Partida Rol por web

Oliver estaba boquiabierto observando la actuacion de Áran mientras disfrutaba de su comida, Por todos los santos, este hombre es un malabarista de primera.

Nae interrumpio la exibicion de Áran y llamo nuestra atencion para comunicarnos que recordaba otro camino distinto al marcado en los mapas, mientras resaltaba lo raro que le resultaba que ese camino en cuestion no apareciera en los caminos de los mapas entregados para la mision.

Oliver dejo su racion de comida en el suelo y se dirigio hacia Nae, una vez a su altura le dijo...Es extraño que no aparezca en el mapa ese camino. Oliver alzo la vista y busco la mirada de Sigmund intentando averiguar que decían sus ojos, pero no aprecio en ellos emoción alguna y Oliver volvió a mirar a Nae y continuo diciendo.... Nae, yo me fio de tus recuerdos como me fio de mi propia conciencia, asi que cuentas con mi aprobacion para tomar el camino que nos acabas de mencionar.

Acto seguido Oliver se aparto de Nae y volvio a su sitio.

Áran guardó sus dagas al ser interrumpido por Nae, y escuchó aliviado lo que la elfa tenía que decir. La verdad es que sus malabares habían salido mucho peor que de costumbre, y al empezar casi se le había caído una daga. A pesar de todo parecieron gustarles al grupo e incluso Calypso le felicitó. Parecía que sus compañeros de viaje iban a ser más amables de lo que en principio pensó, y este pensamiento le hizo olvidarse temporalmente de sus sombrias inquietudes.

Cuando Nae terminó de exponerles su problema, Áran se acercó a ella por la espalda y le puso una mano en el hombro:

-Nunca he oído acerca de un explorardor elfo perdido, y no creo que tú llegues a ser la primera. Me fío mas de la memoria de una bella elfa que de todos los mapas que nos pudiese proporcionar el Duque. Yo os seguiré por vuestra ruta gustoso, mi señora.

Después de despedirse del Duque, el grupo avanzó a galope recorriendo el espeso bosque para cumplir la misión que se les había encomendado.

La marcha era ligera y apenas hubo conversación debido a que apenas se conocían entre ellos, pero Aeldar, conforme recorrían los senderos secundarios por los cuáles les habían recomendado pasar, se encontraba mucho más tranquilo sabiendo que formaban un buen grupo.

Tras recorrer ya un largo camino el grupo decidió parar para descansar y llevarse algo a la boca. Aquella comida no le desagradaba para nada, pues ya estaba acostumbrado a ella cada vez que salía de su pueblo a proteger su hogar. Además tenían a Áran, que les amenizaba con sus malabarismos. La verdad es que tiene talento.- pensaba Aeldar para sus adentros.

Cuando la joven elfa llamó la atención de todos para explicar un cambio en la ruta, y su preocupación por no encontrarse en los mapas, Aeldar no hizo otra cosa más que aprobar su decisión, pues confiaba plenamente en que no se equivocaría.

Nae, nadie mejor que tú conoce estos bosques, yo iré sin dudarlo por el camino que escojas.

Durante el camino Sigmund pudo ver los primeros indicios entre sus compañeros para relacionarse y empezar a entablar un vinculo, hacía tiempo que no vivía algo así y le encantaba, echaba de menos esos momentos en el ejercito cuando se le asignaba una nueva misión y debía entablar camaradería con los desconocidos con los que le tocaba compartir penas y alegrías.

Una vez parados en el claro, sentado sobre la fresca hierva, observó fascinado no los malabares que hacía Áran, ya que en sus viajes había visto mejores y parecía que el hombre podía dar muchísimo más de sí, sino el efecto que tenía en los demás integrantes de la compañía "Parece que hemos dado en el clavo, este chico aportará equilibrio al grupo, parece alguien vivaz y animado, y un compañero así se necesita en los momentos en que la moral no está muy alta...". El guerrero seguía con sus pensamientos, casi escapándosele una sonrisilla para sus adentros cuando la elfa, Nae, empezó ha hablar.

Tras escuchar sus argumentos absorto, en parte por la importancia de las palabras de la exploradora y en parte por la belleza y calma que desprendía, escuchó lo que opinaban varios integrantes del grupo y gracias a una mirada de su buen amigo despertó y pensó en la respuesta.

-De acuerdo Nae, me habéis demostrado de sobras que no sois una exploradora cualquiera y confío en vuestro juicio, además- dijo abriendo los brazos señalando a los integrantes que la rodeaban y habían dicho lo que opinaban -  parece que ya os habéis ganado la confianza de los demás hombres de la compañía jajaja - y una carcajada corta pero sonora y sincera salió de su ser - Pero, decirme mylady si no os importuna - su voz se volvió un poco fría y marcial de nuevo - ¿Ganaríamos alguna ventaja con ese camino? Y.. ¿ Pasaríamos cerca de algún punto con importancia para ser mencionado?

Con cara pensativa, con las piernas cruzadas y la mano izquierda acariciando su mentón, se quedo mirando a la elfa pensativo y expectante.

Después de haber escuchado a casi todos sus compañeros de viaje, Nae contestó a las preguntas que Sigmund le había planteado. Pero antes de nada quito la mano que Áran le había puesto en su hombro. La joven elfa era más amable que muchos otros de su raza pero también creía que no había dado pie para que el joven se tomara tantas libertades. No quiero ser grosera pero tendré que dejar de ser tan amable si se comienzan a tomar tantas libertades conmigo. Ser la única mujer no significa que puedan tratarme a la ligera.

-Sigmund, la única diferencia es que  los caminos que yo conozco son más directos hacia los robledales con lo cual podríamos ganar algo de tiempo en el viaje. Por otra parte, no se pasa por ningún pueblo ni lugar en concreto al igual que la ruta más "oficial" digamos. Ambas discurren por los bosques. Espero haberte respondido bien a tus preguntas.- Nae decidió volver al luga donde se encontraba antes de habe interumpido al gupo esperando a que tomaran la decion final. Mientras tanto decidió sacar su ney, una flauta que le habían regalado sus padres cuando era pequeña, y practicar.

Una embriagadora música comenzó a salir del ney de la elfa. De pronto todas las voces del grupo se silenciaron y escucharon la música. Incluso el bosque pareció respetar la melodía y acalló los sonidos naturales que emitía. Nae no parecía darse cuenta de que en aquel momento era el centro de atención, seguía concentrada y con los ojos cerrados, la inercia de su propia música. Llegado el momento, terminó la canción y comprobó como el tiempo parecía haberse detenido para los demás que la observaban y tardaron varios segundos en reaccionar.

Bo.. bonita tonada - Dijo el guerrero un poco atontado, pero enseguida recobró la compostura - Entonces, tomaremos el camino que conoces.-Y Sigmund miro a los demás y se cruzo de nuevo con los ojos de Oliver el cual asintió aprobando sus palabras.

Tras un pequeño descanso el grupo se puso de nuevo en marcha con mejor ánimo, sobretodo tras comprobar los visibles problemas de Áran para montar su caballo que provocaron múltiples risas así como un comentario del Thorin el enano.

- En mi vida pensé que vería un enano montar con más estilo que un hombre.

Cabalgaron a buen ritmo a través del bosque siguiendo la ruta marcada por Nae que no tuvo problemas en recordar la senda correcta. Sin embargo, el ánimo del grupo se fue ensombreciendo a medida que la niebla se abría hueco entre los árboles. Pronto un denso manto blanco dominó cada resquicio del camino dificultando la visibilidad y cercenando la alegría de los viajeros que ahora escrutaban el camino esperando encontrar cualquier enemigo a la vuelta de la esquina.

Durante las primeras horas de la tarde no se encontraron ningún contratiempo pero comprobaron que el terreno se iba elevando por momentos y a menudo se encontraban con ligeros desniveles. A media tarde se toparon con un pequeño arroyo en el que se detuvieron unos segundos a rellenar sus odres y cantimploras para continuar con el viaje hasta que la iluminación comenzó a bajar de intensidad.

Se detuvieron de nuevo junto a una pequeña loma y decidieron hacer noche allí. Desmontaron y ataron a los caballos para preparar el lugar para dormir.

Recorro el camino silencioso, y contemplo admirado, aunque no sorprendido, los malabares de Áran.

En mis tierras, muchos son capaces de tales proezas entretenidas- Comento mientras como tranquilo.

Ante el planteo de la exploradora, observo las reacciones de mis compañeros, y asiento tranquilo, ella marcaría el camino.

En este último tramo, la niebla se hizo cada vez más densa, asi como el clima y el humor, pasamos de alegres converzaciones a una caminata algo tenebrosa, callada y preocupada, finalmente cedimos y no establecimos en un claro, rodeado de las tonalidades naranja y amarillo de las ojas secas, parece que ahí ibamos a acampar.

Si dormiremos aquí, debería ser bueno conocer los alrededores, alguien debería explorar. - Comento más Sigmund que hacia los demás, esperando que él organize las tareas, en mi tono se nota, de lejos, que espero se me de trato de Noble, que no me den tareas dignas de lacayos, aunque no pongo en duda el liderazgo de la partida.

Pues ahí van los dados

No se que le he hecho al dado digital para que me coja tirria con los doses XD

No pasa nada pero cuando sea así pásate un minuto por el offtopic y avisa ¿ok? Y te falta una tirada de 1d20 (aparte de la del caballo eran 2 más)

Ahí van mis seguro pésimas tiradas para lo que sea...

Tras la bella canción de Nae, tocaba reanudar la marcha. Áran, aún tarareando la melodía, no prestó atención a los estribos del caballo, perdió el pié y se agarró a las crines del caballo para no caer, lo que hizo en loquecer al animal y provocó una carcajada general.

Cuando recuperó la compostura, el joven se unió a las carcajadas y continuó la broma del enano:

-Y yo nunca vi a un enano disfrutar de tal forma con un caballo, jaja...

Aunque la marcha se inició de forma más alegre que la primera etapa, pronto la niebla comenzó a aparecer en el bosque, a la vez que el sol descendía hacia su ocaso. Demasiados recuerdos de situaciones similares,-pensó- mejor no perder detalle. El resto del camino lo recorrió apartado del grupo, pensativo, obvservando a los lados del camino y a sus propios compañeros. Por suerte parecía que se había preocupado por nada.

Sin embargo, en cuanto decidieron acampar, Áran se alejó unos minutos del grupo con la excusa de ir al baño para dar una vuelta alrededor del lugar y observarlo detalladamente. Cuando volvió, el grupo estaba repartiéndose las tareas del campamento, y él se presentó voluntario para recoger leña.

-Me gusta dormir cerca del fuego, como a los gatos. Te despiertas relajado y en forma, y no con los miembros atrofiados por frío. Además, no sé qué animales habrá por aquí, pero seguro que a muchos no les gusta el fuego. Sin embargo deberíamos encenderlo de noche, cuando el manto de la oscuridad evite que el humo se divise de lejos, por si hay alguien por los alrededores...

Una vez en el campamento, Áran se acercó a Sigmund:

-¿Podríamos hablar un momento a solas? Hay un tema que me inquieta.

Áran se acercó a Calypsto mientras cenaba.

-Hola. ¿Eres clérigo, verdad? Tengo entendido que los hombres como tú tienen bastos conocimientos sobre las enfermedades, heridas e intoxicaciones. ¿Es verdad?¿Podría hacerte unas preguntas?

El enano comía sentado en una piedra, cuando sintió unos pasos detrás de él. Áran dejó caer un fardo de leña de un tamaño considerable , se secó el sudor de la frente y se sentó junto a Thorin:

-¿Me permites hacerte algo de compañía, gran jinete enano? Aún no nos hemos presentado entre nosotros: mi nombre es Áran y soy hijo de nadie. Mi vida es una historia de desgracias encadenadas y he acabado en esta misión porque Sigmund impidió que me condenaran sin juicio por algo que no soy. ¿Puedo saber que te trae a ti a este viaje? O, si prefieres, te agradecería que me hablaras de las ciudades enanas. Nunca he estado en niguna, y soy bastante curioso.