Partida Rol por web

Ya esperaba que me atacaran, por lo que me aseguré de que no hubiera nadie detrás de mi. Vi venir el disparo, y con un rápido movimiento coloqué los pies sobre la pared para dar un salto en dirección contraria, dejando tras de mi una estela de fuego que conseguiría unas décimas de segundo de distracción.

- Cuidado! - dijo mirando a Silvia, pero la advertencia llegó demasiado tarde

Se había percatado de todos los disparos que se dirigían hacia todos pero, en el medio del combate, a pesar de tener una mente extremadamente rápida su cuerpo no lo acompañó y no pudo hacer nada para evitar ningún impacto...

Bueno yo fuí alcanzado pero no se cuanto alcanza el daño, reduciendo si cabe por el campo de fuerza. Cuando me digas posteo, aunque a mi no me quedan acciones y al resto si. Tu dirás.

Turno en preparación.

Los disparos sobrevolaron el lugar pero, y debido a la urgencia de la situación, muchos erraron en el blanco. Silvia había sido impactada gravemente con uno de los disparos provocando una herida grave y ennegrecida que, por suerte, no sangraba debido a la cauterización del plasma. Pero aun así, la situación comenzaba a agravarse. Cuando el segundo tiro iba a impactar sobre la chica, este se detuvo en el aire al impactar con un muro invisible. Rápidamente, la circunferencia del muro protector de Djimbo se hizo visible durante unos segundos tras el impacto y, acto seguido, absorbió el que iba dirigido a él. 

Pero no todo iba bien por el lugar, pues una ráfaga de disparos había destruído el muro protector de magma y, acto seguido, las balas se dirigieron al grupo de la puerta. En una hábil maniobra Hi no Kami esquivó un disparo dirigido a la cabeza. Pero, justo en ese instante, un segundo proyectil pasaba justo a su lado impactando en el hombro de la chica, agujereándola y haciéndola caer al suelo inmediatamente. Si estaba muerta o no, se desconocía. Pero su estado era muy grave.

La situación se agrababa por momentos, ¿qué sucedería ahora que se habían percatado de su presencia?

El dolor, o una sensación análoga a éste, me indicaba que el impacto había causado daños importantes. El disparo me había atravesado allí donde me impactó, pero por suerte no me había restringido la movilidad y, en la medida de lo posible, ignoré el dolor y puse por delante la necesidad a actuar que mi bienestar personal.

La chica del magma estaba herida, así que debía hacer algo por ella, cuanto antes. Pero no podía permitir que los enemigos se fueran de rositas, pues de lo contrario no serviría de mucho que la sanase si luego iban a volver a atacarnos.

Miré al más grande, al Centinela. Algo lo había protegido de los anteriores ataques, pero parecía que el fuego había desactivado aquella barrera. Con la esperanza que aún estuviera desactivada, me lancé contra él como una exhalación.

Mi golpe no había de los mejores, más bien al contrario, pero si no disponía de barrera, algo tendría que lamentar.

No me detuve a comprobarlo y, siguiendo mi trayectoria, golpeé al acorazado que había disparado contra mí. No tanto por venganza, más por evitar que pudiera volver a disparar contra nadie con aquella precisión. El sonido del golpe quedó tras de mí cuando, atravesando la estancia como un relámpago, me desentendí del acorazado y fui hasta donde yacía la chica de magma.

Como hiciera antes con Djimbo, puse mis manos sobre ella y dejé que parte de mi energía vital traspasara hasta su cuerpo, esperando poder traerla de vuelta.

Ya no podía más que alzar la vista y observar cómo se sucedían los acontecimientos, antes de decidir qué hacer a continuación.

Los eventos no se sucedieron de la mejor manera. A pesar de haber contado con la sorpresa el grupo no pudo hacer la diferencia y por el contrario, recibió varios disparos y bajas. En su preocupación por los demás lanzó un fuerte "latigazo" mental contra los Grunts. Cansado por el esfuerzo se puso a analizar mejor la situación para tratar de ayudar al resto...

- El ataque combinado funciona! - gritó para que todos escuchen - El fuego parece efectivo, continuemos. Silvia, ayúdame contra los acorazados, el resto enfóquense contra el grandote. Ya estamos casi fuera! Hagamos un esfuerzo por la libertad

No había visto el disparo que se había dirigido hacia la muchacha volcánica. Lo primero que hice fue salir disparado contra el centinela describiendo un arco para darle una patada ignea que lo enviara contra sus inferiores jerárquicos.

Desde allí llené mis pulmones de aire para calentarlo hasta temperaturas abrumadoras y lo exhalé en un gran aliento de fuego que agrupara a todos los enemigos. Pagarían por cada una de las heridas que habían provocado. Pagarían por cada hombre, mujer y niño privado de su vida y su voluntad.

"¡La chica!" exclamó en la mente de todos, y perdiendo parcialmente su concentración, cuando vio como aquel tiro penetraba de lado a lado a la chica que se encontraba protegiendo a los prisioneros y caía como un peso muerto. Apenas pudo reaccionar a la velocidad de Silvia atendiéndola, pero quizás, aunque la salud hubiera cerrado sus heridas, no hubiera sido suficiente. Pues no despertaba aun. "Me dedicaré a proteger a los prisioneros, ¡seguid combatiendo vosotros!"

Había perdido mucho tamaño al dejar que parte del humo que formaba su cuerpo se desligara de él para tomar el control de los dos acorazados. Si recibía un ataque de energía sería su fin, pero tenía que volverlo a intentar. Aquella potencia de fuego -pensó al recordar el impacto sobre la velocista- sería muy importante más adelante.

-Maldita sea, ¡esos guerreros enanos están acribillándonos! -miró hacia atrás, hacia delante y hacia los que habían sido herido por alguno de aquellos rifles -Lo siento, pero tenemos que encargarnos de ello. Os dejo el centinela a vosotros. 

Y entonces volvió a lanzar una nueva oleada de aquel ataque mental que hasta ahora nunca había hecho en realidad.

Por algún motivo, si hacía unos segundos ninguno de los golpes físicos que recibió el Centinela parecían haberle hecho algo, esta vez fue todo lo contrario. El golpe de Hi no Kami y de Silvia que llegaron con apenas una milésimas de diferencia impactaron con fuerza contra el mudo Vigilante que, tras verse afectado por estos, salió volando contra la estatua y la hizo temblar debido al impacto. El desplazamiento había sido tal que, en su armadura frontal, se podía ver las marcas de sendos golpes. Y seguido de esto, el acorazado al que golpeó por primera vez Silvia y que había sido quien dio la orden de atacar, volvió a recibir un golpe tremendo que, finalmente, logró que este perdiera el arma en sus manos y saliera volando lejos de este. Todavía parecía consciente -o esa era la impresión- pero ya tenía un arma menos con la que combatir.

Entonces sobrevino el caos. De la docena de Grunts, unos cinco cayeron de golpe. Las ondas psíquicas de Vivian y QR parecían comenzar a tener efecto. Pero, y sin conocimiento alguno de por qué sucedía, de los siete que quedaban, tres de ellos comenzaron a dar gritos entre sí y a disparar sus armas contra los otros Grunts. ¿Por qué se estaban atacando entre ellos.

El acorazado controlado por Darkness sostuvo su rifle entre las manos y buscó con la mirada al otro acorazado, al que estaba siendo objetivo de la paliza de la chica. Sonrió y, buscando un buen punto de puntería entre el fuego cruzado de todos los Grunts y las llamas de Hi no Kami -que habían ayudado a calcinar a los Grunts que cayeron- accionó el disparador del arma. El proyectil comenzó a viajar a toda velocidad en dirección a ese maldito bastardo.

A diferencia del resto, entre todo el caos y violencia, Djimbo se encontraba tranquilo. Así lo habían entrenado, ese fue su día a día durante muchos años. Rápidamente, en un simple vistazo, comprendió la situación.

Los pequeñines estaban siendo neutralizados, no sabía quien exactamente, pero así era. El ser de humo se estaba enfrentando a los acorazados y el japonés hacía lo propio con el cíclope. Lo que no comprendía era porque la mujer velocista perdía tiempo preocupándose y curando a los caídos. Con el potencial que escondía en tan aparentemente frágil cuerpo, debía estar luchando para frenar la amenaza. Pero sabía que era inútil dar cualquier tipo de instrucción.

Se centró en su cometido...

Ser tuyo chino, golpea forte!!!
 

Djimbo concentró todo su poder telequinético y proyectando una mano invisible que sujetó al cíclope contra la estatua.