Partida Rol por web

La guerra de las mentiras.

Hasta ayer:

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14/12/2012, 17:41
mi lifyurnal
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Canción en Goear (I Wanna Be Ignored)

mi lifyurnal, 1: Ayer

Ayer. La termodinámica hace avanzar el cosmos hacia la muerte térmica a un paso absurdamente relajado. Los demagogos etiquetan la vida de sentidos profundos que hacen que la gente gaste más y proteste menos. Las leyes de la física ignoran lo difíciles de entender que son para un estudiante de instituto medio. El número 312 es pronunciado sólo 312 veces. El futuro pierde precio en Wall Street. Los que pueden buscan en el sexo un refugio existencial. El fósil más antiguo de la Tierra es la luz de una estrella.

Pedazo de poeta que soy, ¿eh?: solo lo supera el poeta que me creo. Si tan solo no tuviera miedo de rimar...

Es viernes. 14 del 12 de 2012. He tenido un examen de historia con retraso, pero no he tenido que presentar justificante para hacerlo. Es más, me han dejado solo en el despacho del jefe de estudios con mi mochila al lado. Por si esto fuera poco el profesor de historia, quien nunca enseña los exámenes hasta una semana después de tenerlos todos corregidos, ha corregido solo el mío y me ha dicho la nota (suspendo el examen, apruebo la evaluación. ¿Qué? estoy malo, y no he ido una semana hace poco por razones, hum, personales).

En economía me he concentrado en unas páginas resumen de una historia que estoy pensando escribir... es sobre un cabrón veinteañero sin estudios que se esconde en una clase y de alguna manera acaba enseñando un par de cosas a los alumnos, y se empeña en convertirse en su profesor aunque tenga que amenazar al director. Me recuerda a mí.

En geografía nos han mandado hacer por grupos unos esquemas que se fotocopiarán para todos los demás alumnos. Me ha interesado.

En filosofía, penúltima hora, ha habido un ambiente extraño. Estoy acostumbrado a sentirme fuera de lugar en una clase de gente más normal que yo y tres años más joven, pero las peleas infantiles son raras de ver... ah, y el profesor se ha enrollado con la reforma educativa de Wert que además de "españolizar" a todo dios parece que pone la filosofía de 2º como optativa y blablablá... ... y he acabado discutiendo argumentos feministas. No me malentendáis: nunca un argumento machista me ha convencido, pero muchos argumentos feministas me parecen prejuicio puro... coño ya estoy otra vez -en cualquier caso soy feminista, soy feminiiiistaaa!

En historia una ha dicho que seguro que los padres estudiaban menos historia porque había menos historia, y yo he dicho que seguro que los padres estudiaban menos historia porque había censura, y todos jijijaja, aunque ninguna de esas cosas fuera cierta. Mi vanidad ha disfrutado, aunque no muy justificadamente. Una chica mazo maja se ha estresado un montón porque el profesor se estaba pasando de la hora y ella tenía que coger el autobús... dios qué mona.

Y al llegar a casa mi hermana me ha hablado de su examen y yo la he hablado de mi examen y no sé si alguno ha tenido tiempo de escuchar al otro pero parece que hemos acabado contentos y llenos de sandwich (yo), panini (ella) y arroz tres delicias (los dos). Luego le he pedido prestados tres euros para ir a un locutorio a empezar este diario (pedido prestados en el buen sentido; en el que ella está presente).

La semana que viene, si tengo por lo menos un seguidor, un comentario y un like, o algo por el estilo, lo continúo. Y si no probablemente también...

Notas de juego

Arriba he escrito sobre una historia, y la he llamado mi lifyurnal. La podéis votar, si queréis... por lo menos el primero no tendrá otro a quien votar. Y tiene música y una imagen, y un estilazo, para haceros la competencia.

Si no te has leído la escena Narrativa., LÉETELA AHORA.

EN ESTA ESCENA ESTÁIS SOLOS EN EL MUNDO. Cuidado: podéis estar relacionados; simplemente no podéis dejarlo ver aquí... si en la escena siguiente el programador psicótico resulta ser tu odiado padre eso ya es otra cuestión. No os rayéis con las potenciales contradicciones ya que de esta partida, como del cerdo, todo se aprovecha ;)

TODO LO QUE PASA AQUÍ HA DE SER VEROSÍMIL... lo que no quiere decir "normal" ni "intrascendente".

ESTA PARTIDA ESTÁ EN TIEMPO REAL: si posteas ahora mismo puedes narrar sobre cualquier acontecimiento pasado o presente real o ficticio, pero no sobre el futuro. Puedes ayudarte de cosas como estas: reloj internacional, últimas noticias.

RECUERDA VOTAR (en un mensaje separado sólo para el director y... pero eso ya lo explico en Narrativa., ¿no?).

Esta escena se cerrará un día de estos, todavía indefinido: los afortunados seréis admitidos, la partida comenzará propiamente y el mundo nunca volverá a ser el mismo.

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21/12/2012, 15:54
S6IS
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S6IS, 1: Viernes, 21 de Diciembre de 2012.

http://mellamos6is.blogspot.com.es

HASTA AYER...

Hola, soy alguien; eso es lo que debería empezar a escribir en esta primera entrada de mi blog. Debería, hasta ayer, sin embargo ahora no soy nadie, si ser alguien supone ser como es la gente ahora. ¿Tengo nombre? No, pero puedes llamarme S6IS.

Ayer ibas por la calle y la gente lloraba, sí, lloraba, le caían lágrimas de los ojos... cuando moría un compañero en batalla para defender su patria en el campo de combate, cuando un médico hacía todo y más por salvar vidas y su paciente moría, cuando alguien moría, cuando tu pareja cortaba contigo, cuando te ibas de un campamento en el que lo habías pasado bien, cuando creías que el mundo estaba contra ti, cualquier rabieta de niño pequeño me vale, porque ese niño... ¿cómo decirlo? LLORABA.

La gente también lloraba de felicidad, sí, cuando te pedía alguien que te casaras consigo, cuando aprobabas un examen difícil, cuando alguien te hacía un regalo, cuando sabías que íbais a ser padres, cuando te anunciaban que la operación de un ser querido había salido con éxito, cuando tras meses, años preparándote conseguías tu objetivo, el éxito...

Lo peor de los llantos era aquella sensación de tener una opresión en el pecho, y escribo que era porque los llantos ya no existen, no es que estén pasados de moda, es que la gente no quiere sentir.

Globalización, lo llamaban cuando empezaron ese proceso, ese proceso de hacernos a todos iguales, de hacernos a todos igual de superficiales, de meternos a todos esa tendencia de ser uno más... ¡NO! Uno más no, ahora somos uno menos. Éramos alguien, ahora no somos nadie.

La gente no llora porque no sabe, porque parece que está obligada a contenerse en ese cuerpo, a no expresar debilidad, a no expresar cariño, a no expresar sensaciones, a no expresar rabia, dolor, amor, tristeza... "No llores, tienes que ser fuerte" decían, pero en realidad querían decir "No llores, no sientas, quieren que no seas nadie".

La gente es fría, el mundo es frío; frío, asqueroso y gris. Me acuerdo de cuando leía libros que decían lo bonito que es el quiero. Cielo. Creo que era la palabra más bonita del mundo, expresaba libertad, que ya no tenemos; sueños, que ya no tenemos; el cielo a veces parecía expresar sensaciones: llovía, tristeza; hacía sol, felicidad... Ahora cielo es una palabra que nos encadena pero que puede ser nuestra salvación, cuando pienso y solo cuando pienso en la palabra cielo me doy cuenta de lo apresados que estamos y consigo reunir energías para escribir la realidad, la que es y la que fue.

Pero no os equivoquéis conmigo, no soy nadie. Era alguien pero ya no soy nadie. Sin embargo, podéis llamarme S6IS.

 

La gente llora... ba.

Notas de juego

Bueno, con este post me presento.

Escribiré un post, o una entrada de S6IS en su blog, todos los viernes.

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21/12/2012, 17:06
S6IS
Sólo para el director

Notas de juego

Mi primer voto va para: mi lifyurnal.

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24/12/2012, 16:38
La conspiración sempiterna.
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¡Le he encontrado! Apenas he podido contenerme en saltar sobre el zarandearle y gritarle quien era, apunto de ello he estado, Dios lo sabe. Si no fuera porqué no era una zona segura... Podían vernos, había cámaras... Pero maldita sea, debo empezar de nuevo, esto esta resultando críptico y pareceré un loco.

21/12/1997

Le he encontrado por fin.

Me hallaba en el metro, dirigiéndome ha la calle de las palomas en la que pensaba sentarme a desayunar y buscar la correspondencia cuando le he visto. Estaba sentado frente a mi, leyendo el periódico y lanzando esporádicas miradas en derredor.

Me había fijado en el rápidamente aunque de forma fugaz, al igual que siempre. buscando algún rostro conocido ante la posibilidad de que me siguieran, pero no le observe con detenimiento hasta que vi como miraba al resto de pasajeros.

¡Lo hacía exactamente de mi misma forma! Y su forma de subrayar en el periodico, estaba claro, el también buscaba la correspondencia. Pero... no entiendo como podía hacerlo en tal sitio...

...Quizá no sea consciente de todo, quizá solo entreve la verdad a medias, como si la observara desde los resquicios de una persiana cerrada...

Me he propuesto seguirle a la espera de que la comunicación fuese segura pero pronto he caido en mi error, tal vez no sea uno de los elegidos, quizá, tan solo quizá halla una tercera facción en todo esto, alguien mas aparte de los defensores y los destructores y no puedo evitar imaginarme las consecuencias que podría tener que esta tercer grupo fuese también hostil. No. Debo mantenerme lejos.

Al menos ahora se quien es él, por desgracia no le he seguido, no se donde vive, me quede inmóvil, atenazado por el terror a las posibilidades que se abrían ante mi. Presa del mas absoluto pánico hasta el momento en que descendió del tren.

Tan solo tengo de el un rostro grabado en la puerta de mi memoria, nítido e imborrable y la estación en la que ha descendido. Mañana pasare el día en la estación de Marcus Arena a la espera de que pase por allí, y lo mismo haré hasta volver a verle. Debo saber quien es y, ¿Por qué no? Quien finge ser.

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24/12/2012, 19:37
F. Castro
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Nada más terminar su grado en Filología, Fernando Castro se sumergió en el proyecto de su vida: escribir su primera novela. Echando cuentas, la mísera pensión que le pasaban sus padres sería suficiente para alquilar un viejo ático casi claustrofóbico en la ciudad vieja de la Coruña y malvivir a base de una dieta diaria de arroz con un suplemento de salchichas los domingos. Tendría que renunciar a algunas cosas, sí: al tabaco, a las reuniones con los amigos, a la higiene personal... Pero nada de eso importaba, pues tenía en mente una trama genial que lo catapultaría en un año o dos a la gloria literaria.

La novela giraba entorno al personaje de Olga Nazarova, una mujer exuberante, fría y metódica que de  día ejercía de amante de grandes empresarios y ejecutivos y de noche redimía su culpa ofreciendo su cuerpo a artistas y bohemios a cambio de retratos, poemas o simples promesas de amor eterno. Cada capítulo narraría el encuentro de Olga con uno de estos hombres, para formar, todos juntos un mosaico de las luces y las sombras del espectro social difuminado con un halo de desaforado erotismo.

Tras tres años de disciplina diaria, la novela estuaba lista para publicar. En el momento en que presionó la tecla del punto final, Fernando Castro no pudo evitar verter una lágrima de felicidad al ver su trabajo terminado. El proceso había sido largo y laborioso, la redacción lenta, las correcciones, meticulosas. Había días que leía y releía un párrafo hasta veinte veces tratando de encontrar las palabras precisas para suscitar el efecto deseado, y cuando las encontraba, a menudo a altas horas de la madrugada, se desplomaba en su cama y se hundía, con una sonrisa de satisfacción en un sueño reparador que le proporcionaba nuevas ideas para su obra.

La batalla contra el hambre, el frío y la locura había sido dura, pero ni siquiera cuando después de quince capitulos perdió su obra por culpa de un problema informático, ni cuando tuvo que ser hospitalizado un par de días como consecuencia de su mala alimentación, cedió en su empeño de escribir diariamente.

Entonces Fernando Castro se encontró con el muro editorial. 47 editoriales distintas rechazaron o ignoraron su obra. La mayoría no se dignaron siquiera a contestar, y las que lo hicieron le dijeron con fingida amabilidad comercial que no se correspondía con la línea de la editorial. No, desde luego aquella no era una estúpida historia sobre faraones, caballeros templarios o judíos víctimas del holocausto. Tampoco era, desde luego, una novela sobre niños magos ni vampiros adolescentes. Aquello era literatura de verdad.

Fernando Castro llegó a la conclusión de que el mercado editorial español no estaba a la altura de su talento, así que se decidió a saltar el charco y a ponerse en contacto con editoriales mexicanas, argentinas y colombianas. El resultado fue similar. La mejor oferta que recibió fue la de una tirada de prueba de cien ejemplares costeada por él mismo a cambio de un ridículo porcentaje sobre las ventas de futuras ediciones.

Totalmente desesperanzado, Fernando Castro decidió asumir su fracaso y gastar los quince euros que le quedaban para el resto de mes en una botella de vodka con la que ahogar su frustración. Sentado en un banco en los Jardines de Méndez Núñez bebió pausadamente la botella y se sumergió en una reconfortante embriaguez observando a los jóvenes que se alejaban de aquel ser solitario, barbudo y demacrado en el que se había convertido.

A una hora indeterminada, Fernando Castro volvió a su ático con la visión borrosa y el paso tambaleante. Tras varios intentos consiguió acertar con la llave que abría la puerta, y entonces pudo ver cómo la leonera que era su habitación se encontraba perfectamente ordenada y limpia y un suave olor a lavanda flotaba sobre el lugar. Y sentada en la cama la vio... Tenía la sonrisa de Olga, su misma mirada su mismo perfume... Era tal como se la había figurado en su imaginación durante aquellos 36 meses. Sin hacer ninguna pregunta, Fernando le hizo aquella noche el amor hasta caer exhausto.

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24/12/2012, 19:45
F. Castro
Sólo para el director

-My lyfyurnal-

No voy a darle un like al diario porque me parece una vulgaridad, pero sí un comentario, que es algo mucho más humanista. ¿Votarlo? Podría darle un 5 o un 7. ¿Pero qué significan esos números? ¿Que a mi juicio es mejor o peor que otros relatos? ¿Que se encuentra más o menos cerca de un diario ideal? En todo caso me parece descompensado devolverle a un autor un número a cambio de su prosa . La crítica literaria tiene otros procedimientos más laboriosos y también más útiles.

Así que voy a compartir un par de impresiones: 

Primera: en un diario siempre me ha interesado más la vida mental del autor que la contingencia de sus actos. Un examen puede ser un mero trámite académico, sí. En ese caso no me interesa leer nada sobre él. Pero si ese mismo examen sirve para que el examinando reflexione en profundidad sobre algún asunto de importancia vital, entonces ese proceso mental merece ser compartido.

Segunda: no acabo de entender todavía la relación entre el primer párrafo, de gran altura literaria, con el resto del texto, lo cual me ha dejado algo descolocado. La transición es muy brusca y ni siquiera me deja con la impresión de un sano suspense que resolver en futuras entradas del diario, sino con la de un collage sin trabazón alguna.

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28/12/2012, 01:06
3
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El hombre crea dios a su imagen y semejanza, lo dota de poder omnisciente y omnipresente por que en el fondo el hombre desea poder. El poder para controlar su vida y todo aquello que lo rodea. Decide entonces que el mismo es dios. Por ende tú también lo eres. Así que también eres un creador y debes tener cuidado con lo que creas, porque tu creación volverá a ti y te preguntará porque la has creado y cuál es su lugar en el mundo. ¿Tendrás las respuestas cuando esas preguntas te lleguen?
De las enseñanzas de Gua-Ocasa

 


Al caer la noche, Nacido-de-la-boca-del-rio estaba listo para recibir la primera de tres pruebas que le esperaban antes de convertirse en hombre y recibir su verdadero nombre.  Gua-Ocasa estaba como siempre sentado observando cómo los niños se acercaban y formaban un círculo entorno a la fogata que había mantenido ardiendo durante 7 días.
Muchos de ellos querían regresar con sus madres para ser alimentados, otros tan solo querían que el entrenamiento como guerrero empezase cuanto antes y dejarse de las bobadas de un viejo y sus antiguas tradiciones. Llevaban 7 días en vigilia tratando de escuchar la voz de los dioses que les dieran su nombre. Nacido-de-la-boca-del rio  había escuchado tantas veces la historia de cómo Gua-Ocasa había pasado por todo esto para escuchar la voz de Sua, y decirle que él era el guardián de su templo. Decía que ellos deberían pasar por esta prueba para conocer su nombre, pues su nombre era su destino.
Mientras volvía su mirada a las llamas, Nacido volvía a los trances de días anteriores, donde el fuego danzaba sobre los troncos rompiéndolos y cambiándolos, liberando a más hermanos de fuego de la prisión de la madera cuando lo escuchó, era un susurro que venía de su cabeza, no era el chispear del fuego, el viento atravesando los árboles, durante los primeros días identificó esos sonidos y otros más que surgían de los bosques, pero este era diferente, venía de la parte superior de su cabeza, como un murmullo, como los susurros de sabios, como la melodía de madre al coser, un sonido que comenzaba a utilizar palabras para hacerse audible, Nacido se concentraba para darle vida a ese sonido, hasta que sin darse cuenta estaba cantando el nombre, repitiéndolo para moldearlo, para sentir su vibración en los labios y en su cuerpo. Los otros niños comenzaron a volear para ver de dónde provenía el sonido. Gua ocasa les hacía señales para que mantuvieran el silencio y su lugar, hasta que el canto del muchacho emergió claro, tapando así los sonidos del fuego. Era el primero en recibir su nombre y los demás estaban asombrados, Incluso Gua Ocasa.
Cuando terminó de cantar, nacido estaba asombrado pero tranquilo, y su mirada volvió de las llamas para mirar a los demás que estaban cerca y lo miraban con asombro y placer. Buscó los ojos de Gua Ocasa quien lo miraba asombrado, no, su mirada no era de asombro, era algo más profundo, era como un miedo, como si alguien terrible le hubiera clavado algo en el pecho. Su boca se abrió lentamente tratando de pronunciar algo: “Suetyba” dijo por fin. Nacido comprendió que ese era el sonido que estaba cantando. -“Suetyba” - repitió e viejo – ese es tu nombre, Suetyba, el que trae la muerte.

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01/01/2013, 17:35
Adán N.
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Hubo un tiempo en que el cielo era azul. Y si mirabas hacia arriba podías ver miríadas de estrellas constelándose sólo para tus ojos... 

Adán N. apagó la alarma del despertador un minuto antes de que sonase. Como cada mañana. 15 minutos después salía del edificio gris donde vivía. Todo era gris en esa ciudad: Las casas eran grises, los coches eran grises, la gente vestía de gris y hasta sus rostros eran cenicientos. Incluso lo era la nieve que las grandes máquinas del Ayuntamiento soltaba para que pareciera que el clima cambiaba en algún momento. 

Hubo un tiempo en que el verde era un color, y no un recuerdo. En que podías entrelazar entre tus dedos el tallo de una flor y sentir su savia pegándose a ellos... 

Adán N. llegó a la oficina gris donde trabajaba. Como cada día desde que podía recordar. Aunque eso tampoco era mucho. Se había acostumbrado a vivir sin saber lo que había hecho la semana anterior. Todo se iba perdiendo en una nebulosa que envolvía su mente. Una nebulosa gris, por supuesto. A veces creía entrever algún destello, algún recuerdo... Pero enseguida lo perdía. Lo único que le quedaba era la rutina en que basaba sus días. 

Hubo un tiempo en que el agua se podía beber directamente de los arroyos. Y podías sentir su frescura derramándose por tu garganta hasta llegar a tu alma.

Y sin embargo... Adán N. sabía que había algo importante que había olvidado. Algo más importante que el lugar donde vivía, o el nombre de la chica de turno con la que se despertara. Algo sobre quién era, y adónde pertenecía. Cada día, antes de dormirse, trataba de recordarlo. Y cada día, justo en el instante en que su conciencia se diluía en la niebla gris, lo recordaba. Y esa parte de él que sabía que ese no era su lugar gritaba y se desgañitaba tratando de despertarlo. Pero siempre era tarde. Y llegaba el día siguiente. Y todo era gris.

Notas de juego

Quería haber escrito algo nuevo, pero la inspiración se me escapa estos días...

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01/01/2013, 17:36
Adán N.
Sólo para el director

Voto por: 

mi lifyurnal

La conspiración sempiterna.

3

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02/01/2013, 04:59
La conspiración sempiterna.
Sólo para el director

Voto a; mi lifyurnal, 3 y Adan N.

No se si hay un hilo concreto para ello, por lo que lo pongo aquí marcando solo al director, que es como creo debe hacerse.

¿Debo especificar el motivo de mis votos?

Bueno, ya me comentaras si he cometido error alguno.

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03/01/2013, 01:15
La conspiración sempiterna.
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29/12/1997
Cada vez me encuentro más cansado, negarlo sería mentirme a mí mismo. Pero también es cierto que este hallazgo renovó mis fuerzas y dio a mis cansados músculos el empujón necesario para proseguir en esta misión en la que tan solo me he sentido desde que mi maestro me dejo.
Llego un momento en el que pensé que no solo no volvería a ver al sujeto del metro, si no que nunca lo había hecho. Que su presencia no fue más que una triquiñuela mental provocada por los destructores a fin de retrasar mi trabajo o de ocultarme algún dato que hubiera a venir a los pocos días de esta falsa proyección. Pero esto era ilógico, producto de la frustración por las ingente cantidad de horas que pasé esperando en aquella maldita estación. Sí sabrían de mi presencia haría tiempo que hubieran venido a por mí, no, no era esto pues. Aunque no por ello no sería una ilusión, si no producto de ellos, si de mí subconsciente forzado a esta búsqueda sin fin en la que tan efímeros resultados logro.

El cambio de espacio fue complicado, como ya he comentado, aunque tampoco se retraso mucho el trabajo, pues pese  haberme considerado siempre animal de hábitos pronto comencé a ver esta variación como algo mas bien practico y, pasados unos días llegue incluso a sentirme cómodo en aquellos lustrados bancos del metro.
La gente va y viene sin prestar gran atención, al igual que en la calle de las palomas, pero sus pasos son más rápidos, su presencia más fugaz, todos disponen de un lugar al que llegar, lo que hace que las compañías se intercalen cada pocos minutos a la llegada de un nuevo ferrocarril, haciendo más fácil comprobar que no hay ningún observador permanente, es posible cambiar de estación evitando así despertar sospechas, pero el enorme parecido de todas ellas hace que me encuentre relajado, acostumbrado al tono de luz invariable. Todo esto me hizo darme cuenta del porque el sujeto de mi investigación trabajaba con tal comodidad en el transcurso de su viaje.

Pese a todo, y como era de esperar le volví a ver. Al parecer el viaje a la estación de los leones es un ritual semanal, pues se produjo en un margen de tiempo cercano al del último encuentro.
Mas preparado que la vez anterior, pero aun así absurdamente nervioso, me dispuse a seguirle, y dejando una breve separación de tiempo en la que volví a disponer los periódicos y cuadernos en el maletín con la mayor calma de la que fui capaz, comencé la persecución.
Caminaba a buen paso, seguro y constante, subiendo los peldaños de las mecánicas escaleras que daban a la salida de la estación a ligeros saltos, esperando nervioso cada vez que tropezaba con alguna otra persona que, con más calma, esperaba a que el mecanismo mecánico la arrastrara a la superficie. Yo, por mi parte, seguía sus pasos lo más discretamente posible, pero habría sido esfuerzo inútil.
Mucho antes que yo, llegó a la salida, y si no fuera porque en ella se había detenido a charlar con un muchacho de entre ocho y catorce años los habría perdido.

Era un crio pálido y flacucho, con el pelo quizá excesivamente largo y unas gafas de un llamativo rojo intenso. Mantenía un aire desgarbado e insolente mientras respondía vagamente a las palabras que el sujeto le dirigía con aparente amabilidad. Vestía además ropas de deporte y junto a él llevaba una bolsa de tela negra en la que supuse portaría enseres deportivos dada la naturaleza del logo inscrito en su superficie, así pues, supuse que se dirigirían a algún acontecimiento deportivo en el que el niño debía participar. Pues inteligentemente deduje que de venir el muchacho del mismo, su aspecto habría resultado más cansado por el esfuerzo y alegre por la liberación de endorfinas.
Mis sospechas quedaron confirmadas cuando se dirigieron a un cubierto campo de futbol que se hallaba colindante a un colegio, cubierto por la misma valla protectora que la institución.

Pese a todo, las puertas se hallaban abiertas y nadie me hizo pregunta alguna cuando entre en el mismo tras haber dejado transcurrir unos minutos de la entrada del muchacho y el que creía su padre mientras consumía nervioso un cigarrillo apoyado junto a la pared de la calle paralela.
El muchacho desapareció en lo que debían ser los vestuarios al poco de que entrara pero mi atención estuvo fija desde el principio en el sujeto, el cual se encontraba junto a otros hombres en unos banquillos colocados a una distancia prudencial, aunque excesivamente breve, del campo en el que iba a disputarse el encuentro.
Era un hombre sano, con fuerza y rebosante de vitalidad. Labrada en su rostro permanecía una sonrisa brillante que podía percibir con claridad desde el lado opuesto del campo en el que me hallaba. Sus maneras eran familiares con los hombres que había junto a el, los cuales parecían contagiados por el espíritu del sujeto.

Me planteaba la posibilidad de realizar una aproximación cuando note unos golpes en mi hombro derecho.
Me sobresalte sobremanera, no solo por la sorpresa ante aquel contacto, si no porqué considere que aquello que me palpaba podía llevar haciéndolo largo tiempo mientras me hallaba absorto. Di un brusco salto hacia delante a la vez que me giraba sobre mí mismo retrocediendo de aquello que me tocara para descubrir el rostro de un hombre de avanzada edad que me miraba con gesto curioso y amable.
-Ho…Hola…-Acerté a decir incapaz de comprender los motivos que tenía para llamar mi atención aquel extraño.
-Disculpe, joven.-Dijo el anciano con una sonrisa cordial, probablemente consciente de que me había sobresaltado.-Sabría decirme como llegar al colegio de su muchacho, es que como ya sabrá debemos ir nosotros la semana que viene, y el crio no ha sabido decirme si queda cerca de la estación de metro.-Recuerdo que dijo el anciano.
-¿Mi muchacho? ¿Perdón?-Pregunte obviamente incapaz de comprender en aquel momento a que se refería aquel hombre.
-Sí, discúlpeme, ¿Acaso no viene usted con alguno de los críos de La Venta?-
Proseguía aquel anciano en su incansable interrogatorio y empezaba a sentir que caían sobre mí las miradas de los rostros colindantes. Asustado, decidí que debía abandonar aquel lugar antes de que el sujeto se percatara de mi presencia.
-Creo que se ha equivocado de persona.-Comente intentando dar por finalizada la conversación, y para que esto quedase claro puntualice.-Debo irme. Un placer.
Salí raudo del colegio, con la cabeza gacha y la mirada evasiva, intentando evitar que algún rostro pudiera verme de pleno. Camine largo rato sin mirar a nadie, evitando detenerme hasta que me halle a varias calles del colegio y creí hallarme lejos de cualquier nuevo inquisidor.

Apoyado en una pared con la mano extendida, tomaba largas bocanadas de aire mientras la vergüenza se arremolinaba en mi pecho robándome el aire.
Como había podido ser tan estúpido. Ahora todo resultaba obvio, aquel maldito anciano… pero ya era tarde para ensayar las respuestas.
También había perdido la oportunidad de seguir espiando al sujeto y aquello era lo que más me atormentaba. Me preguntaba cómo podría hacer para no llamar su atención tras aquella estrepitosa huida en la que probablemente se hubiera percatado de mis ropajes. Era tarde para ir a cambiarlos pero… ¿Qué me había dicho el anciano? ¡La Venta! Era lógico, el crío al que acompañaba el sujeto estaba en una especie de liga infantil en la que participaban varios colegios, y el próximo fin de semana el encuentro se celebraría en el colegio de La Venta.
Esperándoles allí con nuevos ropajes no habría nada que temer.