Partida Rol por web

-No será porque no hayan intentado dejarme sin sentido, pero soy muy testarudo.- Sonrío al mecánico en agradecimiento por ayudarme a incorporarme y como puedo me acerco al soldado. Lo primero que hago (mientras escucho a Hideo) es coger el rifle de vapor para después fijarme en la “capa mimética”. Si no está muy destrozada me la pongo, salvo que tenga más agujeros que un colador, siempre es mejor un poco de protección que ir a cuerpo descubierto. Tengo un escalofrío cuando menciona a Arisa. - No dejes que la bruja bonsái se me acerque. Desde que entró en mi vida sólo me ocurren desgracias,- comento sin acritud, simplemente constatando un hecho.- a la siguiente igual es la última.

Me giro intentando mantener el equilibrio y no marearme mucho y veo en dónde he aterrizado. En contra de mi voluntad hasta sonrío y me apoyo en el rifle por un lado mientras mantengo a Hideo agarrado con camaradería. Que no se note que necesito dos bastones ahora mismo.

-El señor autoritario dijo que la sala de control estaba aquí, verdad? Casi lo tenemos hecho.- Me doy ánimos a mi mismo mientras respiro hondo y me recoloco la capa para que no me moleste en los cortes. Las costillas me duelen que alucinas, pero me recojo el pelo detrás de las orejas y pienso en qué decirles a los operarios. Ni aún en mi mejor momento de dormir tranquilamente, bien desayunado, tranquilo y con el guión aprendido he sido un diplomático, no quiero ni imaginarme ahora...al final carraspeo.- Lo primero lamento el espectáculo, pero supongo que seréis conscientes de que si soltaba al Kabane no iba a ir sólo a por mí. Lo del soldado fue pura defensa propia.- Digo con tono suave.- Como os dije antes esto no tiene absolutamente nada que ver con vosotros, y no queremos haceros ningún daño. De hecho más bien al contrario.- Señalo a la consola de mandos.- Estamos así porque entramos a reparar una avería y ayudamos a una mujer que llevaba un crío en brazos a los que les estaban azuzando los kabane.- No sé si habrá alguien ahí que conozca a la mujer o sea familia de ella, pero la gente tiende a mostrar empatía por los indefensos.- Por si alguien se lo pregunta la mujer y el bebé están a salvo a bordo de la hayajiro de nuestro señor, pero uno de los guardias de la ciudad murió al intentar atacar a uno de los nuestros. A consecuencia de eso vuestro señor quiere ejecutar a varios miembros de nuestra tripulación, incluyendo a una cría pequeña y al bebé. Y eso no va a pasar.- Digo totalmente convencido, muy en la línea de lo que estaba diciendo antes de que Hideo llegara. Al final señalo la consola de mandos con el mentón.- Así que ya veis, lo único que tenéis que hacer es manejar las vías y las puertas y dejarnos el camino libre para que nuestra hayajiro pueda dejar vuestra ciudad en paz, y así os libraréis de nosotros. Si queréis cuando esos capullos lleguen podéis decirle que os amenacé con pegaros un tiro, cosa que no quiero hacer a no ser que no me dejéis otra opción.- Me apoyo un poco más fuerte en Hideo, me está empezando a doler todo de lo lindo.- Si creéis que no hicimos lo correcto podéis apartaros despacito de las consolas y yo mismo abriré el camino, como buen terrorista que vuestro señor piensa que soy. Al fin y al cabo vosotros escogéis cómo hacer esto: yo prefiero hacerlo por las buenas.

Lyashi salió corriendo detrás de los demás, aturdida porque su poder no había podido alcanzar a Takeshi. Su corazón sufría por el joven hombre que había sido amable con ella, hijo de la señora de Mibu y al que había prometido proteger...pero no había tiempo. Varios Kabane los buscaron ansiosos de su carne y sangre, y ella rememoró sus tiempos más mozos, apenas 4 o 5 años atrás, cuando era una pequeña delincuente que sobrevivía robando comida de los puestos callejeros y huyendo de los guardias o furiosos propietarios, saltando de una caja a otra o subiendo por las paredes con agilidad felina pareciendo casi una de esas míticas guerreras de las aldeas escondidas que practicaban al arte del ninjitsu.*

Saltó por encima de uno de los kabane dando una vuelta sobre sí misma y cayendo en el suelo con agilidad, rodando y levantándose...para caer directamente en los brazos de otro Kabane. Había calculado mal y ahora lo iba a pagar. 

Algo en su interior se rebeló a ser mordida. - ¡NO! - gritó, espantada ante aquel ser. Su mirada sólo podía ver la chasqueante boca del Kabane intentando arrancarle la vida. 

A regañadientes los soldados dejan paso a Sakura y Ryoma. Sin embargo uno de ellos pone la mano en el hombro de la soldado cuando ésta pasar por su lado.

Espera un momento ¿Tú no eres...?

Muchacho, piénsatelo bien - le aconseja Ryoma - ¿Seguro que quieres dejar esa mano donde está y terminar la pregunta?

El soldado mira al mercader, luego a Sakura y finalmente de nuevo a él - No - retira la mano - Supongo que no...

Ryoma conduce a Sakura a un hangar donde hay un pequeño tren formado únicamente por una locomotora y un vagón-cisterna repleto de agua y carbón.

El capitán es un idiota - le espeta Ryoma mientras arranca el motor - Es una buena persona y tiene un gran corazón, pero cuando se trata de mujeres es un tonto del culo ¿Quieres saber algo más sobre lo que pasó entre él y Koizumi?...

¡MALDITA RAMERA ESTÚPIDA! - brama Korusu - ¡VAS A HACER QUE NOS MATEN! ¡DÉJAME A MÍ, JODER!...

El disparo de Yûki atraviesa el pecho del muerto viviente saliendo por su espalda junto a una lluvia de chispas azules. Tomohiro libera su brazo de un tirón y sigue corriendo tras su guardaespaldas. Por su parte el empujón telequinético de Arisa hace salir volando al kabane que intentaba agarrarla, el cual cae aparatosamente sobre los soldados que lo estaban reteniendo. Cuando otro de los monstruos atrapa a Ohsumi a la psíquica le basta un gesto de la muñeca para retorcer telequinéticamente las dos manos hasta arrancarlas de los antebrazos. La última en pasar es Lyashi, que al ser agarrada por otro no-muerto lo golpea con uno de sus tentáculos negros.

¿De verdad queréis poneros en nuestro camino, insectos? - dice mientras la sangre del kabane brota con fuerza a través de sus ojos, oídos, boca y nariz - ¿DE VERDAD?

Aterrados por la voz llena de alegre maldad de la psíquica morena y el poder de la pelirrosa los soldados retroceden dejando el paso libre y se llevan consigo a los kabane. Tras una veloz carrera a través del edificio y las vías el grupo de fugitivos consigue llegar a la Ryugujou.

¿Señor? - pregunta el gigantesco jefe de guardias - ¿Qué ocurre?

¡Yûki! ¡Te dejo al mando! - dice Tomohiro subiéndose a la hayajiro - ¡Que nadie se acerque a nosotros! ¡Arisa, cuida de Ohsumi! ¡Lyashi, conmigo!

Ku ku ku - se ríe la morena por lo bajo...

Por un momento teme que aquel capullo soldado los descubra sin embargo el gigante salva la situación y echando una mirada asesina tanto a la mano apoyada en su hombro como a su propietario Sakura echa a andar tras el supuesto mercader

Una vez a solas el hombre suelta la lengua y ella alza una ceja sorprendida pero asiente lanzando un escupitajo al suelo

-"Claro ¿por qué no?"- dice subiendo con él-"Aunque esta tal Koizumi no parece opinar que tenga buen corazón"-mira al hombre con intención antes de desenvolver uno de sus chicles y metérselo en la boca,tras lo cual le ofrece uno al hombre y espera su respuesta con calma,al fin y al cabo tampoco es como si ella estuviera enamorada de Izume.Follan y ya.Pero claro,tener cerca a una tía en celo que aún siente algo por su amante no es plato del gusto de nadie

Una vocecita en su cabeza lanza una risa un tanto malévola Claro,no estás enamorada y parece que un puto puercoespín se ha clavado en tu culo desde que les vistes juntos Una voz,su conciencia,que Sakura suele ignorar y en esta ocasión no es diferente,la acalla con un portazo mental y presta toda su atención a Ryoma

Los operarios miran atónitos a los dos muertos y a sus atacantes sin saber cómo reaccionar hasta que uno de ellos saca del trance a los demás con una palmada - ¡Ya lo habéis oído! ¡A trabajar todos!

Cuando Takeshi coge la capa del soldado descubre que ésta ha quedado inutilizada con todos esos agujeros y la sangre humana que la cubre. Por lo que ha conseguido entender del funcionamiento de esas capas deduce que ahora es más un reclamo que un camuflaje.

Mientras los hombres trabajan Hideo y Takeshi observan a través del ventanal  a un pequeño tren con un vagón-cisterna acercándose a la Ryugujou a través de múltiples cambios de agujas que lo sitúan en paralelo a la hayajiro.

Subid el portón oeste pero no bajéis el puente hasta que el repostaje haya terminado - ordena el jefe de operarios - No podemos arriesgarnos a que entre una horda de kabane - mira de reojo al ingeniero y al mecánico - ¿Verdad?...

Pues no, y por eso digo que Izume es idiota - responde Ryoma - Okamoto, el anterior gobernador, sospechaba que Kaibuki estaba planeando algo raro y le ordenó a Izume que simulara trabajar para él a cambio de sobornos. Con la posición y la reputación tan elevadas de Izume el gordo no pudo resistirse y mordió el anzuelo de inmediato. El problema fue que Koizumi descubrió a Izume recibiendo uno de esos sobornos y pensó lo peor. Si hubiera sido un poco más listo, Izume podría haberle explicado las cosas a Koizumi y mantener su tapadera al mismo tiempo. Pero como no fue el caso ella lo mandó a la mierda y abandonó la estación en la primera hayajiro que se presentó - tira de una palanca y la mole del tren empieza a moverse - Así es la lumbrera con la que te has unido a este acto de traición, chica. Después de todo este tiempo no sé qué sentirán el uno por el otro, y lo peor de todo es que no creo que él lo sepa tampoco. Así que ándate con cuidado o acabarás atrapada en una hayajiro con el corazón hecho pedazos.

Los sucesivos cambios de agujas llevan al tren de servicio a situarse en paralelo a la Ryugujou. Entre una maquinista pelirroja y el mercader conectan el vagón-cisterna con las tolvas de la hayajiro y empieza el proceso de repostaje.

A partir de aquí es bastante aburrido - le informa Ryoma - No creo que Izume vaya a tardar mucho en llegar. No sabe una mierda de mujeres pero como soldado es de los mejores...

La psíquica se estremece al sentir de nuevo los tentáculos saliendo de Lyashi, haciendo que acelere el paso. Al llegar a la Ryugujou, Arisa se queda algo desconcertada. Tenía que venir aquí, ¿pero para qué? La orden de Tomohiro la obliga a dar un respingo y se gira hacia el doctor, haciéndole un gesto para que la siga mientras entra en la hayajiro. 

- Ohsumi-san, por aquí...

¿Y yo ahora dónde le llevo? ¿Es un invitado? ¿Un prisionero? ¿Adónde van los doctores...? Tras unos segundos de duda, Arisa asiente y se dirige al vagón enfermería con paso rápido. 

Viendo que al parecer los operarios les va llevar un rato y realmente quieren ayudarnos. Ayudo a Takeshi para que se siente en una silla y descanse un poco mientras todo avanza.

- Bueno míralo por el lado bueno, cuando salgamos de ésta te toca unas vacaciones en la enfermería a solas con Ueno-san mientras te recuperas. Pon un cartel de no se aceptan psíquicos para que os dejen tranquilos y mientras tanto yo me voy a tener que encargar de tu parte del trabajo.- le contesto una vez le hago sentarse.

Por mi parte decido que sería buena idea atrancar la puerta para evitar visitas indeseadas así que muevo un armario para taponar la entrada, nada excesivamente pesado para que luego los operarios puedan quitarlo entre varios pero si lo suficiente para que a los soldados les cueste entrar.

Ante la respuesta del jefe de operarios se me dibuja una cansada mueca en los labios.

- Creo que ya tenéis demasiados kabane dentro como para encima invitar a más, bajad el puente solo cuando la  Ryugujou se ponga en marcha y dejaremos este desagradable capitulo detrás.- le contesto intentando sonar amigable. A pesar de que las cosas parecían ir bien, nadie nos atacaba aquí dentro y el capitán había cumplido su parte del trato no me quitaba la sensación de que estaba siendo demasiado fácil así que me asomo por el ventanal a ver si el resto del grupo había conseguido llegar al tren.

-Si a mí me hubiera pasado lo que le ha pasado a la bruja mi primer destino sería la enfermería, la bruja morena cuidando de la bruja pelirrosa.- Sufro un escalofrío mientras intento por todos los medios que el rubor no me suba a las mejillas..-. Y no quiero asustar a Chihiro, no es como si me hubiera caído de un cuarto piso o me hubieran pegado un tiro, ¿verdad?..- Comento mientras me siento en la silla del revés y apoyo los antebrazos en el respaldo mirando a Hideo con gesto agradecido. El rifle de vapor lo dejo apoyado al alcance de mi mano, por si las moscas.- A mí me da igual quedarme en mi habitación mientras me curo si no tengo que estar cerca de más brujería por ahora. Son bombas con patitas.- Niego con la cabeza suavemente. Los últimos días han sido horribles para mí, y miedo me da tener que dormirme aunque sé que voy a tener que hacerlo o al final me desmayaré.- Necesito volver a la rutina cuanto antes, Hideo. Así que me temo que vas a tener que seguir trabajando conmigo.- Le guiño un ojo medio de broma.- Pero quizás te pida que me cubras cuando me recupere.

En silencio sigo mirando por la ventana cómo se va preparando nuestra hayajiro mientras Hideo atranca la puerta. Se me escapa una sonrisa al ver el tren con el vagón-cisterna.

-Mirad, es un bebé de tren.- Comento con sorna para luego girarme hacia el jefe de los operarios con una sonrisa conciliadora.- Por supuesto que no. Tal y como ha dicho mi amigo la salida debe realizarse como siempre, y el puente debe bajarse en el último momento.- Me giro un poco más en la silla, intentando abarcar con mi gesto a todos los operarios.- Y muchas gracias por vuestra colaboración. Sois unos profesionales muy buenos.

Tras eso me giro y sigo mirando por la ventana, atento a cualquier cosa que pueda torcerse e impaciente por poder irme de nuevo a casa. Ahora que me he sentado el dolor ha remitido un poco, y los cortes son sólo una leve molestia que sólo eclipsa un poco el hecho de que dentro de poco volveremos a nuestro hogar.

Yûki miró a la morena cuando se rió de aquella manera. Aceptaba su poder, al igual que el de Sachiko. Había visto cosas horribles en los campos de batalla y para ella aquellos dones eran un regalo si uno los usaba bien. Pero aquella muestra de bipolaridad le recordaba como la pequeña se había vuelto contra Arisa cuando ésta solo intentaba ayudarla. ¿Haria lo mismo Lyashi?

- Confío en que sepais distinguir amigo de enemigo, Lyashi-san - dijo sin acritud, pero si con tono severo.  Luego se giró hacia el enorme hombretón - Shimazu-san. Ya has oido al señor. Despliega a tus hombres para que nadie que no conozcamos se acerque a la hayajiro. - iba a impulsarse para subirse a lo alto del vagón pero se detuvo - Esperamos a un tio muy grande con una renacuaja al lado. Traerán el agua y el combustible que necesitamos para salir de aquí - entonces si que saltó para tener una visión desde arriba y poder disparar. Sabía que también quedaba expuesta, pero no habia beneficio sin riesgo

El pequeño tren de servicio que se ha acoplado a la Ryugujou termina de rellenar sus depósitos de agua y combustible. El inmenso portón de salida permanece abierto y el puente levadizo ya se está bajando para permitir la salida de la hayajiro. En la sala de control de la estación la puerta se sacude por los golpes de la multitud de soldados que intentan entrar, por lo que Hideo carga con el herido Takeshi a sus espaldas y tras reventar la ventana de una patada salta hasta el techo de la Ryugujou justo cuando la alarma de combate empieza a sonar por toda la hayajiro. Los soldados de Shimazu, que ya estaban desplegados en sus puestos, sacan sus rifles de vapor por las troneras erizando el costado del tren que mira hacia el edificio principal.

¡Buena suerte! - le grita alguien a Sakura mientras ésta se baja del tren de servicio y se sube a la Ryugujou, seguida poco después por Izume.

Con un poderoso silbido la enorme fortaleza móvil se pone en marcha y empieza a avanzar acelerando con exasperante lentitud. Cuando ya se encuentra a poca distancia de la salida el puente levadizo detiene su descenso y la desagradable voz de Kaibuki sale del sistema de megafonía del andén.

¡No iréis a ninguna parte, malditos delincuentes! - vocifera - ¡Detened esa hayajiro inmediatamente!...

Lyashi acompaña a Tomohiro hasta la cabina de pilotaje donde se encuentra con Kagura y Suzume. La soldado está apuntando hacia el edificio principal y sólo le dedica a Lyashi un breve saludo.

Lyashi, Kagura, ponednos en marcha ahora mismo - Ordena Tomohiro

Pero el motor aún está frío - le informa Kagura con voz lastimera - Lo estaríamos forzando y...

Si no nos sacáis de aquí ahora no podremos irnos - la interrumpe Tomohiro - Haced lo que os digo.

Sorprendida por el tono cortante y la vehemencia de Tomohiro, Kagura enrojece como un tomate y empieza a trabajar rápidamente para poner el motor en marcha. La hayajiro empieza a moverse, lenta pero implacable al principio y ganando velocidad. La mirada de Tomohiro pasa ansiosa de la vía al edificio del andén hasta que oye la orden de Kaibuki. Maldice por lo bajo al ver que se detiene el descenso del puente.

¿El puente ha bajado lo suficiente como para pasar? - pregunta Tomohiro

Eh, sí - Contesta Kagura - Sí señor. Mogami-sama. Pero también podemos descarrilar y...

Hacedlo - la vuelve a interrumpir él. Luego coge el interfono de la Ryugujou - Yûki. Localiza a Kaibuki en el edificio y mátalo...

Parapetada en el techo de la Ryugujou, Yûki observa el espectacular salto de Hideo con Takeshi a cuestas. Cuando Kaibuki ordena el alto la Ryugujou no inicia ninguna maniobra de frenado, señal de que Tomohiro va a arriesgarse a salir de la estación aún con el puente sin terminar su descenso.

¡Koizumi-sama! - grita uno de los soldados desde el interior del vagón - ¡Órdenes de Mogami-sama! ¡Debe localizar y disparar contra Kaibuki!...

Arisa llega a la enfermería acompañada de Ohsumi, el cual se deja caer derrengado en el primer sitio libre que ve.

¡Arisa-san! - dice Chihiro - ¿Te encuentras bien? ¿Quién es este hombre?

¡Ya estoy muy viejo para esto! - protesta Ohsumi.

La doctora lo acomoda lo mejor que puede en la enfermería y empieza a examinarlo en busca de heridas o lesiones. Ni siquiera se inmuta cuando la Ryugujou empieza a moverse, pero las palabras de Kaibuki le hacen dar un respingo.

¿Arisa-san? ¿Qué está pasando?...

Izume se sube al vagón artillado situado en la cola de la Ryugujou, donde lo espera una ansiosa Sakura - Lo vamos a conseguir - le dice - Kaibuki ha perdido.

Sin embargo su optimismo se desinfla al escuchar la orden de Kaibuki - Sakura ¿sabes disparar ese cañón de vapor?...

- No se que tiene la Ryugujou que todos los que estamos en ella somos unos adictos al trabajo. Ánimo convenciendo a Ueno-san de que te deje salir de la cama, ni siquiera Kagura lo consiguió...- le comento justo cuando la puerta empieza a ser aporreada desde fuera.- Sea como sea me temo que para eso tendremos que irnos ya. Agárrate fuerte.- continuo mientras lo subo al caballito en mi espalda.- Bueno caballeros, disculpen las molestias y el susto pero les agradecemos de corazón su ayuda y espero que puedan volver a sus vidas normales sin ningún problema.- acto seguido golpeo la cristalera y sin perder un segundo salto hasta la Ryugujou.

El tren comenzaba a moverse y YÛki habia apoyado una rodilla contra el techo para bajar su centro de gravedad y evitar caer. El viento tironeaba con suavidad de sus ropas y cabello mientras la joven buscaba con ansiedad a aquel maldito cerdo. De verdad que le tenía ganas. Se había sentido horriblemente mal cuando huían pensando que dejaban su querida ciudad en manos de aquel degenerado, despota y cabrón, y aquella órden fue como un bálsamo para su corazón.

Su sed de venganza comenzaba a llenarla por completo cuando lo vió. Era increible, pero ahí estaba. Disparó una, dos, tres veces. Todas las que le permitiera el arma. Si, aquello podria llamarse ensañamiento, pero que bien se quedaba una.