Partida Rol por web

Thorin se alarmó ante las recienter revelaciones.De pronto se le ocurrieron diversas ideas.La proposició de la elfa le dió otra mas.

-Bien, Nae los distrae, y Sigmund, Liozard y Oliver hablan con el capitán, los demás buscan en la bodega...¿que tal si yo me planto en la puerta de los camarotes de los marineros?La mayoria estarán durmiendo, y si se forma escándalo yo me encargaré de detenerlos.

El enano acarició el filo de su enorme hacha, dando a entender que se podía encargar de unos desorientados marineros.

Lihem, que en el viaje no se habia hecho sospechas de nadie, quedo impresionado por las noticias que oía. Pero al oir la dulce voz de la elfa, volvio a sonreir.

- Mi querida, Nae. No creo que ninguno de nosotros estemos dispuestos a permitir que seas un señuelo, no es que dudemos de tus habilidades con el arco, pero siempre se puede buscar una distracción a duo, espero que no pienses mal, pero seria algo mas fiable que ninguno andasemos solo. Sigmud ya ha denegado lo del motin, pero en caso de problemas, cuatro ojos ven mas que dos, y en distancias cortas puedo ser . . . de ayuda. - Habla sin dejar de sonreir, y espera el consentimiento de todos.

Áran, la acción es correcta, pero si cargas con todo eso en la mochila piensa que puedes tener alguna penalización en cuanto a movilidad. Por el momento entiendo que lo dejas en la bodega entre la paja. Los baúles están bien cerrados y serán difíciles de abrir, avísame si lo intentas. La puerta cerrad alo mismo, estás bien cerrada.

Picco intervino al escuchar a la elfa.

- No creo que haga falta mucha distracción, la mayor parte de los marineros están en sus camarotes. Salvo un par de ellos en cubierta creo que tendremos vía libre para preparar lo que sea.

Nae escucho las respuestas de sus compañeros con atención.

-Bueno, siendo asi, entonces no nos queda más que repartirnos para ir en busca de algo que nos sirva. Siendo cinco nos podemos dividir en dos grupos. Uno que vaya a la cubierta y otro que quede buscando por aqui abajo ¿no?

Una vez de regreso en la sala de los caballos, Áran sacó un pergamino en blanco y les dijo a sus compañeros:

-Voy a ahorraros tiempo. Os contaré lo que he visto.

Comenzó a dibujar con un carbón sobre el pergamino el plano de cómo había supuesto el pícaro que era el barco, incluyendo la sala cerrada y la posible exsitencia de una cámara a la que solo se podía acceder desde el camarote del capitán.

-No he encontrado armas por ningún lado, asi que supongo que no nos costará contener a la tripulación desarmada entre unos pocos en caso de ataque.

-También deberíais ir a la bodega: hay montones de comida que deberíamos coger para una posible huída.

-En la parte de atrás del barco hay un pequeño bote de desembarco. Es viejo, pero posiblemente cabríamos todos, aunque sin monturas.

-Nae, he encontrado ciertos mapas de la tierra de Willhem. Te los doy por si quieres echarles un ojo.

-Thorin, ¿recuerdas que te prometí un barril de cerveza en la próxima posada? No pude cumplir entonces, pero si llegamos a tierra te invitaré a este que me ha regalado amablemente el capitán y del que no debe de tener noticia de su existencia. También encontré buen vino para rellenar mi pellejo. El vino es más duradero que el agua en caso de tener que huir en el bote. Podeis encontrarlo en la despensa también.

-Si quereis nuevas telas y mantas, os recomiendo que visiteis la sección de carga. Aunque creo que de eso vamos servidos...

-Bien, eso es todo lo que creo conveniente deciros. Si queréis preguntarme algo adelante. Estaré allií detrás satisfaciendo mi curiosidad.

Y dicho esto, les dejó el plano del barco y los mapas se los dió a Nae para acto seguido irse al fondo del compartimento, sacar un martillo y un cincel y dedicarse a reventar las cerraduras de dos cofres que había traído consigo.

Calypso escuchó asombrado las sorprendentes declaraciones de Aeldar. Mientras los otros se alejaban dispersándose por todo el barco, decidió quedarse junto a ... los que se quedaban. Cuando se marcharon los demás les dijo tranquilamente:

 - Estos hombres son simples marinos mercantes y dudo que nos ataquen, aunque nos hayan vendido a los piratas. Esperarán que sean esos filibusteros los que se ocupen de nosotros. No hay nada que temer mientras no haya otro barco que se acerque o nos acerquemos a tierra.

- Estoy contigo Nae. Deberías subir arriba. Pero más que para distraerlos, para ver si algo se acerca en el horizonte. Mientras los piratas no nos aborden, dudo que los marineros actúen por su cuenta.

- Yo espero aquí. Estaré listo cuando algo ocurra.

Oliver salio junto a Sigmund y el mago del compartimento en el que se encontraban para ir al camarote del capitán en busca de una explicación coherente en cuanto a lo del cambio de rumbo del navío se refería.

Después de escabullirse por la cubierta del barco sin ser descubiertos por la poca tripulación despierta que todavía ronda por ella, llegaron a la puerta del camarote del capitán, Oliver se quedo mirando a sus compañeros haciendo un gesto con la cabeza a Sigmund indicándole que fuera el quien entrara primero.

Sigmund asintió al gesto de Oliver y echando primero un vistazo alrededor para vigilar que nadie les viera, y pica a la puerta del Capitan.

-Capitán! Capitan. Siento despertarle, pero hay algo de lo que queremos hablarle. Las siguientes palabras las dijo en voz baja y muy cerca de la puerta - Y más vale que no nos oiga más gente...

El guerrero miro las caras expectantes de sus compañeros esperando una respuesta del interior del camarote.

Nae escuchó las palabras de Calypso y como nadie más parecía tener nada que decir quiso dar por acabada aquella reunión.

-Vale entonces yo iré a la cubierta aunque sea para ver si hay algo extraño, para estar alerta. Y ya que estoy allí intentaré buscar una posible vía de escape. Si alguien quiere acompañarme siempre ven mejor cuatro ojos que dos como dice Lihem. Thorin tu vas a los camarotes y Calypso se queda aqui ¿no? El resto podeis buscar por aquí abajo cualquier cosa que nos sea útil.- Al acabar de hablar la elfa se dirigió hacia la puerta para subir a la cubierta del barco.

La puerta del camarote se abrió despacio para mostrar el gesto de incomprensión del capitán.

- ¿Qué ocurre, Sigmund?

Sigmund mira a un lado y a otro del barco con cara nerviosa -No deberíamos hablar aquí fuera capitán, puede que alguien nos oiga  lo que tengo que deciros es muy importante, tal vez "todas" nuestras vidas dependen de ello.

El guerrero mira impaciente al capitán para agraviar sus palabras. Pero en realidad la mente de Sigmund está atenta a todos los gestos del marinero, con la experiencia en el campo de batalla, el guerrero esperaba anticipar cualquier movimiento sospechoso para meter al capitán de un gran empujón en su camarote o entrar con tranquilidad y este le invitada a pasar.

Un gesto de alerta asoma en el rostro del capitán a la vez que se aparta y con un movimiento invita a entrar a los tres. Una vez están todos dentro el capitán cierra la puerta y se dirige a Sigmund.

- Ahora ya podemos hablar sin miedo a que nos oigan ¿Qué ocurre? ¿Qué problema hay?

El capitán parecía sinceramente extrañado, dando la sensación de que había detectado la tensión en sus invitados pero sin dar muestras de compartir esa tensión ni de intentar emprender acciones hostiles.

Mirando a Oliver con una mirada que no trata de esconder, Sigmund le indica al Paladín que esté atento y este empieza a moverse para proteger un flanco, para cortar cualquier retirada del marinero, la sincronización entre los dos soldados está bien trabajada, con años de experiencia a sus espaldas.

Vera Capitán.. - dice Sigmund cambiando radicalmente su tono de voz para pasar del temblor por el nerviosismo y la preocupación a la frialdad y principio de amenaza- Gracias a uno de nuestros grandes magos y su alta magia- el guerrero señala con la cabeza a Liozard cuya cara seria no invitaba a amigos. Hemos sabido que el rumbo del barco ha cambiado, sin razón aparente ya que el tiempo es normal y ninguna criatura del mar se encuentra en nuestro camino.

La mano de Sigmund se apoya en la empuñadura de su espada bastarda, preparada para ser desenvainada - Por lo que Capitán, si aprecia su vida, la de su tripulación, y la integridad de este barco... - el experimentado soldado hizo una pausa dramática para enfatizar la última frase dicha - Le insto a que vuelva al rumbo inicial y nos diga porque se ha desviado.

El capitán observó los movimientos de los dos hombres y su nerviosismo se multiplicó. Tras las palabras del guerrero, el capitán fue incapaz de disimular su miedo.

- ¿Desvío? ¡Oh, sí! Un navío ha desaparecido por estas aguas y consideramos oportuno tomar el desvío por si localizábamos algunos supervivientes. Nunca se sa...

Un ligero gruñido surgió entonces del mago Liozard. Sus ojos estaban en blanco y la habitación se oscureció visiblemente. El contorno de los ojos del mago adoptó un tono negruzco enfermizo y sus ropajes y su pelo comenzaron a ondear. Entonces, mientras el mago parecía flotar en el aire, una voz como surgida de las profundidades de la propia tierra salió de su garganta.

- NO OSES MENTIRNOS, SUCIO MARINERO O LA IRA DE LOS CIEN MAGOS DE ALMARGH CAERÁ SOBRE TÍ Y TUS ALLEGADOS. NUESTRA BENEVOLENCIA TE CONCEDE UNA ÚNICA OPORTUNIDAD MÁS PARA CONTARNOS LA VERDAD

El capitán dio dos pasos hacia atrás temblando y cuando parecía que el terror había paralizado su voz, se derrumbó en el suelo y entre lloriqueos habló de forma que resultó complicado entenderle.

- ¡De acuerdo... de acuerdo! Os contaré la verdad... por favor... Gargan lleva años atormentando a todos los marineros de Port Voynod... ¡Nos saquea!... No podemos hacer nada... Nos deja irnos con vida y nos amenaza con matarnos a todos si ofrecemos resistencia... Nos quita todo el dinero... El invierno está cerca y necesitamos comer... Cuando supe que un grupo de guerreros viajaría en mi barco pensé que sería bueno que Gargan nos localizase. No habría una oportunidad igual en años para hacerle frente y tuve que tomar una decisión. Entonces desvié el rumbo a una zona donde grgan navega a menudo. Donde era muy probable que nos encontrara. Por favor, tengo familia. No me matéis. Soy su único sustento. No luchéis. No le plantéis cara. Les entregaremos todo el oro y la mercancía y nos marcharemos. No supondrá un retraso en vuestro viaje, pero por favor. No nos matéis...

La actuación de Liozard oscureció el ambiente del cuarto donde se encontraban y Oliver no pudo evitar que un sentimiento de congoja aflorara en su interior.

Desde luego, este mago sí sabe intimidar...

La carga del ambiente se redujo paulatinamente tras la confesión del capitán y Liozard volvió poco a poco a un estado de normalidad.

- ¿Dónde nos encontramos ahora? ¿Estamos en aguas de Gargan o aún no hemos llegado? -preguntó Oliver al capitán aprovechando que se encontraba totalmente intimidado.

Acto seguido dirigió a Sigmund una significativa mirada con la que quiso transmitir que confiaba en que aquella confesión era verdadera.