Partida Rol por web

La súbita maniobra de Yûki consigue sorprender al hombre del pelo de escoba, que involuntariamente agacha la cabeza para esquivar la katana de la chica pero no consigue impedir que ésta le recorte la parte de arriba del pelo, que acaba desparramada por sus hombros y el suelo.

¡PEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRRRRRRAAAAAAAAAAAA! – el matón lanza la hoja de su guadaña contra el cuello de Yûki…

El cazarrecompensas hace caso omiso de las camareras que se escabullen con el rostro descompuesto por el pánico – No seas estúpido. La miseria que ofrece el gobierno por ti ni siquiera merece llamarse recompensa. Pero hay otras personas que sí me pagarán muy generosamente por llevarte ante ellos vivo o…

¡¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOORRRRRRRRRRYYYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAAAAA!!!! – Sonbei aprovecha que Kyozo está distraído con Kotaro para lanzarle la mesa sobre la que estaban comiendo echándole encima los restos de su comida y los platillos de sake. De esta manera el soldado consigue que el disparo de Kyozo no le reviente la cabeza a su compañero, que sólo recibe un arañazo en la cara(1). El cazarrecompensas salta hacia atrás levantando sus armas (2)…

Por supuesto – el hombre hace gala de unos excelentes modales occidentales y aparta el taburete de Arisa para que ella se siente. Después toma asiento a su lado – Es más: os invito a ti y a tu hermanita a comer lo que queráis – le muestra al tendero una brillante moneda de oro.

Pero señor – dice éste con tono quejumbroso – Aunque consumiérais todas mis existencias aún tendría que vender mi puesto para daros el cambio de esa moneda.

El joven sonríe y pone la moneda en el cuenco del dinero – Pues mira, puedes empezar por ponerles todo lo que quieran comer. Después aprovecha y renueva este carro – da unos golpecitos en uno de los tablones – En serio. Podrías añadir termitas fritas a tu menú. Y por último, olvida que nos has visto. No hemos estado aquí, no nos has servido y no nos conoces de nada ¿De acuerdo?

Es que no les conozco de nada – replica el hombre.

Veo que nos entendemos perfectamente. Y ahora al trabajo, que yo también tengo hambre y me gusta el pescado muy hecho.

Arisa apenas escucha la conversación, centrándose en la confusa visión relacionada con el pasado del joven: un enorme dragón negro que asfixia Hinomoto con sus anillos y cuyas fauces intentan cerrarse sobre el Kongoukaku. Por eso el joven vuelve a pillarla por sorpresa cuando se acerca a susurrarle al oído.

Familia Furuhashi, por lo que veo ¿Eres Mariko-chan? No, creo que a ella se desmayaría tan sólo por respirar este aire – no le falta mucha razón. Por decirlo de forma amable, la prima Mariko tiene una idea bastante elevada de su lugar en el mundo – Entonces eres Arisa-chan ¿Verdad? Yo me llamo Ryushun. Encantado de conocerte. No sabía que tuvieras una hermana...

Chihiro recibe el beso de Takeshi con una sonrisa y las mejillas arreboladas – Muchas gracias, Takeshi-kun – se levanta y le coge tímidamente la mano – Te acompaño. Me sentiré a salvo siempre que estés conmigo.

Takeshi y Chihiro recorren el mercado preguntando a los comerciantes y transeúntes, pero no encuentran a nadie que reconozca a Sachiko. Si la niña les hubiera contado más cosas sobre ella la búsqueda sería más fácil. Aun así la pareja aprovecha para probar las especialidades culinarias locales a precios ridículos en comparación a los de otras estaciones. Mientras disfrutan de unos sabrosos nigiri de ayu les llama la atención un hombre que se está preparando para hablar a los viandantes. Su rostro está sucio y demacrado, los ojos hundidos en las cuencas y las facciones afiladas por el hambre. Lleva una estropeada armadura de ashigaru y el rifle de vapor de su espalda está muy desgastado por el uso.

¡Ciudadanos de Shinshu! – dice el hombre – Soy el emisario de Fukui Eiji-sama, señor de la estación de Mibu. Actualmente libramos una guerra sin cuartel contra una horda de kabane que tiene bloqueada la estación desde hace dos semanas ¡Nos acosan nuevas especies de kabane que no se habían visto antes! Mi señor pagará generosamente a todo guerrero, espada de alquiler o grupo de mercenarios que sean capaces de ayudarnos a liberar Mibu de esos malditos monstruos.

Chihiro da un respingo – Takeshi-kun, Mibu es una de las estaciones más fortificadas de Hinomoto ¿Qué tipo de kabane puede sitiarla? Y también es nuestra próxima parada…

Verla tan azorada era algo indescriptible, no puedo evitar sonreír a pesar de mi preocupación mientras Kagura reacciona a mi frase. La verdad es que debería decirle cosas así más a menudo. Lamentablemente tenía que dejar esto para más tarde y vuelvo a concentrarme en la sensación que recorría mi cuerpo.

El origen de ésta no tarda en hacerse patente cuando vislumbro a una niña o quizás ya una adolescente, estaba en ese punto en el que era difícil diferenciarlas. La chica iba armada y aún así no creo que la gente se apartase de ella debido a esto. Eran esos ojos y esa palidez tan familiares, al fin y al cabo los veía cada día en mi reflejo aunque quizás menos marcados, lo que apartaba a la gente sin preocuparse de si chocaban con alguien si conseguían evitarla. No había duda era una kabaneri como yo.

- ¿Qué..? Ah, no. No la conozco.- respondo a Natori-san mientras me rasco el cuello cerca de mi colgante de presión- Pero no es normal que una niña vaya sola por aquí y aun menos armada...- continuó intentando quitarle peso al asunto, al fin y al cabo si era una kabaneri paseándose por la ciudad no tenía porque ser un peligro, yo mismo estaba haciendo lo mismo. Así que cuando ya estoy relajándome aliviado se me viene un recuerdo a la cabeza. Furahashi-sama me había preguntado por una kabaneri de pelo blanco.

Intento reprimir el escalofrío y la tensión de mi cuerpo al darme cuenta de eso e intento plantearme la situación, ella iba armada y yo no. Con suerte no me había detectado como yo a ella, por otra parte parecía ir sola y que no buscaba problemas, así que podía ser una buena oportunidad para en caso de que fuese la que había dicho la vidente sacar algo en limpio.

- ¿No crees que anda algo perdida, Natori-san?- le digo a la mecánica mientras me acerco a la niña e intento parecer algo preocupado.- Perdona, pareces perdida, ¿necesitas ayuda?

Los primeros minutos de paseo oscilan entre la alegría más desbordante y el terror más absoluto. No soy capaz de evitar sonrojarme, y tampoco sé cómo demonios hacer para que me suelte la mano sin disgustarla. No es que quiera que me suelte, eso desde luego, pero estoy teniendo pequeños flash-backs de sueños que he tenido donde le pasaban cosas horribles sólo por estar a mi lado. Ahora el que empieza a asustarse soy yo. Mucho. ¿Pero en algún momento te comportarás como un hombre adulto?.

A pesar de eso disfruto como un enano del paseo por la ciudad, aunque no encontramos ninguna información acerca de la cría. Mientras probamos distintas comidas hasta me planteo la posibilidad de, cuando consigamos curar la enfermedad de Kabane, volver y establecerme aquí. Puede que incluso consiga reunir las agallas suficientes para preguntarle a Chihiro-chan si querría establecerse conmigo.

Estoy a medias perdido en mis pensamientos y a medias siguiendo la conversación con la joven cuando oigo al hombre. Termino de tragarme el nigiri que tengo en la boca mientras asiento a lo que me dice Chihiro-chan, y luego sonrío de medio lado.

-Me gusta esta ciudad. Nunca lo había probado, pero me encanta el Ayu.- Comento con total sinceridad.- Quizás quieras comprar algo de comida para el viaje, o para compartir con los que han tenido que quedarse en la Ryugujou.-Sonrío un poco más abiertamente, el paseo por la ciudad me ha ayudado a reducir un poco el nivel de tensión y nerviosismo. Me lo he pasado en grande.- Creo que es mejor que volvamos dando un paseo a la hayajiro, estoy seguro de que Mogami-sama querrá saber lo que pasa en Mibu, ¿no crees?.

Como parece que antes le ha venido bien para tranquilizarse y casi por instinto (y callando a base de palos una parte de mi mente que está chillando de puro pavor) entrelazo de nuevo mis dedos con los suyos con suavidad y comienzo a andar mientras le doy vueltas a algo que le he oído decir al hombre de Mibu, y luego miro un momento a la médica. Dentro de mi cabeza ya hay un nuevo objetivo, y mi tono de voz suena mucho más pragmático ahora que antes.

-Es...-Soy consciente de nuevo de que le he cogido la mano y se me rompe un momento el tono. Carraspeo, súbitamente ruborizado.- Esto...Chihiro-chan...¿alguna vez habías oído algo acerca de distintas “especies” de Kabane?

Yûki esquiva la guadaña con gracilidad y rapidez.

- No suelo dar un segundo aviso, pero si no queremos dejar mal a nuestros señores delante de todo el mundo será mejor que lo dejemos como está - afirmó el arma en sus manos por si acaso volvía a atacar pero no se movió de donde estaba con el rostro realmente tranquilo y sereno.

Sin sentirse muy segura todavía de su decisión, y con el corazón latiéndole a mil, Arisa se sienta de forma automática. Echa un vistazo de reojo a la moneda de oro y abre la boca para decir algo. "¿No se supone que no quería que nos matasen? ¿Qué hace llamando la atención de esa forma?" Pero tras sus pensamientos, la joven se da cuenta de que se ha quedado mirándole demasiado tiempo y vuelve a bajar la mirada hacia su plato, ahora vacío tras la distracción de Sachiko.

- E-en realidad no necesitamos comer tanto... - musita Arisa, aunque el desconocido sigue "negociando" con el hombre demasiado honrado del puesto de comida. 

Observando todavía distraída cómo el hombre se dispone a prepararles lo que allí debe de ser un banquete, Arisa nota la presencia del desconocido a su lado y se gira de un respingo, encontrándole demasiado cerca para su gusto. Aunque por un momento, algo consigue que se olvide del beso que le ha dado antes. "¿Me conoce? No, conoce a mi familia, ¿pero por qué?" Desvía un momento la vista hacia Sachiko, pero inmediatamente vuelve a la de Ryushun.

- Por muy distinta que sea a Mariko, ya puedes ir olvidándote de llamarme "Arisa-chan". - dice de forma tensa, intentando mantener el orgullo que le han enseñado a llevar siempre por delante. Y esta vez por lo menos consigue sacarla de su ensimismamiento, a pesar de que sus mejillas siguen más sonrosadas de lo habitual- Y precisamente si tanto conoces a mi familia, deberías saberlo de sobra. Sólo me han encargado cuidarla. - responde encogiéndose de hombros para quitarle importancia. "Cuanto menos sepa de Sachiko, mejor." - Me alegra saber tu nombre pero podrías haberlo dicho antes de... ehm... - esta vez la chica no puede evitar bajar la mirada y frunce los labios, recordando esa sensación por un instante - Y-ya sabes a lo que me refiero. ¿Y se puede saber qué querían de ti exactamente, Ryushun-san?

Como si de alguna manera su instinto le hiciera prever situaciones de muerte, junto a la acción de Minami Kotaro mueve su cuello en dirección opuesta, evitando así una herida fatal.

Hijo de puta… -- piensa al ser testigo de la clara intención asesina de Kyozo, clavándole la mirada con total frialdad. Casi de manera simultánea se vuelve consciente de que le debe la vida a Minami; por un lado lo agradece, pero por otro tiene claro que le molesta sentirse en deuda con alguien.

Rápidamente se esconde detrás del mobiliario más cercano*, alejándose un poco más que antes de una muerte inmediata.

-- ¡JAJA! ¡Entonces de verdad vienes a matarme, hijo de puta! ¡Hacía tiempo que no me veía en esta situación! – dice en voz alta para que se enterara el cazarrecompensas -- ¿Y quién cojones está dispuesto a contratar a un hijo de puta para matarme? ¿No habría sido más sencillo sobornar a la policía para ofrecer una mayor recompensa por mí? ¡JA! Será interesante ver cómo me lo cuentas mientras te hago desear una muerte rápida.

Suponiendo que la mayoría de la gente que estaba en el local se ha marchado corriendo, Kotaro carga su pistola de vapor y realiza un par de disparos a la libanesa en dirección a donde supone que debería estar Kyozo. Tras ello, se asoma ligeramente para comprobar dónde se encuentra exactamente.

La niña clava sus ojos rojos en los de Hideo. El mensaje es claro: no está perdida, sino que le está buscando a él.

Quiero al mestizo - su voz es una cuchilla de hielo - Volveré a subir a la hayajiro a buscarlo y tú ignorarás mi presencia.

¿De qué estás hablando, niña? - dice Kagura poniéndole una mano en el hombro - No seas gro... ¡ARG!

La niña golpea a Kagura en el vientre con una fuerza y velocidad aterradoras. La conductora arroja una bocanada de sangre por la boca y cae al suelo, momento en el que su atacante le pone un pie el cuello y la pisa con fuerza hasta hacerle crujir las vértebras.

No habrá más avisos - advierte la kabaneri - Tú decides si ese mestizo vale la vida de la tripulación de la Ryugujou, empezando por la de esta puta.

So... co... rro - consigue jadear Kagura con el rostro arrasado por las lágrimas...

Las palabras del mensajero de Mibu no parecen convencer a nadie. El soldado mira a la multitud con ojos tristes y desesperados y se dispone a seguir su camino.

Nunca había oído tal cosa - responde Chihiro - Pero algunas publicaciones de ciencias occidentales hablan de cambios evolutivos que los seres vivos realizan para adaptarse al entorno. A estos cambios los llaman "mutaciones". Quizá eso pase también con los kabane.

La doctora aprieta la mano de Takeshi con firmeza y corre a interceptar al hombre.

¡Oiga, señor! Nosotros formamos parte de una poderosa hayajiro, la Ryugujou ¿Ha oído hablar de ella?

¿El "tren de la muerte"? - responde el hombre - Pensaba que ya estaría en el desguace

Chihiro se sonroja por la rabia, pero no desiste en su empeño - La Ryugujou está perfectamente y si es amable con nosotros puede que le hablemos a nuestro señor de la posibilidad de ir a ayudar a Mibu. Pero antes ¿cómo son esos nuevos kabane?

Son monstruos, señorita. Hay algunos que tienen dientes de tiburón y zarpas de oso. Otros son lo bastante inteligentes para blandir armas y dirigir a los kabane. Pero esos dos no llegan ni de lejos a ser tan terribles como los Fundidos.

"¿Fun... fundidos?" ¿Qué son?

Son kabane que se forman cuando varios kabane se funden entre sí - el hombre suda y tiembla de miedo sólo de recordarlo - Tienen la fuerza de cien hombres y son casi imposibles de matar. Para conseguirlo hay que ir destruyendo sus corazones uno a uno, o dispararles con armas de asedio. Sólo los dioses saben qué clase de demonios han creado a esos monstruos...

Yûki se dobla hacia atrás y por un instante ve el reflejo de su rostro en la brillante hoja de la guadaña.

¡MALDITA! - grita el hombre volviendo a levantar su arma

Es suficiente, Yuudai - le detiene Shin. Yuudai se queda mirando a Yûki como si pudiera incinerarla con la mirada

Qué lamentable espectáculo, Tomohiro-dono - se queja Shin - Uno debe sujetar bien la correa de su perro o éste acabará mordiendo a su dueño.

Tomohiro mira al noble con los ojos entrecerrados por la cólera. Se oye un sonido metálico cuando apoya la mano izquierda en su katana y empuja la guarda hacia fuera mostrando parte de la hoja de hierro kabane.

Es un consejo que haría bien en empezar aplicándose usted mismo, Shin-dono - sisea Tomohiro. El corazón de Yûki da un vuelco. Tomohiro no es ni de lejos tan buen espadachín como Shin y ella está segura de que si se descuida Yuudai la ensartará con su guadaña.

Bueno, bueno, no hace ponernos nerviosos ¿verdad? - dice Shin levantando las manos. Saca de su kimono un estuche de pergamino de bambú que le entrega a Tomohiro - Aquí están las órdenes firmadas por el emperador. Debe usted volver a la Kongoukaku y dejar la Ryugujou en la vía muerta hasta nueva orden. Se le intentó avisar antes, pero cuando el emperador cambió de idea usted ya se había ido. No ha sido fácil darle alcance.

Tomohiro abre el estuche y lee atentamente el pergamino. Sus hombros se hunden mientras lanza un suspiro de desánimo - Koizumi-san, no nos queda más remedio que cumplir con la voluntad del emperador. Volvamos a la Ryugujuou.

La próxima vez que te vea te cortaré en pedacitos muy pequeñitos - la amenaza Yuudai...

Arisa sólo tarda un segundo en relacionar ese nombre y esa actitud con los Yamato, una familia de la alta nobleza de Hinomoto famosa por su enorme influencia política y la cantidad de miembros con poderes psíquicos. En concreto, Ryushun tiene fama de ser un hábil manipulador mental.

E-en realidad no necesitamos comer tanto... 

El pescado es bueno para la mente - coge un pincho de pescado y empieza a comérselo con toda la delicadeza que puede, si bien se le nota que está hambriento y que de buena gana se abalanzaría sobre la comida.

Por muy distinta que sea a Mariko, ya puedes ir olvidándote de llamarme "Arisa-chan".

Ryushun encuentra divertido el enfado de Arisa, pero tampoco quiere presionarla demasiado - Mis disculpas entonces, Arisa-san. Y déjame decirte que tu simpatía supera con creces la de tu pariente.

Por el momento el joven no muestra interés alguno en Sachiko, que se limita a seguir comiendo y a mirarle de reojo de vez en cuando - Digamos que hay gente a la que no le gusta que les demuestre que soy más listo que ellos, y ciudades poco importantes como Shinshu son el lugar ideal para que los nobles independientes que no gustan de ir todo el día rodeados de guardaespaldas y sirvientes nos... "perdamos" ¿En qué hayajiro has llegado hasta aquí Arisa-san? Me gustaría alquilar uno o dos vagones. A ser posible cerca del tuyo...

Tal vez Kyozo no llega a oír las palabras de Kotaro por el ruido de sus propios disparos, o simplemente esté ignorando lo que dice. El ex-convicto se oculta tras la mesa volcada por Sonbei mientras prepara su arma. La gente del local corre presa del pánico volcando más mesas y más sillas y poniéndose entre Kotaro y su oponente, lo que explica por qué éste no se ha asomado al otro lado de la mesa para volver a disparar a Kotaro.

Se ha ido - dice Minami asomándose por el borde de la mesa. Su pelo está salpicado de astillas de madera procedentes de dos grandes agujeros en la mesa justo por encima de su cabeza - Tenemos que irnos de aquí antes de que llegue la policía o el dueño nos haga pagar los daños.

Al asomarse por encima de la mesa Kotaro confirma que Sonbei está en lo cierto: el local está vacío y parece como si hubiera pasado un vendaval...

Genial, soy yo al que busca, al menos evito que me ataque por la espalda...

Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando la niña empieza hablar, aunque esto pierde importancia cuando se acerca Kagura y la kabaneri le ataca antes de que me de cuenta. Lo último que comenta apenas lo oigo mientras veo a la mecánica llorar y escupir sangre.- Yo y mi estúpida bocaza deberíamos habernos ido en cuanto la note.- Una furia me invade y consigo oír mi propia voz  mientras golpeo a la niña con una patada.

- No se quién es ese mestizo y me importa una mierda.-digo al principio con voz fría pero calmada hasta que de repente reviento a grito pelado.- ¡¡¡Pero no vuelvas a tocarle un solo pelo a Natori!!!

Sin fijarme en como esta la kabaneri me agacho para recoger a Natori en viandas y me dispongo a salir de allí rápidamente, justo entonces recuerdo que iba armada y empiezo a correr hacia la Ryugujou.

Ante el comentario de Chihiro no puedo evitar pasarme la mano que tengo libre por el pelo.

-Es genial.- Se me escapa con tono sarcástico.- Son más fuertes, rápidos y resistentes que nosotros. Tienen todas las ventajas y aún por encima al parecer también pueden adaptarse.- Respiro hondo y me muerdo el carrillo por la parte de dentro para no soltar un taco. Luego me centro en otra cosa.- Me gustaría leer esas publicaciones, si fuera posible.

Apenas soy capaz de reaccionar y sólo me dejo llevar hacia el hombre y lo observo mientras Chihiro-chan le pone las pilas después de que insulte el único sitio (por ahora) en el que nos sentimos cómodos. Manda narices, ella es la única que parece querer ayudarle en toda la ciudad y aún tiene más que decir. Escucho muy atentamente lo que dice el hombre, cada vez tengo más preguntas y estoy más preocupado. Involuntariamente aprieto un poco más fuerte de lo necesario la mano de la doctora. Cuando en la hayajiro oigan esto van a alucinar. Yo estoy alucinando, eso desde luego. Sobre todo con eso de los "Fundidos", hasta que no lo vea no lo creeré. No estoy seguro de que (suponiendo que esas cosas existan) la Ryugujou pueda hacerles frente no ya por blindaje si no por fuerza ofensiva.

-Necesitaríamos más armamento pesado del que tenemos...-le murmuro a la doctora.- Y gente para manejarlo. Nos vamos a meter en la boca del lobo.

Mi tono no es de miedo, es simplemente de curiosidad y de ansia de preparar las cosas lo mejor posible para darnos mayores posibilidades de éxito.

Después de recordar la familia a la que pertenece y la fama que le precede como psíquico, Arisa se queda algo más tranquila. Aunque eso no quita que vaya a olvidar tan fácilmente lo que le ha hecho. "Y más aún sabiendo quién soy..." frunce los labios, todavía acalorada. Por lo menos, parece que después de eso, el joven se digna a ser amable con ella.

- Te lo agradezco... aunque no es muy difícil. - murmura sin querer. Su prima tenía su propia jerarquía dentro de la familia, y Arisa se encontraba de las últimas por no tener tanto poder como ella. Por fortuna, las reuniones familiares no eran muy habituales, o por lo menos, no era algo que su madre esperase con ansias.

Tomando uno de los pescados, Arisa se pone a comer también, manteniendo su rectitud y respondiendo a las miradas de Ryushun, echándole de vez en cuando alguna a Sachiko para comprobar que seguía bien allí. Al escuchar al joven, la psíquica no puede evitar pensar en que een ese momento se encuentra en una situación parecida. Sin guardaespaldas, ni kabane, ni ver muerte por doquier... Era una sensación de calma, demasiada, como si se fuese a destrozar en cualquier momento. Y, por supuesto, también entendía que sus poderes podían causarle más problemas que ayuda, sobre todo entre aquellos que la ignoraban. "Estúpido Kotaro..." chasquea la lengua al recordar cómo se había mofado de ella.

- Sí... Creo que te comprendo bastante en ese sentido. - después le mira extrañada, decidiendo un instante si responder a eso o no - Estoy de misión en la Ryugujou. No, no me he confundido con el nombre. - añade, suponiendo que lo próximo que le preguntaría era si se trataba de "esa" Ryugujou - No estoy segura de si Mogami-sama dispondrá de algún vagón libre, pero siempre lo puedes intentar, si realmente quieres viajar en esa hayajiro. - se encoge ee hombros dando otro bocado y mirándole de reojo. "Tal vez a él también le moleste estar con otros invidentes... O tal vez... ¡No, no, no, no, eso sería absurdo! Nos acabamos de conocer..." Arisa se apresura a terminarse el pescado y coge otro, encogiéndose un poco sobre sí misma.