Partida Rol por web

Áran retrocedió un paso. No imaginaba que un vulgar pirata consiguiera pasar sobre el cadáver de su camarada sin perder la concentración y golpearle.

Aunque la herida no era profuna, el tajo que había recibido en el costado le dolía bastante, y eso no hacía más que enfurecerle. Con un bramido de ira arremetió contra su agresor, intentando ensartarles con ambas espadas y atravesarlo de lado a lado.

El pirata consigue desviar la primera estocada, pero la segunda, impulsada por la ira del herido, entra hasta la empuñadura en el abdomen de su adversario. Después apolla su pierna sobre el cuerpo del pirata que cae de rodillas, y con una fuerte patada envia el cadáver hacia atrás, tirándolo por las escaleras que estaba subiendo y recuperando su espada.

Aeldar se giró para dejar a la elfa en aquel camarote y sonrió con la intención de relajar la situación.

Tranquila, todo irá bien.

El elfo salió del camarote y se detuvo al atravesar la puerta para observar la situación en la que se encontraban sus compañeros, que a pesar de las heridas que parecían tener continuában firmes en la lucha.

Viendo la superioridad numérica a la que se enfrentaba el semielfo, Aeldar colocó una de sus flechas en el arco y lo tensó para disparar a uno de los piratas que atacaban a Calypso.

La flecha disparada por Aeldar surcó el aire e impactó en el tronco de uno de los rivales de Calypso haciéndole caer al suelo muerto, generando un considerable charco de sangre.

El pirata alto al que todos identificaron como Gargan hizo un gesto con la lengua emitiendo un potente silbido que llamó la atención de los presentes. Con un ligero movimiento de la cabeza indicó algo a los piratas que se encontraban en la cubierta enemiga. De pronto, todos ellos abandonaron el combate alejándose de sus respectivos rivales mientras dos de ellos se abalanzaron sobre Calypso...

Los dos piratas se abalanzaron sobre el clérigo y lograron inmobilizarlo agarrándolo por los brazos sujetos a su espalda. Inmediatamente alzaron la espada y la situaron junto a su cuello. Los demás piratas se dispusieron alrededor con las espadas en alto. En ese momento, Gargan tomó la palabra.

- Queridos amigos -inició el capitán del barco pirata -resulta evidente que somos víctimas de una desafortunada confusión.

Su voz era potente y autoritaria aunque a la vez daba indicios de amabilidad y cortesía.

- No deseamos establecer una lucha contra vosotros, y si repasáis la situación os daréis cuenta de que fuisteis vosotros los que iniciasteis el ataque contra nuestro barco. No deseamos que muera más gente y creo que podremos llegar a un acuerdo razonable para todos.

El pirata se dirigió hacia la pasarela que unía las dos cubiertas.

- El trato que os propongo es el siguiente: dejad a mis compañeros descargar el material que transporta este barco y sus riquezas y os devolveremos a este... clérigo con vida. Cualquier otro acuerdo terminaría con vuestro amigo muerto.

A continuación hizo un gesto hacia sus secuaces y estos comenzaron a atar los pies de Calypso entre sí, y sus manos a las espaldas.

 Justo cuando Oliver perdio el equilibrio, un sonido emitido desde el otro barco llamo la atencion del Paladin. Este se giro inmediatamente ante lo que le habia parecido un silbido.

Oliver se llevo una sorpresa al ver a aquel gran hombre. A causa de la ardua batalla que se habia mantenido, Oliver todavia no habia reparado en la presencia de aquel nuevo pirata que debia ser por sus indumentarias el capitan Gargan.

Despues del silbido vino un gesto de cabeza ante el cual sus hombres se abalanzaron rapidamente sobre Calypso sin apenas dejar tiempo a sus compañeros para reaccionar. Las palabras de Gargan hizo que todos reflexionaran ante la situacion tal y como estaba en ese momento.

El paladin lo tenia claro... es un pirata, nada nos puede asegurar que cumplira su palabra.

Oliver busco rapidamente a Sigmun esperando ver su reaccion a la vez que volvia a ponerse en guardia.

Todo ocurrió demasiado rápido. La intervención de Gargan, los piratas echándosele encima... Cuando Calypso pudo ser consciente de la situación notaba a un pirata enrollando una soga alrededor de sus pies mientras otro ataba sus manos a la espalda y un tercero mantenía su espad aen contacto con su cuello dispuesto a decapitarlo en cualquier momento. La batalla había cesado un momento. Unos cuantos piratas cruzaron la pasarela y se situaron cerca de allí. Sigmund, Thorin, Aeldar, Oliver y Lihem tenían ante sí a cuatro piratas, además de los tres que se encontraban con Calypso, otros dos que acompañanan a Gargan en el otro barco, y el propio capitán pirata que poco a poco se acercaba a la pasarela.

La mente de Calypso se debatía ante aquella compleja situación. Por un lado deseaba que sus compañeros presentaran batalla, pero aquello supondría su muerte segura. El miedo y las dudas bloquearon al clérigo que se mantuvo callado, temblando.

Desde la ventana del camarote del capitán Nae pudo ver los movimientos que se producían en el barco pirata pero no lo que ocurría en la borda del suyo. Sólo cuando el que debía ser Gargan habló pudo comprender que tenían retenido y en peligro de muerte a alguno de sus compañeros.

En ese momento le pareció que el tiempo se tenía y muchas ideas se le pasaron por la mente sin saber que decisión tomar.¿Quién será al que tienen atrapado? Si fuera Lihem podría utilizar su arma doble pero si es cualquiera de los demás necesitará toda la ayuda posible...desde aquí tengo a tiro a Gargan pero es muy arriesgado y mataría sin dudarlo al que tiene preso. Pero, por otra parte, no podemos quedarnos quietos y estoy segura que no cumplirá su palabra y matará a quién sea pase lo que pase...¿Qué hago? si por lo menos pudiera comunicarme con los demás, pero subir a borda no arreglaría nada...

La joven elfa no sabía que decisión tomar aunque realmente creía que no debía quedarse mirando sin atacar.

Thorin se sorprendió ante la retirada provisional de sus contrincantes. Habian atrapado a Calypso.El enano miró enfurecido a el jefe de los piratas.

-Os propongo otro trato: Si sueltas a mi amigo juro matarte de un solo hachazo.-Rugió el guerrero, hacha en mano.No iva a dejar que le chantajeasen, y no correria el riesgo de perder a un amigo.

Gargan dirigió la mirada seria hacia Thorin y tras unos segundos en los que permaneció imperturbable comenzó a reír descaradamente. Se repuso y habló de nuevo con su potente chorro de voz.

- Amigo enano, no deberíais poner a prueba mi paciencia, al fin y al cabo la vida de este hombre vale bien poco para mí. Si por cualquier motivo tuviera que acabar con él y coger otro rehén os garantizo que lo haría sin ningún tipo de problema. Si tampoco vale nada para vosotros deberíamos acabar con esta farsa cuanto antes. Al menos contaré hasta cinco antes de cortarle el pescuezo. Uno... dos...

Gargan comenzó a contar hasta 5, y Áran interrumpió la cuenta con una risotada.

-¡Buen farol! ¡Casi me lo creo! Es cierto que puedes matarlo, pero ¿tengo que recordarte por qué hemos llegado a esta situación? ¡Ah, sí! Tus hombres no son capaces de derrotarnos. Si matas a ese hombre, nosotros acabaremos con tu tripulación, y yo mismo acabaré con tu vida.

El pícaro bajó lentamente por las escaleras donde hace unos instantes había destrozado a dos piratas y se plantó ante el capitán.

-Y por si no lo oiste antes, te lo repito. Te reto a un duelo... ¡por el rango de capitán de tu navío!

Tengo que distraer a este tipo para que mis compañeros tengan tiempo de  salvar a Calypso. Tal vez así pueda conseguir algo de tiempo... al menos mientras conserve la cabeza sobre los hombros...

Áran interrumpió a Gargan y este tornó su rostro en un gesto de ira. Acto seguido, sin apartar la vista del pícaro comenzó a caminar cruzando la pasarela que unía las cubiertas mientras los dos piratas que lo acompañaban bloquearon el avance de Áran.

- Hay un aspecto que no pareces comprender y se te escapa, joven amigo -empezó a decir el capitán de los piratas con calma mientras caminaba hacia la posición del clérigo -y es que un pirata no se gana el respeto y el temor de los mares a base de faroles. A base de piedad ni de falsas amenazas. -se detuvo junto a Calypso y continuó hablando para todos los presentes -Aprecio por encima de todo la sinceridad ¿Qué sería de mi si faltara a mi palabra? No recuerdo donde me había quedado en la cuenta hasta cinco... mmm... ¡Ah, sí! Es cierto... ¡CINCO!

Garan levantó una pierna y golpeó a Calypso en la boca del estómago. Los piratas que lo sujetaban lo soltaron y el golpe hizo al clérigo retroceder. El impulso lo llevó hasta la barandilla de la cubierta donde tropezó y cayó al agua atado de manos y pies.

Los hechos se sucedieron a toda velocidad. Gargan golpeó a Calypso en el estómago y antes de que este pudiera reaccionar cayó por la borda y su cuerpo se sumergió en el agua. Atado de manos y pies como se hallaba, le fue imposible nadar hacia la superficie a pesar de sus impulsivos intentos y su cuerpo se mantuvo sumergido varios metros bajo la superficie.

Ha llegado mi hora, pensó Calypso, es cuestión de segundos que el aire se agote...

Sigmund había estado esperando el momento de amenazar a Gargan con su muerte, desde la pasarela podía ser acribillado por Nae, el as que tenían escondido, pero cuando iba a abrir la boca, Áran se adelanto provocando que Gargan avanzara y se adentrara en su barco.

Lo que ocurrió a continuación, cogió a Sigmund por sorpresa pero el tener al jefe pirata en su propio barco era una oportunidad que no podían dejar escapar. Avanzando con prisa mientras desenvainaba su mandoble, Sigmund empezó a gritar órdenes:

Oliver, Thorin, Lihem! Ahora! Cargar con todo! - "Alguien debe llegar hasta Gargan, era una oportunidad de oro" - Aeldar, Áran a por Calypso!

Todo sucedió muy deprisa, y los piratas capturaron a Calypso sin dar tiempo al grupo a defenderlo. Tras un breve intercambio de palabras con el que parecía el capitán del barco pirata, éste lanzó al clérigo al agua sin miramientos.

Aeldar observó paralizado cómo Calypso caía por la borda y se hundía en el fondo del mar, pero la voz de Sigmund le hizo volver en sí, y tras asentir con la cabeza no lo dudó ni un momento y se lanzó al agua para sacar a su compañero.

Áran vió como Gargan pasaba de él mientras dos piratas le cerraban el camino.

Algo me dice que la he cagado...

Cuando el capitán alcanzó a Calypso y dijo 5, la sangre se le congeló la pícaro pensando que iba a ver la cabeza del clérigo caer al suelo separada de su cuerpo, pero para su sorpresa el pirata le golpeó y le tiró por la borda.

Sigmund rugió una orden y Áran se lanzó a obedecerla sin titubear.

Ya le he liado demasiado... Si Sigmund tiene un plan, por malo que pueda ser es mejor que no tener ninguno.

El pícaro corrió por la cubierta mientras envainaba sus espadas y se tiró al agua de cabeza en busca de Calypso.

Una oleada de rabia inundó a Lihem al ver al clérigo caer al agua y el primer impulso de zambullirse en su búsqueda fue retenido por las órdenes de Sigmund. Ahora nada detendría al guerrero. Aunque la muerte le alcanzara aquellos piratas pagarían por poner en peligro a su compañero.

Sin darles tiempo a reaccionar, el guerrero Shar-Zarín realizó un salto vertical hacia uno de los dos piratas, y alzando la espada élfica sobre su cabeza descargó un potente golpe sobre el bandido.

La espada alcanzó el tronco del pirata desgarrando el pecho del hombre salpicándolo todo de sangre. Este cayó al suelo y comenzó a desangrarse entre balbuceos.