Partida Rol por web

- Tú guías. - le digo a Rex una vez dió el visto bueno a todos los presentes.

Rex se dirigió a la puerta del hangar y la abrió, después se dirigió tranquilamente a lo que parecía un limusina. Os hizo una seña para que os acercarais y se monto dentro.

Miré a Sean y esperé a que diera el primer paso... pero no parecía haber problema en ir con Rex, así que me adelanté y entré en la limusina... 

Avanzo tranquilamente tras Rex y entro en la limusina detrás de él.

Al igual que los demas entro en la limusina.

Vais entrando todos uno a uno dentro del coche, cuando estáis dentro podéis ver que hay bastante espacio, es un vehículo bastante amplio, mas grande que las típicas limusinas que solía llevar la gente, parecía que a este grupo de mercenarios les iba el lujo.

- Bien, vayamos a ver a Víctor, a ver qué tiene que contaros. – La limusina arranco y empezó el camino.

En silencio entro también en la limusina y espero a que lleguemos donde tengamos que llegar.

- Vamos pues. - digo tan secamente como de costumbre.

Tras un breve viaje por fin llegáis al lugar donde se encuentran unas ruinas. Cuando el coche para Rex os hace una seña para que vayáis con él. Las ruinas parecen de un antiguo castillo que antaño debía ser mucho más imponente.  Entrasteis en lo que debía ser el patio interior, y después a una pequeña habitación en ruinas, donde había una pequeña trampilla bastante disimulada, pero se podía encontrar si sabias donde buscar.

Rex levanto la trampilla y se dejo caer dentro, al asomarse los vástagos pudieron ver que no se veía el fondo, pero que había una escalerilla para poder bajar y no tener que tirarse como Víctor. Cuando llegaron abajo se dieron cuenta que se encontraban en lo que parecía una sala bastante lujosa, debía ser una cámara secreta para ocultarse antaño cuando las guerras. En tres de las cuatro pareces de la sala había pasadizo, en otra una puerta, en la cual se encontraba Rex apoyado, la puerta seguía cerrada completamente.

- Aquí se encuentra Víctor, si queréis pasar solo tenéis que mover el picaporte. – Rex tenía una sonrisa fiera, como la de un león observando a su presa.

Segui todo el camino a Rex, al fin y al cabo era lo unico que se podia hacer, pero me asegure de no ser la que hiba en cabeza ni tampoco al final, de forma que si nos tenian una trampa o nos atacaban nunca estaria en el lugar del primer golpe, despues por fin llegamos a la sala subterranea, bastante escondida aunque estupida, todos sabiamos que tenia que haber una segunda salida en algun sitio por si bloqueaban la primera.

- Podria entonces hacer el favor de abrir la puerta -

 - Mi   obligación no es abrir la puerta, no soy vuestro sirviente, si queréis entrar tendréis que abrirla vosotros, aunque no sé por qué ese miedo hacia abrir la puerta. Víctor sabe que estáis  aquí, aunque no lo creáis no le gusta demasiado esperar.– Rex se alejo un poco de la puerta y la señalo. -  Igual así os es más cómodo entrar, no tendréis que temer que os pueda hacer nada.

- En realidad era una cuestion de protocolo el anfitrion suele ser el que abra la puerta al invitado y no al contrario, no obstante muchas gracias por acompañarnos hasta aqui -

Tras decirle esto me dirijo hacia la puerta para abrirla.

Al abrir la puerta pediste ver lo que parecía un gran despacho, una gran mesa en el centro, un sillón orejero y giratorio (el cual estaba de espaldas). Y en las pareces habia varias estanterías con libros. En la mesa también había un libro cerrado, al igual que una botella de whisky y un vaso con hielos con un poco de este.  era probable que Víctor se encontrara detrás de la mesa.

Seguí a Elizabeth al interior y esperé a que nuestro anfitrión se mostrara...

- Buenas noches Victor - saludo nada mas entrar aun sin haber visto al hombre que esta tras el sofá, aunque realmente no necesito verle, la cortesia es algo que siempre tiene que estar presente con gente en teoria poderosa.

La silla se volvió y dejo a la vista a un hombre atractivo, El hombre sonreía, pero no miraba a los vástagos, sino que miraba una estaca que tenía en las manos. La estaca era una autentica obra de arte, parecía que alguien le hubiese echado muchas horas a la creación de dicho arma. El vampiro os miro.

- Parece que por fin habéis podido llegar, pensé que ya no os vería. – Extendió la mano. –Creo que debéis darme mi anillo, eso es lo primero.

-Buenas noches - saludo con cordialidad haciendo una leve inclinación con la cabeza

Quedaba demostrado que en aquel lugar todos eran una panda de maleducados sin ninguna consideración, lo primero era saluda y dar la bien venida a todos y despues pedir el anillo y no al revés, pero estaba claro que no podia esperar otra cosa de el.

- Hola Victor. - le digo entrando en la sala. Hacía mucho tiempo que no te veía. ¿Como van esos negocios? - añado acercándome a él mientras rebusco el anillo en el bolsillo interior de la chupa de cuero.

- ¿Querías esto? - le pregunto extendiendo la mano con el anillo en la palma.