Turno 1:
Las serpientes estaban frente a tí, delante de tu carne. Alargarste el brazo para tomar el cuchillo, y lograste cogerlo entre tus dedos; sin embargo, en esa acción las serpientes se movieron cual latigazo y sólo una de ellas logró hendirte los dientes en el pecho... Gritaste de dolor durante un momento, y resonó en toda la habitación con un leve eco.
Daño: (crítico: máximo e ignora armadura): 4 puntos.
Motivo: Mordeduras de serpiente
Tirada: 3d10
Dificultad: 30-
Resultado: 9, 2, 2 (Suma: 13)
Exitos: 3
Motivo: Mordeduras de serpiente (tirada buena)
Tirada: 3d100
Dificultad: 30-
Resultado: 51, 71, 1 (Suma: 123)
Exitos: 1
Motivo: Esquivar de Samuel (necesita un crítico para rebatir la mordedura crítica)
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 100 (Fracaso) [100]
Motivo: Veneno (horas)
Tirada: 1d4
Resultado: 4 [4]
Motivo: Daño
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Con tan mala suerte que una de las serpientes ha sacado el mejor crítico, y tú la peor pifia. Además, a causa de su crítico el daño es el máximo e ignora todas las armaduras que te pudiera hacer. El caso es que te ha mordido y, además, te ha inyectado veneno. En 4 horas empezarás a sentir sus efectos.
Sigue el combate. Ahora ganas la iniciativa (digamos que ellas están receptivas para ver lo que haces):
Tú --> Declara dos acciones simples o una extendida.
Serpiente1: te ataca una vez.
Serpiente2: te ataca una vez.
Serpiente3: te ataca una vez.
Conseguí agarrar el cuchillo, al menos ahora estaba armado, pero no pude esquivar el ataque de las serpientes lo suficientemente rápido y una de ellas me mordió. Tenía que salir de ahí cuanto antes.
Intente dejar la habitación controlando las serpientes para defenderme si me volvían a atacar.
Vaya mala suerte que tuve, a ver si consigo salir de ahí. Bueno, como ya no estoy atrapado declaro acción extendida de huida a ver si consigo salir de la habitación.
Turno 2:
Aquellas tres serpientes no es que fueran excesivamente grandes, pero tal vez sí lo suficiente como para que enfrentaras a ellas al mismo tiempo. Por ende, que tras coger tus ropas saliste corriendo, pero no por ello te libraste de un par de mordeduras, tanto en el pecho como en el vientre:
Daño1: 4 (-2 por Ropas pesadas): 2 puntos.
Daño2: 2 (-2 por Ropas pesadas): sin daño.
Notaste la hendidura de las mismas, pero, tras correr unos pasos, lograste salir de aquella habitación de color marrón.
Motivo: Mordeduras de serpiente (+25 por huida)
Tirada: 3d100
Dificultad: 55-
Resultado: 69, 20, 12 (Suma: 101)
Exitos: 2
Motivo: Daño
Tirada: 2d4
Resultado: 4, 2 (Suma: 6)
Motivo: localización
Tirada: 2d10
Resultado: 7, 6 (Suma: 13)
Quedas a, si no me equivoco, 9 puntos de vida. Estás en la sala de las puertas de nuevo.
A duras penas conseguí coger mis cosas y escapar de las serpientes. Una vez fuera de la habitación y con la puerta cerrada entre nosotros me preguntaba si las serpientes se habrían vuelto a convertir en estatuas para engañar a la próxima persona que abriese la puerta, pero aún solo por curiosidad no me arriesgue a volver a abrir la puerta y que pudiesen atacarme.
Revise ahora con calma las mordeduras que me habían infringido intentando calmar el dolor y curar las heridas antes de vestirme de nuevo.
Una vez pertrechado debía plantearme mis próximos movimientos, ¿seguir revisando las habitaciones o volver y enfrentarme al astrologo en la primera habitación? Si todo era una trampa no parecía que hubiese una distribución normal y pudiera encontrar una biblioteca o algún sitio donde buscar el libro fácilmente.
Motivo: Sanar
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 34 (Exito) [34]
¿Se o puedo suponer algo del veneno al revisar las heridas (de momento he actuado como si no lo supiera)? (Tiro sanar por si acaso)
Pues mira, dado que eres alquimista, puedo darte un +25% para una tirada de Conoc. Animal (para discernir el veneno de las serpientes). En total, si no le equivoco, tendrías un 45% para tratar de saber cosas sobre el veneno que te han inyectado (esa tirada de sanar no valdría).
Motivo: Conocimiento animal +25%
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 44 (Exito) [44]
Ok. Hago la nueva tirada entonces :)
Recordando el aspecto de aquellas serpientes supusiste que su veneno, si es que lo tuvieran, no debía ir más allá de las dolencias típicas y, "como mucho" algún tipo de parálisis en alguna zona del cuerpo (pues eran serpientes típicas de la sierra granadina). No obstante, si lograba tratarse a tiempo, en la ciudad de Granada habrían suficientes galenos como para mitigar sus efectos y no notar siquiera el tiempo que el veneno haya estado corriendo por la sangre...
Tú dirás qué hacer ;)
Después de revisar las heridas y recordar lo que había visto sobre las serpientes, saber que su veneno no era mortal me tranquilizo un poco pero no me decidía que hacer. Aún me quedaban tres puertas por abrir pero volver a Granada me aseguraría no tener ninguna consecuencia, siempre y cuando el visir me dejara ir al salir.
Decidí echar un vistazo rápido a las 3 salas. Sin entrar para caer en ninguna trampa sólo mirar si podía encontrar alguna biblioteca. Me dirigí a la puerta siguiente la amarilla para echar un rápido vistazo.
Ale, vamos a la aventura, todo será que me quede paralizado completamente :S
Caminaste unos pasos hasta la puerta amarilla, y la empujaste para ver el interior. Sin llegar a entrar, viste que estaba decorada con tapices de lana, y que parecía entrar luz por algún lugar (sin determinar exactamente por dónde...). El suelo estaba cubierto por abundantes alformbas y cojines de pluma y seda. Por lo demás, no había mobiliario ni compañía alguna. En un extremo de la sala, eso sí, se ubicaba un gran espejo, tan grande que casi cubría toda la pared...
Al no ver nada donde pudiera estar guardado el libro, y después de la trampa que acaba de encontrarme no me sentí inclinado a entrar. Puede que el espejo fuese inofensivo o que ocultara algo, pero también podía ser otra trampa. Cerré la puerta de nuevo y fui a la siguiente habitación para revisar con cautela que había tras la puerta color oro.
Al acercarte a la puerta pensaste que, en realidad, no habías visto jamás una puerta hecha de oro. Parecía maciza (y tal que así era), pues al manipularla la notaste más pesada que las anteriores. Una vez dentro, visto que todas las paredes eran doradas, pero que delante de ellas, en los cuatro muros que lo componían, había grandísimas estanterías repletas de libros. Jamás habías visto tantos libros en tu vida, pues la altura de las estanterías doblaban tu estatura. De hecho, una pequeña escalerita caída ahora en el suelo, debía servir para llegar a los estantes más altos. La sala se iluminaba extrañamente de manera natural, sin ningún tipo de vela o candil (y tampoco había ventanas). En el medio de la misma había un escritorio para copistas, con un asiento de madera, y sobre el escritorio descansaba un libro abierto, con sus páginas amarillentas.
Por fin, detrás de esta última ostentosa puerta hecha de oro había una biblioteca. Una biblioteca con tal cantidad de libros como nunca había visto. Parecía un sueño hecho realidad y después de lo ocurrido en la otra sala, demasiado bueno para ser verdad.
¿Cómo podía comprobar que no era una trampa antes de entrar? Me intrigaba ese libro abierto que había sobre el escritorio y sabía que si entraba podía perderme buscando un libro entre tantos.
Recordé el extraño objeto que había encontrado sobre la mesa, el que permitía ver las cosas que estaban lejos. Lo saque de entre mis cosas, pensando que tal vez con él podría ver lo que ponía el libro sin entrar en la habitación. Así si era una trampa, tal vez no se activase al estar fuera de la biblioteca.
Tome el tubo de metal y mire hacia el escritorio intentando leer que ponía el libro.
Motivo: Leer en la distancia (el objeto otorgaba +50% en Descubrir)
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 15 (Exito) [15]
Aquel libro postrado en el escritorio de copistas tenía las hojas ya amarillentas. Así lo viste desde la puerta, sin pisar el interior de la sala de la puerta dorada. Aquel objeto cilíndrico que colocaste delante de tu ojo te dio una visión perfecta... ¡perfectísima! de las páginas de aquel volumen. No pudístes leer nada, pues estaban tales hojas escritas en latín... Veías perfectamente caracteres apretados entre sí, y el idioma de Nerón. Tal idioma no lo conocías lo suficiente como para poder entender lo que veías a través del extraño y magnífico objeto. ¿Sería el libro que te requirió Garur? Ni siquiera podías ver su portada pese a la maravilla que experimentaba desde esa distancia uno de tus ojos.
Entonces notaste un calambre en una de tus piernas... y luego en la otra.
¿Qué pasaba? ¿Acaso aquella biblioteca o la guarida entera, estaba haciendo mella sobre tí? Recordaste entonces que tales espasmos eran similares a cuantos habías leído o a cuanto sabías de los venenos de las serpientes... ¡Serpientes! ¡La serpiente que te había mordido! ¿Habrían pasado ya algunas horas como para notar sus efectos? ¡No podía ser! ¡Imposible! O tal vez... no: pues todo era extraño en la guarida del viejo Ibrahim Ibn Abu Ajib...
Lo dicho, es un libro en latín, pero poco más. ¿Cómo dijo el cadí Garur que era el libro que buscabas? ;)
A través del tubo de metal pude ver que el libro abierto estaba escrito en latín. Obviamente no era el libro que buscaba ya que recordé que el cadí me lo había descrito como un libro voluminoso encuadernado en negro y escrito en hebreo.
Cuando estaba pensando si debiera entrar a mirar en más detalle, empecé a notar calambres en las piernas. Parece que había subestimado el veneno de las serpientes que me mordieron. Para evitar caerme, volví hacia el centro de la sala a recostarme en los cojines que allí había mientras buscaba como podía evitar las peores consecuencias del veneno dejando la puerta abierta de la biblioteca.
Intente acordarme de si conocía algún remedio para evitar las consecuencias del veneno, puesto que ahora probablemente ya fuese tarde para llegar a Granada y que me tratara un galeno.
Poco inspirada sobre que puedo hacer. ¿puedo intentar sanar para mitigar los efectos? Parece que fui muy optimista sobre el tiempo que tenia para investigar antes de irme :S
Tras mirar por aquel prodigio cilíndrico te sentiste hastiado, dolorido por los calambres. En vez de entrar en la sala de color dorado reculaste unos pasos y te tendiste en los mullidos cojines que había en la sala original, la octogonal, la que conectaba todas las puertas. Lo cierto es que reflexionaste acerca de los "pinchazos" en tus extremidades inferiores. No podían haber pasado ya las horas del efecto, si tan sólo hacía unos minutos que habías sufrido la mordedura. El caso es que la única explicación (si es que a aquello podía dársele), era que las serpientes eran un truco mental, como casi todo lo que acaecía en aquel lugar o bien que el tiempo... pasaba allí dentro más deprisa.
Fuera como fuera, el dolor parecía intenso por momentos.
Uf, parece que la gruta de Ibrahim, entre tantos colores, ha dejado en blanco a Samuel ;) La verdad es que no puedes sanarte, pues tendrías que ponerte en manos de profesionales, pero una vez fuera de la gruta.
Haz una tirada de Resistencia x3:
- Con un éxito crítico resistirás el veneno y no te verás afectado (de momento).
- Con un éxito normal sufrirás los efectos del veneno de forma atenuada, y sólo recibirás 2 puntos de daño.
- Con un fallo perderás 4 puntos de daño.
- Con una pifia sufrirás una grave intoxicación y el veneno te provocará el doble de daño de lo normal, osea 8 puntos.
(estás a 9 puntos de vida)
Sin saber muy bien que hacer, masajee las piernas para que se atenuaran los calambres y los pinchazos. En esta gruta nada era lo que parecía y no estaba seguro de no salir corriendo de allí y olvidarme del libro pues parecía que lo que ocurría era demasiado para mí.
Motivo: RESx3
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 23 (Exito) [23]
Bueno, al menos no me muero aún
El caso es que allí recostado, y tras masajear tus piernas unos minutos, los calambres fueron a menos. Sin embargo, sentías algo de entumecimiento en pantorillas, y sobre tus tobillos. Estaba claro que el veneno lo llevabas en la sangre, y sería lógico y prudente salir de allí y ponerse en manos de un médico. Sin embargo, recordaste porqué estabas allí: el salvoconducto fuera de Granada, pues la ciudad estaba viviendo una situación de convulsión y tensión, ofrecido por el Cadí Garur; y por otro lado, el pergamino de hojas variocolor, propiedad de tu amigo Abd Amarrá, que cualquier compañero de tu profesión querría, al menos, conocer de su existencia (y más haberlo tocado y leído, como habías hecho tú).
Aún te queda por explorar el interior de la puerta dorada y la puerta negra. Y otra opción es volver, claro. De momento el efecto del veneno no ha hecho mella en tí, pero, hagas lo que hagas, te iré pidiendo tiradas de RES cada cierto tiempo (no siempre con el mismo multiplicador.
Conseguí que los calambres pararan un poco, pero estaba claro que las serpientes si eran venenosas y tenía que tratarme un galeno cuanto antes. Me quedaba por revisar la biblioteca y la última puerta. Valore mis opciones, dentro de la biblioteca y con tal cantidad de volúmenes podía pasarme semanas para encontrar el libro y no disponía de tanto tiempo.
Decidí probar suerte con la puerta negra, abrirla y ver lo que había dentro sin entrar, antes de pensar si abandonar la búsqueda o continuar hasta hallar el libro.
Aunque con las piernas entumecidas me levante y me dirigí hacia la última puerta para abrirla con cuidado y echar un vistazo en el interior de la habitación.
Tras sopesar la situación, te levantaste y anduviste hasta la puerta de color negro. Abriste la puerta empujando la aldaba, también de color negro y de frío metal, y allí dentro viste que la sala estaba decorada sobriamente con telas de satén negro. Era, a todas luces, un despacho o un laboratorio propios de un alquimista (y tú los sabías bien): una mesa de trabajo llena de trastos y papeles, unos anaqueles con frascos de cristal, alambiques, cachivaches de metal, madera y herramientas como tenazas, morteros, vasos, pinzas y toda serie de juguetes en los que bien podrías trabajar a gusto. No veías bien el fondo de la sala, pues allí no había mucha luz (tan sólo una velita encendida sobre la mesa).