Partida Rol por web

Una vez más había fallado y la enana dentro de su furia estaba cabreandose aún más. - Maldita chatarra escurridiza. dijo cuando Kyra la aviso para que cerrara los ojos, entendió perfectamente lo que esta iba a hacer pues allí estaba muy oscuro y la humana apenas si podría ver al forjado por lo que cerrando un instante los parpados cambió de la visión en la oscuridad a la normal para que no le dañara la vista.

Con la visión en el espectro normal trató de asegurarse el golpe en vez de emplear toda su fuerza en este. Esta vez si que consiguió impactar en el forjado aunque haciéndole menos daño del que le hubiera gustado. - Cuidado Kyra, hay una rata también por aquí. avisó a la humana.

-¡Auch! -dije al tropezar nuevamente- Eso estuvo cerca...

Recogí la antorcha que se me había caído y comencé a caminar guiándome por los sonidos lejanos de la batalla. Imaginaba que mis compañeras estarían demasiado ocupadas para llamarme, aunque sí podía, con algo de esfuerzo, escucharlas hablar entre ellas

Kyra encendió uno de los cetros que tenia, pudo ver que aquello que había rozado sus piernas era una rata, encima del forjado se encontraba otra. Qualion aprovechando que su compañera había iluminado el campo de batalla se apresuró a ir para ayudar. Mientras tanto Hlin golpeó con fuerza al forjado hasta matarlo, como era de esperar del pecho del forjado salió ese nuevo engranaje alado que comenzó a volar alejandose de vosotros.

El mecanismo que había surgido del pecho de Sable, se encontraba muy lejos de mi alcance. Poco o nada podía hacer, salvo atacar a las ratas que no dejaban de acudir a las refriegas. Estaba al borde de la extenuación y aquella situación no parecía acabar nunca...

La descarga de energía fue mucho más potente de lo que jamás había conseguido realizar con anterioridad. Parecía que mi pericia en combate iba aumentando y el control sobre las energías de la Canción Eterna se refinaba...

Mercy desde la distancia lanza una nueva explosión sobrenatural, la joven se sorprende al ver como cada vez lo domina más, la rata que ataca a Kyra muere fulminada por su rayo. El engranaje que ha salido del forjado vuela lejos perdiendose de vista.

Kyra se aproxima a la otra rata que queda, pero el cuerpo de Sable le dificulta hace bien su maniobra y termina fallando el ataque

El forjado por fin cayó muerto al suelo. Le había dado mucha guerra y la había dejado gravemente herida, pero un inesperado aliado les había ayudado. Pero ahora debían enfrentarse a él antes de que él pudiera con ellos.

Con un dolor que sobrepasaba casi sus límites pero que aumentaba su rabia interna se giró hacia la rata y alzando su hacha lo más alto que pudo la bajo con todas sus fuerzas impactando directamente sobre el lomo de esta con un golpe que podría lacerar su columna. Mientras el hacha descendía un grito de pura rabia se escapó de los labios de Hlin.

Por lo poco que podía ver desde mi posición, el forjado ya no era un problema. Pero aún quedaba una rata que se había invitado sola a la fiesta.

Debo darme prisa...

Una de aquellas horripilantes y malditas ratas, había explotado en mil pedazos cuando mi maleficio le había impactado de lleno. Aún quedaba otra más, para poder sentirnos libres de respirar, al menos, momentáneamente.

No me encontraba en buenas condiciones y la enfermedad medraba en mi a pasos agigantados. Sentía nauseas y mareos, la cabeza iba y venía fruto de la fiebre. Sentía como mis rodillas temblaban y un sabor metálico inundaba mi paladar... Necesitaba un curandero y con urgencia... 

Hlin partió con su hacha a la rata por la mitad, por fin habíais acabado con todas las amenazas allí presentes, con el esquema en vuestro poder solo quedaba regresar y recoger la recompensa, y descansar, sobretodo descansar después de todo lo que habíais sufrido para alcanzar la meta.

Pero claro, eso sería una vez estuvierais en la posada del Yunque roto, aún estabais en aquél lugar, con Mercy encima del techo, Kyra sin su armadura y escudo, ya que se habían quedado dentro de la forja

Tras estampar el hacha en el lomo de la rata y partirla por la mitad pudo respirar por fin tranquila. Sin clavar el hacha en el suelo se sentó sobre el cadáver metálico del forjado y comenzó a descansar. Estaba vapuleada, dolorida y exhausta, la rabia se había ido pero la fatiga se había adueñado de ella.

- Dadme unos momentos por favor y marchémonos de aquí cuanto antes. le dijo a Kyra. - En cuanto recupere el aire voy a ayudar a Mercy.

Y se quedó allí esperando durante un par de minutos, escupiendo sangre al suelo.

Ambos, el forjado y la rata caen por el hacha de Hlin. -Al final no he servido de mucho- Admito. Por no decir que no he servido de nada. -Descansa, voy tirando a ayudarla- Le digo. Aunque tal vez esté peor que ella. Y para mejorar las cosas, la armadura está al otro lado del muro.

-No se si merece la pena el esfuerzo- Musito para mi misma. Una armadura siempre se puede reponer. Y con el viaje de salida y el virote aun clavado, mejor no hacer tonterías.  Llego hasta el muro en el que se encuentra Mercy, colocándome justo debajo. -Lista. Si te fallan las fuerzas bajando te atrapo. O al menos caerás sobre algo blando-

Antes de aventurarme a bajar en mi lamentable estado, me cercioré de forma activa en que no me dejaba nada atrás de mi equipo y comprobé dos veces que esquema, mapa y diario estaban a buen recaudo.

Con cuidado, me preparé para el descenso, aprovechando que Kyra se había ofrecido a ayudarme. Me descolgué lentamente y tanteé con los pies en busca de las manos de Kyra, para afianzar mi bajada.

Seguía sintiendo escalofríos y mi cuerpo tiritaba, fruto de la enfermedad. Esperaba que mi convalecencia no se comiera todos los beneficios que había conseguido obtener con la aventura. "¿Habéis registrado a Sable? Quizás tenga algo interesante o de valor, con lo que pagar unos buenos curanderos... Nos va a hacer falta."

Tras esto, me acerqué a recoger la antorcha que había por el suelo y sostenerla junto a Sable para poder registrarlo en condiciones. 

-Parece que llegué tarde -dije al cruzarme con Kyra que se dirigía a ayudar a Mercy, mientras Hlin descansaba luego de haber acabado con todas las amenazas.

-Bien, descansemos un poco y luego volvamos. Podrían haber más ratas en el camino devuelta.

Mercy baja con algo de trabajo, pero consigue hacerlo sin hacerse daño, agarra la antorcha y camina hacia Sable mientras el resto de sus compañeros descansan un poco. Sable llevaba encima una espada larga, una ballesta ligera aunque parecía que ya no le quedaba munición, una capa de viaje y una mochila.

Allí no teníais mucho más que hacer y quedaros podía llegar a ser contraproducente, ya que los enemigos podrían llegar mientras descansais, por lo que os ponéis de nuevo en marcha, en vuestra vuelta, y después de que Mercy se asegurase de llevar el esquema, el mapa y el diario, hacéis el camino de vuelta sin ningún tipo de problema.

Mercy cada vez tiembla más, la fiebre está haciendo mellas en ella, pero con esperanzas de todos veis el Yunque Roto, el final de vuestro viaje.

Elaydren está allí, en la misma mesa que se encontraba el día anterior cuando os contrató, viste con un resplandeciente vestido de noche azul de hilo ilusorio, a su lado hay un imponente guardaespaldas de la casa Cannith.

-Tenéis mi agradecimiento -os dice entregándoos las 900 monedas de oro de la recompensa una vez Mercy le entrega el esquema-, y las gracias de mi casa. Comprobad cada cierto tiempo la estación de mensajería de la casa Sivis en la torre Barmin. Puedo dejaros allí un mensaje si surge algún trabajo más.

Después ella y su guardaespaldas se van.

La dueña del Yunque Roto se acerca en ese momento a vosotros

-No tenéis buen aspecto, la señorita Elaydren me pidió que llamara al médico si os veía, él curará vuestras heridas, Milady ya pagó sus honorarios

El viaje de regreso había transcurrido sin problemas. En la posada nos esperaba nuestra jefa, nuestros honorarios y hasta un curandero. Nada mal para haber estado todos al borde de la muerte.

Con el dinero que nos pagaron me resultaría más sencillo continuar mi investigación y tal vez mejorar mi equipamiento. Pero algo me decía que esta ciudad y sus luchas internas me ofrecerían muchas más oportunidades para mejorar mi economía.

El viaje de regreso transcurre sin acontecimientos. Y menos mal. No se si podría haber aguantado otra batalla. 

De vuelta en el Yunque Roto, lo primero que hago es desplomarme sobre una silla, la primera a la que llego, y examino esa última herida. Luego, con mi parte del pago en mi bolsillo, me dedico a esperar mi turno con el matasanos mientras tomo algo para aliviar el dolor.

A pesar de las complicaciones, todo ha salido bien. Venir ha esta ciudad había resultado en una gran oportunidad para hacer riquezas. Una vez esté mejor, echaría un vistazo frecuentemente al lugar mencionado por la empleadora en busca de mas trabajos.

A pesar de que la vuelta no tuvo mayor trascendencia se sentía echa polvo, cada paso era una tortura con las mordeduras de las ratas y el tajo que le asestó el forjado la había dejado casi hacia el otro mundo. Aguantó como pudo la travesia hasta que llegaron dónde su empleadora. Lo que había comenzado como un encuentro casual había acabado en una aventura en la que casi pierden la vida. Por no decir que uno de ellos falleció en el camino. Ese hombre caído el pobre no tenía más que mala suerte desde que se encontraron y esta le llevo a fallecer.

Ayudó en lo que pudo a Mercy que no paraba de temblar, lo que fuera que le hubiera entrado por el contacto de tantas bestias salvajes le había pegado duro. - Animo humana, ya queda poco, allí está ya nuestro destino. dijo señalando el Yunque Roto y dándola ánimos.

Su empleadora les pagó lo prometido y además encargó a un sanador que les curara. Eso más una jarra de cerveza era lo que necesitaba. Señaló primero a Mercy, era la que más atención requería con aquellas fiebres que tenía. Ella sería la última estaba muy dolorida pero como buena enana no se quejó por las heridas y aguantó. Al rato de comer algo y coger sus monedas se levantó de la silla y saludó al grupo.

- Y es aquí dónde nos separamos. No soy de trabajar en grupo aunque no ha estado nada mal. Si nos encontramos por los caminos contad con mi hacha para ayudaros. y dicho esto se dio media vuelta y salió por la puerta con sus pertrechos.