Partida Rol por web

La gruta de Ibrahim Ibn Abu Ajib

En las calles de Granada - Escena de Juego

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07/02/2021, 22:05
Samuel ben Jacob

Primero una biblioteca de ensueño y ahora un laboratorio de alquimista. Estas dos últimas habitaciones parecían demasiado perfectas. Tal vez si no hubiese tenido el encontronazo con  las serpientes y después de ver que no todo era lo que parecía probablemente hubiese entrado sin pensarlo en cualquiera de las dos habitaciones.

Ahora volvía a dudar sobre si podría encontrar el libro y como podía discernir si lo que había dentro de la habitación era real o una trampa. Observe detenidamente el laboratorio, lo que la poca luz me permitía, intentando vislumbrar algo que me indicara si era seguro entrar.

Luego pensé que no era un laboratorio el lugar más seguro para guardar un libro, así que después de ver todas las habitaciones me decantaba porque o bien estuviese en la biblioteca o lo tuviese el astrologo en el primer cuarto.

Cerrando la puerta negra volví hacia la dorada y desde la puerta de la biblioteca mire cuantos libros de cubierta negra se veían en las estanterías.

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08/02/2021, 22:35
Director

No sabías muy bien qué hacer, lo cual era normal, pero estaba claro que estabas allí por algo y que tras haberte mordido una serpiente, debías actuar rápido. Entrar, cumplir y salir, pese a las maravillas (u horrores) que pudiera haber en aquel lugar, y en cualquiera de sus salas. Tras dudarlo un poco, diste unos pasos hasta la puerta dorada, de nuevo; después abriste ésta y ojeaste las estanterías interiores (gracias a la luz que parecía entrar de algún lugar indeterminado). Para tu sorpresa (y tu paciencia) había bastantes volúmenes negros como para distinguir a simple vista el que necesitabas para el Cadí. Entonces, en medio de las dudas, entre la sala octogonal y la estancia dorada... volvieron los calambres.

Notas de juego

Haz una tirada de Resistencia x3 (de nuevo):

- Con un éxito crítico resistirás el veneno y no te verás afectado (de momento).
- Con un éxito normal sufrirás los efectos del veneno de forma atenuada, y sólo recibirás 2 puntos de daño.
- Con un fallo perderás 4 puntos de daño.
- Con una pifia sufrirás una grave intoxicación y el veneno te provocará el doble de daño de lo normal, osea 8 puntos.

(estás a 9 puntos de vida)

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14/02/2021, 22:46
Samuel ben Jacob

Mientras revisaba la biblioteca descubriendo que como pensaba no sería sencillo encontrar el libro volvieron los calambres. Masajear las piernas había funcionado la primera vez así que volví a intentarlo.

Tenía que buscar un galeno, aunque querría quedarme y buscar el libro había demasiadas opciones y con los calambres no podía arriesgarme.

Mientras seguía con el masaje en las piernas me debatía entre si irme directamente o intentar mirar en la primera habitación antes como último recurso.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿No estaba a 7? En la anterior tirada había perdido 2 más no?

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15/02/2021, 10:21
Director

Notas de juego

Cierto, estabas a siete... Y ahora, con ese crítico,aguantas un rato mas ;) Pues tu dirás qué haces exactamente.

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19/02/2021, 21:07
Samuel ben Jacob

Los masajes volvieron a hacer efecto. No sabía cuánto tiempo tardaría en volver a sentirlos, pero aunque quisiera buscar en la biblioteca no tenía tiempo suficiente para ello.

Iba a irme cuando se me ocurrió una locura, según lo que me había contado el cadí el astrologo estaba hechizado por la doncella, y cuando entre en la primera habitación aunque el mago no se había despertado si lo había hecho la doncella. ¿Por qué no preguntarle a ella? Puede que no consiguiera nada, pero tampoco iba a conseguirlo buscando al azar.

Esperando que no me embrujara a mí también, me dirigí a la primera habitación y la abrí con cuidado para no hacer ruido y despertar al astrologo.

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20/02/2021, 09:30
Director

Volviste de nuevo a la habitación verde, aquella decorada lujosamente con tapices orientales. Sobre el diván un el anciano dormía, y la mujer que tocaba la lira y  ya no estaba arrodillada, si allí, de pie, observando la puerta y a tí, como si te hubiera oído llegar. La mujer, que llevaba su instrumento en una mano, te hizo señales para que entraras en la sala, con la otra. Por los pequeños bufidos del tipo, al que no le veías el rostro sobre el diván a no ser que te acercaras, sabías que estaba profundamente dormido.

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20/02/2021, 16:48
Samuel ben Jacob

  El astrologo parecía profundamente dormido, sin embargo la doncella me estaba esperando y me indico que entrara.

Dude un poco antes de entrar por si era una trampa como en la habitación de las serpientes, pero habiendo tomado la decisión de preguntarle estaba claro que no podía hacerlo en la distancia bajo el riesgo de despertar al anciano.

Entre lo más sigilosamente posible a la habitación, atento a cualquier cosa que pudiera suceder y cuando ya estaba cerca de la muchacha le hable en susurros.

- ¡Buen día! Y disculpe que la moleste, me han enviado a buscar un libro y me preguntaba si podría ayudarme -

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21/02/2021, 21:11
Director

Entraste en la habitación con sumo sigilo y cuidado. Nada se movió, nada se activó, para tu tranquilidad. La mujer sonrió a medida que te acercabas, y cuando le preguntaste por el libro levantó tus cejas, pero luego negó con la cabeza. No dijo nada, parecía que la cadena de oro y la lira de plata entre sus manos pesaba bastante. Se señaló la boca, negando otra vez... ¿tal vez no pudiera hablar? Se quedó mirándote esperando que entendieras la situación. Actos seguido señaló su lira, sonriente, como ofreciéndote algo. La verdad es que allí no había libros, pero tal vez pudiera ayudarte.

Notas de juego

Haz una tirada de Empatía (bonus de +25%)

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02/03/2021, 21:38
Samuel ben Jacob

La muchacha no hablaba, aunque respondía a mis preguntas con leves movimientos de cabeza. Parecía que algo se lo impedía y gesticulaba como ofreciéndome la lira que llevaba. Lo mire detenidamente, era un instrumento pesado, de plata.

No estaba muy seguro de que hacer, pero decidí confiar en la doncella y me acerque un poco más sujetando la lira con una mano, ayudándole a sostenerla mientras le preguntaba en susurros

- ¿estás bien? ¿puedo ayudarte? -

- Tiradas (1)
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03/03/2021, 09:12
Director

Sostuviste la lira unos instantes en tus manos, y se te hacía muy pesada. Sin embargo, la doncella la tomó enseguida de nuevo en sus manos, y asintió a tu primera pregunta. Enseguida entendiste que te ofrecía una canción de aquel instrumento, y tocó enseguida unos acordes golpeando las cuerdas suavemente con sus dedos. Luego se detuvo. Sus cejas se levantaron, tratando de captar tu atención. Al parece quería tocarte una canción, dedicártela, tal vez. Sólo esperaba tu confirmación.

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05/03/2021, 22:31
Samuel ben Jacob

La muchacha seguía sin hablar, pero parecía pedirme permiso para tocar algo. No sé si su música podía hacer que entendiera lo que estaba ocurriendo o pudiera comunicarme de alguna manera lo que no podía hablar.

Dude un poco pensando en el anciano dormido y si podía encantarme con la canción, pero si quisiera hacer eso no tendría sentido que necesitara mi permiso. Así que asentí, indicándole que podía tocar y esperando entender lo que quería decirme.

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07/03/2021, 09:09
Director

Aquella melodía comenzó a salir del arpa, orquestada por cada uno de sus dedos y sus dos manos. Las cuerdas del instrumento vibraban con fuerza y resonaban bien en aquella habitación. El sonido te hizo relajarte un instante y era claro y conciso.

(Dale al Play)

Las notas menguaban, se elevaban en la escala y por un instante quedaste prendado de aquel movimiento de los dedos por las cuerdas. La mujer tenía sus ojos cerrados, y su cadena se movía al tiempo que tocaba la lira. Entonces el tipo que había a tu lado, sobre el diván se giró, y pudiste ver su rostro...

No lo podías creer.

Aquel tipo tenía otras prendas, oscuras y alargadas, pero tenía tu mismo rostro... ¡Eras tú! La misma barba, las mismas facciones... Te asustaste bastante, pero no de ver aquella visión como si fuera un espejo, sino más bien de lo que ocurrió un momento después. Enseguida te viste tumbado en el diván, con las mismas prendas del otro tipo, y de éste no había ni rastro... Era como si hubieras tomado su asiento, y estuvieras ahora tumbado tú allí. La doncella de la lira no dejaba de tocar, y sonreía mientras tus párpados comenzaban a caer lenta y pesadamente..., lenta y pesadamente.

El sonido fue lo último que oíste en la gruta de Ibrahim Ibn Abu Ajib, pues caíste dormido en un plácido sueño donde tu único confort fue aquel diván.

* * *

Días después despertaste en uno de los barrio granadinos. Aquel harat parecía un lugar muy céntrico, y enseguida te percataste de que estabas recostado en un callejón de la Alcazaba Cadima, en el centro de la ciudad. Llevabas uno andrajos que podrían decirse ropas muy difícilmente, y te preguntaste una y otra vez cómo habías llegado hasta allí. Te levantaste enseguida del suelo y caminaste por la zona. Enseguida vistes una de las cuatro puertas que separaban el barrio del resto de la ciudad, así como la mezquita que observaras antes de llegar a la vivienda de tu amigo Abd Amarrá, y el hammán musulmán no muy lejos.

Te diste cuenta de que el barrio había cambiado un poco. No sabías exactamente porqué, pero así te lo pareció. Caminaste entonces hasta el palacio de Abd Amarrá, para darle las oportunas explicaciones de lo que habías encontrado dentro de la vivienda de aquel alquimista o mago (pese a no haber encontrado el libro). Una vez delante del palacio tu rostro palideció: la gran vivienda, que antes gozaba de esplendor, ahora era un lugar derruido y venido abajo.

Varios obreros y un alarife musulmán observaban y debatían algunas cuestiones para con aquella vivienda. Carretas con materiales de construcción se agolpaban junto a la vivienda, y parecía todo te parecía distinto en aquel lugar de cómo lo recordabas. Tras preguntar a esos tipos (no sin malas miradas, por supuesto), lograse saber en una complicada conversación que allí no vivía ningún tipo llamado Abd Amarrá. Sin embargo, el más viejo de los obreros pareció entender tu preocupación, y aseguró que conoció, cuando era niño, al tipo por el que preguntabas: "Un hombre diestro en la espada, sabido en las letras y de un corazón de oro". Y no cualquiera en este mundo podría haber tenido tales apelativos, ni tan seguidos. Según aquel informador, había muerto hacía muchos años, generando para sí y su familia gran fortuna, pero también perdiéndola de la misma manera a causa de un grave incendio que acabó con su vida y la de los suyos hacía ya... más de tres décadas...

Quedaste, por un momento, exhausto. Tus fuerzas marcharon de tu cuerpo, y a punto estuviste de tambalearte. No entendías ahora nada, y lo poco que podías sospechar no era sino totalmente imposible. Por lo visto Amarrá murió en un incendio en su vivienda, según las últimas explicaciones que te dieron, por parte de un cadí en torno a cierta venganza..., según recordaba de niño. En la actualidad se estaba tratando de recuperar aquella vivienda en pleno centro de la ciudad.

Finalmente marchaste. Allí no había más que pudieras hacer. No entendías muy lo que ocurría, o si era un vago sueño. En no mucho tiempo te enteraste que pisabas la ciudad de Granada en el año de 1390... Habían pasado treinta y seis años desde que entraras en casa de Abd Amarrá, desde que conocieras al Cadí Garur y desde que te adentraras en aquella roca abierta ante tus ojos. Sin embargo, tu aspecto seguía siendo el mismo. Y ahora gobernaba Yusuf II, sucesor (tras muchos otros) del emir reinante a tu llegada a la ciudad, después de muchos bandazos políticos y traiciones en la corte.

Aquella situación te había sobrevenido rápidamente, y era a la vez desesperante y reconfortante. Habías logrado sobrevivir en el tiempo, pero no era el tiempo en el que te había tocado vivir. Sin embargo, un nuevo tiempo se mostraba ante tí, y había que aprovecharlo. Saliste finalmente de Granada (esta vez no había problemas de inestabilidad... por el momento), y regresaste un poco al norte para volver a ponerte al día acerca de la vida.

Aquella gruta del astrólogo, habiéndola tan sólo pisado, no era sino el secreto mejor guardado de cualquiera alquimista. ¿Y si la propia gruta fuera en sí misma la propia piedra filosofal?

FIN