Partida Rol por web

Los palacios de Neum-Teil eran más hermosos de lo que nunca hubiera imaginado la elfa, rodeados de tanta naturaleza le hacían recordar a los Robledales a los que tanto echaba de menos. La hospitalidad con la que fueron recibidos era de agradecer y Nae no rechazó el baño que fue invitada a tomar, hacía días o incluso semanas en los que no tenía un momento de tanta paz, tranquilidad y relajación. Poco a poco se fue quitando sus ropas hasta quedar desnuda y se introdujo en las aguas calientes que lentamente fueron cubriendo todo su cuerpo y devolviéndole la serenidad que la caracterizaba. Se encontraba meditando y pensando en su pueblo cuando una voz le habló a la espalda y se sobresaltó, no esperaba a nadie. Al girarse vio como Agath se quitaba su vestido para hacerle compañía en el baño, a la elfa le llamó la atención un corte que tenía debajo del pecho pero evitó quedarse mirando ya que no era de buen gusto. Una vez la anfitriona se fue acercando no pudo evitar pensar en la envidia que sentirían Áran y otros de sus compañeros si la vieran en aquella situación y una sonrisa recorrió su cara...Al bueno de Áran le vendría bien tener una compañera como Agath...

En seguida se dió cuenta de que no había contestado a las palabras de la mujer y se apresuró en dar una respuesta.

-Si que es agradable disponer de un lugar como este para relajarse.-le dijo sonriente-Quería darle las gracias personalmente por todo lo que está haciendo por nosotros y como nos ha recibido. Es un honor estar en este maravilloso palacio.

Agath comenzó a hacerle preguntas a Nae sobre Lihem y su misión. La elfa sabía que no debía contar a nadie lo que les había traido allí y la relajación buscada se perdió tán rápido como llegó, aún así empleó toda su amabilidad para contestar.

-Mi señora creo que sabrá comprender que no puedo hablar demasiado sobre el por qué de nuestra unión, no es seguro para usted ni para nadie.-le dijo firmemente- A Lihem lo conocí ya casi hace un mes en una ciudad al norte de los Robledales, de donde provengo. Es un joven encantador y muy apuesto, sin duda tiene suerte de tenerlo como amigo. Todos ellos se han convertido en mi segunda familia y daría mi vida por cualquiera de ellos si fuera necesario asi que no se preocupe por él que entre todos nos protegemos.

Naedunëa esperó la respuesta de la mujer mientras inclinaba su cabeza levemente hacia atrás para mojar sus cabellos. ¿Los mayores de mi pueblo serían capaces de comunicarse conmigo aunque estuviera sumergida en aguas tan lejanas?-comenzó a preguntarse la joven.

Oliver observo contento el reencuentro entre Lihem y Agath, escuchando atentamente toda su conversacion. Cuando Agath se dirigio al grupo y termino de hablar, Oliver hizo una reverencia hacia ella...Gracias por vuestra bienvenida y hospitalidad, es sin duda, digna de agradecer.

Cuando esta desaparecio de nuestra vista, Oliver fue guiado por uno de los sirvientes a lo que durante esa noche seria su habitacion. El paladin, dejo alli sus pertenencias y acto seguido se dirigio, siempre acompañado por el sirviente a una zona comun donde se encontraban unas piscinas de aguas calientes.

Alli ya habian buena parte de sus compañeros, a los que le saludo cuando timidamente entro en el agua y se dispuso a relajarse, dejandose flotar por tan inigualable sensacion de relajacion.

Unos gritos provenientes del pasillo llamaron la atencion de Oliver y sus compañeros, en ese momento, el paladin dirigio su mirada hacia la puerta de la estancia mientras se ponia de pie en la piscina, esperando ver aparecer de un momento a otro el artifice de tan escandaloso vocerio.

Fue tal la sorpresa del Oliver al ver aparecer a Liozard como lo trajeron al mundo, que empezo a reir abiertamente, mientras con la palma de su mano derecha daba palmadas en el agua, salpicando asi a sus compañeros mas proximos.

Agath pareció extrañada ante el secretismo de Nae, pero lo disimuló inmediatamente con una sonrisa.

- Es cierto. No veía a "Lih" desde hace al menos diez años y es cierto que se ha convertido en un joven muy apuesto. Espero poder hablar con él esta noche en privado y ponernos al día.

La joven cerró los ojos y se mantuvo en silencio unos segundos. Al cabo, habló de nuevo distraídamente.

- Según tengo entendido provienes de los Robledales. Es un lugar maravilloso. He tenido el extraordinario y poco común placer de visitarlo y sin duda volvería a hacerlo de buen grado. -hizo una pausa antes de proseguir cambiando de tema -No es necesario que me reveléis más información de la que consideréis oportuna, pero al parecer os dirigís al sur o al sureste ¿Puedo preguntar a qué lugar? Tal vez os pueda proporcionar algún tipo de ayuda o apoyo.

Se notaba que aquella mujer tenía mucha confianza con su compañero de aventuras, la forma de la que hablaba de él nacía desde el cariño y eso hizo que la elfa se relajara levemente.

-Seguro que Lihem estará encantado de poder charlar distendidamente con usted, llevamos ya bastante tiempo lejos de nuestros seres queridos y encontrar a alguien familiar siempre anima.-le dijo sonriendo.

Cuando Agath habló del pueblo de Nae esta no pudo evitar sentirse orgullosa de su procedencia.

-No me puedo quejar, al igual que usted, tengo la suerte de proceder de un sitio hermoso. Agradezco que comprenda que no puedo hablar de lo que nos trajo hasta aqui...pero bueno creo que no pasará nada porque le diga que nos dirigimos a Willem.- la elfa no creía que Agath les pudiese ayudar en nada pero se agradecía la intención.

Poco a poco Nae fue saliendo del agua, ya llevaba mucho tiempo allí dentro y quería secarse y ponerse ropas limpias tranquilamente.

- Tutéame, por favor. Me gustaría que mi relación con todos vosotros sea lo más natural posible. Estoy harta de falsos modales y educados fetiches que basan su comportamiento en la conveniencia de mi posición social y económica. Sé que no es vuestro caso, y por tanto te pido que me trates como una hermana, o una amiga, el tiempo que estés aquí. Y que consideres ésta tu casa.

La elfa hizo el gesto de levantarse y Agath la imitó.

- Será mejor retirarnos a nuestras habitaciones y disponernos para bajar a cenar. Un sirviente te irá a buscar a tu habitación cuando la cena esté servida. Debo añadir que ha sido un placer compartir este baño contigo. Lihem mantiene un indudable buen ojo para elegir sus compañías.

Y con una sonrisa y un leve gesto de despedida Agath se retiró por los pasillos únicamente tapada por una precaria toalla.

Después del largo viaje y todas las duras vivencias del camino, el descanso en el palacio de la familia Noradäl estaba resultando algo reparador para el cuerpo y la mente del guerrero.

Sigmund se limitaba simplemente a disfrutar del reparador baño, uno de los mejores que había tomado en su vida según pensaba y a observar divertido a sus compañeros.

Los viajeros se encontraban en silencio, relajados por el cálido baño que llevaban disfrutando un tiempo considerable cuando Agath se adentró en la sala completamente mojada y vestida únicamente con una precaria y sugerente toalla atada en el pecho que apenas ocultaba hasta el principio de sus piernas.

- Caballeros, dentro de un rato se servirá la cena. Les agradecería que se retiraran a sus habitaciones y se cambien. En breve, un sirviente les irá a buscar para dirigirles al comedor.

Una parte de la toalla se deslizó amenazando con caer y ella echó con delicadeza una mano para sujetarla. Sin borrar la sonrisa de su cara se giró con gracia y abandonó el lugar con un liviano contoneo.

 Uno a uno fueron saliendo del baño y se dirigieron a sus habitaciones donde se cambiaron e inmediatamente se presentaron unos sirvientes que los condujeron a donde tendría lugar la cena.

El comedor consistía en una enorme y lujosa sala donde unos amplios ventanales cubrían el lateralnorte mostrando el oscuro cielo estrellado. En la pared de enfrente, varias chimeneas permanecían encendidas otorgando a la sala una agradable calidez, que acompañada por los tonos marrones y rojizos de sus muebles y alfombras, conformaban un ambiente relajado y confortable. Sobre la mesa se encontraban ya, numerosas bandejas convenientemente tapadas para conservar el calor y cuencos y platos para cada comensal así como cubiertos, servilletas y diferentes vasos, detalle característico de las más altas esferas de la nobleza.

Agath presidía la mesa y saludó uno a uno, a todos los miembros del grupo que fueron llegando. Cuando todos estuvieron debidamente sentados, los sirvientes destaparon cada bandeja, desvelando impresionantes cantidades de los más variados y deliciosos manjares de Embelyon. La anfitriona tomó la palabra antes de empezar a comer.

- Es para mí un placer y un honor compartir mesa con mi querido Lihem y sus compañeros. Espero que disfrutéis de esta cena y vuestra estancia aquí sea lo más agradable y duradera posible.

Con un gesto de cabeza, Agath alcanzó una de las bandejas y con suavidad se comenzó a servir, dando por iniciada la cena. Pronto todos se encontraron comiendo mostrando diferentes grados de dominio de los instrumentos y el protocolo, sin embargo, la anfitriona pareció no percatarse de la torpeza mostrada por algunos y continuó cenando con naturalidad. Llegado un momento inició una conversación dirigiéndose a todos.

- Según me ha contado Nae, os dirigís a Willem. También me ha dicho que no podéis revelar ciertos detalles de vuestra misión, pero me gustaría saber hasta cuándo os alojaréis aquí.

Alcanzó una hogaza de pan y se la llevó a la boca con calma esperando que alguno de sus invitados le respondiera.

Oliver fue el primero en llegar al comedor y sentarse donde le indicaron. Mientras esperaba se mostro relajado y tranquilo, mientras observava el paisaje que mostraba amplio ventanal de la estancia. ¿Cual de todas seras tu Calypso?... penso al ver tanta estrella junta.

Poco a poco fueron llegando sus compañeros y despues de unas palabras de agaht, Oliver y el resto de sus compañeros con un gesto de cabeza dieron las gracias y la cena dio comienzo. Oliver se sirvio una discreta cantidad de comida, aunque de buen grado hubiera llenado su plato, pero debia mostrar cierta compostura y educacion en la mesa.

La pregunta de Agaht, pillo al paladin con la boca llena de comida, asi que espero a tragarsela y limpiandose con la servilleta la comisura de los labios se dispuso a contestar pero en el ultimo momento desistio de hacerlo, dejando que contestara cualquier otro de sus compañeros.

-Supongo...-comenzó Thorin mientras tragaba costosamente un buen cacho de carne.-...que nos quedaremos hasta planear la ruta adecuada.No mas de un dia o dos ¿no?.-Dijo el enano mirando a su compañera de viaje.Pronto el enano comenzó a llenar su estómago de manjares exóticos y deliciosos.

-Decidle a los cocineros que deseo la receta de esta salsa-Comentó el insaciable enano con una chispa en los ojos mientras mojaba un trozo de pan en un pedazo de carne que supuraba una salsa marron claro por doquier.-Es deliciosa, estoy seguro que con costado de jabalí a la brasa Enana encajaría a la perfección...-El enano siguió degustando todo, de forma agrdable y cómoda debido a sus extrañas y risueñas caras de placer.

Poco a poco todos fueron entrando en el comedor para asombrarse con la gran cena que se les había preparado en su honor. Sus provisiones habían escaseado los últimos días y poder participar de una comida tan copiosa alegraba a todos ellos. En seguida comenzaron a pasar las bandejas de un lado a otro, parecía que no comían desde hacía tiempo aunque algunos intentaban controlarse para no parecer descortés.

En seguida Agath, al igual que en el baño, intentó iniciar una conversación y fue el enano quien le respondio a sus preguntas mientras los demás asentían. Cuando Thorin dirigió nuevamente toda su concentración al plato que tenía delante, Nae tomó la palabra.

-Antes de nada, y como ya le comenté anteriormente, gracias por este recibimiento y por esta deliciosa cena que tanta falta nos hacía tomar.-dijo mirando como el enano y sus compañeros disfrutaban de las exquisiteces que había sobre la mesa- Respondiendo a su pregunta, y como bien a comentado mi compañero, no creo que estemos más de un día o dos a no ser que haya un cambio de planes. Espero que la ruta a seguir de aqui en adelante quede marcada hoy mismo o mañana por la mañana ¿no Sigmund?-y se giró para mirar a este-Si quieres después tratamos este asunto.

Volvió a mirar a la anfitriona y añadió con una sonrisa

-Como ve, no le vamos a incordiar mucho tiempo y espero que no sean muchas las molestias que le demos.

Áran se sentía nuevo tras el revitalizador baño. Con la piel limpia, sin el barro del pantano, ni los malditos gusandos del pantano ni el sudor de días pegado a su cuerpo se sentía capaz de echar a volar en cualquier momento. Desde luego, Lihem tenía buenos y útiles amigos.

Ya en su habitación se vistió con las ropas limpias y dejó su armadura junto a sus armas tirada en una esquina. En un lugar como ése llevar armas era innecesario, y posíblemente un insulto hacia sus benefactores. Pero de todas formas Áran se ciñó la daga élfica a la cintura y se ató su hoja oculta bajo la manga derecha.

Por si acaso -Aunque era más por costumbre que por seguridad.

Luego se unió a sus compañeros en el banquete, donde los manjares se amontonaban sobre las mesas. Allí dejó la conversación "educada" con su anfitriona a los líderes del grupo, y el chico se dedicó a engullir todo lo que tenía a su alcance hasta que se fijó en una chica del servicio. La chica era joven y bastante guapa, posíblemente una sirvienta de las cocinas ya que estaba llevando platos a la sala y se encargaba de rellenar las copas.

Reuniendo todo el descaro que había adquirido en sus años de comediante callejero, Áran comenzó un juego de miraditas con la chica, y cuando esta se acercó a rellenar su copa le recitó una estrofa pícara al oído, acompañada de un cahete en el culo al terminar.

Agath escuchó a cada uno de sus invitados y sonrió al comprobar el comportamiento de Áran, sin embargo, no dijo ni hizo nada al respecto más que dirigir una mirada cómplice hacia él. La sirvienta, por su parte, soltó una ligera risa pero se recompuso de inmediato para seguir con su trabajo. A lo largo de la velada dirigiría numerosas miradas y sonrisas hacia Áran.

- Ya veo -comentó Agath ante las palabras de sus invitados -Me preguntaba si os puedo ayudar de alguna forma. Veo que contáis con buenos caballos y buenas armas. Os puedo proporcionar reservas de alimento para el viaje si las necesitáis. Y si supiera cuales son vuestras intenciones en Willem tal vez podría ayudaros de alguna otra forma. En varias ocasiones he visitado ese lugar.

La anfitriona miró a Sigmund identificándolo como líder del grupo y espero una respuesta por su parte o por parte de cualquier otro.

La velada estaba resultando exquisita para el guerrero, la comida que habían presentado frente al grupo, era lo mejor que habían comido desde hacía semanas y además, tras el baño reparador, el cuerpo del Sigmund parecía completamente recuperado.

Mientras disfrutaba de la comida, estuvo atento a  la conversación de sus compañeros con la anfitriona, Agath, una mujer de porte refinado de una belleza increíble, solo algo ensombrecida por la de Nae.

Cuando la mujer se dirigió a él preguntando, Sigmund se limpió la comisura de los labios con una servilleta y respondió - De veras os agradezco tanta hospitalidad mi señora, necesitábamos estos momentos reparadores y no quisiera abusar de vuestro buen hacer, con víveres para el viaje estaremos más que satisfechos, además, saber nuestros quehaceres en Willem, tal vez, os acarren problemas.

"Demasiadas personas saben ya de nuestra misión y estamos demasiado cerca del objetivo"

El enano estuvo atento a la conversacion que mantenian Sigmund y la dama Agath. Áran,sin embargo, jugaba con la sirvienta. Thorin le miró curioso y ya que estaban sentados juntos le habló en un susurro.

-Sois mas pícaro de lo que pareceis ¿eh?-Y una sonrisa risueña se dibujó en el rostro del enano.Volvió a prestar atencion a la conversación de su anfitriona y capitán y opinó.

-Estoy de acuerdo Sigmund, el hecho de que sepáis de nuestra misión puede traeros problemas realmente graves. No intenteis razonar con nosotros, no os vamos a buscar problemas.-De nuevo el enano mostró una sonrisa a modo de disculpa.-Entended que somos responsables de nuestros actos, y una hospitalidad como la vuestra no la podriamos maltratar poniendoos en peligro, mi dama.

 Agath pareció algo resignada cuando sus invitados no desvelaron los motivos de su viaje pero lo disimuló con una amplia sonrisa.

- No insistiré pues, en este término. Respetaré vuestra voluntad de mantener el secreto.

Continuaron cenando y la charla derivó por otros temas más vulgares y mundanos. Durante la cena, Picco se llevó una sorpresa al descubrir algo e inmediatamente se dirigió a Agath con una sonrisa en el rostro.

- Veo que poseéis una amplia y valiosa colección de cuadros, y si no me equivoco el que se encuentra a vuestra espalda pertenece al gran Araidala.

- Así es -respondió con una sonrisa -es uno de los cuadros de Araidala. Son extremadamente caros y exclusivos.

- ¿Quien es ese tal Araidala? ¿De donde él? A decir verdad sé bastante poco de este autor -respondió el mediano con disimulada sorna.

- No se sabe nada de él. Publica sus caros a través de una misteriosa cadena de intermediaros que impiden conocer su procedencia, sin embargo se cree que vive en Karst pues es donde suelen surgir sus obras. Daría lo que fuera por conocerlo y mantener una charla con él.

Por la mente de todos los comensales pasó la petición del capitán del barco de mantener en secreto su identidad. Compartieron entonces miradas cómplices que pasaron desapercibidas para Agath.

Cuando la cena dio a su fin, Agath se puso en pie y habló de forma seria.

- Queridos amigos, he de advertiros acerca de algo. Estas últimas semanas se cuenta que una criatura ha sobrevolado las tierras de Karst y sus alrededores. Es conocida como la "Sombra voladora" o el "pájaro negro". Hay quien dice que es un dragón, otros cuentan que se trata de un grifo oscuro surgido del mismo infierno. Lo que es indudable es que se trata de una criatura peligrosa, y muchos son las gentes que han decidido no salir de sus hogares estos días por miedo a encontrarse con la criatura.

El silencio se hizo en la sala, pero Agath lo rompió de nuevo con la intención de relajar el ambiente.

- Veía necesario avisaros, pero dejemos por el momento esos desagradables temas. Tengo una posesión que tal vez os interese, en especial a nuestro querido enano, Thorin. Si habéis quedado satisfechos con la cena, por favor acompañadme, os mostraré algo.

Agath esperó a que sus invitados se levantaran y se dirigió hacia la puerta del comedor. Los demás la siguieron a través de los diferentes y lujosos pasillos del palacio. La dama llegó hasta una puerta custodiada por dos hombres.

- Dejadnos pasar, quiero enseñárselo a mis invitados.

- ¿Cree que es buena idea, mi dama? -preguntó uno de los guardias mirando al grupo que la seguía.

Ella le dirigió una mirada severa y el guardia se apartó de inmediato. Se adentraron entonces en una serie de pasillos más oscuros que identificaron como una cámara secreta. Tuvieron que atraversar a lo largo de su recorrido varias puertas con sus respectivas cerraduras hasta que finalmente alcanzaron una sala en la que una urna de madera descansaba sobre una mesilla cerrada con un candado.

- No sé, caballeros y señorita, si a alguno de vosotros os resulta conocido el término Elémir -esperó algún tipo de reacción que sólo pudo identificar en Thorin, que abrió la boca sorprendido. Agath sonrió al comprobarlo y continuó hablando.

- El elémir es una sustancia cuya existencia es desconocida por gran parte de nuestro mundo. Corren leyendas acerca de éste material y muchas de las gentes de Embelyon dudan de su existencia. Esto se debe a su extrema escasez. Me complace poder mostraros una de mis más valiosas posesiones. Un sólo grano de elémir que vale más que todo el resto del palacio. Os presento el grano de elémir de Noradäl.

Agath abrió la cerradura que bloqueaba la urna, y deslizó la puerta de esta hacia un lado mostrando una nueva urna de cristal en la cual se encontraba una pequeña bandeja de plata aparentemente vacía, sin embargo, un pequeño punto brillaba como una minúscula pepita de oro con cierta tonalidad anaranjada.

- Se le adjudican al elémir -contó la dama -una serie de propiedades mágicas aún por comprobar. Sin embargo, lo que a ciencia cierta se sabe, es que a partir de un solo grano de elémir se pueden forjar aleaciones extremadamente eficientes para la forja de armas, escudos y armaduras, como bien podrá atestiguar Thorin -concluyó sonriendo hacia el enano.

Thorin se sobresaltó al oír el nombre de elémir.

¡El mítico material de forja! pensó maravillado.

De hecho, la búsqueda de aquel material había sido el motivo inicial de abandonar las minas y acudir a Fianosther.

Al observar aquel grano algo le vino a la mente a Nae. La misteriosa anciana de Fianosther y aquel saco de arenas anaranjadas que le había entregado. Sin lugar a dudas, se trataba del mismo material que Agath les estaba mostrando.

La idea de mostrar a todos el saco de elémir la tentó, pero prefirió mantenerlo en secreto por el momento. No pudo reprimir un gesto de asombro y alarma pero lo disimuló cómo pudo sin saber si sus compañeros lo habían advertido.