conducción le habían fallado, así que allí se encontraban.

Le echó un rápido vistazo al cartel y lo señaló con el pulgar de la siniestra, que no demoró en volver a resguardarse bajo en el interior de la prenda.

—Espero que tengan mecánico —afirmó.

Patrick avanzaba hacia el pueblo junto a sus dos compañeros, tratando de mantener una actitud optimista, asintió a las palabras de Isaac. 

-¿Sabéis que nos vendría bien? Una taza de café, con este tiempo...- Se quedó pensativo un par de segundos, observando el cielo -O una buena pinta de cerveza, en lo que la grúa nos remolca la furgoneta.

Me quité la capucha y hundí un poco más las manos en los bolsillos de la chaqueta, al menos ya no llovía. Caminaba evitando los charcos hasta que me fijé en el cartel. 

-Bienvenidos al culo del mundo- 

Con un suspiro de resignación continúe caminando en dirección al pueblo.

- Espero que tengan hotel. Habrá que pasar la noche aquí, y si además alquilan coches mañana nos vamos. Y teléfono..hay que llamar a la emisora y avisar. 

El pequeño e idílico lugar es encantador, tiene esa belleza del típico pueblo que sería premiado como el lugar más bello del país.
Sus casas de madera, de una o dos plantas, parecen pequeños portales a la paz y la tranquilidad.

El edificio más cercano al cartel es una gasolinera. Además de los surtidores da otros servicios, pues es el típico restaurante y motel de carretera, además de tener una zona destinada a una tienda.

No le faltaban ganas de volver a casa y descansar, pero el bello paisaje estaba logrando calmarle los nervios. El accidente ya casi parecía agua pasada. Ahora Isaac caminaba ligero, haciendo gala de un semblante desenfadado.

—El culo del mundo no tiene tan mala pinta, eh —le comentó a Monica, socarrón.

Una vez cerca de la gasolinera, el moreno se fijó en los surtidores. Asintió para sí.

—Perfecto, si tienen mecánico igual no nos hace falta pasar la noche aquí.

Aceleró el paso con la intención de acceder al establecimiento.

-No voy a discutir sobre tus preferencias sobre culos-  

Respondí a Isaac mientras me detenía a contemplar el llamativo cartel.

- Verás la demanda que les cae cuando la Asociación de derechos de los nativos se entere -

Comenté mientras reanudaba el camino hacia el restaurante con un café en mente, un teléfono y una visita al aseo. Al menos tenía aspecto de limpio y no parecía un mugriento motel para camioneros.

- Igual hasta tienen una versión montañesa de Brad Pitt, con sombrero vaquero y mejor gusto para los culos que el tuyo -

-Bueno, vedlo por el lado bueno, estamos los tres bien, ¿no?- Expresó, animado al ver la idílica estampa que ofrecía el pequeño asentamiento.

-De hecho, podríamos pensar en grabar algo aquí, es un lugar encantador-

-Tras calentarnos, tomar ese café y llamar por teléfono- Concluyó, fijando la mirada en la tienda de la gasolinera.

El restaurante es el típico lugar propio de las viejas películas: Con mesas rectangulares a ambos lados de la puerta y frente a dicha entrada una barra larga, la entrada de camareros y la puerta a la cocina que está situada detrás. Los baños están situados a la parte derecha del comedor así como la entrada a la tienda de regalos.
El motel es un edificio anexo y tiene sus propia entrada.

Algunos lugareños os miran al entrar al comedor, alguno os saluda y en general no os prestan demasiada atención. Parece gente sencilla que lleva una vida más cercana a la tierra que a las grandes urbes y la moda. Sus ropas son más practicas y cómodas que caras. vaqueros, prendas de pana, etc.

Una mujer, nativa americana, con un delantal se acerca a vosotros.

- Bienvenidos -dice con una amplia sonrisa y os indica una mesa vacía.

>> ¿Os pongo un café?

El chófer se internó en el local y asintió brevemente a todo aquel que le saludó, educado pero igualmente escueto. Hizo lo mismo con la mujer del delantal, aunque a esta también le dedicó una pequeña sonrisa. 

Tomó asiento donde se le había indicado y se dirigió a ella:

—No estaría mal, gracias —confirmó—. ¿Nos podrías indicar si hay algún mecánico por aquí? Verás, estábamos de paso y tuvimos un pequeño desliz por cosa de la tormenta. Necesitamos que alguien le eche un vistazo a nuestra furgoneta.

Entre tras Isaac en el restaurante echando un vistazo a mi alrededor. Desde luego era de postal como había dicho Pat, parecía que hubiera vuelto a casa.

Me senté donde me indico la camarera y alze un dedo - para mi café solo con sacarina, gracias. ¿Teneis teléfono por aquí?-​​​​

Sonrío ampliamente ante la expectativa de un café caliente. -Café americano para mi, muchas gracias.-

Tras pedir, caigo en la cuenta de que el golpe, la tormenta y, en definitiva, los malos tragos, no han hecho bien a nuestro aspecto.

-Y perdone, ¿El aseo?

Si me indica, iré a adecentarme al baño.

- El aseo está allí -dice señalando, - os traeré unas tazas y unos buenos cafés calientes.

- La tormenta nos ha pillado a todos por sorpresa y ya es tarde, mañana podéis ver a Tom. El arreglará vuestro coche.
- Respecto al teléfono, es posible que no tenga cobertura. Aquí arriba, cuando hace mal tiempo ciertas cosas no van bien.

Se retira y trae una bandeja con tazas y café. Tras serviros, mete la mano en el bolso delantero del mandilón y os deja un móvil en la mesa. El teléfono está encendido, es un modelo que ha pasado de moda hace tiempo.

- ¿Queréis algo para cenar?

Isaac le asintió de nuevo a Kimana, aunque esta vez no tan radiante. Resultó obvio que no había logrado encajar lo del mecánico del todo bien. Acabó bufando cuando la camarera ya se había marchado.

—Joder, me voy a quedar sin ver el boxeo... —se lamentó, mirando al techo.

Sacó su móvil para comprobar la cobertura por sí mismo. Quizás, si ocurría un milagro... pero no, ni una sola barra. Chasqueó la lengua y guardó el aparato en su bolsillo.

—Gracias —dijo cuando se les sirvió el café.

Observó el teléfono que les había brindado la mujer, pero no tardó en desviar sus ojos hacia la susodicha.

—Pues... ¿tenéis hamburguesas? La verdad es que me está entrando hambre, ¿tenéis hambre? —se dirigió a sus compañeros.

Resignado, vuelve ofreciendo mejor aspecto a tiempo para escuchar a Isaac.

-Pues algo si, a decir verdad, tomaré cualquier cosa, a no ser que tengáis alguna preferencia.

Cogí el café y lo sostuve entra las manos, calentandomelas. No acababa de entender que relación tenía el mal tiempo con la falta de cobertura, pero a fin de cuentas la electrónica no era la mío. Aún así, debían haber líneas fijas en los edificios oficiales, el ayuntamiento, la policía... pero era poco probable conseguir que nos dejarán usarlo para algo así.

-Pues una hamburguesa esta bien, con patatas y bacon, y aritos de cebolla. Y una ensalada y una coca light- giñe un ojo a mis compañeros  -No hay que pasarse con las calorías - 

- Tenemos unas hamburguesas excelentes -afirma mientras deposita la bandeja en una mesa cercana y coge una carta para ponerla en vuestra mesa - además de otras cosas riquísimas.

Patrick coge una de las cartas y le echa un vistazo distraídamente. -Bueno, si vais a pedir hamburguesas no seré yo el tercero en discordia, la mía también con patatas-

Dicho esto, sacó su móvil y probó a alzarlo y moverlo, tratando de captar algo de cobertura.

- Marchando unas deliciosas hamburguesas.

Recoge la bandeja y se retira a pasar la comanda a cocina.