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La hora cero (DM 05/2021)

La hora cero (II)

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19/05/2021, 17:49
Sally Thomson

Un sollozo de mujer se interrumpió cuando Karl contestó al teléfono.

- ¡Oh dios mío! Karl -la mujer tragó saliva - mi hijo... mi querido hijo ha desaparecido. Mi único hijo...

El llanto quebró el ánimo de la mujer durante varios instantes.

- Estaba en su cuarto, le dolía la cabeza y cuando fui a verle ya no estaba allí. La ventana estaba abierta... hace mucho calor...¡OH DIOS MIO!¡ESPERO QUE NO LE HAYA PASADO NADA MALO A MI POBRE NIÑO!

Llevada por la pena, Sally estuvo a punto de colgar y salir a las calles corriendo como una loca para encontrar a su pequeño.

-Tim está buscándole y me dijo que esperase aquí... tengo miedo, las calles son un caos y no sé que le está pasando a la mayoría de los niños...

En un arrebato de desesperación arrojó el teléfono lejos y la comunicación se perdió.

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19/05/2021, 18:06
Narrador

Una bola de fuego atravesó el jardín delantero de los Stevenson a toda velocidad. Su lamento no dejó ninguna duda de que se trataba: Era un gato corriendo envuelto en llamas.

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19/05/2021, 18:38
Martha Stevenson

Y mientras su esposo recibía la llamada, una bola de fuego aparece de repente en el jardín de su casa y el susto se lo llevaron en grande. Así que exaltada Martha grita mientras señala aquello absorbida por el temor.

¡Hay un gato prendido fuego! 

No lo pudo evitar, su expresión de horror lo decía todo y abrazó con fuerza a sus hijos mientras se lamentó por sus plantas, además del pobre animal que lo estaban quemando. Después algo de su interior, que esto fueron más que minutos de susto/pensamiento y reacción lo que la impulsó a buscar una olla con tal de llenarla con agua así al menos el animal no padecía. 

Salió corriendo de la casa a echarle agua, al menos el animal no sufriría más aunque no paraba de correr y no quería que se le meta en la casa.  

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19/05/2021, 20:29
Narrador

A pesar del diligente y piadoso comportamiento de Martha el maullido del gato, previo a su muerte, heló el corazón de sus hijos.

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19/05/2021, 21:32
Karl Stevenson

Tras una serie de lamentos, para sorpresa de Karl, fue la voz entrecortada de la madre del cumpleañero con la que habían compartido buena parte de la jornada anterior quien le contestó.

Eh, Sally. Tranquilízate, respira hondo... —dijo en un primer momento, pero ella continuaba hablando, desesperada y atacada por los nervios—. Seguro que Sam está bien... Es un chico fuerte y valiente. Tim lo encontrará en cualquier momento, tranquila. Además, la policía está en camino, no dejarán que le pase nada a tu hijo ni a nadie... —trataba de calmarla con unas palabras alentadoras, pese a que no terminara de creerse ni él mismo su discurso porque el caos se había adueñado de Pleasentville por completo.

Karl apartó el auricular de su oreja tras aquel ruido sordo y seco con el que finalizó la comunicación de un modo abrupto. Era comprensible; ninguna persona estaba preparada para afrontar aquella situación. Suspiró pesadamente, colgando el teléfono.

Era Sally, la vecina. Al parecer su hijo ha desaparecido de repente y está Tim buscándolo por los alrededores. Pobres padres... —informó a su esposa, con los brazos en jarra y gesto de abatimiento en su rostro—. Esto es un infierno, cariño. Tenemos que marcharnos cuanto antes... 

Pero Martha no estaba mirándolo a él ni parecía prestar atención a sus explicaciones; estaba concentrada en algo que había presenciado en el exterior. Así que, movido por la curiosidad (e incertidumbre), se acercó junto a ella para comprobar si había ocurrido algo grave. Contempló entonces, horrorizado, la figura del minino envuelto en llamas. Dicha imagen se le quedaría grabada para siempre en la retina. Sus hijos estaban muy asustados y con razón; era una visión impactante y grotesca de un pobre animal que no merecía ese final.

Cerró los ojos momentáneamente después del maullido previo a su muerte. Ya sí que no lo aguantaba más. No podían seguir ni un minuto más en el pueblo. "Maldita sea..." 

¡Vamos! ¡Todos al coche! —exclamó, instándoles a moverse rápido.

Luego, se dio media vuelta para coger en brazos a Arthur y llevarlo consigo hacia el interior del vehículo. No dejaría que ese chaval se quedara en medio de la vorágine.

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20/05/2021, 17:31
Narrador

La perfecta familia Stevensson cargó el equipaje y se subieron al interior del vehículo tan rápido como les fue posible. Las manos expertas de Karl asieron el volante con firmeza tras poner el coche en marcha. Lo único que tenía en mente era poner a salvo a su mujer y sus hijos, alejándolos de caos que les rodeaban y crecía exponencialmente.
Gritos, aullidos y lamentos. Otros coches que huían en lo que era un éxodo improvisado.

El camión de bomberos se cruzo en su camino y atropelló algo. Algo que ninguno de los conductores fue capaz de ver. Tan sólo una salpicadura de sangre verdosa, densa y fétida que embarró ambos parabrisas. El diestro bombero no pudo esquivar el coche de Karl por completo y le rozó el lateral izquierdo, causándole un abollón en la chapa de la puerta delantera.

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20/05/2021, 17:49
Director

Notas de juego

Karl, una tirada de físico a dificultad 12, para no salirte de la carretera o chocar contra otro vehículo.

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20/05/2021, 18:39
Martha Stevenson

Lo del gato ya era imposible siquiera de olvidar, pero más lo era todo lo caótica que se estaba convirtiendo la situación en sí. Ya ni siquiera lo toleraba y por ello, decidió que lo mejor era hacer lo que indicó su esposo mientras se obligó a borrar de la mente aquella imagen del gatito en sus últimos instantes de vida. Así que una vez arriba del auto, se encargó de que sus hijos lleven los cinturones de seguridad puestos y sin importar nada más, salieron de allí igual que alguno de los vecinos que tomaron claramente la misma decisión. 

¡NOOOO! —gritó escandalizada cuando el camión de bomberos aplastó algo y cayó sobre el auto—. Ains, Karl... Esto es una locura, que casi nos atropellan. Tú puedes cariño, tenemos que salir ya de aquí. 

Martha decidió apoyarlo, era momento de encontrar la forma de dejar atrás este infierno que ahora los abraza. Tenía muchísimo miedo, pero no quería poner más nervioso a su esposo o incluso a sus hijos, así que se mantuvo aferrada a su asiento dispuesta a luchar si era necesario contra todo esto que estaba atentando con sus vidas. 

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20/05/2021, 19:13
Karl Stevenson

Salir de allí como fuese posible; esa era su consigna y tenía pensado seguirla hasta el final. 

El pueblo se estaba muriendo. La peor de las predicciones se desarrollaba ante sus narices y todo se tornaba en cruda realidad. Estaba ocurriendo. No sabía cuál era el motivo, pero estaba ahí, delante de sus ojos. ¿Hora cero? ¿Hermano mayor? Fuese una fuerza humana (o sobrehumana), había convertido un tranquilo pueblo en el infierno en la Tierra. Solamente sabía que no comprendía lo que había visto hasta entonces. Pero también tenía la certeza de que, fuera de ese caos, tal vez tuviesen una oportunidad. Y seguro que se sentirían más tranquilos.

Por el camino, presenciaban un espectáculo dantesco; un verdadero apocalipsis en el que las casas ardían hasta los cimientos, la gente huía despavorida y se producían colisiones en cualquier punto de la localidad indistintamente. Eso era ahora Pleasentville, su hogar, en vivo y en directo. Las pesadillas le perseguirían durante el resto de sus días... 

Por ello, cuando aquel camión de bomberos chocó contra algo, una figura borrosa, y salpicó la luna delantera del coche, Karl activó el parabrisas, aunque no consiguió limpiar los restos verdosos de aquella cosa con la que se habían estrellado. Sintió de repente el golpe en la puerta del conductor y maldijo para sus adentros la situación, mientras estabilizaba el vehículo para no estamparse contra un contenedor de basura cercano. 

¡Qué coño era eso! —clamó, desconcertado, entrecerrando los ojos para focalizar la vista en el asfalto, sin acelerar en exceso para no chocar contra algún posible obstáculo que surgiese en la carretera—. Eso intento, cariño. Eso intento... —respondió a su esposa antes de echar un vistazo por el espejo retrovisor a sus hijos y al niño enfermo—. Chicos, aguantad ahí atrás... Dentro de poco estaremos con la abuela.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tsk, estamos apañaos :(

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20/05/2021, 20:38
Narrador

A pesar de todos los impedimentos y de la demencia que campaba a sus anchas por Pleasentville, karl consiguió estabilizar su vehículo tras el incidente del camión de bomberos.
La densa sangre corría con lentitud por la luna delantera y el capó. La peste comenzó a colarse por el interior.

El padre de familia esquivó a grupo de niños que cruzó la carretera y a algún vecino que trataba de huir. Varios perros, henchidos de rabia, se abalanzaron sobre los infantes terribles. Los canes sufrieron graves heridas a manos de los niños que estaban fuera de sí, antes de que llegasen a causar estragos entre los menores.

Las llaman bailaron danzas prohibidos y el humo formó una densa cortina que amenazó con ocultar el sol.

Una piedra impactó en el cristal de la puerta del copiloto, agrietándolo pero sin llegar a romperlo. Las ruedas traquetearon al pasar sobre el resto de algún objeto indeterminado y uno de los neumáticos reventó. karl consiguió evitar que su familia sufriese un coche frontal e hizo que el coche detuviese con la menor brusquedad.

Frente a ellos, y tras el largo trecho recorrido, se encontraron el hospital.

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21/05/2021, 18:26
Karl Stevenson

Karl estiró su cuello con lentitud, después de haber sufrido un latigazo tras el repentino frenazo para evitar un impacto contra otro coche. Su particular huida hacia ninguna parte se había visto interrumpida por culpa de un reventón. "Hoy no es nuestro día de suerte..." 

¿Estáis todos bien? —preguntó, dando un vistazo general y haciendo un reconocimiento de la situación, preocupado por si alguno de sus hijos se había hecho daño—. He atropellado algo, Martha. No sé qué era... Pero ahora el coche es inservible. ¡Maldita sea! —apoyó la cabeza contra el volante, entre pensativo y resignado. Si le llegan a decir que su domingo iba a consistir en escapar de un pueblo enloquecido, se hubiese reído con casi total seguridad. Y sin embargo, ahí estaba, tratando de huir como fuera posible.

Con el motor aún en marcha, asomó la cabeza por la ventanilla del vehículo para observar el panorama en el hospital, por si había movimiento en los alrededores o no. Lo único que se le ocurría es que podrían dejar a Arthur allí , siendo atendido por profesional médico, y luego ellos marcharse, quizá para hacer autostop o buscar una cabina telefónica cercana para llamar a una grúa o un taxi. Era de las pocas opciones que les quedaban, porque ni loco se iba a quedar en el pueblo después de todo el horror que habían presenciado sus ojos. La gente estaba enajenada, en especial los muchachos, y todo se tornaba en horror.

Una mala pesadilla. Eso parecía...

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21/05/2021, 20:19
Narrador

Las puertas del hospital se abrieron de golpe y un hombre, un médico, abandonó el edificio dando tumbos. Tenía el rostro ensangrentado y su mirada era un portal a un mar de demencia del que no había retorno.
Del interior surgió un grupo de infantes y se situaron a ambos lados de la entrada, algunos vestidos con pijamas pues estaban ingresados y otros llenos de suciedad adquirida con sus fechorías. Sin duda eran medallas conseguidas con el sufrimiento de otros.

El doctor Wilbur se acercó al coche de Karl y se dejó caer sobre la puerta del copiloto. Sacó con mucho esfuerzo el contenido de los bolsillos de su bata de médico. En una de sus manos sostuvo una puñado de papeles y en la otra las llaves de su coche.

- Hay algo... -logró decir con un débil hilo de voz- los niños... aquí está todo, el origen de todo.

El buen doctor perdió las fuerzas y se desplomó resoplando. Su vida se apagó como una vela bajo la tempestad.

Una enfermera salió a la calle. Se movió como una marioneta, manejada por un ser invisible. La sangre cubría la ropa de la mujer. Era su propia sangre. Su cráneo estaba reventado, dando la impresión de que algo surgió de su interior.

Algo se movió en el tejado. Un hombre, un padre de uno de los niños hospitalizados por tener fuertes dolores de cabeza, fue arrastrado por una entidad invisible. El ser estaba herido, aunque levemente, pues unas manchas verdosas flotaban en el aire. Sin ningún tipo de compasión el extraño arrojó al adulto, quien gritó hasta que se estrelló en el suelo desparramando sus sesos.

Uno de los niños. Un pequeño asalvajado dio varios pasos al frente. Se trataba del matón que amenazó a Karl en su propio jardín.

-¡Los hermanos mayores os llevarán! ¡Ya no nos podréis mandar!-

Alzó un palo afilado y aulló como un animal rabioso. Los demás niños se dispusieron a seguirle en busca de nuevas presas, en busca de la familia Setevenson.

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21/05/2021, 21:06
Martha Stevenson

Todo estaba sucediendo en cuestión de segundos, era una verdadera locura considerando que apenas subieron al auto los accidentes fluyeron de una forma que en verdad era escalofriante. Tanto que Martha se mantuvo quieta en el asiento o mirando a sus hijos para que la experiencia no sea la peor de todas, más allá de la sangre que chorreaba, el neumático que se explotó por haber pisado algo y la imagen de un hospital que podía ser la esperanza a todo lo que sucede. 

Pero antes siquiera de responder a su esposo, vio como un doctor salía de allí con un papel en la mano y se apoyó sobre su lado. Rápidamente la mujer bajó la ventanilla para ver que quería decir y cogió aquello que le estaba dando con la llave también, al parecer se trataba de la respuesta a todo esto, el motivo de peso. Sólo que la imagen por detrás de la enfermera no dio demasiada seguridad y había que tomar decisiones. 

Cariño. ¡Esto es un horror! ¿Qué hacemos? ¿Buscamos el auto suyo?—preguntó nerviosa. 

Ya el sonido de los animales y el comentario final sirvieron para poner los pelos de punta. 

Notas de juego

Perdonen es que viernes, intenso. 

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22/05/2021, 01:07
Karl Stevenson

Lo que vieron a las afueras del hospital fue digno de un relato de terror clásico. La manada de niños trastornados; la aparición de una enfermera ensangrentada que se movía como un cadáver andante; la extraña figura de la azotea que había lanzado al vacío a un hombre... y el doctor que se desplomó al lado de su coche, tras proporcionarles una llave y unos papeles, en los que aseguraba que se explicaba el origen de todo el problema que se había formado en el pueblo. ¿Cómo era posible que ese doctor tuviera las explicaciones a un hecho incomprensible de por sí? Tendrían que ojearlos más tarde, puesto que el niñato que le amenazó, volvía a estar presente ante él junto al resto de la pandilla de bravucones enloquecidos. Increíble lo rápido que se habían movido desde su casa hasta allí.

"Lo siento por este chico, pero si lo continuamos llevando con nosotros solo nos retrasaría" —pensó, lanzándole una mirada de compasión a Arthur, quien estaba apoyado, inconsciente, contra una de las ventanillas del asiento trasero junto a sus hijos, a quienes les acarició la cabeza tras extender su brazo hacia atrás. Probablemente fuera mejor para el chaval quedarse allí tumbado, escondido, mientras pasaba todo. Si es que aquello terminaba alguna vez.

Exhaló un suspiro, sopesando la decisión que iba a tomar... En el fondo, no tenía muchas dudas. Era la única salida viable —o eso creía él—.

Cariño, llévate a los niños y subiros a ese coche —anunció, omitiéndose a él mismo en dicha frase, por lo que explicaría a continuación—. Voy a distraerlos para que no te persigan... Si no os encuentro en unos minutos, márchate y no mires atrás... —la miraba con ternura, a pesar de sentir el corazón palpitando con fuerza en su pecho, fruto de la angustia y la inquietud—. Martha, tienes que ser fuerte —se quedó observando su rostro un instante—. Sé que lo eres, me lo has demostrado desde que te conozco. Por eso, tenéis que poneros a salvo fuera de este pueblo. No podría permitir que os ocurriera nada... —miró de soslayo y comprobó que se acercaban cada vez más. Se les agotaba el tiempo.

Karl acarició la mano de Martha con suavidad, antes de dibujar un "te quiero" en sus labios y sellarlos con los suyos. ¿Era ese el beso del adiós? No estaba seguro. Sea como fuere, sabía lo que debía hacer ahora. Y lo que hizo fue desabrochar el cinturón de seguridad y pegar una fuerte patada a la puerta del conductor para abrirla, pues después de la abolladura tras el golpe con el camión de bomberos, costaba que se abriera manualmente. 

Max, Sally... No he sido el mejor padre del mundo ni el que os merecéis, pero sabéis que todo lo he hecho por vuestro bien desde que nacisteis. Cuidad y ayudad a vuestra madre siempre en cualquier cosa que haga. Os quiero mucho —un par de lágrimas brotaron de sus ojos, sin poder remediarlo—. Vamos, moveos. ¡Tenéis que encontrar ese coche ya! —les gritó, saliendo del vehículo y agitando las manos para atraer a los mocosos en su dirección, antes de salir corriendo hacia algún lugar en el que pudiera perderles de vista.

"Señor, protege a mi familia" —comenzó a recitar en su cabeza. La fe y su propio afán de supervivencia serían sus armas para reunirse con ellos de nuevo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo hecha una tirada de físico por si acaso.

Por si no nos volvemos a ver... I love you 3000, Martha <3

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22/05/2021, 01:24
Martha Stevenson

Su esposo tenía ya muy claro lo que estaba por hacer y ante aquella despedida que le dolió en el alma a Martha, bajó la mirada luego de responder al beso. No quería que su esposo se separe de ellos, era algo que ni siquiera pudo concebir como tal y no quería perderlo, se negaba a ello. Así que en cuanto lo vio dar aquella patada, tras lo dicho a sus hijos, Martha rompió su silencio. 

—No estás solo en esto. Te quiero Karl. 

Y sin más salió con sus dos hijos a la calle, incluso cuando el escenario no era el mejor. Los sostenía a cada uno de la mano mientras buscaba el auto en cuestión, solo que algo tenía muy claro aquella mujer, estaba dispuesta a ayudar a su esposo así que su plan tenía un pequeño agregado: los dejaría en el auto y volvería por él. 

No sé permitía ni por asomo que se sacrifique por ello, pese a ser una locura Martha no quería hacerlo. Así que pondría a sus niños en un lugar seguro, porque ya sea en las calles o en cualquier sector, de igual manera estarían en peligro y había que terminar con ello. 

—Vamos niños, andando, andando—dijo entre susurros—. Una vez encontramos el auto, se quedarán allí con la ventanilla apenas baja y las trabas puestas, no intenten nada raro. Tengo que ayudar a vuestro padre.

Tras las indicaciones, haría todo aquello y luego, emprendería el camino para terminar con esto. 

Notas de juego

Oh no! I love You too. :/

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22/05/2021, 11:00
Narrador

Los hijos de karl y Martha lloriquearon cuando su madre les sacó del coche familiar. No querían que su padre se separase de ellos. Aún así, alentados por las palabras de Martha, obedecieron sin dudar.

El coche del doctor estaba aparcado a unos escasos metros, cerca de su lugar de trabajo. Encontrarlo no fue difícil, pues en el asiento del copiloto tenía un fonendoescopio y un maletín.

Martha ayudó a Max y Sally a entrar en el vehículo y Karl corrió perseguido por los niños. A pesar de sus ansias de darle caza, los infantes no tenían las piernas largas de un adulto ni la preparación física de este. Sus gritos y amenazas no fueron lo bastante aterradores para que Karl se quedase paralizado por el miedo. La única amenaza real que se cernió sobre el valiente padre de familia fue la criatura que manejaba a al enfermera como si fuese un títere roto. Aquel ser, invisible, decidió unirse a los endiablados menores para terminar con la vida de aquel hombre capaz de sacrificarse por sus seres queridos.

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22/05/2021, 12:22
Karl Stevenson

Seguramente cualquiera consideraría su decisión como una imprudencia o un acto de locos, sabiendo que el mundo, tal y como lo conocía, se estaba resquebrajando a su alrededor. Pero para él, había sido la decisión acertada. Había tenido un infancia difícil y no podía concebir que sus niños sufrieran un destino atroz. Quizá sus intenciones no fueran suficientes para terminar con todo, aunque eso no significaba que se fuera a dar por vencido mientras le quedara un hálito de vida en su cuerpo. Escuchaba su respiración agitada y sus pasos acelerados, mientras lanzaba de cuando en cuando miradas hacia atrás para cerciorarse de que aún le perseguían los niños; quienes, en realidad, eran incapaces de mantenerle el ritmo. Iba a volver la vista al frente hasta que...

Hasta que lo vio. 

No sabía qué era aquella presencia etérea, que se camuflaba en el aire, de forma incierta, prácticamente invisible a sus ojos. ¿Sería aquel el hermano mayor que había manipulado a toda la población de menores de Pleasentville y que ahora también parecía controlar a otros adultos? ¿Cómo se podría acabar con algo que ni siquiera era capaz de ver con claridad? Se lamentó de no haberse llevado los papeles del médico, para examinarlos y sacar en claro algo que le pudiera ayudar a poner fin a esto. 

¿¡Quién eres!? ¿¡Por qué estás haciendo esto, maldito!? —le increpó, a pesar de que lo más probable es que recibiera la callada por respuesta.

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23/05/2021, 11:16
Narrador

La criatura avanzó a gran velocidad, acortando la distancia que le separaba de Karl. Un sequito de niños, armados y aullantes, iba tras el ser, como si fuesen simples perros guiados por un cazador.

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23/05/2021, 19:40
Karl Stevenson

Como intuía, sus palabras se las llevó el viento y no sirvieron para absolutamente nada, pues la criatura no detuvo su avance o trató de explicar nada, sino que se cerniría pronto sobre él. Karl estaba cada vez más nervioso, temiendo por su vida, sin saber muy bien qué hacer salvo correr para escabullirse en algún momento. Empero, no aguantaría tanto tiempo sin detenerse a recuperar el aliento, así que optó por buscar en los alrededores algo que le sirviera para protegerse en el caso de enfrentarse a sus perseguidores. No había más remedio...

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23/05/2021, 20:53
Martha Stevenson

Martha jamás permitiría que a su esposo le suceda algo, así que tras dejar a los niños en el interior del auto con las trabas puestas a sabiendas de que aquello también podría ser peligroso y salió corriendo hacia donde se encontraba Karl, totalmente rodeado y esos niños allí amenazando. Pero ella estaba dispuesta a todo, así se le vaya la vida en ello. Sólo que no entendía la situación, su esposo parecía hablarle a algo que ella no veía y ese grupo peligroso de criaturas, querían hacerle daño. 

Nerviosa como estaba, con el corazón hecho un puño intentó pararse al lado de su esposo dispuesta a pelear si era necesario y por ello cogió un trozo de caño para hacerle frente. No lo dejaría solo, ya le había prometido en el altar hace años atrás que estarían juntos para siempre y esto por amor, por voluntad, lo llevaría al pie de la letra. 

No podrían con ellos y Martha, no era una dama en apuros.