Partida Rol por web

La guerra de las mentiras.

Hasta ayer. (Escena antigua)

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27/11/2011, 02:49
Director
Sólo para el director

Canción en Goear (The Seer's Tower)

Ayer. La termodinámica hace avanzar el cosmos hacia la muerte térmica a un paso absurdamente relajado. Los demagogos etiquetan la vida de sentidos profundos que hacen que la gente gaste más y proteste menos. Las leyes de la física ignoran lo difíciles de entender que son para un estudiante de instituto medio. El número 312 es pronunciado sólo 312 veces. El futuro pierde precio en Wall Street. Los que pueden buscan en el sexo un refugio existencial. El fósil más antiguo de la Tierra es la luz de una estrella.

 

Notas de juego

Si no te has leído la escena Narrativa., LÉETELA AHORA.

EN ESTA ESCENA ESTÁIS SOLOS EN EL MUNDO. Cuidado: podéis estar relacionados; simplemente no podéis dejarlo ver aquí... si en la escena siguiente el programador psicótico resulta ser tu odiado padre eso ya es otra cuestión. No os rayéis con las potenciales contradicciones ya que de esta partida, como del cerdo, todo se aprovecha ;)

TODO LO QUE PASA AQUÍ HA DE SER VEROSÍMIL... lo que no quiere decir "normal" ni "intrascendente".

ESTA PARTIDA ESTÁ EN TIEMPO REAL: si posteas ahora mismo puedes narrar sobre cualquier acontecimiento pasado o presente real o ficticio, pero no sobre el futuro. Puedes ayudarte de cosas como estas: reloj internacional, últimas noticias.

RECUERDA VOTAR (en mensajes sólo para el director) si hay una o más historias con las que te gustaría compartir partida (puedes votar a tantas historias como quieras desde el momento en que escribes tu propio post y hasta que se cierre la escena). Cuantos más votos, más posibilidad de que entren.

Esta escena se cerrará en noviembre, día todavía indefinido: los afortunados seréis admitidos, la partida comenzará propiamente y el mundo nunca volverá a ser el mismo.

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29/10/2012, 22:43

La plaza de los niños solitarios.

Hiroshi llega a la plaza por el lado este, camina despacio y algo extrañado en la mirada.


- Hola, soy Sandy ¿y vos?
- Hiroshi
- No te vi nunca por acá Hiroshi, ¿sos nuevo?
- No, vengo todos los días, me gusta mucho esta plaza


Sandy tuerce ligeramente la cabeza con la cara llena de curiosidad


- Yo también vengo todos los días, mis mejores amigos juegan acá.
La niña de rizos cobrizos señala con la mano, detrás de ella varios niños juegan a construir castillos con cajas, naipes, barro y toda la basura que pudieron encontrar en la plaza. En el centro del parque de juegos otro grupo de niños chapotea en la fuente, hace calor y todos corren de una punta a la otra llenando de agua los alrededores.

- ¿Ese de ahí es Gino? A él sí que lo conozco, siempre está acá
- Siempre, no falta ni un día, llega antes que yo y nunca se ha ido antes
- ¿Te gustaría ayudarnos a terminar el castillo?
- Si, para eso vine, para tener amigos… Aunque me parece que hoy no tengo mucho tiempo

Hiroshi se une a los demás niños, todos son muy amables. En esta plaza siempre que uno llega lo invitan a jugar, o puede conversar con alguien que te saque una sonrisa. Se puede reír cuan fuerte como se quiera, correr en el agua, ensuciarse de barro o lo que uno quiera. Sólo están prohibidos los juegos de guerra, los de peleas, los de competencias. Si lo que uno prefiere es hablar con alguien la persona indicada es Gino. Siempre se lo puede encontrar en la plaza, es amable y paciente, cálido y de buenos consejos.

El castillo está casi terminado, sólo han pasado algunos minutos pero Dina desaparece antes de colocar las torres. Para cuando el pozo está listo ha desaparecido Sandy y vuelto a aparecer. Tommy alcanza por poco a terminar el lado sur del muro y luego también desaparece. Hiroshi desaparece casi al último pero Gino alcanza a despedirse de él.

- Qué alegría verte a esta hora, volvé cuando quieras.
- ¿No es siempre la misma hora? – Y desaparece

Dina, en los suburbios de Atenas, apaga la alarma, debe levantarse pronto y preparar el desayuno para sus dos hermanitos que tienen que ir a la escuela. Tiene 12 años.

Sandy, en un rincón oscuro del metro de París, siente frío, los cartones que la cubren no frenan el viento helado. Está descalza y hoy pedirá monedas en la puerta de la iglesia, si no tiene nada para la noche su padre la destrozará a palos. Cierras los ojos, volver a la plaza sólo un rato más. Tiene 8 años.

Hiroshi, en el salón de un orfanato en Okinawa recibe un severo castigo por dormirse en clase. Le toca fregar todo el edificio y sólo cenará pan. Tiene 8 años.

Gino, en un hospital en Turín, recibe el calor del abrazo de su madre y duerme. Siempre duerme. Tiene 15 años.

Notas de juego

Bueno, veo que estoy de estreno!! Espero que les guste!!!

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30/10/2012, 22:27
Donbarbosa
Sólo para el director

Nada más terminar su grado en Filología, Fernando Castro se sumergió en el proyecto de su vida: escribir su primera novela. Echando cuentas, la mísera pensión que le pasaban sus padres sería suficiente para alquilar un viejo ático casi claustrofóbico en la ciudad vieja de la Coruña y malvivir a base de una dieta diaria de arroz con un suplemento de salchichas los domingos. Tendría que renunciar a algunas cosas, sí: al tabaco, a las reuniones con los amigos, a la higiene personal... Pero nada de eso importaba, pues tenía en mente una trama genial que lo catapultaría en un año o dos a la gloria literaria.
La novela giraba entorno al personaje de Olga Nazarova, una mujer exuberante, fría y metódica que de  día ejercía de amante de grandes empresarios y ejecutivos y de noche redimía su culpa ofreciendo su cuerpo a artistas y bohemios a cambio de retratos, poemas o simples promesas de amor eterno. Cada capítulo narraría el encuentro de Olga con uno de estos hombres, para formar, todos juntos un mosaico de las luces y las sombras del espectro social difuminado con un halo de desaforado erotismo.
Tras tres años de disciplina diaria, la novela estuaba lista para publicar. En el momento en que presionó la tecla del punto final, Fernando Castro no pudo evitar verter una lágrima de felicidad al ver su trabajo terminado. El proceso había sido largo y laborioso, la redacción lenta, las correcciones, meticulosas. Había días que leía y releía un párrafo hasta veinte veces tratando de encontrar las palabras precisas para suscitar el efecto deseado, y cuando las encontraba, a menudo a altas horas de la madrugada, se desplomaba en su cama y se hundía, con una sonrisa de satisfacción en un sueño reparador que le proporcionaba nuevas ideas para su obra.
La batalla contra el hambre, el frío y la locura había sido dura, pero ni siquiera cuando después de quince capitulos perdió su obra por culpa de un problema informático, ni cuando tuvo que ser hospitalizado un par de días como consecuencia de su mala alimentación, cedió en su empeño de escribir diariamente.
Entonces Fernando Castro se encontró con el muro editorial. 47 editoriales distintas rechazaron o ignoraron su obra. La mayoría no se dignaron siquiera a contestar, y las que lo hicieron le dijeron con fingida amabilidad comercial que no se correspondía con la línea de la editorial. No, desde luego aquella no era una estúpida historia sobre faraones, caballeros templarios o judíos víctimas del holocausto. Tampoco era, desde luego, una novela sobre niños magos ni vampiros adolescentes. Aquello era literatura de verdad.
Fernando Castro llegó a la conclusión de que el mercado editorial español no estaba a la altura de su talento, así que se decidió a saltar el charco y a ponerse en contacto con editoriales mexicanas, argentinas y colombianas. El resultado fue similar. La mejor oferta que recibió fue la de una tirada de prueba de cien ejemplares costeada por él mismo a cambio de un ridículo porcentaje sobre las ventas de futuras ediciones. 
Totalmente desesperanzado, Fernando Castro decidió asumir su fracaso y gastar los quince euros que le quedaban para el resto de mes en una botella de vodka con la que ahogar su frustración. Sentado en un banco en los Jardines de Méndez Núñez bebió pausadamente la botella y se sumergió en una reconfortante embriaguez observando a los jóvenes que se alejaban de aquel ser solitario, barbudo y demacrado en el que se había convertido.
A una hora indeterminada, Fernando Castro volvió a su ático con la visión borrosa y el paso tambaleante. Tras varios intentos consiguió acertar con la llave que abría la puerta, y entonces pudo ver cómo la leonera que era su habitación se encontraba perfectamente ordenada y limpia y un suave olor a lavanda flotaba sobre el lugar. Además, sentada en la cama se encontraba una mujer que reconoció al instante por haber ocupado su imaginación todos los días durante más de tres años. Demasiadas preguntas le vinieron a la mente, pero aquel no era el momento de contestarlas. Con una furia incontrolable, el escritor tumbó a Olga Nazarova sobre su cama y le hizo el amor hasta caer exhausto.

Notas de juego

A mí me ha encantado, Guasap, es un comienzo muy sugerente.
Y como no veo otro lugar para decirlo, lo digo aquí. Tengo muchas dudas sobre la partida y me gustaría poder tener una escena de off-topic para plantearlas.

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31/10/2012, 19:13
Sólo para el director

No me gustaría que ocurriera, quizá eso sea mentira, me gustaría que no fuera, ardientemente valoro la posibilidad de que pueda negarme a su existencia.

Negro. Negra es la caratula que veo dentro de todos aquellos que no son capaces de ver lo que tienen ante sus ojos. El azul de los árboles, el rojo del mar, el verde del cielo, los pájaros violetas...

No es que yo quiera cambiarlo, es sólo que quiero hacer ver al resto de los mortales que no todo es gris o incluso negro, ese vacío de color, de luminosidad que piensan que existe entre su mundo y el mio. Porque en el fondo es el mismo mundo. Y no hay ni una sola pizca de serrín que lo anule, que lo límite.

Pintando voy por la calle sus ojos, aunque no me ven, aunque solo soy una leyenda urbana para ellos, existo e intento atravesar ese muro que se han puesto para no verme. Para no vernos.

Entre mis compañeros, los narnietanos, yo soy nueva, observo a mi mayores e intento aprender de ellos, de sus buenas acciones y malas, y aunque el tiempo no transcurre hacia nosotros como lo hace para los humanos intentamos llevar su ritmo de vida, incluso algunos de ellos son capaces de interactuar con nosotros. Esto puede deberse a dos cosas: que no esten manchados de aquello que los hace invulnerables a observar lo bonito que os ofrece el ambiente o simplemente que les hayamos cogido cariño por haber visto su corazón y al hacer reincidencia sobre sus ojos les hemos quitado ese cascarón.

- (con tono neutro) Qué haces por aquí sola 

Lo más curioso de los humanos es que no pueden hablar entre ellos sobre esto, sería una gran locura que pudieran ver a seres como nosotros. A uno de mis más allegados amigos humanos, George, lo encerraron en una habitación en un centro con un montón de gente que decía barbaridades por el mero hecho de intentar probar nuestra existencia. Narnieta pudo estar en peligro.

- (el mismo tono de antes) Me oyes o eres sorda

- (con asombro) ¿Me ves?

- No lo dudes

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01/11/2012, 16:24
5
Sólo para el director

No es intención  suya volver a hacerlo, sin embargo se encuentra en un bucle del que no puede salir. Es el pez que se mueve la cola.
Frey iba andando por la ciudad, observando las aceras, viendo como la lluvia que caía inundaba las alcantarillas y a la misma vez hacía que las paredes de hormigón de la ciudad se tornaran oscuras, negras, mugrientas. Preciosas.
La oscuridad era lo que le llamaba, lo que le hacía moverse, lo que le gritaba que no se estuviera quieto. Pese a ello llevaba la nariz roja. Pese a ello llevaba una sonrisa perenne en la cara. Tatuarse es lo que tiene. Decidir que harás eso el resto de tu vida sin pensar que te podrías llegar a arrepentir por ello es lo que tiene. No, no lo pensó. Y sí, lo hizo: Frey se convirtió en payaso a los 10 años de edad tatuándose en la cara aquella terrible sonrisa que tanto horror le daba.
¿Para qué? Por una simple razón, no era capaz de ver a un niño como él llorar por ver a una persona moverse con soltura mientras le explotaba un globo en la cara, eso no era gracioso, y se lo tenía que enseñar a todos.
El dolor era lo que le había criado, no había tenido padres. Sólo tuvo unos seres a los que llamaban tutores que le hacían meterse en la boca de un león para que le masticara y luego curar sus heridas con ginebra. Por ello el agua de la lluvia le agradaba, porque le limpiaba.
Pese a haberles hecho pagar por ello no se sentía satisfecho y tenía que hacer ver que los payasos no eran tan malos como el resto pensaba. O esa era su intención hasta que conoció a Julia.
Julia no era bella, ni siquiera era una mujer, sino un proyecto de ella, quizá lo sería en un futuro, de hecho ha ido evolucionando desde el dia en el que se conocieron, pero  eso no importa ya que aún es un mero proyecto.

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01/11/2012, 23:41
Morgian
Sólo para el director

Hubo un tiempo en que el cielo era azul. Y si mirabas hacia arriba podías ver miríadas de estrellas constelándose sólo para tus ojos... Adán N. apagó la alarma del despertador un minuto antes de que sonase. Como cada mañana. 15 minutos después salía del edificio gris donde vivía. Todo era gris en esa ciudad: Las casas eran grises, los coches eran grises, la gente vestía de gris y hasta sus rostros eran cenicientos. Incluso lo era la nieve que las grandes máquinas del Ayuntamiento soltaba para que pareciera que el clima cambiaba en algún momento. Hubo un tiempo en que el verde era un color, y no un recuerdo. En que podías entrelazar entre tus dedos el tallo de una flor y sentir su savia pegándose a ellos... Adán N. llegó a la oficina gris donde trabajaba. Como cada día desde que podía recordar. Aunque eso tampoco era mucho. Se había acostumbrado a vivir sin saber lo que había hecho la semana anterior. Todo se iba perdiendo en una nebulosa que envolvía su mente. Una nebulosa gris, por supuesto. A veces creía entrever algún destello, algún recuerdo... Pero enseguida lo perdía. Lo único que le quedaba era la rutina en que basaba sus días. Hubo un tiempo en que el agua se podía beber directamente de los arroyos. Y podías sentir su frescura derramándose por tu garganta hasta llegar a tu alma. Y sin embargo... Adán N. sabía que había algo importante que había olvidado. Algo más importante que el lugar donde vivía, o el nombre de la chica de turno con la que se despertara. Algo sobre quién era, y adónde pertenecía. Cada día, antes de dormirse, trataba de recordarlo. Y cada día, justo en el instante en que su conciencia se diluía en la niebla gris, lo recordaba. Y esa parte de él que sabía que ese no era su lugar gritaba y se desgañitaba tratando de despertarlo. Pero siempre era tarde. Y llegaba el día siguiente. Y todo era gris.

Notas de juego

Guasap, me ha encantado tu post, me ha recordado mucho a Sandman. Muy Neil Gaiman :3.

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02/11/2012, 01:09
3
Sólo para el director

El hombre crea dios a su imagen y semejanza, lo dota de poder omnisciente y omnipresente por que en el fondo el hombre desea poder. El poder para controlar su vida y todo aquello que lo rodea. Decide entonces que el mismo es dios. Por ende tú también lo eres. Así que también eres un creador y debes tener cuidado con lo que creas, porque tu creación volverá a ti y te preguntará porque la has creado y cuál es su lugar en el mundo. ¿Tendrás las respuestas cuando esas preguntas te lleguen?
De las enseñanzas de Gua-Ocasa


Al caer la noche, Nacido-de-la-boca-del-rio estaba listo para recibir la primera de tres pruebas que le esperaban antes de convertirse en hombre y recibir su verdadero nombre.  Gua-Ocasa estaba como siempre sentado observando cómo los niños se acercaban y formaban un círculo entorno a la fogata que había mantenido ardiendo durante 7 días.
Muchos de ellos querían regresar con sus madres para ser alimentados, otros tan solo querían que el entrenamiento como guerrero empezase cuanto antes y dejarse de las bobadas de un viejo y sus antiguas tradiciones. Llevaban 7 días en vigilia tratando de escuchar la voz de los dioses que les dieran su nombre. Nacido-de-la-boca-del rio  había escuchado tantas veces la historia de cómo Gua-Ocasa había pasado por todo esto para escuchar la voz de Sua, y decirle que él era el guardián de su templo. Decía que ellos deberían pasar por esta prueba para conocer su nombre, pues su nombre era su destino.
Mientras volvía su mirada a las llamas, Nacido volvía a los trances de días anteriores, donde el fuego danzaba sobre los troncos rompiéndolos y cambiándolos, liberando a más hermanos de fuego de la prisión de la madera cuando lo escuchó, era un susurro que venía de su cabeza, no era el chispear del fuego, el viento atravesando los árboles, durante los primeros días identificó esos sonidos y otros más que surgían de los bosques, pero este era diferente, venía de la parte superior de su cabeza, como un murmullo, como los susurros de sabios, como la melodía de madre al coser, un sonido que comenzaba a utilizar palabras para hacerse audible, Nacido se concentraba para darle vida a ese sonido, hasta que sin darse cuenta estaba cantando el nombre, repitiéndolo para moldearlo, para sentir su vibración en los labios y en su cuerpo. Los otros niños comenzaron a volear para ver de dónde provenía el sonido. Gua ocasa les hacía señales para que mantuvieran el silencio y su lugar, hasta que el canto del muchacho emergió claro, tapando así los sonidos del fuego. Era el primero en recibir su nombre y los demás estaban asombrados, Incluso Gua Ocasa.
Cuando terminó de cantar, nacido estaba asombrado pero tranquilo, y su mirada volvió de las llamas para mirar a los demás que estaban cerca y lo miraban con asombro y placer. Buscó los ojos de Gua Ocasa quien lo miraba asombrado, no, su mirada no era de asombro, era algo más profundo, era como un miedo, como si alguien terrible le hubiera clavado algo en el pecho. Su boca se abrió lentamente tratando de pronunciar algo: “Suetyba” dijo por fin. Nacido comprendió que ese era el sonido que estaba cantando. -“Suetyba” - repitió e viejo – ese es tu nombre, Suetyba, el que trae la muerte.

Notas de juego

me gusta el contexto de Guasap, que buen comienzo

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03/11/2012, 07:43
Korsakoff
Sólo para el director

Nada como el acre olor de un dedo recién introducido en el culo para motivarse por la mañana, seguido de un sorbo de café y un cigarro en la terraza. Matías disfruta de los pequeños placeres. "En algo hay que recrearse para que la vida no le tumbe a uno", dice cuando está filosófico. "Si no te gusta no mires", cuando tiene el ánimo menos propenso a tratos sociales.

El momento de paz se dispersa y sus neuronas bien adoctrinadas le recuerdan que está jodido y sin un pavo, como exigiéndole que haga un plan para salir del atolladero. 

- Se supone que las que pensáis sois vosotras, zorras - musita antes de soltar un gargajo de proporciones ciclópeas por el balcón.

Se rasca pensativamente el lugar donde la espalda pierde su nombre. Como siempre, no puede confiar en su cerebro, aunque él mismo sea su cerebro. Es un asco ser consciente de uno mismo. Vuelve con paso cansino al salón, y se deja caer pesadamente sobre el sofá. Enciende la televisión mecánicamente, no es que tenga ganas de verla. Solo es más barata que drogarse como es debido.

En un canal hay un programa de esos documentales del extranjero, en el que se ve a varios niños hacer chorradas con cajas en una plaza. 

- Joder, quien fuera crío. Diez años para disfrutar y no te enteras hasta que tienes la mierda al cuello. 

En otro, lo que parece ser algún tipo de película de esas de sábado por la tarde, romantico-depresivaa en plan historia real, de un escritor o vete tu a saber que.

- Joder, y encima ni sacan teta. 

En otro, un payaso del tipo psicótico camina bajo la lluvia, todo chungo, todo mal rollito.

- Joder, o se carga de una vez a una rubia tetona bien siliconada o paso de esta mierda. Ya no hay gore como el de antes.

Curiosamente, no hay más canales. Un par de golpecitos en el mando. Un buen hostión. Nada. Con todo el esfuerzo que ello representa, se levanta y le sacude varios golpes a la televisión en si misma. Niet. Puta mierda. Decide que lo mismo es cosa de la antena. No está conectada.

Se vuelve a rascar las posaderas. El día de la despedida de soltero de Guille parece que le dejó el cerebro más hecho papilla de lo que suponía. La tele no funciona sin la antena conectada.

Vuelve a mirar la pantalla y cambiar los canales. Siguen los tres programas esos. Parecen docudramas, o alguna mierda asi en plan innovador. 

Que le jodan al banco. Matías se dirige a su mueble bar. Parece que hoy va a merecer la pena darle matarile a la botella de ocasiones especiales. 

- Nada mejor que decirle adios a la cordura que pillándose un ciego con ginebra y viendo la tele en casa. Que te jodan, mundo.