Partida Rol por web

Pasada la noche, habría un sol radiante que te despertaría de forma muy temprana. La lluvia acabó, y parece ser realmente un día hermoso. Un poco frío, eso sí, pero aun así muy placentero.

No demorarías en observar a tus compañeros y levantarte para saludarlos. Todos ya estaban despiertos.

De pronto, al salir al comedor, te darías cuenta que no había nadie en las ruinas. ¿Y Kyle? ¿Y el gigante mercenario? ¿Dónde se han ido todos?

Polux fue el primero en levantarse, haciendo algunos ruidos a proposito, ya que se aburría al verse solo allí, viendo a todos dormir y verse privado de semejante placer.

¡Vamos, levanten el puto culo! - decía, de vez en cuando, junto a algunas carcajadas.

El viejo mercenario no demoraría en dar unas vueltas por el recinto, así dandose cuenta que el noble afeminado no se hallaba.

Eh, chicos, parece que el cobarde del rubiecito y su mascota dejaron las ruinas. Habrán aprovechado la noche para huir, ¿qué les parece este cobarde?

Edain no se demoraría en levantarse de la cama cuando el sol empezó a golpear su cara. Con quejas y muchos insultos, terminó por ponerse de pie, enfurecido por tener que interrumpir su sueño por ello. Después de todo, había caído rendido y como una bomba tras el venado que se comieron, y con sus increibles especias, que lo dejaron realmente como un verdadero manjar de dioses.

Jajaja, increíble - dijo, al escuchar que el afeminado abandonó el lugar. No le extrañaba semejante cobardía, sobre todo después de ver como rechazó probar su comida.

¿Habrá dejado el cuadro?

Oktael se puso de pie cuando el sol golpeó su cara. Había tenido un hermoso sueño donde lograba regresar a su casa y ver a su familia, y el sol, el radiante sol típico de Africa, que quema y palpita las espaldas oscuras de los que trabajan la tierra allí.

Todo se rompió cuando finalmente abrió los ojos, para encontrarse que no estaba en su hogar. Su mujer no estaba allí, ni sus hijos, solo estaba acompañado de esos aventureros, que hace pocos meses eran simples desconocidos.

Solo, allí, en las ruinas de un imperio del poco sabía, de un sitio que ni logra ubicar en el mapa, y confiandole su vida en personas que realmente poco conoce.

Pero allí estaba Oktael, y no había muchas otras opciones.

Escuchó a estos decir que Kyle ya no estaba y rió. No le extraña semejante acto cobarde de parte de Kyle, más cuando se rehusó a probar la comida.

Sería genial verificar eso - mirando a Edain - si lo ha dejado, estamos de suerte.

Cuando Pólux gritó yo estaba ya despierto. Me levanté, miré a mi alrededor, y di una cabezada seca a mis compañeros. Mis heridas estaban aún marcadas, pero ya no dolían tanto. Estiré mi cuerpo lo más que pude, y pregunté.- Quién quiere entrenar conmigo hoy?.- Normalmente, entrenaría con un muñeco de madera, y si nadie aceptaba, tal vez entrenaría con los árboles. Acto seguido salí afuera para tomar sol con tranquilidad, y a la espera de alguno de mis compañeros.

Cuando todos salieron de la habitación y se dirigieron a la sala común, sorprendidos, notarían que el cuadro seguía allí.

Al parecer, las ruinas estaban completamente abandonadas.

Edain apareció con una enorme sonrisa al ver el cuadro. 

Ya estamos entonces, llevemosnos esta cosa para venderla y hacer algo de dinero. 

El mercenario de forma inmediata generó una gran sonrisa en su rostro, y así tomó el cuadro para este.

Me quedaré entonces con el cuadro, realmente me vendrá bien para mi y Varen.

Un momento, grandulón, dijiste que ese cuadro me pertenecía a mí por derecho, ya que es parecido a mí y no se qué tanto. Deja eso en el piso, ahora.

Este sacó su espada rápidamente. No estaba a gusto con que Polux se lo lleve para su propio beneficio.

Ah sí, ¿quieres pelea, chaval? Te faltan como 20 kilos de músculos solo para llegar a provocarme algo de sudor.

Este arrojó el cuadro y tomó su espada dispuesto al combate.

Polux acabó rápidamente por rematar a Edain, dejandole ensangrentado sobre el suelo.

Idiota, nunca confié mucho en él. - escupe con desprecio.

Las cosas se habían salido de control demasiado rápido, un miembro del grupo atacando a otro, ¿y matandolo? ¿Qué estaba pasando? Tu cabeza no paraba de dar vueltas en el asunto, y mientras observabas el rostro de los demás presentes, no parecían inmutarse frente a los hechos ocurridos. Pronto te diste cuenta que los hermanos nobles no estaban allí con ustedes. ¿Y todos los demás? 

Pronto, comenzaste a sentir un fuerte dolor de cabeza, que te obligó a cerrar los ojos y tener que tomarte de la sien. Cuando los abriste, todo había cambiado.

Cuando abriste los ojos, ya no te hallabas en aquellas ruinas tan extrañas. No, parecías mirar a tu alrededor, y recordabas perfectamente dónde estabas. Una sensación horrible atravesó tu pecho, ¿qué hago aquí? ¿Cómo es qué llegué aquí?

Era la habitación dónde dormías en el reino de Pulkria. Dónde habitabas para ver a tu, futura, esposa. Ella está al lado tuyo, te sonríe de forma gentil y amable. Parece estar muy feliz por amanecer contigo. 

Me levanté sobresaltado ante lo ocurrido ¿Que estoy haciendo en casa? Vi a Guinevere, cuyos ojos me miraban con la calidez que recordaba. La calidez que le habían robado...

Respiré profundamente. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido este tipo de sueños... El sueño de los cuales no quería despertar. Sin embargo, el querer y el deber son temas muy distintos...

Hola amor - dijo, de forma tierna y suave, mientras acaricibia el rostro de William y su torso desnudo. - ¿dormiste bien?

Pronto dormiremos juntos todos los días, espero que te vayas acostumbrando - sonrío.

Mis ojos no podían creer lo que veían. Ella se encontraba allí, tal y como antes de todo aquello. Su toque en mi rostro se sentía tan real... Pero no podía serlo. En el momento que abrí la boca para rechazarle, ninguna palabra salió. Respiré tranquilo, y toqué su rostro de vuelta.- ¿Cómo lo haces? ¿Como haces para volverte más hermosa cada día?.- Esto era lo que yo le decía a ella cada día...

-¿Que día es hoy, mi bella prometida?

Ella observó a su futuro esposo, sonriendo, y le dio un amistoso empujón en el pecho.

Vamos, no te hagas el tonto - dijo casi entre risas - sabes muy bien que día es hoy. Desde esta noche, serás mío para siempre.

Sonreí con la mirada perdida. Así que era "ese" sueño. Una pesadilla, sería mejor dicho.- Claro que recuerdo ¡Quien diría que nos casaríamos! Recuerdo que me odiabas, por todas las jugarretas que hacía.- No importaba que tanto tratara de resistir. Si trataba de hacer algo para cambiar su destino, siempre despertaba...- Ya debe estar listo tu vestido.

Me paré de la cama, solo para ponerme los pantalones y las botas. Lo que más ansiaba en el mundo, era que este día hubiese sido diferente. Tomé mi camisa de lana, y me la puse con pesadez.-¿Que pasa si no nos casamos, y vivimos en pecado, encerrados en esta morada, llenos de pasión y lujuria? Solo saldríamos para conseguir comi-Olvídalo, le diré a mis padres que me traigan comida aquí para siempre. Nuestros hijos vivirán con nuestros padres, y ellos se harán cargo de nosotros.

Ella se reía mientras te acariciaba.

No es que me oponga a la idea, pero ¿cuanto tiempo pasaría hasta que los De Vincenzo te llamen a las armas para acudir a la guerra? No podrías ignorar el llamado.

Vamos, aparte mi madre está esperandonos. Lleva meses tejiendo mi vestido, fallarle así sería inhumano.

No. No podría. Sin embargo, sabía lo que iba a pasar. Y no podría hacer nada para detenerlo.- Vamos, entonces.

Mientras andábamos por la calle, le susurraba.- Te prometo que en cuanto acabe la guerra, y consiga los honores necesarios para alcanzar el estatus de padre, solo nos preocuparemos de cosas como "¿Quien rompió la vasija familiar?" o tal vez "¿Quién dejó entrar al perro?".- Esto lo dije riendo de forma casi natural. Tal vez no fueran ese tipo de problemas, pero una vez que haya conseguido el nombre necesario, me retiraría, sólo para estar más tiempo con mi hermosa prometida.

Uhm... no lo sé William. Eres un soldado, así te conocí, así me enamoré de ti. Ahora dices eso, pero ¿cuanto tiempo crees que podrías mantenerte alejado de la batalla, y cargar tu espada?

No me molesta tu vida, te acepto como eres - lo abrazaba mientras caminaban.

Al cabo de un rato, empezaría la ceremonia en la iglesia local. Ustedes estaban en un sitio cercano a la ciudad de Banderlei. Por lo tanto, eran regidos bajo el mandato de los De Vincenzo.

Todos los aldeanos acudieron para presenciar la ceremonia.