Partida Rol por web

El viaje te ha agotado y el viento sopla gélido en tu rostro. Durante horas, has observado formarse la tormenta, preguntandote si encontraras un lugar seguro para pasar la noche antes de que estalle la tormenta. En el preciso momento en que empiezas a buscar en la espesutra de los arboles, divisas una reveladora espiral de humo. Acelerando el paso, llegas al sencillo patio de una pequeña posada justo cuando los primeros copos de nive empiezan a caer sobre ti.

El ronin Yu apartó la tela de la entrada con la mano que portaba su desgastada espada. El parche que le tapaba el ojo izquierdo hacia resaltar al otro, con mucha fuerza. Este, se clavó en todas y cada una de las personas de la posada sin que el samurai avandonara el marco de la entrada. Llevaba un kimono raido y descolorido, con claras manchas oscuras, que bien podian haber sido sangre. En su obi llevaba un cuchillo aiguchi sin mango, como si fuera un bandolero. El pelo desgreñado y sin cortar. En la espalda llevaba un fardo del que sobresalia un poco de una armadura asigaru sin hombreras.

Cuando estubo seguro de que alli no lo intentaría matar nadie, pasó dentro y se sentó de cara a la puerta con la espalda pegada a la pared.

El silencio se torna palpable, el ambiente es mas tenso... Una inmensa sombra se hace presente en la puerta, antes de entrar apartando la tela con una suavidad extraña.

La figura mide más de 2 metros y va cubierto con una pesada y trabajada armadura cangrejo, de negro color. La gran espalda sostiene un variado grupo de armas, destacando un tetsubo. No hace falta mas para reconocer a un bushi de la muralla, de ojos penetrantes y serios. Examina el lugar en silencio, sin detener la vista en nadie ni nada en particular. Con paso firme y elegante busca asiento en el medio del lugar, acomodando su corpachon con agilidad.

-Aqui se necesita comida y bebida! +proclama en voz alta y serena, llamando la atencion+

Aunque la estancia no es muy grande, está muy limpia. Llega luz desde la cocina y desde la pequeña chimenea. El posadero sale corriendo desde la cocina y te la la bienvenida al tiempo que te acomoda en una de las mesas. Vuelve a la cocuna, prometiendo regresar enseguida con la cena. Un muchacho aviva el fuego, calentando el pequerño comedor y haciendo la frialdad del ambiente. Te sientas en una mesa tranquilamente mientras el viento empieza a aullarl. La noche no invita a salir.

 Visiblemente cansado entra en la sala un extraño kuni. Extraño no por el habitual malestar que estos suelen generar, si no al contrario. Nada más entrar, empieza a sonreir cordialmente aún a pesar del esfuerzo y del cansancio. Se retoca un poco el peinado y coloca bien las ropas.

-Saludos honorables hombres - dice de manera relajada mirando hacia todos los que allí hay - Un excelente sitio para resguarse de la tormenta que se cierne en el cielo, ¿no creeis?- pregunta, aunque no espera respuesta le agradaría alguien con quien poder conversar un rato después de la dura jornada él sólo-.

Tras haberse secado y preparado, se acerca al posadero y espera a que éste pase delante de él.

-Por favor, me gustaria un poco de buen sake para ir calentando y pensando que quiero para comer.

Mira el resto de la sala con sana curiosidad.

La puerta vuelve a abrirse dejando que el frio acceda de nuevo a la posada seguido de una samurai-ko envuelta con un kimono negro, sin mon alguno, más un sombrero de paja. Parece que la tormenta la ha sorprendido a cierta distancia. La joven no se entretiene en el umbral y pasa al interior cerrando la puerta tras de si. Se deshace de su sombrero, dejando que su trenza azabache caiga por su espalda se acerca al fuego.
Sus ojos se posan en los diferentes samurais que ya están allí unos instantes mientras se acerca a la lumbre.

- Buenas tardes - tirita agazapándose junto al fuego.

El heimin se apresura como corresponde a servirme... Por ende, no le castigo por no tener ya todo preparado y me siento con calma, meditando en silencio. El viento trae lluvia y oscuridad, pero al lado del frio y las cosas de la Muralla, es una brisa primaveral... Guardo mis pensamientos y distiendo la mente, un tanto cansada del viaje. Pronto podre terminar esta estupidez y regresar a mis deberes. Tal vez pueda ir a Kuni Shiro en cuanto regrese..

Dos personas mas entran, un bushi y una bushi-ko... sus rostros me son desconocidos. Hace un imperceptible gesto que tal vez, fuera un saludo, a los dos recien llegados... Sus ojos pasean descaradamente por ellos como estudiandolos. Mas esto solo dura un momento y reanuda su silencioso esperar de la cena.

Los ojos de Yu se posaron en todos los nuevos visitantes. Sobre todo cuando no se estuvieran fijando. No queria problemas. Y le llamo la atención la samurai-ko. Era hermosa, y el tejido de su kimono parecía limpio. En comparacion con su zarrapastroso y sudado trozo de tela. Y aunque no ha contestado a nadie de los que han entrado, le contesta con un sonrisa descarada a la samurai-ko.

-¡Buenas tardes!. ¿Buscas trabajo para tu espada?. Porque yo si, ¿quizas sepas... de algo?-

De repente, tus ojos advierten que algo se mueve en la pared del fondo. Un hombre sale sale de un oscuro rincon.

El enorme samurai lleva una pesada armadura conb la naturalidad de un mimbro del clan cangrejo, pero sus pisadas no hacen más ruido dek que haría un Escorpión vestido con un simple quimono. Sus robustos brazos descansan a los lados, las manos reposan cerca de su Daisho. Un casco con ornamentos y menpo ocultan su rostro, de forma que no puedes saber cual es su edad, ni identidad ni intenciones, Solo se ven sus ojos, que parecen que reflejan la luz del fuego. En su daisho ves el mon ancestral del clan Dragon. Con una voz imposible de olvidar, se dirige a vosotros.

-Konbanea. Que las Siete fortunas sean con quienes pasen una noche como esta bajo un techo acogedor...-. Su voz retumbó e inundo tu mente como si escucharas con los cinco sentidos

*jm... un Samurai

La breve frase es lo unico que viene a mi mente, mientras cada musculo de mis brazos, abdomen, piernas, se tensan al sentir su voz... este hombre irradia la verdadera presencia de un guerrero. Es uno de esos misticos de las montañas, un Dragon, pero sin vacilar, diria que este hombre podria contarse entre los nuestros en la muralla. Su presencia avasalla como la de un campeon Cangrejo, si señor. Me recuerda a mi padre...

Es por ende el unico merecedor de unas pocas palabras, asi como una leve inclinacion de cabeza.

-Y tambien contigo, tomodachi senshi...

No digo nada mas, pero le hago un leve gesto con los ojos hacia el lugar frente a mi mesa.Por lo demas, no aparto la vista de el, tratando de dilucidar algo mas...

 A la llegada de los demás samurais, Kuni Yamato les regala una sonrisa y un saludo con una inclinación de la cabeza.

A la llegada del Bushi Dragón con esa presencia tan aguerrida procede de igual manera.

-Que los Kamis y Fortunas nos aguarden y protegan en este camino tortuoso, para poder obrar con la rectitud y perfección que se debe. - A modo de brindis improvisado mientras sube su sake para beber, a modo de respuesta al bushi Dragón

De otro trago se acaba el sake que le habian servido y mira precupado como si tuviera un agujero en el recipiente.

Entonces saca un odre de sake y lo huele, y una expresión de gusto llena su cara.

Como a Kuni Yamato le gusta entablar conversación dice en un tono agradable, hacia toda la sala y con intención iniciar un dialogo con alguien

¿Alguien quiere un poco de Sake para calentarse un poco y calmar la sed? Es de un gusto exquisito. Invito a quien quiera.

Nashiko se gira mirando tras de sí al escuchar al ronin antes de comprender que se dirige a ella. Pero en cuanto se disponía a responderle las palabras del dragón le provocaron un escalofrío que la hicieron volver a concentrarse en el fuego.

- Creo que se está organizando un pequeño ejército cerca de aquí - comentá como respuesta al ronin con la vista en el fuego - Quizás ellos puedan ayudarte...

Termina sus palabras en un tono suave pero del que se aprecia cierta preocupación y se queda mirando a las llamas perdida entre sus pensamientos y las otras conversaciones.

Cita :

Pues tirada de Heráldica, por ejemplo, que todas me son iguales de malas.

No tengo ninguna habilidad. 

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