Partida Rol por web

Lis se levantó bastante antes del Alba, perfectamente descansado, y durante un rato se quedó sentado como una estatua mirando por la ventana, sin decir nada, simplemente observando el bosque de noche.

Cuando terminó, él mismo escribió la carta:

Cita:

Tas la redacción la pasó a los demás, por si querían cambiar alguna cosa.

-No está mal--reconoce Meleghost al druida tras echarle una ojeada a la carta--Creo que no tendrán demasiados problemas en reconoser el peligro que se les viene ensima.

Luego el conjurador recoge sus cosas mientras espera impaciente a que Rianna se decida a dar comienzo al interrogatorio.

-¡Anda, Asoish! ¿A quién quieres engañar? Todos sabemos que resibiremos mucho más de lo que ganaríamos en cualquier otro sitio si ayudamos a esta gente. ¡Deja de haserte el remolón y no digas más tonterías!--recrimina finalmente el mago halruaano al espadachín después de los comentarios de éste.

- No sé... - el tono de Kastor es dubitativo - Yo se lo que significa ser un huérfano en medio de una guerra. Te hace crecer, pero no se lo deseo a nadie - comenta en un extraño rapto de sinceridad - Pero lo que es claro es que si son trasgos, debemos acabar con ellos. Sa quieres volver al pueblo, puedes llevar el carro... - asiente ante la idea de Asoith - Claro que cuando matemos a estos nuevos trasgos, no repartiremos el botín. Ya sabes... el botín es para quien se ocupa de "conseguirlo" - comenta inocentemente, sabiendo que ese es un buen modo de tentar al picaro.

Con cara inocente, escucho la reprimenda de Meleghost y los argumentos de Kastor. Tras unos segundos, una sonrisa traviesa asoma a mis labios

Pero con eso del carro tendría más que suficiente, aunque supongo que querreis vuestra parte ¿no?

¿vendríais a buscarme si me lo llevara lejos? pregunta en un tono un tanto jocoso, aunque tanteando al grupo

- Bueno... podríamos discutirlo... - el enano, para sorpresa de todos los presentes no parece muy preocupado por la insinuación de Asoith - Si solo quieres esas armas y armaduras... que por más que sean de calidad no dejan de ser más o menos normales y con olor a trasgo... - comienza lentamente - Entonces... nosotros con quedamos con el resto de los objetos... las monedas, los objetos mágicos - Con una sonrisa completa mientars le guiña un ojo - Si creo que haríamos un buen negocio... aunque no creo que quizas tu no... pero si quieres dejar escapar la posibilidad de conseguir más botín... encogiéndose de hombros rie alegremente antes de agregar

- Además no creo que puedas avanzar muy rápido solo en ese carro... sería muy triste que los trasgos te atacaran por la espalda mientras intentas huir... - Es dificil detectar si Kastor habla en serio o simplemente sigue la broma que le intentan hacer - quizás "te convenga" que primero los eliminemos y luego vayamos a vender ese equipamiento... será más seguro, no crees? - termina preguntando inocentemente. Después de todo son solo trasgos. Si los atacamos no tienen posibilidades, pero si los dejamos tomar la iniciativa...

Aunque no me gusta nada ese nombre: Ozyrrandión. Quien... o "que" se puede llamar así se plantea para si mismo sin querer expresar sus temores en voz alta.

Para pesar de Rianna y Asoith, el prisionero está inconsciente e incluso ha perdido sangre durante la noche. Si alguien quiere interrogarlo habrá de preocuparse de que se restablezca primero.

El prisionero finalmente levanta la cabeza para mirar a los recién llegados, más no tarda en volver a agacharse al escuchar los pasos de las botas metálicas contra el suelo.

Encontrar al prisionero aún sumido en la inconsciencia fue una verdadera consternación. El descanso lo necesitaban todos ellos, pero ya no podían retrasar su partida. Muy a su pesar, Rianna comenzaba a intuir que probablemente tendría que despertarlo. Aun así, prefirió debatirlo con todos arriba, antes de dedicar ni un ápice de su ayuda al presunto invasor e instrumento de Tiamat. A fin de cuentas, no acababa de tener muy claro si el destino de este ser era morir o vivir, de acuerdo con el Patrón del Libro.

Una vez arriba, no pudo por menos que dirigirse a Asoith, en su actual piel de trasgo, de un modo que resultaba de lo más desconcertante:

-Asoith, evidentemente el botín va a ser importante, pero hay algo más; algo en lo que en esta ocasión no aceptaré reticencias: esto puede ser un verdadero desastre. No estamos hablando de una horda incurriendo en el territorio vecino, sino de la mano de un dios alterando el curso del destino. Sus repercusiones te alcanzarían, tarde o temprano, de un modo u otro. Recuerda las criaturas que vuelven desde el otro lado, para redimirse, cuando las hablo. Te aseguro que son briznas de hierba comparadas con las que un evento de estos puede crear.- comenzó a jugar con los miedos del pícaro -Tú ya eres parte de esto: has matado a algunos de los suyos. Supongamos que no triunfamos porque tú no estabas allí, y que esos espectros saben que estuviste involcrado. ¿Seguro que quieres que "mis amigos" te visiten una noche ebrio y con la panza llena? Yo no se lo deseo a nadie, compañero.- terminó desestimando con una mano el rechazo del explorador.

Tras la breve discusión y después de unas duras deliberaciones en las que Rianna había terminado por decidir que era más importante para la causa de Yergal la información que aquel trasgo pudiera aportar que el conservar los dones del Escriba para resolver tal entuerto, la comitiva volvió a descender a los sótanos para dejar a la clériga sanar a su prisionero.

Su disfraz fue mejorando mientras descendían, añadiendo unos grilletes a sus manos como los que el verdadero reo llevaba, y varias heridas y moratones a su cara, haciendo que las imperfecciones de su personificación quedaran veladas por las contusiones, además de parecer unos carceleros mucho menos piadosos.

Al descender, todos contemplaron con alivio que el trasgo había despertado:

-Zera mejod qu...e lez digassh lo que quierdan. De lozs papelesh ya lo zaben thodo, y da igual lo que zepan de mash: no poddrrran evitad nada.- fingió la que otrora fuera Rianna, con voz de haber recibido una paliza o de tener una buena borrachera, según se mirara -Pddo hagash lo que hagass, no lez hablesshhh en nueztda lengua. El tipo del pelo larrrrggo la habla, y decibidash una buena tunda pod hacel... lo: a loz demash no lez gusta.- dijo docilmente el trasgo, mientras Asoith y Meleghost lo dejaban en uno de los cubículos - prisión.

Según me está hablando Rianna, no puedo evitar sentir un escalofrío al recordar a sus "amigos". Seres intangibles, de frío antinatural que te va drenando la fuerza hasta no poder mover un músculo, luego se para el corazón, y eres historia.

Mientras sigo a la bella sacerdotisa, mi mente sigue vagando, viéndome en una habitación, con una mujer de grandes atributos, después de haber disfrutado de una coiposa cena y de buen sexo, una vez que el cansancio me ha vencido dando paso al sueño, siendo despertado por esas criaturas de oscuridad.

Me cagón la puta esta. Prefiero enfrentarme a mil trasgos antes que a sus malditos amiguitos del diablo.

Cuando llego abajo, veo con fascinación cómo Rianna se transforma en uno de ellos. Negando con al cabeza, oculto una sonrisa antes de que comience a hablar.

Al acabar su charla, avanzo con calma, dando un par de palmaditas sobre la cabeza del trasgo-Rianna, esto por lo que has dicho antes. luego, tirando de las cadenas para apartarle, me arrodillo junto al "otro" prisionero

Bueno, bueno, bueno, parece que por fin ha despertado la bella durmiente. Y seguro que tienes ganas de hablar ¿verdad? me siento a su lado, con las rodillas levantadas

¿qué nos puedes decir del mapa? sabemos que estais preparando una especie de "invasión" alzo las manos dando un aire de grandiosidad o algo por el estilo pero ¿quién maneja los hilos?.

También sabemos que estais al norte, esperando "algo" y que hay otro asentamiento o patrulla protegiendo el puente, ahora bien ¿qué nos puedes decir de ese puente? ¿cuántos hay para protegerlo?

Antes del interrogatorio, Lis se ató la carta a una pierna, se transformó en águila, y salió volando a toda velocidad.

-¡A que te vuelvo a atisar, perro malnasido!—exclama Meleghost alzando su bastón amenazadoramente sobre la cabeza del trasgo en el que ahora se ha transformado Rianna.

-Ya te he dicho allí arriba que no digas ni una palabrica más de la nesesaria. ¿Acaso no has tenido sufisiente, escoria?  ¡Puaj!

Después de escupir un sucio gargajo, del que vuelve a emanar un fino hilillo de humo pestilente, el conjurador se vuelve hacia el verdadero trasgo con cara de pocos amigos y le sonríe maliciosamente.

-Anda, chino de mierda, dame un solo motivo para que te haga chuparle el culico a tu jefe. ¡Je, je, je!

Levantando la mano a Mele

Tranquilo amigo mío, tranquilo. Vamos a darle la oportunidad de hablar antes de hacer que lama el culo de un muerto.

Al pensarlo, pongo cara de asco Que porquería, por cierto. No querrás hacer eso ¿verdad? digo girándome con una cara de asco hacia el trasgo

El reo paleado se encoge como intimidado ante las reprimendas del peculiar haalruano, esperando a que el otro trasgo responda.