Partida Rol por web

El devoto de Zeus entró en la carpa dedicada a la preparación de los participantes, y cuando entró no se podía creer la escena. Se había formado una nueva contienda y aún no había comenzado ni el primer asalto del combate... Echó un vistazo a los agresores que parecían unos fanáticos del dios muerto, y al parecer condenaban cualquier otro tipo de creencia, eso irritó al sacerdote; además el objetivo de su burla parecía ser la joven nórdica, aquella que apostó por él contra el hombre de su misma religión, algo que le sorprendió y le valió para ganarse sus respetos. Por ello, dirigiéndose a los hombres asaltantes les dijo en tono amedrantador:

-Ya bastante humillación ha tenido vuestro dios en el día de hoy como para asumir otra afrenta más... No os recomiendo que iniciéis una pelea que vais a perder... -dijo poniéndose del lado de la chica y los dos hermanos- si queréis demostrar algo más os vale dejarlo para el duelo, de lo contrario no llegaréis ni a la primera fase ... -les dijo amenazadoramente desenvainando su espada y colocándose en posición defensiva.

Los agresores se observaron entre sí al ver que varios se unieron a la causa de la mujer del norte. Ya no se sintieron demasiado animados a la violencia, puesto que los números realmente se torcieron a favor de estos, luego de la intervención de los hermanos del reino de Roland.

Sin más, enfundaron sus espadas y agacharon las cabezas. Así terminaron retirándose y susurraban por lo bajo.

Eso estuvo cerca. No tenía sentido comenzar a luchar aquí, cuando requerimos toda nuestra mejor dote allí afuera. ¿En qué estabas pensando tú en querer luchar? Ni siquiera manejas la espada de forma apropiada.

Bertram tomó la mano de su hermano, corrigiendo la postura con la que sostenía la espada que le pertenecía. Tras hacerlo, terminó quitándosela para guardarla.

Y al final, el dia habia estado lleno de sorpresas sin siquiera empezar la contienda! Visualizo aquella tosca escena, riendome internamente por la paliza de la que se habian salvado aquellos nobles. Habia que tener agallas para desafiar a un Vikingo,independientemente de su sexo! Recuerdo con nostalgia aquellos dias, en los que mi padre armaba un total revuelo por haber sido levemente insultado. Iba a intervenir con el unico afan de tener una lucha, pero la escena termino rapido y seria algo imprudente avivar mas la contienda.

Despues, por azares de la vida, oigo conversando a aquellos hermanos que defendian a la Norteña. 

Eso estuvo cerca. No tenía sentido comenzar a luchar aquí, cuando requerimos toda nuestra mejor dote allí afuera. ¿En qué estabas pensando tú en querer luchar? Ni siquiera manejas la espada de forma apropiada.

Le vas a denegar un combate a tu hermano? Si te preocupa su tecnica, por que no le habeis enseñado a manejar la espada con gracia?-Menciono mientras interrumpo toscamente-No lo cries como un cobarde, vos no estareis siempre a su lado para defender su retaguardia. 

Observó con algo de atención a Charles. Este desconoce la pelea que se armó afuera de la tienda, así que le mira sin problemas ni juicio alguno.

Supongo que en eso tiene razón. Tendremos que comenzar tus prácticas, Ahrem. Desde que dejamos nuestro hogar, el maestro de armas no volvió a darte más lecciones, y no tienes idea de cómo luchar.

Luego del altercado entre la mujer de pelo rubio y los nobles, decido acercarme para conocer a aquellos que socorrieron a una mujer en apuros, independientemente si necesitaba ayuda o no. Antes de poder decir algo, aquel predicador de Odín comenta acerca del mediocre estilo del chico para empuñar un arma.

-Mis felicidades para usted, señor Helenista, por haber ganado el combate contra el lacayo momentos atrás. Señor Predicador de Odín, ante todo, permita que me presente, me llamo William Grado, y pertenezco a los soldados que protegen el linde Occidental del reino. Ahora, usted no puede culpar al caballero por no querer enseñarle a su hermano menor acerca del arte de la guerra, puesto que ningún hermano cristiano desea ver a su familia caer en asuntos tan triviales como la guerra. Sin embargo, la culpa recae sobre el joven, pues debería, a estas alturas, haber aprendido a valerse por sí mismo para serle de ayuda a su hermano y familia. Y a ustedes, nobles de Roland, no soy su aliado, debido al conflicto que enfrentan nuestros reinos, pero como dicen los poetas "Un amigo noble es el mejor regalo, y un enemigo noble, el siguiente mejor"... Y a usted, joven dama, he escuchado rumores del talento de las guerreras del norte, y me encantaría tener la oportunidad de observar su talento en combate.

Dicho esto, hago una leve reverencia, les ofrezco una cálida sonrisa y le extiendo la mano al grupo de caballeros, esperando una respuesta de este grupo tan... Único, de personas.

Como todos los nobles unos cobardes. Contempló la escena fraternal y se preguntó cuanto tiempo pasaría antes de que aquel guerrero tuviera que llorar la perdida de su hermano. Era de locos llevar a un muchacho que no sabía defenderse a la boca del lobo. Bueno, también es de idiotas meterse en peleas que no son tuyas. Se recriminó.

Puestos a enseñarle algo útil, enséñale a no correr detrás de cualquier falda o tendrá la suerte de morir en la cama pero de sífilis.

Se giró hacia aquel supuesto sacerdote tentado de explicarle un par de cosas. No sobre religión, pues todos los dioses buscaban lo mismo a fin de cuenta: sangre. En forma de sacrificios, guerras o torturas, al final el dios que más mataba era el más poderoso.

Alguien terminará clavándote un cuchillo en las costillas si sigues hablando de ese modo de dios. Al menos ten la decencia de no encender los animos cuando otros intentamos evitar una masacre.

A la Iölklander no tenía nada que decirle. Ella lo llevaba en la sangre. Vivir para matar y morir matando. Eso un soldado podía entenderlo por encima de las naciones, las razas e incluso obviar que era una mujer. Mucho menos esperaba agradecimiento de su parte, en realidad teniendo en cuenta su sangre con toda seguridad estaría molesta porque le habían privado de una batalla.

Volvió al lugar donde la guardia esperaba para abrirle el camino al torneo. ¡Mozo! ¡¿aún no está listo mi equipo?! 

Era verdaderamente peculiar encontrar a gente con modales aun presentes, mas aun que extendieran sus opiniones de una manera tan cortes.

En tiempos como estos, nunca esta de mas estar empapado con el arte belico. Jamas podremos prevenir un confrontamiento.-Replico, con una serenidad extraña en mi.

Soy Charles Augvald, hijo de Dirgesh Augvald y ex-invasor-Menciono mientras extiendo el brazo con la intencion de estrechar su brazo-Un total placer conocerlo

Recibo un apretón de manos del Joven Odinista, que, a pesar de ser de baja estatura en comparación a sus hermanos creyentes, tiene un agarre fuerte, y en sus ojos puedo notar que conoce la sangre.

El placer ser es mío, Ser Augvald. A pesar de ser posibles enemigos en este torneo, evitemos que el conflicto entre nuestras naciones influya en nuestro razonamiento y nos impida ser gente civilizada.

Dairren, mi hermano mayor, me enseñó que siempre es mejor evitar las riñas sin sentido, y si eventualmente enfrentamos una situación como esta, es mejor preguntarse antes de luchar "¿Que gano yo por matar a este hombre?" En la guerra, la respuesta de un soldado siempre es la misma: "Gano el derecho a vivir", pero para los nobles esta respuesta es totalmente diferente... 

Finalmente un soldado interrumpe a todos para anunciar que el torneo había dado comienzo.

Así dispusieron a todos para estar atentos en un sector dividido por una reja de tipo prisión, que daba directo a la arena.

Allí, estaba el rey de Pulkria, Aelfred. En un sector que pertenece a su majestad, sentado en un trono especial dentro de las tarimas. Custodiado por muchos guardias que le protegían.

¡Pulkrianos! ¡Bienvenidos sean!

Todos comenzaron a vitorear el nombre de su majestad, aplaudían, reían. Era un momento excelente.

¡Agradecemos como siempre a la familia De Vincenzo por dar lugar a este excelentísimo torneo! ¡Banderlei los saluda! ¡Pulkria los saluda!

¡Que comiencen los combates!

Un heraldo se acercó y comenzó a gritar dando lugar al primer encuentro. Este sería el de Astrid contra Charles.

El guardia abrió la reja y dejo pasarlos a la arena. Todos observaron extrañados a los rivales. Era curioso ver dos vikingos por luchar. Sin dudas fueron así colocados a propósito, por ser diferentes a los demás.

Finalmente, el combate no es tal, los nobles guardan sus espadas y sacan sus nobles culos del lugar no sin antes dedicarles alguna dentellada en gesto de burla. Estoy decepcionada, nunca saco las armas para fanfarronear, si lo hago es para usarlas y ya me había hecho a la idea.

Les dedico un gesto de agradecimiento con la cabeza tanto al primero que intervino en mi ayuda cómo al sureño, pero no hay tiempo para más, pues prácticamente enseguida me llaman a la arena.

-Mira, así no me hace falta ni envainar las armas.- Pienso respirando hondo y tratando de olvidar el episodio para centrarme en el combate. Salgo a la arena haciendo giros con el brazo para calentar.

Escucho los estrondosos alaridos de aquel Heraldo, anunciando el comienzo de la lucha. Me sorprendo en gran manera, yo seria el primero en combatir! Al final mis ansias salvajes de tener un digno combate serian complacidas. Al entrar a la arena visualizo a mi rival, ni mas ni menos que aquella Vikinga rubia que habia humillado a un noble antes del combate! Senti una emocion colosal! Sin duda seria una batalla tremendamente entretenida y salvaje, mas aun contra un rival que compartia tradicion.

¡Mas te vale darme un combate digno del Ragnarok!-Le grite, mientras desenvainaba mi CortaOlas.

Los vikingos finalmente se dispusieron al combate. Fue un encuentro muy intenso sin dudas.

Armados con hachas y escudos, se acercaron y comenzaron a repartir sus mejores golpes entre sí.

Fue muy entretenido ver como dos estilos de pelea semejantes chocaban. Evocando a la misma cultura y aprendizaje.

Astrid logró desequilibrar varias veces a Charles con sus golpes. Ella era más fuerte y tenía mayor determinación en combate. Pero Charles es muy decidido y tiene una ira que genera cierta envidia. Esta le otorga más energía en la pelea.

Finalmente logró darle un golpe de escudo en el rostro que hizo caerla al suelo. Entonces Charles acercó su hacha al cuello de esta para acabarla.

En ese momento se frenó. Quizás por recordar que no estaba en una batalla real. Que debía calmarse, matarla sería un acto castigado y lo aprisionarían.

Así un heraldo gritó:

¡¡¡Charles Augvald ganador del primer duelo del torneo!!!

Damos un fuerte aplauso a los guerreros del norte, quienes nos mostraron como luchan en sus tierras.

Ahora damos una bienvenida a hombres de nuestro reino.

¡Sir Tobias de Arzonia contra William Grado, victorioso soldado de la guerra rolaniense!

Después de dar varias vueltas por la ciudad, un tanto perdida en su desconocimiento de las rutas de la misma, logró regresar a tiempo para el primer combate a la arena donde se disputarían por el título de Campeón de Banderlei. Aveline se acercó hacia la taquilla a la que anteriormente se había registrado para poder ver todo desde las gradas.

Tras un intercambio de palabras entre el anciano y esta, quién la verdad no necesitó ni siquiera pedir su nombre para ver si estaba registrada -probablemente por su peculiar actitud y apariencia- entró a las gradas de la arena, buscando un asiento vacío entre aquellos que se encontraban más arriba donde pudiera tener una buena visibilidad y que no le estorbaran con gritos o pataleos aquellos que además de ella observarían las contiendas desde las tribunas.

Observó detenidamente la batalla entre los dos nórdicos. La destreza y ferocidad de la mujer eran increíbles, pero el nivel de combate del hombre era ligeramente superior. Solo porque tiene escudo fue lo que pensó. Sin embargo, no pareciera que realmente el combate fuera tan interesante, al menos desde su perspectiva, porque parecía que los pulkrianos estaban conmocionados con ver a dos nórdicos en su arena, como si de dos leones salvajes se tratase.

Solo quedaría ver desde la distancia que otras sorpresas podría traer este torneo.

Sir Tobías salió rápidamente al escuchar su nombre en boca del rey. Este tomó una lanza y un escudo para el combate.

Su técnica era muy ágil y veloz. No parecía fuerte en lo absoluto, pero seguro su trabajo de pies era brillante.

Respeto a tu familia William. Me apena tener que medirme contigo en esta primer instancia. Quería ver más de ti en lo siguiente, pero aquí termina tu corta estadía entre los grandes – exclamó, con un tono muy arrogante.

Me dirijo a la arena pensando en mi familia. Si caigo aquí, a padre no le importaría mucho. Marcus tal vez se alegre, el y yo nunca hemos estado en buenos terminos, ahora que pienso, la única que me extrañaría sería mi hermana pequeña, Guinevere. Tomo mi alabarda, respiro profundamente, y observo al noble retador.

Sir, es un honor poder medirme con usted en combate. Os deseo buena fortuna

Apunto la alabarda a mi oponente, y espero ansioso a que suene la trompeta.