Partida Rol por web

¿Qué? ¿Es en serio? ¿Tu hijo está aquí?

Este observó la jaula y allí vio a Ureko. No podía creerlo. Tantos meses buscandolo, y aparecía en el sitio menos esperado.

Increíble... demonios, entiendo que necesitas rescatarlo, pero podría poner en peligro toda la misión. Deberiamos buscar una forma inteligente. Quizás si hablamos con el general y le decimos algo como que necesitamos unos músculos extras para llevar al prisionero, y pedimos a tu hijo con esa excusa. Algo así podría ser.

Ahorrate tus palabras, blanco. Todos aquí son mis hermanos y hermanas. No me iré si no es con ellos.

No hay mucho más que añadir. Espero que no tenga que llegar a tales circunstancias.

¿Volvemos al punto de reunión?

-Claro. Ya debe ser hora de reunirnos.

Mientras el grupo de Lucas, Charles y William, regresaban al punto de encuentro, pasaron por el lugar donde se hallaba Oktael, junto a los hermanos nobles. Estos vieron que Oktael estaba junto a una jaula, en el medio del patio, lleno de prisioneros negros.

Oktael maldijo en voz baja. Se estaba poniendo cada vez más nervioso.
- Demonios! Hijo.... no podemos salvarlos a todos! Estamos en una fortaleza llena de guardias. Y del otro lado, hay todo un ejército que no dudaran en apresarlos nuevamente. Piensa en tu madre y tu hermana, aún tenemos que encontrarlas a ellas!.- hizo otra pausa y agregó.- Hijo, este mundo no acepta que la gente como nosotros ande libre por ahí. Es una locura que en nuestra tierra natal no se vive. Yo sé que te une algo fuerte al resto de tus compañeros. Puedo ver en sus caras el mismo sufrimiento, pero necesito que confíes en mí. Ahora no hay otra solución, no podemos llevarnos a todos.- lo miró fijamente.- Ureko, necesito que me digas que lo entiendes, así voy con Ahrem a negociar tu liberación.-

Aquella escena le provocó un pavor que jamás creía que pasaría, estaba casi paralizado, con un sudor frío que le regaba la frente y haciendo ademanes intermitentes de retirarse.

Por un momento pensó que iba morir allí a manos de aquel espectro, espectros que nunca creyó que existieran, pero que ahora veía como muy real. Por ello, mientras se retiraba lentamente, tanto como su miedo le permitía, acertó a decir en palabras temblorosas, algo que nunca le había ocurrido:

-¿Qué... qué quieres de mí? -decía más por ganar tiempo que por puro interés.

Sin embargo, en cuanto pudo recuperar parte de su control salió corriendo de allí para no entrar nunca más...

-¿Ocurre algo, Oktael? Ya conseguimos la cuerda. Pronto podremos salir de aquí.-Pude escuchar un poco de lo que decían. Sin embargo, confiaba en que Oktael me dijera algo para poder prestarle ayuda, en caso tal de que la necesitara.

Tu pájaro, Polux, está muerto.

Polux recorrió la mirada al canario enjaulado que había llevado consigo, y efectivamente había fallecido. De forma casi inmediata, empezó a correr hasta terminar saliendo de esos calabozos. Buscó al hombre que le había entregado las herramientas, para solo darse cuenta que no había ninguno. En el suelo, de forma totalmente inexplicable, solo estaban tirados los ropajes de la persona que había hablado con él. 

Escuchó una risa maquiavelica, digna de cuentos e historias de duendes, y todos sus sentidos se atemorizaron provocandole el peor de los escalofríos. 

Algo estaba seguro, Polux no volvería allí jamás.

Olvidalo, padre. No me hiciste falta en todos estos largos años. No me haces falta ahora tampoco, si no ayudarás a mis hermanos y hermanas, puedes dejarme aquí.

Decidido y enojado, Ureko se apartó de los barrotes, y se sentó junto a los demás.

¿Ese es tu hijo? Demonios, que perfecto momento para haberlo hallado. Maldita sea...

-¡Joder! ¡joder! ¡joder! -gritaba Pólux totalmente acongojado mientras corría hacia el exterior.

Sin embargo, una vez llego al puesto de guardia, donde creía que todo había pasado, ¡allí no había nadie!, ésto hizo que el pobre guerrero, acostumbrada a su vida simple y dura se quedara casi en shock "¿Dónde está el carcelero? ¿es todo una broma suya? ¿el espíritu del esqueleto lo ha matado por ayudarme? ¡ésto no puede ser! ¡este lugar está maldito!" pensaba para sí el mercenario alejándose de allí en cuanto sus piernas le respondieron.

Estando un poco trastornado, pero intentando pensar en otras cosas que no le helaran el alma, intentó centrarse en algo para mantener ocupada su mente, y recordó que ahora le tocaba buscar un par de cuerdas por aquel castillo. Así que tras asegurarse que su lengua temblorosa reaccionaba bien, fue al guardia más cercano y le preguntó por el almacén.

Oktael escuchó las palabras de su hijo y lo entendió a la perfección. No estuvo para él cuando más lo necesito, pero bien sabían los Dioses que lo había intentado todo. Había renunciado a todos sus principios para poder emprender esta búsqueda. No culpaba al joven de 16 años, aquel que fue un niño alegre, respetuoso y obediente. Era evidente que la vida en cautiverio había arrebatado todo rasgo de niñez que había habido en él. Su pecho se contraía en un dolor incalculable. Nunca una herida lo había hecho sufrir tanto como las palabras de su hijo. ¿Qué opciones tenía? ¿Debería desafiar a todos para salvar a su hijo y a sus "hermanos"? Eso no le garantizaría que lo seguiría luego de una posible liberación. Estaba más que claro que no sentía tanto afecto por él como sí lo hacía por sus compañeros, o por lo menos eso demostraba. 

Oktael miró a William y a Lucas y les dijo
- Es... mi hijo.- dijo casi sin voz.-... llevo buscándolo alrededor de diez años. Me lo arrebataron junto a mi esposa y mi hija.- sus ojos ya no contenían las lágrimas de aquel humilde cazador de la tribu africana.- Y ahora que lo he hecho debo sucumbir a sus caprichos, a sus pedidos. No quiero arrastrarlos conmigo, no es para lo que vinimos. Yo tampoco pensaba encontrármelo acá.-

Luego miró a los hermanos Weinmann
- Quizás ustedes puedan averiguar dónde se dirige esta partida de... esclavos. Quizás podamos emboscarlos en el camino y liberarlos.- miró a su hijo de reojo, sintiendo vergüenza por haberle fallado.- Para eso necesito a mi hijo afuera, y yo liberaré al resto. Solo necesito esa información, y si pueden negociar la liberación de mi hijo. Del resto me encargo yo...-

-Oktael, pedir eso suena descabellado. Por ahora, los soldados de este fuerte cree que son simples mercenarios, por lo tanto no es el momento de negociar. Sin embargo... Un escape masivo no suena tan mal. Ciertamente, será mucho más riesgoso, pero creará una ventana de tiempo para escapar en caso de que la situación se ponga peliaguda. Y por nuestra experiencia, podemos decir que todo tiende a irse al carrizo en cuestión de minutos.

Polux empezó a caminar por la fortaleza, hasta terminar donde estaban todos los demás. Allí vio a Oktael, llorando, junto a una jaula en una carreta, que contenía decenas de esclavos negros.

Allí, William y Lucas hablaban con Oktael. Más alejados, pero mirando la situación, Ahrem y Charles. Bertram se acercó a Polux y puso su fría mano sobre el cuello de este.

Polux - dijo, de forma súbita.

¿Qué esta pasando aquí? 

Al percatarse que Oktael lloraba, no hizo más que enojarse, la misión podía fallar por lo que estaba ocurriendo, y no entendía nada.

Demonios, esto es un acto total de cobardía. ¡Deberiamos liberarlos, y darnos a trapo contra todo mundo! ¡Al carajo la misión! ¡Morimos ahora y lo hacemos bien!

¡Cierra el maldito pico, estúpido norteño! ¡No voy a morir por tu actitud asquerosa de buscapleitos! ¡Aquí hay gente que no se reunirá con Odin si muere!

Esto parece salirse de control, calmense todos. No tiene sentido que nos peleemos entre nosotros. 

La misión viene perfectamente bien, tenemos las cuerdas para escapar.

Este busca dar orden a la situación antes de que saliera de las manos, y ocurriera algo que ya no sería posible evitar.

Rescataremos este embarque de esclavos interceptandolo en el camino. Por ahora no podemos irnos con ellos, no hay mucho más que hacer. Tienes mi palabra, Oktael.

¿Así son las cosas ahora, padre? ¿Este blanquito es tu nuevo amo?